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General: ¿Qué piden los niños cubanos a los Reyes Magos?
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 05/01/2017 19:42
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¿Qué piden los niños cubanos a los Reyes Magos?
Comprar juguetes a sus hijos por el día de Reyes supone un importante esfuerzo para la mayoría de familias cubanas
        Zunilda Mata | La Habana | 14yMedio
Chocolates, juguetes y tecnología protagonizan las cartas que los niños cubanos escriben durante estos días para los Reyes Magos. La tradición volvió con fuerza después de décadas de férreo ateísmo, pero este año la crisis económica ha recortado las expectativas de regalos.
  
Patricia, de 28 años, trabaja en una guardería privada en la barriada de Miramar, en La Habana. La pasada semana ayudó a los niños a hacer las cartas dirigidas a Melchor, Gaspar y Baltasar. "La mayoría pidió tabletas electrónicas, carros con baterías o videojuegos", cuenta.
 
Los pequeños de la guardería de Patricia son hijos de padres con un alto poder adquisitivo: extranjeros residentes en el país o dueños de restaurantes privados. Están dispuestos a pagar entre 60 y 100 pesos convertibles mensuales por el cuidado de sus pequeños y a satisfacer todos sus caprichos para el próximo 6 de enero.
 
Sin embargo, el panorama es muy diferente en la gran mayoría de las familias. "Les advertí de que tienen que pedir algo barato, porque he tenido muchos gastos", cuenta a 14ymedio Yaimara, madre de dos niñas de cinco y diez años. La mujer terminó una reparación en el techo de su casa y se ha quedado en una complicada situación económica.
 
"La cosa no está como antes", reflexiona Yaimara, que se queja de que "todo ha subido de precio" y que no puede "meter la mano en la cartera y comprar juguetes, porque ahora todo se va en comida".
 
La red de mercados estatales se prepara para la ocasión. La céntrica Plaza de Carlos III en La Habana tiene una de las tiendas de juguetes más frecuentadas por estos días. En su interior, las muñecas compiten con los sets de cocina, los disfraces y los pequeños instrumentos musicales.
 
Una caja con piezas para armar un pequeño zoológico cuesta 27,90 CUC, el salario mensual de un trabajador estatal cualificado. Las familias con menos ingresos compran figuritas de plástico o canicas de cristal. "Llevo ahorrando para esto todo el año", comenta a 14ymedio una abuela que adquirió un camión con un diminuto conductor.
 
Otros le piden a los Reyes Magos alimentos. "Quiero bombones y refrescos", dice Daniela, estudiante de sexto grado de una escuela en el Cerro. Sus padres le advirtieron de que "no hay dinero para juguetes" y la niña ha ajustado sus expectativas al bolsillo familiar.
 
Durante la década de los 70 y 80, el Gobierno suministró juguetes subsidiados a través de un mercado racionado de productos industriales. Con la caída de la Unión Soviética se canceló. Aquellos niños de entonces ahora son padres y hacen malabares para satisfacer las exigencias de sus pequeños.
 
Para ello, las redes informales de comercio resultan una alternativa. Por 25 CUC, en el sitio de clasificados Revolico se ofertan juegos de Lego City que incluyen tres pequeñas figuras: un buzo y dos buceadores. Una opción más barata resultan las pelotas inflables a 3 CUC, las cuerdas para saltar a solo 1 CUC y los osos de peluche por menos de 5.
 
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Fuente 14yMedio


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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 06/01/2017 16:40
reyes-magos.jpg (600×370)
Ni Reyes ni magos
           Francisco Almagro Domínguez | Miami | Diario de Cuba
Desde la noche de ayer, el mundo católico se preparó para esperar la llegada de los Reyes Magos. Millones de padres, algunos con enormes sacrificios, escondieron juguetes por toda la casa, los colocaron debajo del fatigado arbolito de Navidad, o al lado del Nacimiento. Dijeron a sus hijos que en la noche entrarían a casa tres hombres venidos del Lejano Oriente, cabalgando sobre camellos. Esos hombres se colarían por debajo de la puerta, convertidos en hormiguitas —aclaración necesaria a ciertas edades—, y dejarían los presentes en los rincones más insospechados. Pero antes, los niños harían una lista de deseos, y si habían cumplido con sus tareas, en la casa y en la escuela, recibirían lo que pedían: los Reyes Magos suelen ser muy estrictos a la hora de premiar las buenas conductas.
 
Esta vieja costumbre que se diluye en siglos de cultura hispánica, tuvo su infeliz final en la Cuba de los 60. Como casi toda sustitución "revolucionaria", desde renombrar los años con epítetos heroicos hasta cambiar el nombre de calles, ciudades y provincias, ciertas costumbres que tuvieran relación con la cultura católica debían ser extirpadas, como un tumor maligno, de la conciencia ciudadana.
 
De tal modo, hoy muchos cubanos de la Isla no saben que Santa Clara se llama así por Santa Clara de Asís, Sancti Spíritus es Espirito Santo, Santiago de Cuba por Santiago Apóstol, o la capital, La Habana, en realidad es San Cristóbal de La Habana. Se volvió a hablar de reyes y de cultura católica cuando la necesidad apretó el cinturón verde olivo. En los duros años del mal llamado Periodo Especial, y la "liberación" del dólar, comenzaron a aparecer arbolitos de Navidad, paseos de los Reyes Magos —organizados por la Embajada de España, tildados de "provocativos"—, y la afluencia a los templos de niños y padres la llamada Noche de Epifanía.
 
De aquellos días del reencuentro del cubano con su cultura verdadera, ancestral, recuerdo un hecho muy singular. Eusebio Leal iba a inaugurar un evento en la llamada Plaza Vieja, en el casco histórico de la Habana, Patrimonio de la Humanidad. La presentadora era la habitual en noticiarios y actos oficiales. Como era 6 de enero, en su desafortunada introducción la "compañera" dijo que el acto se celebraría el Día de Reyes por casualidad, no por los Reyes Magos en sí, que eran un "rezago del pasado". 
 
A continuación habló Leal. Pocas veces he oído a un funcionario orgánico del régimen ser tan enfático, tan honesto, tan cubano. A la persona de Leal podemos achacarle cualquier pecado. A su obra, creo, le debemos respeto, admiración. Ese día comenzó diciendo que, precisamente porque era Día de Reyes, debía celebrarse con alegría, con amor; era uno de los pocos momentos en el año que en tiempos de la Colonia los esclavos tomaban descanso, podían celebrar, sentirse libres. Tal era su importancia en la cultura cubana, continuó Eusebio, que el Castillo del Morro, principal faro y fortaleza capitalina de su época, se llamaba en realidad Castillo de los Tres Reyes del Morro. Y para terminar hizo una confesión temeraria: era hora de dar la bienvenida a quienes trajeran oro, incienso y mirra; oro para poder celebrar y seguir la obra, incienso para limpiar los males, mirra cual anestésico para que todo resbalara.
 
Como otras tantas trasmutaciones, confusiones inducidas, el "Día de los Niños" se celebra en Cuba, oficialmente, el tercer domingo de julio. Es difícil encontrar una razón lógica para mover la fecha tradicional al tórrido séptimo mes que no sea la antesala del 26, ese que en vez de ser día de luto nacional por la cantidad de muertos, asesinados y fracaso total, es declarado festivo, tumultuario. De la misma manera que el cambio de fechas y eventos responde a una necesidad de reescribir el pasado para escribir el presente y futuro, los juguetes escondidos fueron reemplazados por los juguetes sorteados. Los niños de los 60 fuimos convertidos en adultos en unos minutos, y no por propio descubrimiento, como debería ser naturalmente: los "viejos" nos dijeron que estaba mal  engañar a los niños, quienes debían saber la verdad: los reyes no existían.
 
Ahora los juguetes serian repartidos de manera justa, equitativa. A cada niño "tocaban" tres juguetes. Uno básico —una bicicleta, un disfraz, el automóvil eléctrico grande—, que era el mejor y desparecía casi siempre el primer día; uno no-básico —muñeca, granjita, un carrito de baterías—, que era aceptable, y el dirigido —un puñado de bolas o canicas, un juego de palitos chinos—, que había que llevarlo aunque no gustara. 
 
Algunas personas, sobre todo no cubanos, pueden pensar: pero qué malagradecido este articulista, si todos los niños cubanos iban a recibir juguetes. Y tienen mucha razón. Todos los niños cubanos podían tener juguetes. Juguetes que dependían de la buena y la mala "suerte"; el número 5 para el primer día por la mañana, o el número 30 para el quinto día por la tarde. Suerte que también dependía de quien fuera tu rey, y no tu mago: hijo del administrador de la juguetería, del bodeguero o del carnicero. Y después, la cola, el molote y el sufrimiento: quedaba solo una maquinita, y el niño de delante la quería; entonces le deseabas un mal —una diarrea aguda, un tropezón en la escalera— para alcanzar tú la maquinita —envidiogénesis infantil—. O estabas aún más fatal: el quinto día ya no había cola ni maquinita sino una triste pelota, un trompo, un juego de yaquis para varones.  
 
Fue doloroso para los niños enterarse de que los padres no eran ni reyes ni magos. Nadie lo sabía  entonces, pero era el inicio del entrenamiento en "te toca" y "no te toca", y "todos somos iguales" siempre no seas hijo del dirigente, del carnicero, o de quien administra la juguetería. Los "malagradecidos", como nos llamó recientemente una publicación cubana a quienes no comulgamos con el régimen, hemos tenido desde entonces que "luchar" el oro, el incienso y la mirra por cuenta propia.   

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 06/01/2017 16:42
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Los Reyes Malos
Juan Antonio Blanco | Miami | Diario de Cuba
Recuerdo vívidamente los registros en época de la dictadura de Batista. En mi casa estuvieron en 11 ocasiones. Buscaban armas, explosivos o algún indicio de que estábamos conectados con aquellos que pudieran esconderlos. No recuerdo  ninguna instancia en que buscasen o expropiaran mis juguetes. Tampoco se llevaron ninguna de las dos máquinas de escribir propiedad de mis padres, afiliados respectivamente al Partido Comunista cubano y español. Pero 58 años después del derrocamiento de aquella tiranía, las fuerzas represivas "socialistas" que hoy actúan en nombre del "paraíso de los trabajadores" aterrorizan hogares en busca de laptops y juguetes.

Las laptops y memorias portátiles sirven para escribir y distribuir ideas, lo que bajo un sistema totalitario es tan peligroso como repartir cananas de balas y explosivos plásticos.  En Rumanía había que registrar las máquinas de escribir y tener una licencia para poder poseer una. Ser librepensador no es uno de los 200 oficios autorizados para el trabajo por cuenta propia en Cuba. Pero, ¿los juguetes? ¿Cómo se puede explicar la aberración por estas fechas de forzar la entrada de una casa con una brigada especial de la policía para buscar y expropiar… juguetes?

A los Castro —como a los terroristas islámicos— las tradiciones cristianas de la Navidad y los Reyes Magos siempre les produjeron urticaria.  Para ellos, repartir juguetes gratuitamente es ilegal y subversivo porque se asocia al nacimiento de Cristo cuando es sabido que en Cuba el único redentor es el Estado. Y los únicos "camellos" que alguna vez fueron autorizados a transitar en Cuba eran aquellos incómodos buses que recibieron ese apodo en el argot popular.

Si no se reparten juguetes de forma gratuita o a precios asequibles es porque —como ha explicado muchas veces el Partido— "la culpa la tiene el criminal bloqueo de EEUU". Es por ello obvio que Gaspar, Melchor y Baltasar son promotores del "diversionismo ideológico" de la CIA. Y a los pobres —que cada vez son más numerosos en Cuba— hay que protegerlos de esa ilusión idiota.

Tras el fallecimiento de su hermano, Raúl Castro ha decidido que quienes rehúsan la sumisión a su recién adquirido reinado pasarán estas fechas en calabozos y sus ideas pacíficas —como las propagadas verbalmente por Jesús en su época— no podrán escribirse ni diseminarse con laptops y memorias portátiles. ¿Juguetes? Quien tenga dinero suficiente que los compre al Estado, único benefactor nacional autorizado. Así lo disponen Los Reyes Malos.

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 07/01/2017 20:46
LOS+REYES+MAGOS+EN+CUBA.jpg (1600×900)
Los Reyes Magos vienen 'de afuera' 
               Por Adriana Zamora  | La Habana |  Diario de Cuba
Desde que en Cuba empezamos a retomar las tradiciones que se habían abandonado por obra y gracia revolucionaria, los primeros días de enero se han convertido en una maratón de padres que se angustian por conseguir regalos para que sus hijos encuentren el Día de Reyes bajo el arbolito de Navidad.
 
Luego de una semana recorriendo tiendas, contando quilos y haciendo colas, los padres quedan exhaustos y las jugueterías desoladas. Como en otros años, muchos han recurrido a los familiares en el exterior o a quienes venden en la calle juguetes traídos "de afuera".
 
En medio de la carrera con conseguir un regalo "pagable", la juguetería más popular de La Habana, la Arcoiris de Obispo, se encuentra cerrada. En un papel impreso pegado en la vidriera se explica que están en inventario desde el 1 de enero.
 
"Tremendo momento que escogieron para el inventario", se queja una mujer que lleva a su hijo en brazos.
 
Los clientes potenciales se paran ante la cinta que restringe el paso y miran hacia adentro como si no lo pudieran creer.
 
"Eso del inventario fue lo que se les ocurrió para tapar el desabastecimiento que tienen", comenta un padre suspicaz. "Quedan mejor si dicen eso que si abren con la tienda casi vacía".
 
Uno que otro niño se atreve a cruzar la cinta para ver mejor la vidriera, pero es inútil: está vacía. Solo hay en ella el inmenso peluche de la pantera rosa que vemos todos los años y que amenaza con quedarse allí para siempre.
 
La juguetería de la tienda Carlos III ha estado estos días llena de padres que tratan de complacer a sus hijos, pero gastando una cantidad razonable para sus bolsillos.
 
"La verdad es que han sacado juguetes con precios más económicos este año. No hay mucha variedad, pero por lo menos pude conseguir algo", opina Maydolis.
 
Algunos padres se quejan de que hay más juguetes para varones que para hembras, de que los de las niñas son más caros, e incluso del ambiente sofocante de la tienda, dentro de la que apenas se puede respirar, aunque las trabajadoras aseguran que el aire acondicionado funciona.
 
A pesar de la sofocación, la cola en la caja se mantiene constante. Los juguetes más buscados son los carritos para los niños y las muñecas para las niñas. En Carlos III, las muñecas tipo Barbie son casi la única opción disponible.
 
"Pero cuestan menos de 10 dólares", argumenta a favor una mujer frente al estante que las exhibe. "Otras veces son lo único que hay y encima cuestan casi el doble de este precio".
 
También por menos de 10 CUC se pueden comprar allí dos muñequitas que representan a las princesas de la película infantil Frozen.
 
"Los vestidos no tienen muy buena factura, la verdad", observa una abuela. "Pero las que tienen mejor acabado cuestan más de 20 CUC y yo no las puedo pagar".
 
Casi frente a la juguetería, dentro del mismo centro comercial, una vendedora informal muestra su mercancía. "Todos los juguetes hacen algo", dice a los que se acercan. "Son de baterías triple A, todos traídos de Estados Unidos. Si te interesa, cómprame ahora porque no puedo estar aquí mucho tiempo".
 
Su oferta se compone principalmente de muñecas. "Esta baila como Shakira", dice mientras muestra la más grande. El precio más bajo es de 50 CUC.
 
"Lo dice como si fueran 50 centavos, con la misma tranquilidad", comenta una muchacha que lleva a su bebé en un coche y mira recelosa la mercancía. "Como si cualquiera tuviera un billete de 50 en el bolsillo".
 
Una señora que reparte paquetes provenientes de Estados Unidos asegura: "La mayoría de los paquetes que entregué este fin de año no fueron regalos de Navidad, sino de Reyes".
 
A la hora de contabilizar con sus clientes la entrega le pedían que esperara. "Todo el mundo me decía que no los abriera delante de los niños, para no echar a perder la sorpresa", añade.
 
Los juguetes enviados son de todo tipo, desde simples rompecabezas hasta muñecas con baterías y carritos de control remoto.
 
"La verdad es que por los niños la gente se esmera", dice la señora. "Han mandado bellezas, juguetes que se ve que son carísimos".
 
La opción de recurrir a los familiares en el extranjero para poder regalarle a los niños es una de las más socorridas.
 
Los hijos de Mariam recibirán juguetes de su padre, que vive en Miami. Otros niños de la familia tendrán regalos que vienen de México, Ecuador y Europa.
 
Yelina, madre de dos niñas, contó con su madrina para este 6 de enero.
 
"Yo nunca le pido nada, pero cuando vi que este año no iba a poder comprarle nada a las niñas, le pedí que les comprara algo", comenta. "No me gusta que pase el día y los amiguitos en la escuela alardeen de sus juguetes y ellas no tengan nada que decir".
 
La presión que ejerce el hecho de que otros niños reciban regalos y comenten entre ellos hace que los padres corran y gasten más dinero del que realmente pueden invertir. Algunos han ahorrado el año entero para que sus hijos "no se queden atrás".
 
"Pero hay gente que no tiene familia fuera o no puede ahorrar", lamenta Maritza. "Esos, que son un montón, se tienen que conformar con un juguete de esos que venden en La Cuevita, de contenedor plástico fundido. Aunque este año hasta esos están escasos".
 
Por último, hay padres que optan por salirse de la presión social y no compran juguetes a sus hijos el día de Reyes.
 
"Mi hijo hace rato que sabe que los Reyes soy yo", dice Mary, madre soltera. "Yo no se lo dije, él mismo llegó a la conclusión".
 
"Pero eso me trajo tremendo alivio. Ahora ahorro para su cumpleaños y lo saco a pasear o le hago una fiestecita con sus amiguitos. Y él está de acuerdo con eso, porque entiende el sacrificio que tengo que hacer para complacerlo y no se acompleja en Reyes cuando le regalan a sus amiguitos y a él no", asegura.


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