La España en la que desembarcó el joven exiliado cubano
José Martí, el 1 de febrero de 1871, estaba en plena efervescencia revolucionaria y democrática
Vista de la casa donde vivió José Martí en Madrid, España. Una tarja recuerda el paso del héroe nacional cubano por la capital española
José Martí: "El abismo entre España y Cuba comenzó a llenarse de cadáveres"
Madrid - El 1 de Febrero de 1871, llega a las costas de Santander, Cantabria, el vapor Guipúzcoa. A bordo, entre el gentío de cubierta y los saludos, un joven de cabello rizado color castaño oscuro, con principio de calvicie y entradas pronunciadas que ponían de manifiesto una frente ancha y despejada, se deja llevar por la muchedumbre en busca de tierra firme. El vapor había zarpado del puerto de La Habana el 15 de enero. Entre sus tripulantes, aquel joven, José Julian Martí Pérez, que, con solo 17 años, es condenado al exilio en España.
Previamente, José Martí, alumno de la escuela superior de varones de La Habana, y discípulo del profesor de lengua y director, Rafael María de Mendive, había sido condenado a seis años de presidio político por el delito de infidencia. ¿El delito? Calificar de "apóstata" a Carlos de Castro y de Castro, condiscípulo suyo que había ingresado al Cuerpo de Voluntarios, o Ejército Español de la Isla.
La Brigada Primera de Blancos del presidio modelo de La Habana acoge en abril de 1870 a José Martí Pérez. En la cárcel le raparon los cabellos y le pusieron un grillete en la pierna derecha. En la descripción física que consta en su historial penal se indicaba que era aún lampiño de barba. Lo destinaron a trabajos forzosos en la cantera de San Lázaro, por aquel entonces en las afueras de La Habana, hoy en la zona del vedado habanero.
En agosto, su madre Doña Leonor Pérez, dirige una súplica al Gobernador Superior Civil y su padre hace gestiones ante el Capitán General de la Isla. Los padres consiguen que, en lugar de la terrible cantera, se le destine a la cigarrería del presidio y finalmente en septiembre lograron el indulto y la conmutación de la pena por la deportación a la Isla de Pinos donde Martí vivió en la finca de un amigo de su padre.
En diciembre, nuevas gestiones de Doña Leonor ante el Capitán General consiguieron que José Martí fuera trasladado a España para terminar sus estudios de bachillerato.
La España en la que desembarcó el joven exiliado el 1 de febrero de 1871, estaba en plena efervescencia revolucionaria y democrática. Incluso empezaba a hablarse de abolición de la esclavitud.
A esta España democrática llegaba Martí enfermo por las llagas producidas por los grilletes. Su primera providencia fue ponerse en contacto con su antiguo compañero del colegio de primaria "Anacleto" de la Habana, Carlos Sauvalle, deportado cubano que le presta socorro y le integró en los círculos de exiliados.
Residió en una casa de huéspedes en la calle Desengaño nº10, y en mayo solicitó matrícula como alumno libre en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid. Se inscribió también en el Ateneo de Madrid, donde por una mínima cuota tenía acceso a la magnífica biblioteca y sala de estudio. Allí comenzó a escribir sus vibrantes textos Castillo y El Presidio Político en Cuba.
Con apenas 19 años Martí era ya un magnífico escritor.
"La gloria y el triunfo de la República española no son nada si se continúa la infamia y la injusticia con la República de Cuba. La tiranía de un régimen libre es mucho más repugnante que la falta de libertad bajo un régimen tiránico".
Sus primeros artículos empiezan a publicarse y a elogiarse en La Soberanía Nacional de Cádiz y La Cuestión Cubana de Sevilla, El Jurado Federal de Madrid y La República de Nueva York. En diciembre de 1873 versos suyos acompañaron las dos coronas de plata con que el Teatro principal de Zaragoza obsequió al actor y director Leopoldo Burón, para el que estaba escribiendo además un nuevo drama: La Adúltera.
Pero la situación política en España está a punto de cambiar. La libertad de acción y de expresión, las simpatías que gozaban los exiliados cubanos durante la República comenzaba a limitarse. Ya no se les dejaba en libertad sino que se les detenía y vigilaba, como le ocurrió a Lorenzo Jiménez, apresado cuando realizaba su enésima expedición a la isla y con el que Martí se entrevistó en la cárcel. Martí comenzó a pensar en abandonar España, pero antes debía terminar sus estudios.
El 1 de diciembre de 1874 sale de España camino a París, para iniciar un largo periplo que le conduciría a Inglaterra, Nueva York y finalmente México, donde le espera su familia.
Una tarja recuerda el paso del héroe nacional cubano, José Martí, por la capital española