Uno de cada cien rusos está infectado por VIH
El Kremlin acaba de crear un Registro Nacional de personas seropositivas,
de carácter voluntario, para comprobar (tardíamente) los alcances de un inmenso drama sanitario
Rusia, el país donde el VIH no deja de crecer
El 1% de la población total de Rusia está infectada por el virus del VIH En los últimos dos años se han sumado a la población contagiada unas 200.000 personas
Por Diego Caldentey - LainformacionEl gobierno ruso ha puesto en marcha hace escasas semanas un registro federal de personas seropositivas, de carácter nominal y voluntario, similar al que ya existe en países como Estados Unidos. Por fin el Kremlin ha decidido tomar (relativas) cartas en el asunto ante uno de los mayores dramas sanitarios que debe enfrentar, aunque la finalidad de esta iniciativa aún no está del todo clara.
Por ahora, la inclusión en el registro es voluntaria y no hay cifras oficiales de inscritos, aunque la lista final proveerá el fundamento de las provisiones de medicación antirretroviral del Estado. El Ministro de Sanidad ruso dice que ha implementado el registro para comprender mejor las características –y la extensión– del problema del VIH en el país. Es decir, busca obtener una radiografía exhaustiva de la situación, de manera inevitablemente tardía y parcial.
Mientras tanto, las cifras siguen creciendo año tras año, y las respuestas de las autoridades sanitarias evidentemente se han tornado lentas e ineficaces, más allá del mencionado registro. Rusia es el país de Europa con la mayor tasa de infectados por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), desde el punto de vista proporcional en el número de habitantes.
Los expertos de la OMS no dudan en calificar de 'epidemia' lo que ocurre en ese país, mientras que un millón de personas saben que son portadoras del virus y alrededor de 500.000 más desconocen que lo llevan en su organismo.
Discriminados y estigmatizados Este último grupo prefiere evitar ir al médico en busca del diagnóstico, por temor a la discriminación y a ser estigmatizados. Pero a estas alturas de la situación el propio Gobierno de Vladimir Putin admite a puertas cerradas que el 1% de la población total está afectado por la enfermedad.
Esas estadísticas en poder de las autoridades sanitarias rusas muestran que, cada cinco años, el número de portadores de VIH en Rusia se vienen multiplicando por dos, exactamente desde 1987. En 2020, de continuar esta tendencia, más de dos millones de rusos serían seropositivos, lo que convertirá al país en el único donde crezca a ese ritmo la tasa de infección de la epidemia.
El dato contrasta no solo con el resto de Europa, sino también con el África subsahariana. Allí el ritmo de seropositivos se reduce. En 2015, en Rusia la tasa de los nuevos diagnosticados de VIH llegó hasta 98,177. Hasta ahora, es el último dato oficial que se conoce.
Pero... ¿por qué se estima que el 55% de las infecciones en Europa sucede en territorio ruso? Las principales vías de infección hoy se producen allí vía sanguínea, y no solo entre los segmentos más vulnerables de la población (llámese marginales, drogodependientes, clientes asiduos de la prostitución callejera u otros). Es verdad de que casi el 60% de los seropositivos de Rusia son personas que usan drogas inyectables y las parejas de éstas conforman el otro gran grupo de infectados.
Programas limitados y deficientes Pero en los hospitales suelen utilizarse las agujas varias veces. Además, el gobierno de Rusia hasta ahora tenía programas muy limitados para ayudar a las personas a abandonar las adicciones a las drogas, una de las vías de contagio más comunes. Mientras que en muchos países los programas estatales se proporcionan para ayudar a los usuarios a dejar consumir estupefacientes –como con la distribución de metadona, en nuestro país, por ejemplo– el gobierno ruso no ofrece casi ninguna subvención o facilidad al respecto.
La política del Gobierno de Puttin, basada en férreos aunque hipócritas valores morales conservadores y en la que apenas se presta atención a la prevención y difusión de información, además de vincular la drogodependencia con la delincuencia, está contribuyendo a disparar la cifra de enfermos hasta límites insostenibles. Otra vertiente para no atender el asunto con la importancia que se merece es el poder que cobra la cada vez más poderosa Iglesia Ortodoxa rusa, que desprecia la palabra sida y a sus enfermos.
Además, la ley estatal que prohíbe la propaganda homosexual en Rusia dificulta la difusión de la información sobre las vías de contagio entre individuos del mismo sexo que mantienen relaciones. Por su parte, el reparto gratuito de jeringuillas entre los adictos no está financiado bajo ningún concepto por el Estado.
Como si fuera poco, la política del Kremlin de promoción de los "valores tradicionales de la familia" resultaron un auténtico fracaso a la hora de frenar la propagación del virus. En los últimos dos años se han sumado a la población contagiada con VIH unas 200.000 personas. Por todo esto, no hace mucho, Vadim Pokrovski, a la cabeza del Centro Federal para el Combate contra el SIDA en ese país, habló de "catástrofe nacional".
Hace apenas dos años, un total de 24.000 personas murieron en Rusia por complicaciones derivadas del VIH. Hoy solo 200.000 infectados tienen acceso a los medicamentos que detienen el avance de la enfermedad, lo que deja fuera a la inmensa mayoría de los portadores del virus (aproximadamente el 70% de los infectados). El Registro Nacional de personas seropositivas tal vez suponga el primer paso para que el Estado se ocupe del problema, pero todavía queda todo por hacer.
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