El cacique Hatuey: el primer rebelde de América
El cacique Hatuey es una figura que muchas veces se pierde en la historia de América. Este hombre originario de la isla de Quisqueya, territorio que hoy comparten República Dominicana y Haití, tiene por derecho propio un lugar prominente entre los prohombres que han dejado su huella en la épica anticolonialista del continente.
Su mayor hazaña fue organizar y encabezar la lucha de los indígeneas cubanos de la parte oriental de la isla contra los colonizadores españoles, en los lejanos dìas de los primeros años del siglo 16.
Hatuey viajò de Quisqueya a la parte del suroriente cubano, a una zona que hoy ocupa la provincia de Granma, para trasmitir sus experiencas del encuentro de los aborígenes quisqueyanos contra el invasor europeo. “Ellos, dijo Hatuey a los pacíficos pobladores taínos de Cuba, son crueles y ambiciosos. Su Dios es el oro. Nos dicen, estos tiranos, que adoran a un Dios de paz e igualdad, pero usurpan nuestras tierras y nos hacen sus esclavos. Ellos nos hablan de un alma inmortal y de sus recompensas y castigos eternos, pero roban nuestras pertenencias, seducen a nuestras mujeres, violan a nuestras hijas. Incapaces de igualarnos en valor, estos cobardes se cubren con hierro que nuestras armas no pueden romper."
La saga que recoge los primeros enfrentamientos entre aborígenes cubanos y colonizadores europeos está contenida en los escritos del fraile dominico Bartolomé de las Casas, quien incorpora en ellos las palabras del valiente cacique Hatuey, apresado finalmente por los españoles y condenado a morir en la hoguera.
La terrible sentencia se cumplió el 2 de febrero de 1512, hace exactamente 504 años. Antes de morir, según crònicas del Padre Olmedo, este le preguntò a Hatuey si querìa convertise en cristiano. "¿Y los españoles también van al cielo?" , indagó el cacique, a lo que el sacerdote respondiò que sí. Entonces no quiero yo ir allà, sino al infierno, por no estar donde estèn y por no ver gentes tan cruel, fue la respuesta de Hatuey, que ha pasado a la posteridad y se ha conocido de generación en generación.
El lugar donde fue quemado vivo Hatuey está presumiblemente en el poblado de Yara, en la ribera del rio de igual nombre, en la provincia de Granma, a juzgar por los apuntes dejados por el adelantado Diego Velàzquez.
En Yara circula una leyenda sobre una luz que se ve aún en las noches. Se cuenta que es el alma del indio Hatuey que se niega a abandonar la tierra donde fue muerto, convertido hoy en un símbolo del valor y del espìritud indomable de quien con toda razón puede considerarse el primer rebelde de América