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General: “Celebrar el día del amor en Cuba, es una es una pesada carga”
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 14/02/2017 15:17
Lo que hay que hacer en Cuba por una flor
El regalo más popular de San Valentín es difícil de encontrar… y de comprar
 
2_flores-722x505.jpg (722×505)
 Ahora no hay ni mariposas, y eso que es la flor nacional
Celebrar el amor en Cuba: una pesada carga
            Ernesto Pérez Chang | La Habana | Cubanet
 “¿Cuánto vale esa rosa?”, pregunta el muchacho. “Cinco fulas” (poco más de 5 dólares), le responde el vendedor. El chico lo piensa, duda un buen rato pero termina sacando la billetera y comprando esa única flor, que será el regalo para la novia.
 
Le ha costado más del 20 por ciento de su salario mensual, pero está enamorado y varias veces la chica le ha insinuado que le gustan esas rosas. Son las que compra Cuba a la empresa Agritab, de Ecuador, y suelen durar más de una semana si se le echa una aspirina al agua del jarrón.
 
Los cubanos que pueden hacerlo solo compran rosas de Ecuador en las grandes ocasiones, sin embargo, ahora, para el 14 de febrero, día de San Valentín, los vendedores esperan grandes ventas y jugosas ganancias, ya que las mismas rosas que durante el año cuestan entre 2 y 5 dólares y cuyo valor de importación no supera los 50 centavos, durante esta fecha suelen alcanzar precios entre los 8 y 10 dólares.
 
“El amor lo puede todo”, dice sonriendo un vendedor de esos que se han hecho habituales en el crucero ferroviario de La Víbora. Allí plantan sus puestecitos varios de ellos y al final del día se van con una buena suma de dinero a sus casas.
 
“El cubano tiene ese defecto. Le gusta hacerse el que puede aunque no tenga ni dónde caerse muerto. ¿Tú crees que nadie nos compra? Quédate ahí y mira”, me propone el mismo vendedor.
 
En efecto, a los pocos minutos se acerca una pareja y compra una única rosa amarilla. “No es para regalar”, me dice uno de ellos, “sino para ponérsela a la Caridad del Cobre”. Pero, “¿no es más apropiado e incluso más barato comprarle un girasol, unas margaritas criollas, de esas que valen 2 o 5 pesos cubanos?”, le pregunto, y su respuesta me descubre que comprar rosas de Ecuador no es siempre un acto de alarde sino una necesidad: “No hay flores en Cuba, están desaparecidas”.
 
La pareja, que debía cumplir una promesa espiritual a la virgen patrona de Cuba, había recorrido varios lugares de La Habana en busca de flores más económicas y debieron terminar por comprar aquella única flor amarilla que les abriera un verdadero agujero en el bolsillo.
 
¿Es cierto que no hay flores en Cuba? ¿Acaso no se cultivan? Los vendedores hablan de una escasez y de una consecuente subida de precios. Las personas en la calle piensan que se trata de una estrategia para obligarlos a comprar las flores importadas.
 
Greysi, cultivadora de flores en una cooperativa de Boyeros, asegura que nunca, en febrero, ha habido una gran producción de flores pero que otros factores han agravado la situación. “Este año también ha sido poco favorable y no esperamos cosechar muchas porque ha habido mucha sequía y problemas para adquirir insecticidas, herbicidas y abonos. Tenemos contratos con (la empresa de) Comunales y prácticamente todas las flores se destinan a los servicios fúnebres. Otra parte muy pequeña se lleva a los agromercados o la compran los vendedores ambulantes.  Hay flores pero no para todo el año”.
 
Los cultivos en la finca de Greysi y de otros campesinos reflejan esas dificultades. Algunos de los cultivadores han pensado en dedicar las tierras a otras producciones mucho más generosas que las flores.
 
 “¿Cuánto vale esa rosa?”, pregunta el muchacho. “Cinco fulas” (poco más de 5 dólares), le responde el vendedor. El chico lo piensa, duda un buen rato pero termina sacando la billetera y comprando esa única flor, que será el regalo para la novia.
 
Le ha costado más del 20 por ciento de su salario mensual, pero está enamorado y varias veces la chica le ha insinuado que le gustan esas rosas. Son las que compra Cuba a la empresa Agritab, de Ecuador, y suelen durar más de una semana si se le echa una aspirina al agua del jarrón.
 
Los cubanos que pueden hacerlo solo compran rosas de Ecuador en las grandes ocasiones, sin embargo, ahora, para el 14 de febrero, día de San Valentín, los vendedores esperan grandes ventas y jugosas ganancias, ya que las mismas rosas que durante el año cuestan entre 2 y 5 dólares y cuyo valor de importación no supera los 50 centavos, durante esta fecha suelen alcanzar precios entre los 8 y 10 dólares.
 
“El amor lo puede todo”, dice sonriendo un vendedor de esos que se han hecho habituales en el crucero ferroviario de La Víbora. Allí plantan sus puestecitos varios de ellos y al final del día se van con una buena suma de dinero a sus casas.
 
“El cubano tiene ese defecto. Le gusta hacerse el que puede aunque no tenga ni dónde caerse muerto. ¿Tú crees que nadie nos compra? Quédate ahí y mira”, me propone el mismo vendedor.
 
En efecto, a los pocos minutos se acerca una pareja y compra una única rosa amarilla. “No es para regalar”, me dice uno de ellos, “sino para ponérsela a la Caridad del Cobre”. Pero, “¿no es más apropiado e incluso más barato comprarle un girasol, unas margaritas criollas, de esas que valen 2 o 5 pesos cubanos?”, le pregunto, y su respuesta me descubre que comprar rosas de Ecuador no es siempre un acto de alarde sino una necesidad: “No hay flores en Cuba, están desaparecidas”.
 
La pareja, que debía cumplir una promesa espiritual a la virgen patrona de Cuba, había recorrido varios lugares de La Habana en busca de flores más económicas y debieron terminar por comprar aquella única flor amarilla que les abriera un verdadero agujero en el bolsillo.
 
¿Es cierto que no hay flores en Cuba? ¿Acaso no se cultivan? Los vendedores hablan de una escasez y de una consecuente subida de precios. Las personas en la calle piensan que se trata de una estrategia para obligarlos a comprar las flores importadas.
 
Greysi, cultivadora de flores en una cooperativa de Boyeros, asegura que nunca, en febrero, ha habido una gran producción de flores pero que otros factores han agravado la situación. “Este año también ha sido poco favorable y no esperamos cosechar muchas porque ha habido mucha sequía y problemas para adquirir insecticidas, herbicidas y abonos (…). Tenemos contratos con (la empresa de) Comunales y prácticamente todas las flores se destinan a los servicios fúnebres. Otra parte muy pequeña se lleva a los agromercados o la compran los vendedores ambulantes. Hay flores pero no para todo el año”.
 
Los cultivos en la finca de Greysi y de otros campesinos reflejan esas dificultades. Algunos de los cultivadores han pensado en dedicar las tierras a otras producciones mucho más generosas que las flores.
Fuente Cubanet


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 14/02/2017 15:19


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 14/02/2017 15:43
CELEBRAR EL DÍA DEL AMOR EN CUBA
 
mejor_valentin_day.jpg (650×650)
Las parejas cubanas se estrellan con un “no poder” frente a los avatares más elementales de la existencia
  
Ana León y Augusto César San Martín | La Habana | Cubanet
El 14 de febrero es una de esas fechas en que los cubanos sacan sus ahorros y deciden tirar la casa por la ventana. No se trata, ciertamente, de hacer regalos lujosos; pero si se observa que en Cuba el más mínimo detalle puede costar el dinero guardado durante meses, los obsequios que parecen anodinos adquieren una relevancia especial.
 
Durante los últimos años ha crecido la sensación de que para los insulares las fechas señaladas constituyen una pesada carga por dos razones fundamentales: 1) la oferta es escasa y horriblemente cara; 2) la realidad social es tan asfixiante que se ha perdido la creatividad y la voluntad de esforzarse por salir de la rutina. Nadie lo declara abiertamente; pero el horizonte volitivo -sobre todo el de las cubanas- delata que son pobres las expectativas y creciente la disposición a conformarse cada vez con menos.
 
Salir a cenar es una de las tantas posibilidades que flota en un futuro donde la economía doméstica sea más saludable; pues la aventura de marras no contempla solo el gasto de la cena, sino también del transporte, que atraviesa uno de sus peores momentos. Tales inconvenientes pueden convertir la experiencia gastronómica en un dolor de cabeza para los comensales.
 
Una mujer entrevistada por el equipo de CubaNet reveló que su deseo en el Día de San Valentín sería cenar en un buen restaurante con toda su familia, o viajar. Nada más distante del bolsillo asalariado. Tanto los establecimientos estatales como los privados aprovechan la connotada fecha para subir los precios, reemplazando la carta habitual con lo que llaman “menú para los enamorados”, plagado de ofertas que no bajan de 25 CUC por persona, cifra superior al salario promedio mensual, aunque ello no garantice una degustación extraordinaria.
 
Los cubanos raramente dicen “voy a hacer o regalar tal cosa en el Día de San Valentín”. La mayoría recurre a la fórmula desiderativa: “yo quisiera” o “me gustaría”; pero por encima de sus anhelos prevalecen las limitaciones materiales. Quizás por ello tantas mujeres se aferran al cliché de la carta, el poema o la flor como obsequios ideales.
 
La sencillez de sus deseos, no obstante, revela hasta qué punto se ha descuidado en Cuba el arte de sorprender a la pareja. Más allá de la dosis de espiritualidad que pudiera motivarlas, las féminas que así se expresan reclaman atención, un gesto que compense sus sacrificios, que le aporte lirismo a una cotidianidad prosaica y descorazonadora.
 
Las parejas cubanas que perseveran en el amor y la edificación de un proyecto de vida en común, se estrellan a diario con un “no poder” frente a los avatares más elementales de la existencia. No es de extrañar que el 14 de febrero sea un día sin brillo; aún más opacado por la mediocridad con que la propaganda del Estado intenta mezclar afectos muy personales con el amor al CDR, al barrio, a la memoria de los líderes y a cuanto carece de humano sentido.
 
No hay dinero, ni opciones, ni margen a la espontaneidad. Por ventura, queda ese muro de las lamentaciones donde carenan los que no pueden pagar privilegios concebidos para extranjeros y nuevos ricos. Esta noche el malecón habanero se llenará de luces y gente. Ojalá no falte la guitarra. Por momentos se percibe una tristeza tan honda que parecen haberse esfumado, incluso, las canciones.
 
brokeback-mountain.jpg (1200×800)


 
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