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De: CUBA ETERNA (Mensaje original) |
Enviado: 23/02/2017 19:04 |
ANUNCIO DE LA NASA Un telescopio de la NASA descubre un sistema solar con siete planetas como la Tierra Una estrella enana y fría a 40 años luz cobija un sistema planetario que podría albergar vida
Recreación del nuevo sistema extrasolar.
Por Nuño Domínguez - El PaísUn equipo internacional de astrónomos ha descubierto un nuevo sistema solar con siete planetas del tamaño de la Tierra. Está a unos 40 años luz de nosotros, en torno a una estrella tenue y fría de un tipo conocido como “enanas rojas”. En la Vía Láctea, esta clase de astros son mucho más abundantes que las estrellas como el Sol y, recientemente, se han convertido en el lugar predilecto para buscar gemelos terrestres que podrían albergar vida, según explicaron los investigadores y responsables de la NASA en rueda de prensa. "La cuestión ahora no es si encontraremos un planeta como la Tierra, sino cuándo", han asegurado.
El nuevo sistema solar orbita en torno a Trappist-1, un astro del tamaño de Júpiter ubicado en la constelación de Acuario. El año pasado, un equipo internacional de astrónomos halló tres planetas orbitando en torno a este astro, con tan solo un 8% de la masa del Sol. En un nuevo estudio publicado hoy en la revista Nature, el mismo equipo confirma la existencia de esos tres mundos y anuncia otros cuatro. Todos tienen un tamaño similar a la Tierra, pero están mucho más cerca de su débil estrella, lo que les permitiría albergar agua líquida, condición esencial para la vida. Se trata del sistema solar con más planetas del tamaño de la Tierra y que podrían contener agua que se ha hallado hasta la fecha, según un comunicado del Observatorio Europeo Austral (ESO).
En febrero y marzo de 2016, los astrónomos usaron el telescopio espacial Spitzer de la NASA para captar las minúsculas fluctuaciones en la luz del astro que se producen cuando los planetas pasan frente a su estrella. Telescopios terrestres en Chile, Sudáfrica, Marruecos, EE UU y la isla de La Palma, en Canarias, dirigieron también sus lentes hacia Trappist-1 entre mayo y septiembre. Las observaciones confirman la existencia de seis planetas, Trappist-1 b, c, d, e, f y g, según su proximidad decreciente al astro, y sugieren la existencia de un séptimo, h, aún no confirmado. Los seis planetas confirmados parecen ser rocosos, como la Tierra, Marte, Venus y Mercurio, aunque algunos podrían ser mucho menos densos. Trappist-1 y sus mundos se parecen mucho a Júpiter y sus lunas heladas Io, Europa, Ganímedes y Calisto, algunas también candidatas a albergar vida.
“Es un sistema planetario alucinante, no solo porque haya tantos sino porque su tamaño es sorprendentemente similar al de la Tierra”, dice Michaël Gillon, investigador de la Universidad de Lieja (Bélgica) y autor principal del estudio. "La pregunta de si estamos solos en el universo se resolverá en las próximas décadas", ha dicho Thomas Zurbuchen, investigador de la NASA, durante la rueda de prensa. No será viajando, o al menos por ahora: para llegar allí con la tecnología actual, necesitaríamos unos 300.000 años.
El planeta más cercano a su sol tarda un día en completar una órbita y el más alejado, 12. Los tres primeros están demasiado cerca de la estrella, con lo que probablemente tienen climas demasiado abrasadores como para que el agua no se evapore de su superficie, según los modelos climáticos usados por los astrónomos. Es probable que h, con un tamaño más parecido al de Venus o Marte, sea un mundo helado por su lejanía a la estrella. Los tres planetas restantes están dentro de la llamada “zona habitable” y pueden albergar océanos, según el ESO.
Lo más importante de este descubrimiento es que puede permitir observar por primera vez la atmósfera de uno de estos planetas, explica Guillem Anglada-Escudé, astrónomo barcelonés que trabaja en la Universidad Queen Mary de Londres. Se trata de un logro científico que bien vale un Nobel y uno de los pasos previos fundamentales en la búsqueda de vida fuera del Sistema Solar. El año pasado, Anglada-Escudé descubrió el exoplaneta del tamaño terrestre más cercano a la Tierra, a cuatro años luz.
OBSERVAR LA ATMÓSFERA Este mundo también orbita en torno a una enana roja, Próxima Centauri, y puede estar cubierto por un gran océano. Aún está por ver si tiene atmósfera, una condición casi esencial para la vida, y si esta es observable desde la Tierra. En los planetas de Trappist-1 “es posible que el telescopio espacial Hubble pueda analizar si hay atmósfera en alguno de estos planetas y es bastante probable que el Telescopio Espacial James Webb, que se lanzará el próximo año, lo pueda confirmar”, explica el astrónomo.
Aunque no se pueden ver a simple vista desde la Tierra, tres de cada cuatro estrellas en nuestra galaxia son enanas rojas, así que es posible que descubrimientos como el de hoy se conviertan en la norma. El nombre de la estrella responde al acrónimo de Telescopio Pequeño para Planetas en Tránsito y Planetesimales (Trappist), un sistema de dos observatorios robóticos de la Universidad de Lieja (Bélgica) que está rastreando las 60 estrellas enanas frías más cercanas a la Tierra en busca del tránsito de planetas habitables. Se calcula que por cada planeta que se consigue detectar con este método “hay entre 20 y 100 veces más planetas” que no lo hacen, explica Ignas Snellen, de la Universidad de Leiden (Holanda), en un comentario al artículo original que se publica en Nature.
Por eso este hallazgo debe ser un recordatorio a los terrícolas de que no hay razones objetivas para sentirse especiales. “Encontrar siete planetas en una muestra [de estrellas analizadas] tan pequeña sugiere que el Sistema Solar con sus cuatro planetas rocosos puede que no sea nada fuera de lo normal”, escribe el investigador en un comentario al artículo original en Nature. ¿Pueden estos planetas alojar vida? Imposible saberlo por ahora, dice Snellen, pero “una cosa es segura: en unos cuantos miles de millones de años, cuando el Sol haya agotado su combustible y el Sistema Solar deje de existir, Trappist-1 seguirá siendo una estrella en su infancia. Consume hidrógeno tan despacio que seguirá viva unos 10 billones de años, 700 veces más que la edad total del Universo y, posiblemente, es tiempo suficiente como para que la vida evolucione”, concluye.
NÚMEROS CASI PERFECTOS El nuevo sistema solar descubierto en Trappist-1 es extraordinariamente compacto y ordenado. Sus planetas están en un mismo plano, como sucede en el Sistema Solar. Además sus órbitas siguen un ritmo periódico y el tiempo que tardan en completarlas puede expresarse en fracciones sencillas, por ejemplo 8/5 para los planetas c y b, o 5/3 para d y c. Cada planeta influye con su gravedad en la órbita del que tiene más cercano.
Estas pequeñas distorsiones han servido para calcular la masa de los seis planetas confirmados y apunta a que, en su origen, se formaron lejos de la estrella y después migraron hacia ella. Esto podría significar una forma alternativa de crear planetas rocosos que no se parece a la que conocemos en el Sistema Solar. En las lunas de Júpiter, esas distorsiones hacen que las lunas conserven calor interno y tengan volcanismo, como Io, o posibles océanos, como Europa. En 2013 se descubrió un sistema de seis planetas, tres de ellos habitables, en torno a Gliese 667C, a 22 años luz de la Tierra, aunque solo dos de ellos están confirmados al 100%. Lo que hace único al descubrimiento presentado hoy es que al menos seis de sus planetas transitan frente a su estrella, lo que permitirá analizar su atmósfera, si es que la tienen.
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Recreación de la superficie del exoplaneta Trappist-1f. NASA
Identifican siete planetasdel tamaño de la Tierra en una órbita cercana
Por KENNETH CHANG No solo uno, sino siete planetas con un tamaño similar al de la Tierra y que podrían albergar vida han sido identificados en la órbita de una pequeña estrella cercana al sistema solar. El descubrimiento ofrece la primera oportunidad realista de buscar señales biológicas de vida extraterrestre.
Los planetas orbitan una estrella enana llamada Trappist-1, ubicada a 40 años luz —aproximadamente 380 billones de kilómetros de distancia— de la Tierra. Es bastante cerca y resulta que la orientación de las órbitas de los siete planetas permite que sean estudiados a detalle.
Uno o más de los exoplanetas —planetas que orbitan estrellas distintas al Sol— en este nuevo sistema podrían tener una temperatura que les permita estar atiborrados de océanos, según astrónomos, basándose en la distancia entre los planetas y la estrella enana. Se encuentran suficientemente cerca de la estrella como para que las superficies tengan la temperatura apropiada para que haya flujo de agua, considerado uno de los ingredientes básicos para que haya vida.
“Esta es la primera vez que tantos planetas de este tipo son hallados orbitando una misma estrella”, dijo Michael Gillon, astrónomo de la Universidad de Lieja, en Bélgica, y líder de un equipo internacional que observa Trappist-1.
“Creo que hemos tomado un paso crucial para encontrar si hay vida allá afuera”, dijo Amaury H.M.J. Triaud, astrónomo de la Universidad de Cambridge. “Aquí, si la vida logró prosperar y liberar gases similares a los que tenemos en la Tierra, entonces lo sabremos”.
Si se encuentra que hay oxígeno en la atmósfera de los planetas, eso indicaría que hay fotosíntesis. De haber también metano, ozono y dióxido de carbono en ciertas proporciones, “sabríamos que hay vida con una confianza del 99 por ciento”, dijo Gillon, de la Universidad de Lieja.
Los hallazgos fueron publicados este miércoles 22 de febrero en la revista Nature.
Telescopios en la tierra y el Telescopio espacial Hubble, en órbita, podrán discernir algunas de las moléculas en las atmósferas de los exoplanetas. El Telescopio James Webb, que será lanzado el próximo año, podrá detectar las longitudes de onda de luz infrarroja, ideales para estudiar la luz más tenue que viene desde Trappist-1.
Las comparaciones entre las condiciones de los siete exoplanetas también serán clave.
“Los planetas de Trappist-1 vuelven inminente la búsqueda de vida en la galaxia”, dijo Sara Seager, astrónoma del Instituto de Tecnología de Massachusetts que no formó parte del equipo de investigación. “Por primera vez, no tenemos que especular, solo hay que esperar y hacer observaciones muy cuidadosas para ver qué hay en las atmósferas de los planetas Trappist”.
E incluso si los planetas resultan no tener vida, poder entender mejor los límites de cuándo puede o no existir vida también será conocimiento valioso.
Trappist-1, nombrada en honor a un telescopio en el desierto de Atacama de Chile que fue inicialmente usado para estudiar la estrella, es lo que los astrónomos conocen como un “enano ultrafrío”, pues solo tiene una doceava parte de la masa del Sol y la temperatura de su superficie es de 2200 centígrados, mucho menor que los 5500 centígrados que irradia el Sol.
Los siete planetas, de ser puestos en nuestro sistema solar, tendrían una órbita cercana a la de Mercurio. El planeta más cercano a la estrella completa su órbita en un día y medio y el más lejano lo hace en 12,35 días. Eso significa que el sistema planetario es más como el de las lunas de Júpiter que como el solar.
Los astrónomos siempre supieron que otras estrellas debían tener planetas, pero hasta hace décadas no había sido posible avistarlas. Ahora han confirmado la existencia de más de 3400, según el Open Exoplanet Catalog.
Entre las más recientes está un planeta de un tamaño similar al de la Tierra en Próxima Centauri, la estrella más cercana a 4,24 años luz de distancia.
Fuente New York Times
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