Rafael León y las beisbolistas cubanas
homenajeadas en Cooperstown e ignoradas en la Isla
Uno de los equipos de la All-American Girls Profesional Baseball League
Por Pablo Pascual Méndez Piña|La Habana| Diario de CubaLa película A League of Their Own (1992) es un homenaje a las mujeres que intervinieron en la All-American Girls Profesional Baseball League (AAGPBL) entre los años 1943 y 1954. El film, titulado en español Ellas dan el golpe, forma parte del registro cinematográfico de la biblioteca del Congreso en Washington.
Cuando EEUU entró en la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de las estrellas del béisbol de Grandes Ligas fueron llamadas al servicio militar o se alistaron voluntariamente en las fuerzas armadas; en consecuencia, los fanáticos perdieron interés en el deporte
La guerra trastocó el modo de vida americano, al punto de que innumerables mujeres tuvieron que ocupar el lugar de los hombres en la producción y los servicios. Ante tal dilema, surgió la idea de crear una liga profesional de béisbol femenino.
El magnate de los chicles, Willian Wrigley, el propietario de los Dodgers de Brooklyn, Branch Rickey —quien más tarde contrataría a Jackie Robinson—, y un grupo de pequeños empresarios, desembolsaron el capital para crear la AAGPBL. Y de inmediato más de 30 scouts seleccionaron y contrataron chicas en las ligas norteamericanas y canadienses de softbol.
Como hándicap redujeron las distancias entre las bases (80 pies) y del box al home (55 pies). Sin embargo, se mantuvieron las reglas y la paga del béisbol masculino. Los uniformes fueron diseñados con faldas cortas y shorts provocativos, a modo de gancho para atraer al público.
En la primera serie (1943) debutaron cuatro equipos: Kenosha Comets, Racine Belles, Rockford Peaches y South Bend Blue Sox. En las siguientes series continuaron incrementándose hasta totalizar 17 teams. Los calendarios llegaron a 120 juegos.
En 1943 el equipo Rockford Peach (Duraznos de Rockford) vino a Cuba durante un spring training, para topar con beisbolistas cubanas. Y para 1947 los encuentros tuvieron tanta calidad que Max Carey, entonces presidente de la AAGPBL, junto a los empresarios cubanos Rafael León y Alfonso Rodríguez, acordaron organizar choques entre selecciones de la AAGPBL y Cuba. "Las americanas vs. Las cubanas", según las camisetas. Ambos equipos hicieron una gira promocional por Costa Rica, Puerto Rico, Nicaragua, Venezuela y Miami.
Posteriormente, las únicas latinas contratadas para jugar en la AAGPBL fueron siete cubanas: Zonia Vialat, Luisa Gallegos, Mirtha Marrero (Mita), Migdalia Pérez (Mike), Gloria Ruiz, Isora del Castillo e Isabel Álvarez (Lefty).
Hacia 1954, los beisbolistas de Grandes Ligas dejaron de ser reclutados por el ejército y la dificultad para contratar peloteras redujo el interés en las ligas femeninas, cerrándose el capítulo de la AAGPBL.
En 1988 todos los recuerdos de la AAGPBL fueron ingresados en el Hall de la Fama de Cooperstown, Nueva York, donde se develó una placa conmemorativa: "Women in Base Ball" conteniendo los nombres de más de 550 beisbolistas de la AAGPBL, incluidos los de las siete cubanas.
A la actriz, productora y directora hollywoodense Penny Marshall le bastó ver algunos documentales sobre la AAGPBL para embullarse a rodar el film A League of Their Own, que en 1992 representó todo un éxito taquillero. El reparto fue encabezado por Geena Davis, Tom Hanks y Madonna, en su debut cinematográfico.
En los años del Periodo Especial la película fue vista en Cuba. Rafael León ―representante de las beisbolistas cubanas que se enfrentaron a la selección de AAGPBL― ya tenía más de 80 años e ignoraba la existencia del film.
El fusible y los rollos de película por 30 de los grandes Desde 1959 hasta finales de la década de los 90, Rafael León residió en Calzada del Cerro, número 1434, apartamento 11. Vivía a puertas cerradas, como un ermitaño. Ni siquiera estaba integrado a las "organizaciones revolucionarias", un tabú en aquella época.
En los intempestivos abrir y cerrar de su puerta, los vecinos fisgaban en su vivienda excelentemente decorada y bien equipada con electrodomésticos. El inquilino vestía bata de casa, calzaba pantuflas y fumaba cigarrillos empleando boquilla, al más rancio estilo burgués.
Como paradoja, se sostenía económicamente trabajando para el departamento de control vectorial de Salud Pública, radicado en el hospital Calixto García a partir de los años del Periodo Especial. Ya con más de 80 años, comenzó a relacionarse con los colindantes.
"¡A ti mismo te estaba esperando!", gruñó un día en que yo atravesaba el umbral del edificio.
Rafael sostenía en la mano un comprobante de pago y demandaba auxilio pues había sufrido un corte de energía eléctrica. Le aclaré que yo no trabajaba en la Empresa Eléctrica, pero revisé el circuito y descubrí un fusible fundido. Tras reparar la falla y restablecerle el servicio, comenzó a socializar conmigo.
Así me enteré de su fanatismo por el béisbol femenino, de la existencia de su proyector de 16mm y de los rollos de película con las imágenes de todos los juegos de "Cubanas vs AAGPBL". Me detalló "haber recibido la visita de algunos americanos interesados en las películas", pero aclaró que solo las entregaría a cambio de 30.000 dólares.
A consecuencia de su ancianidad, Rafael León fue víctima del pillaje y el raterismo de algunos delincuentes del barrio que le sustrajeron adornos y objetos de valor.
Cuando sus facultades flaquearon, su hijo lo llevó a vivir con él hasta su fallecimiento en 1999, a los 90 años de edad. El apartamento fue ocupado por una doctora internacionalista, quien anunció a los vecinos haber comprado la casa "con el dinero que le pagaron por sus servicios en el extranjero".
Años después, el diario de Miami El Nuevo Herald publicaba un reportaje sobre la exbeisbolista profesional Mirtha Marrero, quien afirmó que Rafael León la contrató para jugar en la AAGPBL.
Profundizando en el personaje Más de 20 años más tarde, Rafael León (hijo) me concedió una charla sobre su progenitor, anticipándome que él nació en 1945 y nunca se interesó por el béisbol ni las ligas femeninas. En cambio su padre, desde joven, fue un apasionado beisbolista y un mujeriego —se casó cuatro veces―, de ahí su pasión por el béisbol femenino. El terreno de la Plaza del Vapor, donde practicaban las beisbolistas, era su coto de caza.
El hijo de Rafael León asevera que en el apartamento del Cerro, su padre conservaba un cuadro con una foto autografiada de un pelotero exaltado al Hall de Fama, también vinculado al béisbol femenino, con quien sostuvo una gran amistad. Presumiblemente se trata de Max Carey, presidente de la AAGPBL entre 1945 y 1949.
También conservaba un pasaporte con visado a Venezuela otorgado en febrero de 1949, en calidad de representante del equipo cubano de béisbol femenino. Además, tenía un abundante testimonio fotográfico y fílmico de los encuentros beisboleros entre cubanas y americanas, incluida la foto de un ceremonial al que asistió un presidente, aunque no podía precisar de quién se trataba.
Rafael León hijo estima que después de 1949 su padre abandonó el negocio del béisbol femenino para dedicarse a la política. Ya acumulaba un bagaje revolucionario antimachadista como "abecedario" que lo llevó en una ocasión a prisión. En las elecciones de 1948 apostó por el Partido Auténtico y por llevar a la presidencia a Carlos Prío Socarras, con quien sostenía una sólida amistad.
Tras el golpe de Estado de 1952, Rafael se sumó al movimiento antibatistiano del lado de la Organización Autentica (OA) y debido a sus actividades conspirativas sufrió registros y acoso por parte de la policía, hasta verse obligado a exiliarse en EEUU.
Rafael León hijo argumenta que su padre fue testigo presencial del encuentro en la frontera mexicana-estadounidense entre Fidel Castro y el derrocado presidente Carlos Prío Socarras, quien le entregó 45.000 dólares para adquirir el yate Granma. En la ocasión, dice, Castro cruzó a nado el río Bravo.
Como empresario, Rafael León fue propietario de una destilería y un cabaret llamado La Campana, sito en la calle Infanta entre Amenidad y Manglar (actualmente una dependencia del Ministerio del Interior). Su hijo detalla que el recinto tenía un pequeño casino con varias tragaperras y otros juegos. En el show participaban algunos artistas extranjeros y, entre los nacionales, se desenvolvió el popular cuarteto Las D´Aida. No obstante, León proyectaba destinar los terrenos del cabaret ―por su proximidad al estadio del Cerro― a la construcción de un hotel para albergar peloteros de Grandes Ligas contratados para jugar en Cuba.
Tras el triunfo de la revolución, León regresó a Cuba ostentando los grados de comandante de la OA ―asegura su hijo, según documentos―. El deterioro de las relaciones entre Cuba y EEUU le impidió conservar el estatus de residente en Norteamérica. Eligió quedarse en la Isla, amén de sufrir el despojo de sus propiedades, como tantos otros dueños.
Tiempo después, valorando su experiencia como empresario, un compañero de acciones revolucionarias le solicitó ayuda para organizar la salubridad antivectorial en el regional Plaza de la Revolución. En la década de los 80 Fidel Castro visitó el hospital Calixto García y premió a Rafael León con un viaje turístico por los países socialistas.
Para finales de los 90 una de las exbeisbolistas de la AAGPBL residente en EEUU vino a La Habana para hacer un reportaje sobre las peloteras del equipo Las Cubanas que aún vivían. Rafael León fue entrevistado. Su hijo estuvo presente, pero no recuerda el nombre de la periodista. Las pesquisas señalan a Isabel Álvarez (Lefty), quien, hasta las informaciones halladas en 2014, residía en Fort Wayne, Indiana, y se desempeñaba como columnista de Touching Bases, un boletín informativo de la AAGPBL.
Rafael hijo alega que siempre respetó la voluntad de su padre de vivir en soledad. "Con frecuencia reiteraba la máxima de 'El buey solo vence al amo'", recuerda.
A finales de los 90 el opositor Oswaldo Payá pasó por casa de Rafael León para saludarlo. Encontró varias mujeres con facha de delincuentes, escena que le preocupó y por ello alertó al hijo, quien tiempo después le llevó a vivir con él hasta su muerte.
Rafael León hijo, quien funge como coordinador general del grupo opositor Proyecto Demócrata Cubano, se declara víctima de las corruptelas del Instituto Nacional de la Vivienda, que entró por la fuerza en la propiedad de su padre, saqueó sus pertenencias, y le impidió a él ejercer como heredero. Hoy por hoy, León hijo se encuentra enfrascado en una rocambolesca lucha por recuperar la vivienda.
Por infortunio, ignora el paradero de los rollos de películas, las fotografías y los trofeos de Las Cubanas que conservaba el padre. Confirma que solo pudo rescatar pocas cosas por la falta de espacio en el domicilio en donde convivía con su familia. El proyector de 16 mm fue una de las pocas piezas recuperadas.
Amén de los esfuerzos por encontrar una pista del paradero de las películas y las fotos, podemos declarar que se ha perdido gran parte del testimonio histórico de las peloteras cubanas que compitieron al más alto nivel del béisbol femenino profesional y que hasta hoy, han sido ignoradas por los historiadores deportivos, los medios y las organizaciones feministas.
El día que le relaté a Rafael León (padre) el argumento de A League of Their Own, articulando un buen inglés, citó los nombres de algunos equipos de la AAGPBL y remató el diálogo chasqueando los dedos para decirme: "Yo era uno de los tipos que ponía el billete".
Sin proponérselo, marcó el punto de partida de esta inconclusa investigación sobre las cubanas que dieron el golpe y fueron relegadas a un arbitrario olvido.
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