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General: FELIZ DÍA DE SAN PATRICIO, DONDE QUIERA QUE ESTEN
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 17/03/2017 15:55
Happy San Patrick's Day
El gran milagro de San Patricio
El patrón de Irlanda genera un fervor inusual en muchos países y, particularmente, en ciudades como New York. Sin embargo, la mayoría de los festejantes ignora los datos esenciales de la biografía del santo, ni el porqué del verde y del trébol. Si sigue leyendo sabrá eso y más.

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COMO SE SABE, LA TRADICIÓN EXIGE VESTIRSE DE VERDE
   O AL  MENOS LLEVAR ALGÚN DETALLE, SI BIEN MÍNIMO DE ESE COLOR
               Por Emilio J. Sánchez  Diario Las Américas
No existe apóstol más universal que San Patricio, ni celebración que promueva más el jolgorio y la alegría de vivir que la del santo patrón de Irlanda.
 
El Día de San Patricio (St. Patrick’s Day) se celebra en muchas partes del mundo: Londres, París, Montreal, Buenos Aires, Madrid y hasta Ciudad de México. Dondequiera que se encuentren familias irlandesas o sus descendientes habrá fiesta. Y a ella se sumará todo el que pueda encontrar un poco de “embullito” dentro de sí y deseos de divertirse y pasarla bien.
 
Lo extraordinario del Santo no es tanto los miles de milagros y cerca de 33 resurrecciones que se le atribuyen —según textos religiosos—, sino que logre vestir de verde a millones personas cada 17 de marzo. ¿Y alguien pudiera citar milagro semejante a tornar una fecha luctuosa (se cree que el misionero murió alrededor de esa fecha, entre el año 461 y el 464) en motivo para desplegar el desenfado y dejar correr ríos de cerveza?
 
Después de Irlanda, donde con más fervor se celebra la defunción del predicador es en Estados Unidos, particularmente en Nueva York. No es casual que en la Quinta Avenida se alce una catedral estilo gótico que lleve su nombre y que sea precisamente en la capital del mundo donde se desarrollen los desfiles más tumultuosos y vivaces. Más de dos millones de personas lo presencian y muchos más lo siguen por internet y televisión.
 
No nació en Irlanda
A diferencia de lo que comúnmente se cree, Patricio no es originario de Irlanda sino de Escocia —sí, el lugar de la gaita y la kilt o "falda escocesa"—, aunque a decir verdad del sitio y fecha nadie está seguro. Se dice que pudo haber nacido en alguna localidad cercana al Muro de Adriano (que los muros son cosa antigua, eh), acaso entre el año 377 y el 385.
 
Siendo adolescente tuvo la mala suerte de que unos piratas irlandeses lo raptaran y vendieran como esclavo. En esa condición fue llevado a Irlanda y durante los seis años que duró su cautiverio aprendió a hablar algunas de las lenguas celtas, lo cual si no es milagro es ciertamente un enorme mérito. Con un poco de determinación y mucha fe logró fugarse y se dirigió a Francia, donde estudió y se ordenó sacerdote. Sin embargo, años después, y oyendo un reclamo entre sueños, quiso regresar al lugar donde le habían obligado a pastorear ovejas y ahora convertirse en pastor de almas.
 
Él fue el gran difusor de la religión cristiana en la isla, aunque no el primero ni el único. Contribuyó a difundir el conocimiento y la escritura (latín) entre aquellos clanes, integrados por gente primitiva, lenguaraz y rebelde. Debió de enfrentar una fuerte resistencia entre la clase sacerdotal, los druidas, quienes utilizaron sus poderes de hechicería, según se dice, para impedir la entrada del cristianismo. Hay quien estima, sin embargo, que el encono druida no se debió tanto a la naturaleza de la nueva religión como a lo insoportablemente tedioso del latín.
 
A fin de cuentas, lo que no pudieron conseguir los ejércitos romanos lo logró la facundia del apóstol: después de 30 años de prédica, la religión cristiana prendió. Aparte de haber librado a la isla de serpientes —siempre según textos religiosos—, a Patricio se le atribuye la construcción de más de 700 iglesias y la ordenación de 5,000 sacerdotes.
  
Verde que te quiero verde
Federico García Lorca no pensaba en San Patricio cuando escribió su famoso Romance sonámbulo (1928), pero muchos amantes de la literatura española seguramente recordarán el poema en algún momento de la celebración:
  
      Verde que te quiero verde.
      Verde viento. Verdes ramas.
      El barco sobre la mar
      y el caballo en la montaña.
      Con la sombra en la cintura
      ella sueña en su baranda,
      verde carne, pelo verde,
      con ojos de fría plata.
 
Como se sabe, la tradición exige vestirse de verde o al menos llevar algún detalle, si bien mínimo, de ese color. No, señor; no tiene nada que ver con la esperanza… Quien haya visitado Irlanda se habrá sorprendido gratamente de la verdura del paisaje y los ricos y variados matices del verde. No en balde se le llama la “Isla Esmeralda”, y una de las tres franjas de su bandera lleva ese color.
 
Por cierto, tampoco tuvo que ver el Santo con esa cerveza verdosa que uno puede encontrar en tantos bares con motivo de la fecha. Durante los años 60, estudiantes irlandeses, imposibilitados de mostrar abiertamente su afán de independencia, recurrieron a la bebida fermentada más antigua del mundo para mostrar su rebeldía y, de paso, emborracharse.
 
El trébol
En sus prédicas, Patricio solía explicar el misterio de la Santísima Trinidad. Misterio difícil como pocos. Cansado de abstracciones y de que lo entendieran mal, echó mano a un trébol de tres hojas, planta silvestre de Irlanda que los antiguos celtas vinculaban con el poder de regeneración de la tierra. Sencillo: la primera hoja era el Padre, la segunda, el Hijo, y la tercera el Espíritu Santo. Un solo Dios y tres personas distintas. Listo: en lo adelante, el trébol se convirtió en símbolo de la cultura irlandesa.
 
Como sucede con tantas celebraciones, pocos se acuerdan de su origen y menos de su significación, pero aprovechan la oportunidad para pasarla bien y socializar. Estoy seguro de que, a no ser que lean este artículo, buena parte de quienes se vistan mañana de verde no sabrán nada del santo ni del trébol.
 
Da igual. A fin de cuentas, entre tanta avalancha de malas noticias y coros repitiendo hasta el cansancio las pifias de Donald Trump y sus asesores, resulta formidable que el Día de San Patricio concentre la atención nacional e internacional. Si el Paraíso es como nos cuentan, quiero imaginar que los ángeles celestiales, vestidos de túnicas verde esmeralda, rodearán al Santo y también le agasajarán. Pero seguramente a él lo que más le complacerá será la alegría que mostraremos aquí, en este mundo. Y por eso sonreirá.
 
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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 17/03/2017 16:51
San Patricio:
La epopeya del cristiano apresado por piratas que luchó contra los druidas irlandeses
 
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El 17 de marzo, fecha en la que se cree que falleció este curioso personaje, se recuerda a San Patrick.
            MANUEL P. VILLATORO - ABC.es
A pesar de que nuestras costumbres son (como solemos decir por estos lares) más españolas que un botijo, lo cierto es que es imposible mantenerse al margen de algunas famosas fiestas acaecidas en otros países como Estados Unidos o la Pérfida Albión.

Y en días como este 17 de marzo, precisamente, es cada vez más conocida en la Península una celebración de patente muy «british»: la de su patrón, San Patricio. Es casi imposible no haber oído hablar de este personaje (por culpa del bendito –o maldito- Hollywood) y de su relación con el color verde. Pero… ¿Quién diantres era y cómo logró convertirse en uno de los hombres más importantes de Irlanda? Hoy, aprovechando la fecha que marca el calendario, te lo explicamos.

Como suele ocurrir cuando se recurre a las fuentes clásicas para narrar la vida de los santos, la historia de Patricio (Patrick) se encuentra entre la realidad y la leyenda. Las principales fuentes afirman que el momento exacto de su nacimiento es difícil de determinar, aunque se suele ubicar su llegada al mundo entre los años 385 y 387. Esta última fecha es señalada por los sacerdotes John Trigilio y Kenneth Brighenti en sus diferentes textos sobre la Fe Católica (entre ellos, el original–aunque no por ello menos didáctico- libro «Catolicismo para Dummies»). No hay tanta controversia al hacer referencia a la tierra que vio su alumbramiento ya que, en este caso, se suele asumir que fue Kilpatrick (en Dumbarton, Escocia).
Las fuentes más fabulosas (entre las que destaca la obra «Flos santorum» o «Libro de la vida de los santos») coinciden con las históricas en que el padre del pequeño era un oficial romano llamado Calfurnio y su madre una tal Conquesa.

El pequeño Patrick creció trabajando en el campo, aunque también adoraba instruirse en el arte de las letras. Poco más se sabe de su juventud, aunque –como santo que fue posteriormente- se ha creado una leyenda a su alrededor que afirma que, durante sus primeros años de vida, era de capaz de llevar a cabo milagros tan curiosos como los realizados por Moisés. Así se afirma, al menos, en «Flos Santorum»: «Mojando el niño tres dedos en las aguas, después de haber hecho oración las ruzió en forma de Cruz en honra de la Santísima Trinidad, al punto de que retiró la corriente durante una inundación».

De Irlanda a Francia
Andase lo que andase haciendo Patrick, a los 16 años su vida se fue a pique cuando fue raptado por piratas y, posteriormente, tuvo que pasar por el trauma de ser vendido como esclavo en Irlanda. Aquello le granjeó pasar seis años en las verdes campiñas de los «leprechauns», lo que le permitió empaparse del idioma y las creencias de la zona.

Nuevamente, el devenir del futuro santo es en este punto intrigante. Y es que, en el libro que posteriormente escribió («Confesiones») afirma que, durante su tiempo de cautiverio, estuvo continuamente rezando para que Dios le desvelase qué podía hacer. «Cien veces al día, y otras tantas de noche, se hincaba de rodillas a hacer oración. Su sustento eran las hierbas del campo y otros manjares groseros, creciendo siempre en espíritu», se explica en «Flos santorum».

Así fue como, un día, decidió que tenía que escapar y caminar cientos de kilómetros hasta la costa, donde sabía que le esperaba un barco dispuesto a sacarle de allí. Para su suerte, así sucedió, por lo que puso rumbo a Francia.

¿Qué hizo Patrick en sus primeras horas de libertad? Al parecer, se puso bajo las órdenes del obispo de San Germán con el objetivo de iniciarse en la vida monástica. «En Francia fue educado en un monasterio, seguramente en la isla de Lerins», explica Louis de Wohl en «Fundada sobre roca: historia breve de la Iglesia». Ya sacerdote, nuestro protagonista viajó hasta Roma, donde el Papa Celestino I le consagró obispo y le conminó a volver a Irlanda para predicar sus creencias y acabar con las de los druidas. Una misión que el todavía joven religioso aceptó de buen agrado.

«Cuando el feroz obispo soldado Germanos de Auxerre fue despachado a Gran Bretaña para que manejara allí el movimiento de Pelagio [una creencia considerada como hereje por la Iglesia], Patricio le acompañó como parte de su séquito» explica, en este caso, Alexei Kondratiev en su obra «Rituales celtas».

En palabras de este experto, aquel viaje pudo ser una prueba para saber si, tras tantos años viviendo en la zona, Patrick era realmente un seguidor del catolicismo. Y vaya si lo demostró. Así lo afirma Umberto Eco en su texto «La edad media: bárbaros», donde explica que nuestro protagonistas se centró absolutamente en su labor misionera (lo que le impidió dejar más allá de algunos pequeños escritos).

Trabajando por la Iglesia
Una vez de regreso en Irlanda, Patrick inició su labor evangelizadora luchando contra las creencias de la zona (representadas principalmente en los druidas o «sacerdotes paganos»). Según se dice, pasó sus días en una cueva apartada que fue conocida como el «Purgatorio de San Patricio» por las penurias que sufría en ella.

Con todo, y a pesar de que no era muy ducho en el latín (se definía a sí mismo como «burdo y escaso conocedor de esta lengua»), inició a los habitantes de la zona en dicha religión. «San Patricio se esforzó por conciliar la necesidad de leer y comprender las Sagradas Escrituras con la exigencia de dar una forma certera a la organización eclesiástica y difundir la práctica litúrgica», añade Eco.

No le resultó fácil, pues los irlandeses andaban también escasos de latín, y fue un esfuerzo extra hacerles llegar su mensaje. La tradición nos dice que Patrick explicaba a sus crecientes seguidores los misterios de la Santísima Trinidad usando un trébol de tres hojas (ya que, al igual que él, un único «tallo» se dividía en Padre, Hijo y Espíritu Santo).
También se afirma que acabó (literalmente) con las víboras de Irlanda y que fundó una iglesia en la que luchaba habitualmente contra los pequeños duendes que invocaban contra él los druidas paganos (esta última parte, totalmente fabulosa). En todo caso, pasó unas tres décadas evangelizando la región, fundando monasterios y nombrando sacerdotes. Así, logró convertirse en todo un «patrón» de la zona.

Tras regresar a Roma para dar cuenta de su labor, fundó varias iglesias en Francia. Finalmente, acabó sus días en este mundo un 17 de marzo de un año indeterminado. Las fechas que se barajan son –atendiendo a las fuentes consultadas- el año 460 (de Wohl); el 461 (Eco) o, según otros, después de la década de los 90 de ese siglo. Los escritos más clásicos afirman incluso que llegó a atesorar la friolera de más de un siglo de vida. Algo, por otro lado, habitual en los textos de la época (ejemplo de ello es que a los Reyes Magos se les atribuye una edad similar al final de su vida). En todo caso, cuando Irlanda (o EEUU, debido a la ingente cantidad de inmigrantes de la zona) celebran San Patricio, están celebrando su evangelización.
  
FUENTE  ABC.es


 
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