'Que nos muestren las cuentas del Estado'
Si ahora nos dicen cuánto cuesta ir al médico, que
también nos hagan saber cuánto gasta el MININT en vigilancia y represión
Luis Cino Álvarez | La Habana| Cubanet
En los hospitales cubanos han colocado carteles que rezan “La atención médica es gratuita, pero cuesta”, y a los pacientes ingresados les entregan -solamente para que sepan, no para que paguen- una hoja con la cuenta del costo de su operación o tratamiento.
Así, los enfermos, por cortesía del Ministerio de Salud Pública, pueden enterarse de cuánto les costaría, si vivieran en otro país, el cuidado médico que reciben gratuitamente los cubanos. Se enterará pasmados de que, digamos, una operación de apendicitis o la implantación de un marcapasos le costaría no menos de 30 000 dólares. Y ni hablar de un tratamiento de hemodiálisis…
Luego de eso, se supone que no seamos malagradecidos y no nos quejemos más de la atención médica que recibimos, que aunque cada vez sea de peor calidad, como la educación, por mala que sea, es gratis, al igual que el entierro, gracias a la revolución y al socialismo, y a pesar del embargo.
A caballo regalado… Así, ni chistaremos si faltan las medicinas en las farmacias y si en el hospital no hay agua, nos come la mugre, las sábanas parecen sacadas de una morgue de Damasco, los médicos se fueron de misión al exterior, no hay alcohol porque los camilleros se lo bebieron y la enfermera apenas nos escucha porque tiene puesto los audífonos y se menea al ritmo del reguetón.
Se supone que pensemos, teniendo en cuenta el inmisericorde bombardeo de ciertas tristes verdades a que somos sometidos por el periódico Granma y el NTV, que ya quisieran tener atención médica gratuita en otros países pobres, e incluso ricos, como los Estados Unidos, donde el sistema de salud es un desastre y la medicina un gran negocio, y donde por falta de dinero, miles de personas, principalmente niños, mueren de enfermedades perfectamente prevenibles y curables.
Ahora que el barco, sin el gran timonel y sin perspectivas halagüeñas a corto o mediano plazo, hace agua, parece que los caciques de verde olivo quieren inducirnos a recordar una vieja conseja: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.
Es una actitud chantajista y sacona. Si este es un Estado socialista, como se supone que sea, la salud y la educación –que debieran ser de más calidad, al menos como era hasta hace 30 años- son una obligación del Estado, no un favor que graciosamente le hace al pueblo. Máxime cuando del sudor de ese pueblo atado y amordazado, de los misérrimos salarios que les paga, de los impuestos y demás contribuciones con que los esquilma, es de donde salen todos los gastos del Estado.
Sería muy bueno que igual que nos comunican cuánto cuesta una operación o un ingreso en un hospital, nos dijeran los mandamases cuánto gasta el MININT en vigilancia y represión, cuánto cuestan las armas para un ejército desproporcionadamente grande y con demasiados generales, cuánto cuestan los carros en que se mueve la elite, cuánto cuestan los numerosos eventos en La Habana a los que asisten papanatas, sabichosos y atorrantes de todo el mundo, cuánto cuestan las recholatas a todo trapo de los príncipes de la realeza castrista… Sí, será muy bueno, no vendrá mal, que nos tengan al tanto de las cuentas del de las cuentas del Estado.
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