Hijo de Ileana Ros-Lehtinen una poderosa
congresista republicana, Rodrigo Heng-Lehtinen reivindica la tolerancia
Entrevista a el activista Rodrigo Heng-Lehtinen
“Trump mueve América hacia el odio”
POR PABLO DE LLANO -- EL PAÍS
Rodrigo Heng-Lehtinen (Miami, 1986) sabe que todo cambia. Antes se llamó Amanda. Hijo de la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, votó por Hillary Clinton y lucha contra la discriminación con su ONG Libertad para todos los americanos. La decisión de Donald Trump de eliminar la orden que permitía a los escolares transgénero elegir baño es combatida por él y por su madre, una conservadora moderada hoy a la contra en su propio partido. Él define al presidente como “antiamericano” por socavar la tolerancia en el país que acogió a su difunto abuelo Enrique Ros, un anticastrista que salió de Cuba en 1960.
Pregunta. ¿Qué hacía su abuelo antes de la revolución?
Respuesta. Trabajó en contabilidad y como maestro de español. Daba clases de español avanzado, al nivel de Cervantes, a cubanos que querían hablar fino.
P. ¿Y qué hizo al llegar a EE UU?
R. Durante un tiempo vivió con su familia en un pueblo de Pensilvania y tradujo manuales para dentista. Una vez fui con mis abuelos a visitar aquello y yo no me podía imaginar el shock que pudo ser para unos habaneros amanecer una mañana en aquel pueblo nevado. Pensé en lo que supuso para él salir de su país hacia lo desconocido para ayudar a su familia y me sentí muy agradecido.
P. ¿Ha ido alguna vez a Cuba?
R. No, nunca. Para mi familia sería ayudar al régimen castrista y yo lo respeto mucho. Independientemente de cualquier opinión, es algo del corazón.
P. Y un día le dijo a su abuelo que usted era un hombre.
R. Sí, y tenía mucho temor. Pensaba que una persona de la tercera edad no lo podría entender. Recuerdo que aquella noche se lo iban a contar mis padres y yo estaba en casa paralizado por el miedo a perder a mi abuelo. Para mi hermana y para mí nuestros abuelos eran como padres, siempre con ellos, cenando nuestra ropa vieja con frijoles. Había mucho amor. Entonces recibí su llamada y me dijo: “Te quiero y esto no cambia nada. Te quiero como el hombre que eres”.
P. Y a sus padres se lo había dicho un tiempo atrás.
R. Así es, con una carta que les dejé en su cama. Salí de casa con una maleta de ropa y dinero para una semana y fui a casa de una amiga. Tenía 21 años y pensaba que estaba a punto de perderlo todo, a mi familia.
P. ¿Estaba dispuesto a perderlos?
R. Pues sí, porque ser transgénero es algo tan fuerte, tan interno que no se puede cambiar. Y no puedes vivir sin hacer la transición. Paraliza tu vida.
P. Entonces se fue de su hogar, con su maleta, pensando en que podía no regresar jamás. Como sus abuelos cuando salieron de Cuba.
R. Sí, vaya, nunca lo había pensado así.
P. ¿Y qué pasó?
R. Por la noche, yo ya había salido de casa de mi amiga y estaba en mi carro detenido en la calle, en una noche cálida típica de Miami. En silencio, con la radio apagada, paralizado como lo estaría más tarde cuando esperase la reacción del abuelo. Y a las once de la noche me llaman mis padres. Me dicen: “Vuelve a casa. Tenemos muchas preguntas y no sabemos qué significa esto, pero no vamos a dejar que se rompa nuestra familia. Por favor, regresa”. Encendí el carro y volví.
P. ¿Cómo lo recibieron?
R. Me dieron un gran abrazo y me dijeron: “Vamos a aprender”. Eso fue lo más importante. Tuvieron paciencia para educarse y entender mi normalidad.
P. Empezó a ponerse ropa de hombre en la universidad.
R. Un suéter y un pantalón de un amigo. Era al inicio de mi proceso y teníamos un ritual. Yo iba a visitarlo y las horas que pasábamos juntos usaba su ropa.
P. Usted pasó de mujer a hombre. ¿Cómo siente ahora su lado femenino?
R. Yo siempre he sido un hombre gay, aún cuando era mujer. Un hombre gay y femenino. El hecho de que yo fuera una niña en el pasado es un detalle médico para mí. Sé que suena contraintuitivo, pero es así y para mí es normal.
P. ¿Por qué se puso Rodrigo?
R. Me gustó y se podía pronunciar fácil en inglés y en español. Pero mantengo como segundo nombre Amanda porque era el de mi abuela cubana. Soy Rodrigo Amanda Heng (por el apellido de mi marido) guión Lehtinen.
P. ¿Cómo buscó el nombre?
R. En una web para mujeres embarazadas. Sección: Nombres de bebé.
P. ¿Padeció acoso escolar?
R. Yo no, gracias a dios.
P. ¿Tuvo el problema de no poder elegir baño?
R. No porque en la escuela no sabía que era transgénero y no vivía como tal. Pero de adulto, durante el proceso de transición, sí. Durante años evité tomar mucha agua en lugares públicos para no tener que ir al baño. Era humillante.
P. ¿Qué le parece la decisión de Trump?
R. Comunica algo muy negativo. Te dice que si eres un americano transgénero no tienes valor para su gobierno. Es un mensaje de intolerancia. El presidente Trump está moviendo a América y a los americanos hacia la ignorancia y el odio.
P. ¿Cómo se define usted políticamente?
R. Liberal. El único liberal de la familia. Estoy registrado como independiente y voto sobre todo por demócratas. Pero, por supuesto, voto por mi madre.
P. ¿Cree que se siente a gusto con la deriva de su partido?
R. Sus posiciones no han cambiado, pero el partido sí. Posiciones que antes eran centristas ahora dentro del partido se ven como liberales, porque sus líderes lo están llevando más hacia la derecha. Pienso que va a acabar dañándolos.
P. ¿Le gustaría ser congresista?
R. Estoy feliz con lo que hago. Pero durante años nunca hubiera imaginado que yo pudiera aspirar a eso siendo transgénero. Ahora veo que todo es posible.
P. ¿Su madre querría?
R. Puede ser, pero lo que más quiere son más nietos. Le toca a mi hermana.
Ileana Ros-Lehtinen y su hijo