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General: La importancia de llamarse William Adolphe Bouguereau
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 31/03/2017 18:09
Más allá del estilo de pintar, la fama y fortuna de William Adolphe Bouguereau
obedeció a su interés en mostrar a la burguesía europea y estadounidense lo que esta quería ver
 
  dante-y-virgilio-en-el-infierno-detalle-de-william-adolphe-bouguereau.jpg (895×597)
                                                             Dante y Virgilio en el Infierno (detalle), de William-Adolphe Bouguereau
Bouguereau, sociedad y erotismo
           Alejandro Armengol — Miami — Cuba Encuentro
La obra de William-Adolphe Bouguereau recorre con facilidad y simpleza dos mundos afines y contradictorios: la pintura de la segundad mitad del siglo XIX y la publicidad actual. En uno todo es pasado. En otro encontramos iguales representaciones, pero con mayor provocación.

Nada más fácil que descartar a Bouguereau como artista. Ya lo hicieron en su momento Gauguin, Cézanne y Van Gogh. Durante las tres últimas décadas del XIX fue el pintor más conocido de París, que era como decir del mundo. Luego sus cuadros se convirtieron en sinónimo de mediocridad y hasta de burla para los estudiantes de arte. A partir de 1980 ha comenzado una revalorización de su obra, pero siempre a partir de su destreza, no de su talento. Ello se refleja en el mercado. Para un creador de 822 cuadros conocidos, y que se mantuvo pintando seis días a la semana casi hasta su muerte a los 79 años —aunque muchos se han perdido—, solo algunos han alcanzado el millón de dólares y muy pocos los dos o tres millones. Si se compara con los precios astronómicos de las obras impresionistas, quien en una época fue muy cotizado entre magnates franceses y estadounidenses se preguntaría hoy si valió la pena tanto esfuerzo.

De hecho, el nombre de Bouguereau ha servido para acuñar un término peyorativo, el “Bouguereauté” que le endilgaron Degás y sus seguidores. Su manera, en buena medida, llevó a la consagración de un estilo opuesto. Las superficies de sus pinturas “lisas y artificiales” fueron catalogadas de poseer un “acabado lamido”, deslavazado, demasiado liso y trabajado en exceso. Tal estilo, que con anterioridad había sido admirado en Ingres —quien destacó que “la pincelada, por más lograda que sea, no debe ser visible”— tuvo su contrapartida en la textura y los brochazos, muy visibles, que caracterizan a los cuadros impresionistas y post-impresionistas.

Más allá del estilo de pintar —aunque íntimamente relacionado con ello— la fama y fortuna de Bouguereau, así como su posterior descrédito, obedeció a su interés en mostrar a la burguesía europea y estadounidense lo que esta quería ver: mujeres hermosas, niñas pobres pero encantadoras —y sobre todo muy limpias—, mitología clásica y una idílica vida campestre. Tal visión, que fue cambiando ligeramente con los años, adaptándose al público —“Qué usted espera, tiene que adaptarse al gusto del público y el público solo compra lo que le gusta”, dijo en una ocasión— la aceptó no solo en su obra, sino trató de imponerla a otros.

Con el control absoluto del Salón de pintura de la Academia de Bellas Artes, admitía en la exposición anual solo las obras que eran de su agrado o de los pintores que no lo criticaban o atacaban, al punto de que Cézane se quejó en una ocasión de haber sido excluido del “Salón de Monsieur Bouguereau”.

Sin embargo, esa mirada típica de la pacatería e hipocresía de la burguesía francesa, reflejada en sus cuadros, no estuvo libre de pequeños y saludables excesos. Si el erotismo de Bouguereau casi nunca se libra de la cautela —baste comparar su Nacimiento de Venus con el de Cabanel— y su fetichismo con los pies de niñas y jovencitas responde al gusto de la época, en ocasiones sus cuadros bordean lo siniestro.

Dentro de ese juego especialmente rentable de satisfacer las fantasías sexuales de los espectadores masculinos —sin trasgredir los códigos morales establecidos por el Segundo Imperio—, algunas pinturas de Bouguereau nos presentan una escena conocida donde aparece un detalle, un tema o un aspecto que rompe las convenciones.

Dante y Virgilio en el Infierno nos muestra una escena que podemos considerar de vampirismo (el hereje y alquimista Capocchio es mordido en el cuello por Gianni Schicchi, un famoso suplantador de personas para obtener sus herencias). El cuadro tiene una notable carga erótica y contrasta con otro de Delacroix sobre igual tema. En El primer duelo o Despertar de la tristeza (nombre que recibe tradicionalmente en español) está presente también el erotismo en las figuras, sus poses y un posicionamiento que resulta chocante con el tema.

La pintura describe el momento en el que Adán y Eva han descubierto el cadáver de su hijo Abel, asesinado por Caín. Tal característica desentona con el hecho de que, cuando la realizó, el pintor había sufrido recientemente la pérdida de su segundo hijo.

Bouguereau pertenece a la época en que los cuerpos femeninos blancos, depilados, blancos, idealizados al gusto del momento, se ofrecían a los visitantes de los salones de arte como ejemplos de belleza y alta cultura. Fueron el reverso de la prostitución imperante en las sucias calles. Hoy tal disparidad se encuentra en las páginas de anuncios de artículos de moda de las revistas de papel cromado, y las noticias que llenan el resto de la publicación.

Autor; Alejandro Armengol, Miami
  
 
xbirth-of-venus-by-alexandre-cabanel-1863.jpg (1448×822)
 
  El Nacimiento De Venus - De Alexandre Cabanel
 
-bouguereau.jpg (643×900)
El nacimiento de Venus, de William-Adolphe Bouguereau
 
5971c6043bjpg (708×1000)
William-Adolphe Bouguereau
6c9c.jpg (822×1024)
Dante y Virgilio en el Infierno (detalle), de William-Adolphe Bouguereau.


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 31/03/2017 18:17
   La importancia de llamarse William Adolphe Bouguereau
Es un honor tener
muchas virtudes, pero es una suerte muy dura.
 
de01a9da1dda35b1d4140fc18ae550a8.jpg (736×595)
El primer duelo, de William Adolphe Bouguereau
              Por Pamela Linette - 
Todos hemos oído alguna vez de Rembrandt, de Miguel Ángel o de Caravaggio, pero ¿cuándo hemos escuchado el nombre de Bouguereau? Seguramente nunca, y a pesar de estar a la altura de estos artistas, como representante de las más perfectas recreaciones de la anatomía humana y de las más hermosas y sublimes manifestaciones en la pintura, no tenemos noción alguna de este personaje.
 
Cuando estaba en auge su obra, el impresionismo estaba tomando forma y los modernistas acusaban a sus pinturas de seguir cánones viejos y sin innovación. Entonces sus pinturas se guardaron en los áticos de los museos, envejeciendo y empolvándose, hasta que  en 1960, tras casi cien años de no ver la luz, empezaron a desmentir los mitos que lo rodeaban, y los historiadores, curadores y críticos comenzaron a resucitar la magia dormida de este pintor. Pero ¿cuál es la importancia de llamarse William A. Bouguereau?
 
El despertar de la tristeza, 1888
Autor reconocido de más de ochocientas pinturas, de las cuales la mitad son consideradas obras maestras, William Adolphe Bougureau (1825-1905) fue un pintor francés, heredero del Clasicismo. Gracias a su estilo con una alta aspiración de representar perfectamente la anatomía humana, es considerado como uno de los más grandes genios artísticos de la historia y entre los primeros lugares de maestros en toda la historia del arte occidental.
 
Poseedor de un talento excepcional y una constante disciplina a los  21 años de edad William fue aceptado en la prestigiosa escuela de arte École des Beaux-Arts. Cuatro años después resultó ganador del Grand Prix de Roma, beca otorgada a estudiantes de arte para ser enviados a la Villa Medici. Aquí recibe cierta inspiración e influencia de la pintura italiana renacentista.
 
Los protagonistas de sus pinturas van desde criaturas mitológicas hasta campesinos y niños; esto fue algo novedoso en aquélla época, pues sólo se solía retratar a gobernantes, aristócratas o religiosos. Este aspecto más tarde lo tomaría el impresionismo.
 
Llegó alcanzar un admirable prestigio que hasta el mismo emperador Napoleón III le pidió que lo retratase y en 1856 nació Napoleón III visitando a las víctimas de la inundación de Tarascón. Además fue miembro de la Academia Francesa de Bellas Artes y elegido como  presidente para la primera y recién fundada Sociedad de Artistas Franceses.
 
Gracias a la influencia de Bouguereau y su esposa, también pintora, Elizabeth Gane Garner, se les permitió a las mujeres estudiar en las instituciones de arte francesas por primera vez en la historia. Esto conllevó ser un hecho importante y primordial para el desarrollo de la mujer en el arte. El 19 de Agosto de 1905 murió a causa de un problema cardíaco.
 
La exquisitez con que juega con el cuerpo humano es el resultado de una innovación y talentos magnos en las técnicas establecidas por aquéllas épocas, logrando con ello crear un paraíso limpio y armonioso en sus pinturas. El meticuloso y arduo trabajo en sus obras le otorgó un sello único y particular para la historia del arte. La grandeza cuesta e incluso se llega a ocultar por años, pero finalmente el buen arte saldrá a la luz y se honrará como se debe.
 
Hoy en día sus pinturas se llegan a vender en más de tres millones de dólares y en más de cien museos e instituciones tienen sus obras en exposiciones permanentes. Se sigue debatiendo sobre su vida y obra en la actualidad, con el fin de seguir manteniendo su nombre en un lugar importante dentro de la cultura y el arte, pues sería una terrible equivocación que la humanidad se mantenga ciega ante el majestuoso arte de Bouguereau. 
 
 
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The Remorse Of Orestes (1862)
 
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The_Birth_of_Venus_by_William-Adolphe_Bouguereau_(1879).jpg (1239×1749)
                                                         El nacimiento de Venus, de William Adolphe Bouguereau
         NOTA:
Todas las imágenes fueron tomadas de internet, con el solo propósito de dar a conocer
el Arte del pintor  William Adolphe Bouguereau.


 
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