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General: Abel Sierra Madero: La otra campana, destapa caja de Pandora sobre UMAP
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 10/04/2017 19:19
   
Abel Sierra Madero destapa ‘caja de Pandora’ sobre UMAP

Una interesante reflexión que nos acerca más a la realidad cubana

Abel Sierra Madero, historiador cubano y doctorando de la Universidad de Nueva York, ha trabajado los cruces entre sexualidad y nacionalismo desde hace más de una década. Aquí explica por qué, según su óptica, las señales de una Cuba abierta a la diversidad están todavía lejos de ser una realidad.
 
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                                                                                                            Abel Sierra Madero  
LA OTRA CAMPANA  
Abel Sierra Madero es doctor en Ciencias Históricas por la Universidad de La Habana y actualmente se encuentra realizando un doctorado en Literatura en la Universidad de Nueva York. Por más de una década se ha dedicado a estudiar las conexiones entre el nacionalismo cubano y la sexualidad en los procesos de construcción de la nación en Latinoamérica. Ha publicado una decena de artículos y dos libros entre los que se destaca Del otro lado del espejo. La sexualidad en la construcción de la sociedad cubana, que obtuvo el Premio Casa de las Américas en 2006. En los últimos años ha prestado especial atención al trabajo sexual masculino, un fenómeno que en Cuba se conoce como pinguerismo.

Señalás en tus textos que el pinguero constituye un correlato del hombre nuevo imaginado por la Revolución Cubana. ¿Cómo se contraponen?

–El pinguero está muy lejos de todo lo que allá por los ’60 se pensaba del “hombre nuevo”. Representa el fracaso del megaproyecto socialista de crear un nuevo sujeto. El pinguero vive de convertir su cuerpo en mercancía en función del turismo internacional, una práctica cuya erradicación se ostentó por los funcionarios y las elites políticas como una de las grandes conquistas de la Revolución. Sin embargo, hoy el pinguero recurre al discurso de “la lucha” sobre el que se articuló la retórica de la Revolución Cubana. “La lucha” les sirve a los pingueros para negociar el estigma que adquieren sus prácticas: una metáfora del trabajo sexual como supervivencia y también una forma de “desidentificación” homoerótica (muchos de ellos no se consideran homosexuales). Implica prácticas de simulación: “la mecánica”, estrategias con las que en vez de pedir dinero directamente a los turistas desarrollan narrativas que los hacen parecer víctimas del sistema, con proyectos de emigrar, y hasta se inventan el amor. Entre ellos y el cliente hay un acuerdo tácito: ellos usan códigos de romance y el cliente no siente tanto que está pagando por sexo.

También señalás que el proyecto del hombre nuevo del Che es una recreación de esbozos anteriores, que no fue nada nuevo.

–Me interesa trazar una ruta de este concepto que permita entender el caso cubano en diálogo con otros modelos de control social, como el de la Unión Soviética e incluso en la Revolución Mexicana. El concepto de hombre nuevo es útil para entender las conexiones entre el nacionalismo y la sexualidad, tan importantes en el diseño del modelo cubano. Los grandes teóricos del nacionalismo (Ernest Gellner, Eric Hobsbawm, Benedict Anderson, entre otros) casi no tomaron en cuenta la sexualidad en los análisis. Sólo a partir de 1985, con Nacionalismo y sexualidad, del historiador británico George Mosse, estas conexiones adquieren una dimensión en la teoría del nacionalismo. Mosse demostró cómo en el nacionalsocialismo alemán, el fascismo italiano y el modelo de construcción del socialismo patentado por la Unión Soviética, el “hombre nuevo” fue fundamental en la construcción de estereotipos y en la imaginación de una masculinidad nacional.

¿Y qué sucede con la relación entre nacionalismo y sexualidad en Cuba?

–En Cuba, como en otros tantos países, el nacionalismo contribuyó a que la imaginación nacional pasara primero por el cuerpo humano. Esa analogía entre nación y cuerpo viene del siglo XIX: la nación fue representada generalmente por un cuerpo. Una serie de nociones sobre el acto sexual se integran al discurso del nacionalismo y la soberanía. De ahí que el colonialismo o el imperialismo sean interpretados como actos de penetración.

Asociando la sexualidad siempre exclusivamente a la penetración.

–Y la nación siempre como cuerpo de mujer. Con la revolución, la imagen de la nación como espacio femenino penetrado va a ser complementada por la figura de Fidel Castro y su traje verde oliva. Las prostitutas y los homosexuales son asociados a la decadencia y considerados enemigos del sujeto revolucionario. Al inicio, el proyecto de creación del hombre nuevo tenía una base religiosa. La retórica revolucionaria descansó en un primer momento en una lectura de la sociedad como un cuerpo corrompido por los vicios del antiguo régimen. Muy pronto, el discurso religioso se complementa con una lectura de la nación como un cuerpo enfermo. De ahí que disciplinas dentro de la medicina, como la psicología y la psiquiatría, se integren a los nuevos procesos de homogeneización para fundar una pedagogía de Estado. La nueva pedagogía quería construir un sujeto “sano”, disciplinado y trabajador. La isla se convirtió en un gran laboratorio y en ese espíritu se van a integrar las disciplinas médicas. Las publicaciones de esa época, como las del hospital psiquiátrico de La Habana, van a mostrar preocupación por el niño amanerado y culpar a la familia, para legitimar la intervención estatal en esos cuerpos, corregir posturas y poses. De ahí la obsesión de Fidel Castro no sólo con el discurso de la guerra sino también con el deporte desde la infancia.

¿Es Cuba aún en la actualidad una nación homofóbica?

–Continúa siendo muy conservadora a pesar de los cambios. Hace poco debieron reprogramar la telenovela La otra cara de la luna, que estaba en el horario estelar, porque mucha gente se ruborizó. Tenía un guión lleno de clisés y recuperaba la idea del homosexual como sujeto perverso que debe morir o irse del país, como el personaje de Diego en Fresa y chocolate. En el caso de la telenovela, el personaje tenía sida e interrumpía en un matrimonio hétero: un villano. Ese discurso higiénico es muy viejo, sin embargo, todavía hay mucha gente y funcionarios que piensan así. Esta pacatería es contradictoria si se piensa que, a la vez, la cubanidad se ha articulado históricamente sobre la exportación del mito de que los cubanos somos seres sexualmente muy activos. Esa imagen también ha sido recreada fuera de Cuba, como si los cubanos no tuviéramos que aportar nada más en el ámbito internacional que puro erotismo, esa postal que desde afuera arman: el paraíso sexoerótico tropical, que no es más que ron, tabaco, una mulata y un carro viejo.

Se tiene la impresión de que Cuba ha logrado avances en materia de reconocimientos lgbtti. Entre otras cosas, la aprobación de las operaciones de cambio de sexo…

–En los últimos años puede apreciarse un cambio en las aproximaciones de las instituciones y los funcionarios estatales con respecto a este tema. Sin embargo, con relación a los grupos trans hay todavía una serie de prácticas muy cuestionables. Existe un comité de expertos que decide quién cualifica o no para una reasignación de sexo a partir de exámenes médicos, psiquiátricos, psicológicos. Este proceso es supervisado por el Cenesex. Este centro ha hecho cosas positivas en los últimos años, pero también tiene contradicciones como proyecto político, entre otras cosas porque secuestra el discurso público sobre el tema y anula posibilidades de activismo fuera del Estado. Hace ya algún tiempo el Cenesex presentó una propuesta al Parlamento cubano para que se aprobara una ley de identidad de género, sin embargo esto no ha sido posible, lo que muestra las grandes tensiones que aún hoy generan estos temas en las estructuras de poder en Cuba. En cuanto a las reasignaciones, al inicio la operación era una condición esencial para que les permitieran a las personas trans cambiar el nombre y la identidad de género. Hoy ya no lo es más, pero el diagnóstico médico sigue influyendo en las decisiones.
  
            26 de nov. de 2016
        Fuente Cristianos Gays


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 10/04/2017 19:23
LAS UMAP FUERON UN EXPERIMENTO EN EL QUE SE ANULÓ LA VOLUNTAD  Y
   LA DIGNIDAD HUMANA, EN UN MOMENTO EN QUE CUBA SE CONVIRTIÓ EN UN GRAN LABORATORIO
  
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         Abel Sierra Madero destapa ‘caja de Pandora’ sobre UMAP
   Por Natacha Herrera- Especial para El Nuevo Herald
Con la reciente publicación en la revista Letras Libres de su artículo Academia para producir machos en Cuba, el investigador cubano Abel Sierra Madero ha destapado como caja de Pandora el ominoso tema de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), ubicándolo en su contexto histórico, con testimonios no solo de víctimas, sino también de profesionales que participaron del lado del gobierno cubano.
 
Sierra Madero es graduado de Historia de la Universidad de la Habana y actualmente realiza un doctorado en Literatura en la Universidad de Nueva York, (NYU). Desde el 2012 reside entre la ciudad de Nueva York y Miami. Una versión ampliada de su texto sobre las UMAP, en la revista académica Cuban Studies, número 44, se presenta en la librería Books & Books de Coral Gables, el viernes 5 de febrero a las 8 p.m.
 
¿Qué te motivó a investigar este período histórico de Cuba que, por tu edad, no coincidiste en tiempo? “Soy historiador de formación y los sesenta siempre tuvieron para mí un especial interés. Mis últimos textos y motivaciones intelectuales han estado encaminados a desmontar con un enfoque historiográfico el proyecto político conocido como ‘revolución cubana’, y específicamente de una de sus nociones fundamentales, la del ‘hombre nuevo’. En ese sentido me interesan las políticas de rehabilitación y reeducación que el gobierno cubano ensayó durante los sesenta, que se articularon a partir de los discursos de la higiene social y la enfermedad”.
 
Cuando entrevistaste a psicólogos que participaron en dicho experimento, como la Dra. María Elena Solé, ¿te transmitieron algún tipo de vergüenza o arrepentimiento por su papel en las UMAP? “La doctora María Elena Solé estaba enferma de cáncer y sabía que le quedaba poco tiempo de vida en el momento de nuestro encuentro. Creo que esa fue una de las razones por las que consintió ser entrevistada. Me pareció una persona honesta; pero sobre todo una profesional muy fiel a sus herramientas analíticas. En la entrevista que le hice reconoció que los métodos empleados por los psicólogos en Cuba con respecto a los homosexuales fueron disparatados; pero que estaban en consonancia con las aproximaciones que se tenían sobre el tema en Occidente en aquel momento. María Elena Solé murió un tiempo después de que me concediera la entrevista. El material que resultó de ese encuentro sale en la revista académica Cuban Studies, una versión mucho más larga de mi texto sobre las UMAP publicado en Letras Libres recientemente también aparece ahí”.
 
¿Hay posibilidades, o ya se trabaja en ello, en dar nombre a las 30 mil víctimas de los campos forzados de las UMAP? “Cada víctima de la represión, de la censura, no sólo en Cuba sino en el mundo tiene un nombre. Una de las zonas en que regímenes como el cubano basan su poder y despliegan todos sus recursos, es el de borrar la memoria, de que las víctimas sean sólo números. Por eso creo en la política de la memoria como un espacio en que el que habrá que trabajar para que Cuba pueda reconstruirse como nación una vez que la transición pueda avanzar a otra fase. Hay mucha gente, no sólo historiadores, empeñados en rescatar esos nombres y para eso existen dos herramientas fundamentales, la memoria y el archivo, que estoy seguro que van a ser factores del cambio a tener en cuenta en un futuro próximo.
 
El gobierno cubano sigue intentando distorsionar el carácter de estos campos de trabajo forzado y se niega a pedir perdón a la nación por la implementación no sólo de las UMAP, sino también de otras granjas y campamentos al que eran obligados a trabajar miles de ciudadanos. Por ejemplo, los que querían abandonar el país eran enviados a permanecer en granjas y realizar labores onerosas hasta que les llegara la salida. Recuerdo por ejemplo las granjas de las ‘Jaquelines’ y los campamentos para apátridas de los que habla Julia Miranda en Diario para Uchiram”.
 
De acuerdo a tus investigaciones, ¿hubo víctimas mortales producto de los castigos dentro de los campamentos de las UMAP? “Las UMAP fueron un experimento en el que se anuló la voluntad y la dignidad humana, en un momento en que Cuba se convirtió en un gran laboratorio. Ese experimento que recuperó toda una concepción y métodos de la tradición de trabajo forzado, tuvo altos costos simbólicos y físicos para todos los involucrados, incluso para los carceleros, me refiero a los cabos y demás oficiales. Hubo muertos, no sabría decirte cuántos, por la falta de transparencia del gobierno cubano y del terror que le tiene al archivo, que para este tipo de regímenes resulta muy peligroso. Pero hubo muertos víctimas de los guardias y del ambiente carcelario en el que se basaron las unidades. Algunos se auto flagelaban con machetes y mochas para resistir al régimen de trabajo. Hubo otros, en cambio, como el joven Benjamín de la Torre, que se suicidaron poco tiempo después de que salieron de las UMAP. Eso hay que estudiarlo más para saber a ciencia cierta el número de muertos”.
 
¿Qué planes tienes para toda la información que has podido obtener hasta ahora sobre este tema? ¿Un libro? “Por lo pronto he escrito un capítulo sobre las UMAP que forma parte de un libro en el que estoy trabajando sobre la construcción del ‘hombre nuevo’ en Cuba y sobre las políticas de rehabilitación y reeducación política durante los sesenta y setenta. En ese libro conjugo las UMAP con otros experimentos e instituciones encaminadas al control social y político y a la apropiación de la fuerza de trabajo de miles de ciudadanos bajo la retórica de la utopía socialista, para no tener que compensarlos económicamente”.
 
¿Visitas Cuba con frecuencia? Después de publicar el texto Academias para producir machos en Cuba, ¿no te da miedo que se ensañen contigo en un viaje? “He ido a Cuba en plan familiar. Hasta ahora no he sentido miedo, ni he tenido problemas; pero sí la pesadilla que afecta a casi todos los cubanos que vivimos fuera de la Isla. Consiste en que estamos en la Isla y por alguna u otra razón no podemos salir nuevamente. En La Habana he soñado que no puedo salir, que no puedo tomar mi vuelo de regreso y te confieso me despierto con pánico, con ansiedad”.
 
¿Qué opinas sobre las concesiones que la administración del presidente Barack Obama le está otorgando al régimen de la Habana sin que los Castro hagan ningún tipo de concesión? “Creo que la administración Obama no vio como concesiones la nueva aproximación de su gobierno cuando se anunció el cambio de políticas hacia Cuba aquel 17 de diciembre del 2014. Aunque ha pasado un año del anuncio y en Cuba se ha intensificado la represión y los arrestos contra activistas y miembros de la oposición, las diferencias sociales y la pobreza son más marcadas que nunca, la administración no lo ve como concesiones en la medida que forma parte de una política a largo plazo. Lo que ha pasado es que los asesores de este cambio de política tienen un conocimiento muy limitado de la isla y de cómo funciona el régimen cubano y sus instituciones.
 
Hace unos días, el ministro de comunicaciones confesó a el Nuevo Herald que su viaje a Cuba tenía como objetivo ‘aprender’ entre otras cosas el funcionamiento del país. Eso deja mucho que desear y hemos visto cómo la administración opera con unas ecuaciones y unos esquemas que no se adecuan en lo absoluto al caso cubano. Tal es así, que este proceso está teniendo efectos no esperados como el aumento de la emigración masiva y el modo en que el gobierno cubano ha respondido y ha hecho quedar en ridículo en muchos sentidos al presidente Obama.
 
A mí el cambio de política me parece interesante en la medida que construye nuevos escenarios y ofrece posibilidades para la aparición de nuevos sujetos políticos. Ha desmantelado la noción de ‘plaza sitiada’ sobre la que se articulaba el gobierno cubano con un discurso de guerra fría; aunque al final la nueva política ha terminado por legitimar al régimen y la administración Obama en función de crear un ‘legado’, ha ‘deshistorizado’ un conflicto político que lleva más de cincuenta años”.
 


 
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