Marruecos tiene un gran enemigo en América Latina: Cuba. Es ahí, sin embargo, donde el rey Mohamed VI ha decidido pasar unas vacaciones desde el viernes con toda su familia. La elección del archipiélago caribeño ha dejado estupefactos a muchos de los siguen la política marroquí porque la relación entre Rabat y La Habana es tan mala que ni siquiera mantienen relaciones diplomáticas.
A las 17.30h del viernes, poco después de la oración de mediodía, el Boeing real despegó de Casablanca rumbo a Cuba con, a bordo, el monarca, de 53 años, su esposa, Lalla Salma, su hijo, el príncipe heredero, Moulay Hassan, de 14 años, su hija, Lalla Khadija, de 10 años, y un numeroso séquito. En la isla se incorporarán otros miembros de la familia.
La Habana fue la primera etapa de la visita real donde Mohamed VI y su séquito ocuparon todo el lujoso hotel Saratoga, en la ciudad vieja. Después irán, según el diario turístico Caribbean News Digital, al Cayo Santa María, una isla paradisiaca de 21 kilómetros cuadrados. Es probable que, a continuación, el monarca emprenda, ya sin la familia, un viaje de trabajo por América Latina.
Cuando el Boeing 737 salió del espacio aéreo marroquí 'Le 360', el diario online más afín al palacio real, dio la noticia de las vacaciones reales y las justificó. Recordó que la agenda del soberano “había estado muy cargada” estos últimos tiempos. Desde el otoño Mohamed VI ha efectuado tres largas girasafricanas –la última duró 45 días- y a su regreso, a finales de marzo, tuvo quedar un impulso a la formación del Gobierno pendiente desde principios de octubre. Los periplos africanos estuvieron, sin embargo, salpicados de días de descanso en los países que visitaba.
'Le 360' y otros medios marroquíes que recogieron la noticia omiten recordar que Cuba y Marruecos no mantienen relaciones diplomáticas desde hace 37 años. Incluso cuando las mantuvieron no fueron nada cordiales a causa del apoyo, político y diplomático que el presidente Fidel Castro brindó a Argeliaen su guerra con Marruecos a principios de la década de los sesenta.
"Es como si el presidente John Kennedy se hubiese ido a Cuba en plena crisis de los misiles” en 1962, comenta sorprendido un diplomático europeo
Tras la salida de España del Sáhara Occidental, en 1975, el Frente Polisario desencadenó la guerra de guerrillas contra Marruecos y contó desde el primer momento con el respaldo de Cuba. Miles de jóvenes saharauis han estudiado en sus escuelas y universidades; sus instructores militares y sus médicos se han desplazado hasta Tinduf (suroeste de Argelia) para enseñar a los reclutassaharauis a manejar las armas o prodigar cuidados a los refugiados. El apoyo cubano supera con creces al de otros países latinoamericanos que simpatizan con el independentismo saharaui como Venezuela, Nicaragua, Bolivia o Uruguay.
De ahí que el viaje real resulte incomprensible. “Es como si el presidente John Kennedy se hubiese ido a Cuba en plena crisis de los misiles” en 1962, comenta sorprendido un diplomático europeo que hasta hace poco estaba acreditado en Rabat. “Es como si se fuese de vacaciones a Argelia, solo que Argel y Rabat sí mantienen relaciones diplomáticas lo que no sucede con Cuba”, añade. Argelia es el gran valedor del Polisario al que proporciona armas y acoge en su territorio a los refugiados saharauis.
Cuando desde el palacio real marroquí se trasladó a La Habana el deseo del monarca de vacacionar Cuba, el régimen castrista aceptó pero envió de inmediato a Tinduf a su embajador en Argel, Raúl Barzaga Navas. Este informó al líder del Polisario, Brahim Ghali, de que habían autorizado la estancia real, pero que ello no significaba ningún cambio de postura con relación al conflicto del Sáhara.
No es la primera vez que Mohamed VI viaja al Caribe. En diciembre de 2004 pasó unos días en República Dominicana sin la familia, pero acompañado por un séquito de 300 personas. Ana Jiménez, que era entonces la portavoz de la Secretaría de Turismo dominicana, se alegró públicamente de que su visita contribuyese a la promoción internacional de la isla.
Las autoridades cubanas guardan, por ahora, silencio. “La visita del monarca ha tenido un perfil muy bajo y hasta el momento ningún telediario ni medios nacionales han tomado nota”, constataba desde La Habana el columnistaAurelio Pedroso. Aun así opinaba que demuestra que “quienes pensaban que el “boom Cuba” comenzaba a desinflarse se han equivocado”.