Donald Trump y la maldita hemeroteca:
Sus promesas inclumplidas, del NAFTA a China
El presidente estadounidense ha cambiado su versión sobre asuntos clave en la política económica y exterior del país tras apenas tres meses de mandato en la Casa Blanca.
Los primeros 100 días de mandato de Donald Trump están llenos de contradicciones. La larga lista de promesas realizadas por el magnate durante su campaña que ha incumplido tras llegar a la Casa Blanca, haciendo lo contrario de lo que había dicho o al menos alterando radicalmente su postura. La prueba del algodón de la hemeroteca no deja lugar a dudas.
Nafta
En la lista de deseos de Donald Trump para la Casa Blanca estaba terminar con el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), acuerdo que el país mantiene con México y Canadá. "Es el peor tratado de la historia", le espetó en un debate electoral a Hillary Clinton, cuyo marido había aprobado el tratado cuando ocupaba la presidencia en 1994.
La decisión de suspender el contrato fue aplazándose en las primeras semanas de mandato ante las críticas de los líderes republicanos. Hasta hoy. La Casa Blanca ha emitido un comunicado donde, luego de que Trump lo decidiese junto a sus homólogos de México y Canadá, que el NAFTA seguiría en pie: "El presidente ha decidido no eliminar el NAFTA en este momento y abrirá la renegociación del acuerdo para beneficiar a los tres países".
Impuestos
Esta semana mismo ha vuelto a traicionarse a sí mismo con una reforma fiscal que contradice su ideal de ayudar a "los que construyeron este país". El plan de reducción de impuestos del que, por lo de ahora, tan solo se ha desvelado una página, incluye una reducción del 35% al 15% en el impuesto de ganancias para las grandes empresas. "Se trata de uno de los mayores recortes de impuestos de la historia", presume el secretario del Tesoro de EEUU, Steve Mnuchin. La revisión fiscal se aleja por tanto de una de las principales bazas de Trump durante la campaña, cuando anunció "recortes masivos para la clase obrera, los hombres y mujeres olvidados que construyeron este país.
Tiempo libre
A Trump siempre le ha gustado el golf. Él mismo lo ha reconocido en las múltiples veces que prometió no tener tiempo para practicarlo en caso de resultar elegido presidente. Han pasado más de 80 días desde que Donald Trump juraba su cargo frente al Capitolio y, en estos tres meses, ya ha invertido 18 días en jugar al golf. En agosto de 2016, el entonces candidato republicano ofrecía un mitin en Míchigan donde volvía a achacarle al presidente Obama sus visitas al 'green': "¡Lárgate del campo de golf y baja a Louisiana!".
Con sus visitas de fin de semana a Mar-a-Lago, el lujoso resort que posee en Palm Beach (Florida), Trump es ya el presidente que más veces ha practicado su swing en las 13 primeras semanas que lleva como inquilino de la Casa Blanca. Según recoge el The New York Times, Trump ha estado 10 semanas entre hoyos, mientras Bill Clinton solo lo hizo en tres ocasiones por ninguna de sus sucesores, George Bush y Barack Obama.
China
En la red social Twitter, Trump se mostró indignado por las críticas a China que le reprochan sus detractores: "¿Por qué iba a llamar a China manipuladora de divisas si están trabajando con nosotros en el problema de Corea del Norte? ¡Veremos qué pasa!". Gesto con China y mayor tensión diplomática con el régimen de Pyongyang.
El guiño a China poco tiene que ver con las palabras que Trump dedicó a Pekín cuando anunció su candidatura a las presidencia de Estados Unidos. "Están devaluando su moneda a un nivel que no os podríais creer. Es imposible que nuestras compañías puedan competir así. Imposible", concluyó en junio de 2015. El New York Times recogió otros cinco momentos en los que el magnate fue modificando su versión.
A pesar de mantener el mismo discurso durante buena parte de su mandato, ha tardado solo diez días en cambiar su postura sobre la política monetaria china. El 2 de abril señalaba al Financial Times que los chinos son "campeones del mundo" en manipulación de divisas. Y seguía en la misma línea el 12 de abril, durante una entrevista con el Wall Street Journal, se limitaba a subrayar que no lo son.
Siria
Mucho antes de convertirse en presidente, el magnate lanzó un mensaje en Twitter: "Siria no es nuestro problema". Reaccionaba así a la propuesta del presidente Obama de crear una zona de exclusión aérea en Siria. Ya como candidato republicano, el aspirante argumentaba en un debate que no le gustaba el presidente sirio Assad, pero que tanto él como Rusia e Irán "están matando al Estado Islámico". Semanas antes de las elecciones, afirmaba: "Debemos concentrarnos en el ISIS, no en Siria".
La hemeroteca volvió a golpearle cuando decidió bombardear el régimen de Assad en respuesta al supuesto ataque químico de Idlib. “Llamo a todas las naciones civilizadas a unirse a nosotros para poner fin a la matanza en Siria", manifestó desde su residencia de Mar-a-Lago. Apenas seis días después, en una entrevista a Fox Business, Trump rechazó intervenir en el país. "Lo que hice yo debió haberlo hecho hace mucho tiempo el Gobierno de Obama. Creo que Siria estaría ahora mucho mejor", terció tras lanzar varios cohetes sobre la base aérea de Assad.
OTAN
El discurso de Donald Trump ha sido siempre crítico con la OTAN por no "centrarse en el terrorismo". Sin embargo, tres meses después de acceder a la presidencia, el mandatario ha cambiado su visión sobre la alianza militar.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, le visitó en la Casa Blanca el pasado miércoles, cuando el presidente estadounidense corrigió su postura: "Me quejé sobre ello hace tiempo. Dije que era obsoleta. Ya no es obsoleta", tras un encuentro que calificó de "productivo". En una entrevista con Associated Press el pasado lunes, Trump explicó que cuando se fundó la organización en 1949, "no había tal cosa como el terrorismo".
El portal PolitiFact, ganador de un Pulitzer en 2009 tras su labor de verificación durante las elecciones de 2008, apunta a que solo el 4% de las declaraciones analizadas al presidente son verdad. El 33% serían falsas, por un 16% de 'pants on fire' ('mentiras insostenibles'). Una de ellas, por ejemplo, ha sido negar recientemente que conocía a Steve Bannon durante su campaña electoral, mientras que en un mitin de agosto admitió tener relación con él desde hacía "mucho tiempo".