Tomoya Hosoda, un concejal transgénero
El hombre transgénero que está cambiando la política de Japón Tomoya Hosoda, un concejal transgénero de Iruma, Japón, dijo que esperaba
contribuir de forma importante al ser una persona pública y sentirse seguro de su identidad
Por Motoko Rich Read in EnglishIruma, Japón — Además de su nombre y título, la tarjeta de presentación de Tomoya Hosoda, un concejal de un suburbio de Tokio, tiene una descripción muy original: “Nací mujer”, se lee en la tarjeta.
Hosoda, de 25 años, ganó en marzo un puesto dentro del concejo de Iruma, una ciudad de tradición conservadora. Se convirtió en el primer hombre abiertamente transgénero que ocupa un cargo público en Japón y uno de los pocos en todo el mundo.
La aparición de cantantes y estrellas transgénero en la televisión nacional podría proyectar la ilusión de que la cultura japonesa se siente cómoda con la fluidez de género. Sin embargo, Japón es un país donde las personas transgénero deben ser diagnosticadas con un trastorno mental para poder hacer la transición legal de un sexo al otro. Además, tienen dificultades para rentar apartamentos, obtener asistencia médica o mantenerse en sus empleos.
Hosoda cree que, con su granito de arena, puede contribuir de forma importante al ser una persona pública que se siente segura de su identidad, en particular con los jóvenes que pudieran experimentar las mismas inquietudes.
“Quería mostrarle a los niños de las escuelas primarias y secundarias que existo”, comentó en una entrevista realizada en la oficina en Iruma del Partido Democrático, al cual Hosoda representa en el concejo. “Realmente lo creo y por eso entré a la política”.
El mismo Hosoda se benefició del activismo de otro político transgénero de Japón, Aya Kamikawa, quien durante 14 años ha tenido una curul en el concejo de Setagaya, un distrito de Tokio.
Kamikawa, una mujer transgénero, cabildeó para que se produjera un cambio en la legislación japonesa que permitiera a las personas trans cambiar su sexo de manera oficial en su acta de registro familiar. Todos los ciudadanos de Japón deben tener estos certificados, los cuales son requeridos para rentar un apartamento, recibir asistencia médica o tener acceso a otros servicios.
Conforme a la ley, solo las personas que han recibido un diagnóstico de “trastorno de identidad de género” y se han sometido a una cirugía de reasignación de sexo pueden cambiar legalmente de género. Los activistas dicen que la ley perjudica a quienes están en transición o no quieren operarse, que les dificulta así vivir o trabajar con el género con el que se identifican y que esto suele causar discriminación por parte de quienes solo reconocen el sexo biológico.
Hosoda, quien creció en Iruma como una niña llamada Mika, nunca conoció a nadie que fuera transgénero y ni siquiera sabía que fuera posible hacer la transición de mujer a hombre. Lo único que sabía era que no se sentía como una niña y detestaba que la obligaran a usar falda en el bachillerato. Cuando llegó el momento de la ceremonia de la mayoría de edad, a los 20 años, se negó a usar un kimono femenino.
Por medio de internet, conoció a una persona que había hecho la transición de mujer a hombre, lo cual le hizo darse cuenta de que existía la posibilidad de tomar otro rumbo en la vida. Este mentor la alentó a hablar con sus padres. Sentía ansiedad por la manera en que podían responder, escribió una carta y se la dio a su madre. Hosoda recordó que, después de que leyó la carta, las primeras palabras de su mamá fueron: “Lo siento mucho”. Se sentía devastada por saber que había estado sufriendo en silencio durante tanto tiempo y quería ofrecerle todo su apoyo en la transición.
En 2014, Hosoda se sometió a una cirugía de reasignación de sexo, la cual le permitió cambiar el género en su registro familiar oficial.
Cuando decidió postularse para un cargo público, se sentía cómodo al hablar sobre su identidad, aunque es posible que su apariencia le ayudara a esconder su pasado. Con el pelo corto y meticulosamente peinado con gel, los anteojos metálicos y la sombra de su barba, se parece a muchos de los hombres de entre 20 y 30 años que viven en Tokio.
Los panfletos de su campaña mostraban claramente que era un hombre transgénero y que proponía una plataforma que aceptaba la diversidad, no solo de las minorías sexuales, sino también de los adultos mayores, los niños y las personas con discapacidad.
Hosoda afirmó que no sufrió ninguna discriminación durante su campaña. Ganó su posición en el concejo tras ser uno de los miembros elegidos con menos votos. En Iruma, Shinji Sugimura, director de la división local del Partido Democrático, dijo que Hosoda había tenido éxito porque “no impuso su forma de pensar, sino intentó que lo entendieran”. “Es mejor como político que como activista”, agregó Sugimura.
Kamikawa, quien recordó cómo la acosaron durante su primer periodo, hace 14 años, dijo que le agradaba que Hosoda no se hubiera enfrentado al tipo de ataques que ella experimentó. Algunas personas la insultaban, comentó, y otros le preguntaban: “¿Qué tipo de padres criaron a alguien como tú?”.
Algunos activistas transgénero afirman que aún hay muchos obstáculos, aunque pareciera que ha crecido en la sociedad japonesa la aceptación de las personas transgénero. Por ejemplo, quienes prefieren no arriesgarse a una cirugía por razones de salud o quienes aún están en proceso de cambiar su sexo biológico se sienten como en un limbo donde no pueden vivir como quisieran.
“Cuando alguien les dice que su apariencia no coincide con su registro familiar oficial, deben volver a explicar cada vez su situación”, dijo Yuka Tateishi, un abogado que representa a una mujer transgénero que está luchando por su derecho de usar en el trabajo los baños que corresponden con su identidad de género.
Takamasa Nakayama, fundador de una organización que apoya a las personas trans, dijo que algunas habían sido despedidas después de divulgar su identidad de género.
“A veces, las personas transgénero son discriminadas porque su apariencia está cambiando”, mencionó Nakayama. “Si no tienen la fortaleza suficiente, es difícil mantener un trabajo de tiempo completo y sobrevivir al acoso”.
El seguro de salud nacional de Japón no cubre la cirugía de reasignación de sexo o las terapias hormonales y hay pocos médicos que se especialicen en esos procedimientos. Además, el Ministerio de Educación se negó recientemente a incluir contenidos sobre la situación de las personas transgénero en los planes de estudio de los jardines de niños, escuelas primarias y secundarias, con el argumento de que ese tipo de discusiones podrían ser “difíciles” por el desafío que supone “lograr el entendimiento de los padres y el público”.
Hosoda dijo que esperaba implementar un servicio de terapia en el ayuntamiento de Iruma a través del cual los adolescentes que luchan con su identidad de género puedan buscar orientación. Señaló que la tasa de suicidios en ese grupo de jóvenes era tres o cuatro veces mayor que la que se experimenta en los que no tienen las mismas inquietudes.
Aunque Hosoda se concentrara principalmente en los asuntos más básicos de la vida pública, como asegurarse de que funcione el alumbrado de las calles, los expertos en asuntos de género dicen que podría convertirse en un símbolo poderoso.
“Si las únicas personas abiertamente transgénero que salen en la televisión son celebridades, el público tiene una versión muy sesgada de la realidad, lo cual podría contribuir a que no haya una mayor aceptación”, dijo Gill Steel, profesor adjunto de la Universidad Doshisha. “Con suerte, los políticos transgénero aumentarán la tolerancia general simplemente al hacer bien su trabajo ante el público”.
Sobre todo, dijo Hosoda, en una sociedad que valora el conformismo: “Quisiera enviar un mensaje de que está bien ser como eres. No tienes que forzarte o meterte en ningún molde”.
Makiko Inoue colaboró con este reportaje.
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