La batalla por informar y estar informados
Ante los últimos acontecimientos políticos y noticiosos, el enemigo deja de ser el enemigo y ciertos amigos empiezan a comportarse como enemigos. “Con amigos como estos no necesito enemigos”.
Hace unos días una talentosa y querida amiga, Belma Suazo, a minutos de salir del mar en la ciudad de
Miami dijo una de las cosas más brillantes que he escuchado sobre el tópico cubano. —“Allá gusana y aquí, comunista”.
Wendy Guerra - El Nuevo HeraldY es que, ante la campaña y triunfo de Trump, la muerte de Fidel Castro, el candente tópico de la repatriación y el deterioro de la realidad venezolana se han instaurado batallas campales en los medios de las que nunca esperamos ser protagonistas. Al calor de estos acontecimientos se han dividido amigos, círculos literarios y hasta sólidos matrimonios a los que los años les habían consolidado.
Puedes pensar de manera semejante a quien amas, admiras o respetas, puedes comulgar con quien convives o anhelas, pero si ese ser detesta o adora a Obama, si acepta o vota por Trump, entonces los asuntos que les competen dejan de ser, en efecto, algo que suma y estas mismas razones se vuelven materia de división irreversible.
En Cuba las personas que tienen la posibilidad de navegar en internet se expresan con más soltura en Facebook que en el escenario real. ¿Será posible que crean que, al ser una plataforma foránea, no les están espiando?
¿Ha bajado la vigilancia en Cuba? ¿Les interesa a los censores perseguir los comentarios de Facebook? ¿Qué porcentaje de la población puede hacerse eco de lo que allí se expresa? ¿Serán hoy estas plataformas dentro de Cuba una nueva válvula de escape para quienes allí nos expresamos? ¿Hay más cubanos desfilando en Facebook que en la Plaza de la Revolución?
Tumbados sobre los parques, entre el calor, los mosquitos y las lágrimas de quienes se ven después de muchas décadas, los cubanos que seguimos trasmitiendo directamente desde la isla tenemos la sensación, al entrar a Facebook, de estar pisando territorio libre. Navegar no es viajar o dejar la isla, navegar es tener la ilusión de poder expresarse libremente, hasta que alguien de aquí o de allá te bloquee, te dé un escándalo o simplemente lea con sorna lo que en realidad sientes. No hace falta la Seguridad del Estado, tampoco el CDR, con un amigo que piense lo contrario, te agreda o corte tu discurso ya tienes la plana editada o censurada.
¿Cuál es la diferencia entre lo que pones en un foro de internet y lo que piensas en realidad?
Para los internautas hay un ABC, no escribir cuando tomas, cuando estás enfadado o cuando te sientes solo. En Cuba debes manifestarte en el minuto que aparece una conexión. Vives siempre bajo la sensación de no poderte desatar en medio alguno, pues el periódico Granma o el Juventud Rebelde se parecen al país que hace tiempo abandonó a tus padres –imagínate a ti. Esos periódicos pocas veces te dedican una mirada de reojo, ya lo aseguraban Aute y Sabina: “El diario no hablaba de ti ni de mí”. Quienes podemos aprovechar una conexión en Cuba sabemos que es el momento de contarlo todo, aunque sea esta la última cosa que escribas en tu vida. Será por eso que nuestros titulares puedan pasar de ingenuos, tremendistas, dramáticos o rotundos. Se repiten varias veces por la mala conexión, salen tiempo después de ser escritos y no los acompañan fotos de alta resolución. Nos volvemos editores, redactores, confesores, periodistas en medio de una guerra caliente que se llama a-islamiento.
Entre el mutismo y el arrojo, el temblor en los dedos y el apurillo por no perder la conexión tecleas nervioso, sabes que lo que digas lo verán miles, cientos, millones de seres que no tienen ni idea de lo que en realidad pasa en ese gran malentendido que es Cuba. Te vuelves vocero, embajador de los tuyos y tu primera persona se vuelve colectiva.
Muchas veces quienes nos leen e interpretan desde la isla califican nuestras quejas como actos de gusanería, pues para muchos “la ropa sucia se lava en casa”, pero como todo el mundo conoce, en esta “casa” un porcentaje muy reducido tiene internet. Para otros quedarse reportando en Cuba con la posibilidad de conectarte de vez en cuando con el mundo es un privilegio y en nombre de ese privilegio te llaman: comunista.
En este puente transcurre nuestra vida y aparecen nuestros titulares, versos o textos familiares escritos como en ráfagas, señales de humo, relámpagos que les enviamos desde la última playa sin internet.