Apertura de Obama a
Cuba es más popular en Florida que la mano dura de Trump
EFE - MIAMI
La nueva política de Donald Trump hacia Cuba es menos popular (13 puntos menos) en Florida que la normalización de relaciones iniciada en 2014 por su antecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, pero además le ha restado aprobación al actual mandatario, según una encuesta publicada el martes.
Un 34 % de los floridanos aprueba el endurecimiento de la política hacia Cuba anunciado la semana pasada en Miami por Trump, frente al 47 % que dice apoyar el deshielo con la isla de Obama, de acuerdo con el sondeo de la Iniciativa Económica y de Negocios de la Universidad de Florida Atlantic (FAU BEPI, en inglés).
La firma de demografía de esa universidad pública con sede en Boca Ratón (Florida) pidió por internet a una muestra de 500 residentes en este estado del sureste de EEUU su opinión sobre el endurecimiento de la política hacia Cuba decidido por Trump. La encuesta tiene un margen de error 4,3 puntos porcentuales.
El presidente, que hizo el anuncio el viernes 16 en un teatro atestado de representantes de la poderosa comunidad cubano-americana de Miami y de los cubanos exiliados, ha perdido popularidad entre los habitantes de Florida después de adoptar esas medidas, señalan los autores de la encuesta realizada entre el 16 y el 18 de junio.
En una encuesta de FAU BEPI realizada en marzo la aprobación de Trump en Florida era del 36 % y ahora es del 35 %.
Peor es el efecto en la desaprobación de Trump, que pasó de 38 % en marzo a 44 % en la última encuesta.
La principal medida anunciada por Trump, la prohibición de hacer negocios con empresas ligadas a la Fuerza Armadas Revolucionarias de Cuba, es apoyada por el 43 % de los encuestados, mientras que el 25 % se opone y un 33 % dice estar dudoso.
Las nuevas restricciones a los viajes a Cuba tienen un apoyo del 44 % y el rechazo del 32 % de los encuestados. El porcentaje de los que no tienen opinión formada es del 24 %.
De todas las medidas de esta nueva política con la que Trump pretende “empoderar” al pueblo cubano y presionar al “brutal” régimen de Raúl Castro para que abra el país a la libertad y la democracia es la de mantener abierta la embajada en La Habana, con un 61 % de aprobación, un 13 % de rechazo y un 15 % sin opinión.
Los floridanos se muestran también en la encuesta escépticos de que estas políticas de Trump vayan a mejorar la vida de los cubanos de a pie.
Solo un 21 % piensa que mejorará las condiciones de vida de la gente de la isla, mientras un 36 % cree que empeorará y un 43 % que opina que no espera cambios.
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La política de ‘boca para fuera’ de Trump hacia Cuba
Mi primera reacción a la tan llevada y traída política hacia Cuba del presidente Donald Trump fue enviar un mensaje de texto a mi hija, que es de la generación del milenio, para dejarle saber que podía seguir adelante con sus planes de visitar La Habana: “Puedes reservar tu crucero”.
Resultó que lo que se suponía que era una reversión a gran escala de la política del deshielo con Cuba del presidente Barack Obama –esta reversión instigada por los congresistas cubanoamericanos Marco Rubio y Mario Diaz-Balart– exime a las industrias de las aerolíneas y los cruceros, las cuales podían haber perdido $3,500 millones de haber tenido lugar un cambio en las regulaciones del Departamento del Tesoro que les permite añadir los puertos de escala cubanos a sus itinerarios caribeños.
Simplemente, no le digan “turismo” a los cruceros y no se bañen en las playas. Pero, fuera de eso, viento en popa a la isla, que vuelve a ser prohibida por lo menos en retórica.
Esa es la única parte clara de la política de viajes de Trump-Rubio-Diaz-Balart, según la define una directiva de ocho páginas obtenida por el Miami Herald.
Lo demás está todo patas arriba.
Trump y su pandilla de asistentes de línea dura eliminaron el verdadero intercambio entre los pueblos: el de los viajeros estadounidenses independientes que se quedan en casas y apartamentos de Airbnb o en casas particulares, comen en paladares privados por toda la isla, visitan por iniciativa propia a los artistas independientes y a los cuentapropistas, y se preocupan de conocer a los cubanos de uno en uno. Las nuevas reglas obligan a los estadounidenses a viajar en grupos organizados por operadores de giras u organizaciones aprobadas por el Departamento del Tesoro.
La razón expuesta en una conferencia de prensa: los viajes independientes son “una categoría fácil de abusar”, de acuerdo con un funcionario de la administración de Trump, y esta es una manera de asegurar que los viajeros “no vayan a sentarse en las playas”.
Esto no tiene pies ni cabeza.
La política parece estar en conflicto con su propósito explícito de restringir el flujo de dinero a las fuerzas armadas de Cuba, las cuales son dueñas del 60 por ciento del turismo, controlado por el estado, a través de su empresa GAESA. Cuando se obliga a los viajeros a viajar a través de las compañías de giras, se está enviando el negocio a los hoteles estatales y las instituciones estatales. El único valor que veo aquí es entregarle el monopolio de los viajes a Cuba a los operadores de giras estadounidenses.
FABIOLA SANTIAGO