¿Marca la diferencia el lugar?
De un baño público en La Habana a uno en Varadero
Orlando González | Matanzas, Cuba | Cubanet
Varadero se encuentra dentro de los principales destinos para la mayoría del turismo que visita la Isla; la Península de Hicacos cuenta con 30 km de extensión, de los cuales 22 km son de playas. En este atípico y paradisiaco lugar se pueden observar infinidades de cosas únicas en su tipo. Los baños públicos, por ejemplo, son considerados por muchos cubanos que visitan el lugar como “los más limpios, pero a la vez los más caros de Cuba”.
“Cuando de baños públicos se habla en Cuba, la primera imagen que viene a mi cabeza son los sucios y mal olientes baños de las terminales de ómnibus y trenes o los antihigiénicos baños públicos casi extintos ubicados en algunas zonas urbanas. Nunca a lo largo de todos estos años de revolución se conoce o se conocía un baño público que contara con buena higiene, buen olor y servicios de todo tipo. Desde ofertar porciones de champú para el cabello, o papel sanitario, raciones de acondicionador para el cabello hasta vender almohadillas sanitarias femeninas. Eso donde único ocurre es aquí, en Varadero. De eso estoy seguro”, comentó Jorge González, un profesor de 68 años que se encontraba disfrutando del lugar.
Varadero cuenta con alrededor de seis instalaciones de este tipo. Se trata de “baños arrendados”, donde un cuentapropista debe pagar un impuesto de 500 pesos mensuales en moneda nacional y debe pagar aparte lo que consuma de electricidad, agua, y su Seguridad Social.
“Es un buen negocio y todos salimos ganando. Pago en total 780 pesos al mes, contando también los 87 pesos de Seguridad Social, pero esa cantidad la puedo recaudar fácilmente en dos o tres días los fines de semana, ahora en temporada de playa; ofertamos un buen servicio y hasta ahora los clientes siempre quedan muy satisfechos”, comentó Alina Suarez, trabajadora de uno de estos baños, que reside en Varadero.
“Estos baños no tienen nada que ver con los de las terminales de ómnibus o trenes, ni con ninguno en general de los que he visitado en La Habana. La limpieza y la calidad del servicio son buenas. No sé si lo habrán permitido porque se trata de Varadero que es un lugar que tiene que dar una buena imagen debido al alto número de turistas que lo visitan o si esto se extenderá a la capital también, pero lo real es que por lo menos limpieza tienen. Esto da mucho que hablar ¿Por qué no habían hecho esto antes por qué lo permiten aquí en Varadero solamente? Será para dar una imagen diferente de la real, estoy segura que no les importa que los que arrendaron estos baños ganen buen dinero, se hacen los de la vista gorda cuando les conviene”, comentó Humberto Fuentes, quien reside en La Habana y maneja allí un “almendrón”.
“Con nosotros los boteros sí es el fuego (refiriéndose a las medidas del Estado recientemente implementadas para este tipo de actividad), pero hay otros sectores del trabajo por cuenta propia que también ganan incluso más que nosotros y a esos no los molestan, o solo hacen o toman medidas cuando les conviene”, añade Humberto refiriéndose a las cortapisas de las autoridades gubernamentales.
Los precios por los servicios varían. Tomar una ducha tiene un valor de cinco pesos, usar el sanitario cuesta un peso, usar jabón, tres pesos. También se ofertan porciones de champú y acondicionador a precios de cinco pesos. Las almohadillas y el papel sanitario también se cobran aparte (un peso por un poco de papel sanitario y tres pesos cada almohadilla femenina). Los niños pagan las mismas tarifas que los adultos.
Todo se encuentra bien explicado en una tablilla con los precios de todos los servicios que se encuentra ubicada antes de entrar al lugar.
Algunos cubanos entrevistados para este trabajo plantearon inconformidad con algunas de las “tarifas” de estos baños públicos.
“Me parece excesivo cobrar el papel sanitario aparte del servicio del baño. Si ya estás pagando por entrar, ¿por qué debes pagar también por el papel, lo mismo con las duchas, si ya pagas cinco pesos por usar la ducha? ¿Por qué debes pagar tres pesos más por usar un jabón, que vaya usted a saber quién lo uso anteriormente? Eso es antihigiénico y no estoy de acuerdo, que pienso que se debe mejorar en ese aspecto”. Nos comentó Ángel Hernández al salir de usar las duchas en estos “baños arrendados”.
Debido a que el agua que se gaste se les cobra aparte a los arrendadores, estos prohíben llenar pomos o recipientes con agua en el lugar para evitar gastos extras.
Los baños públicos, que por lo regular en Cuba se habían ganado la merecida fama de ser lugares sucios, con mal olor y antihigiénicos, hoy se encuentran cambiando a lo que pudiera ser “un negocio muy rentable”, según manifestaron algunos de estos cuentapropistas en Varadero. Otros de los entrevistados simplemente piensan que son permitidos por el simple hecho de “darle buena imagen al turista que visita la Isla”.
ACERCA EL AUTOR
Fotografias de Orlando González; Periodista independiente. Reside en La Habana.