“El Gobierno regala a otros pueblos vende al pueblo suyo lo que otros le regalan”.. Damnificados o no, todos los cubanos sufren carencias de alimentos, medicinas y recursos materiales.
‘Soplaré y tu casa derrumbaré’
¿Por qué Cuba es especialmente vulnerable ante los huracanes?
Roberto Rodríguez | Bayamo | Cubanet
Tras su paso por el Caribe, el Huracán Irma, dejó un sabor amargo de destrucción y muerte. Un sabor tan amargo como el de sus predecesores y venideros huracanes.
La condición cubana de isla caribeña le hace vulnerable a desastres naturales. Huracanes, tormentas e intensas lluvias, sequías, penetraciones del mar, inundaciones y deslizamientos de tierra, con la consecuente devastación y daños asociados.
Cabe reconocer la imposibilidad de evitar daños, pero el descomunal poder destructivo de Irma deja un claro mensaje. Construcciones más adecuadas pueden minimizar los destrozos y hacer descender la cifra de 1,7 millones evacuados preventivamente durante su paso. Casi un 15% de la población del país, aun cuando el huracán no afectó la totalidad de la isla.
El fondo habitacional nacional es en su mayoría vulnerable y precario. La violencia de Irma arrasó mucho de lo poco, y casi todo lo endeble del sector poblacional, que resultó el más afectado en cuanto a derrumbes parciales y totales, pérdidas de techos o cubiertas, pertenencias, equipos y propiedades. Sector además al que le es más difícil recuperarse de los daños.
Una legendaria falacia comunista reza: “En Cuba, nadie quedará desamparado”. Claro que, respetando un orden de prioridades gubernamentales, encabezadas por el sector estatal —o lucrativo para la diezmada economía nacional— y muy remotamente finalizado por el sector poblacional. Muchos ciudadanos, aún no se han recuperado de las afectaciones causadas por huracanes de hace más de una década.
El gobierno anunció por los medios que asumirá el 50 % del precio de los materiales de construcción de las casas damnificadas, pero reconoció que no cuenta con materiales para la reconstrucción inmediata. “Cada territorio debe arreglárselas con lo que tengan apoyándose en producciones locales”. Antes del huracán, ya los Puntos de Venta de Materiales de construcción estaban prácticamente vacíos.
El otro 50% deben pagarlo los damnificados. Aun así, la suma de precios de los materiales necesarios resulta exorbitante.
Para comprar los recursos y reconstruir sus viviendas, a muchos no les quedará más salida que asumir deudas monetarias y de gratitud, solicitando créditos o subsidios al “benevolente Estado” que, con “espíritu solidario”, se conduele de otras islas y países también afectados y se apresta a enviar ayuda humanitaria a sus territorios.
“El Gobierno regala a otros pueblos vende al pueblo suyo lo que otros le regalan. Damnificados o no, todos los cubanos sufren carencias de alimentos, medicinas y recursos materiales”, manifiesta Maité, una bayamesa afectada por Irma.
La capacidad de respuesta ante semejantes catástrofes se ve afectada por la deficiente infraestructura industrial, tecnológicamente obsoleta y deterioradas redes urbanas de drenaje. Todo lo que, sumado a la crisis económica actual, ralentiza la recuperación.
Jamás serán suficientes las acciones de la Defensa Civil, empresas y organismos estatales, mientras que no se adopten medidas preventivas a largo plazo y se reconozca los peligros que nos afectan y la vulnerabilidad que caracteriza las construcciones cubanas.
La mayoría de las viviendas afectadas por derrumbes parciales o totales carecían de cimentación y cerramiento reforzado con acero; en cambio las construcciones “de placa” de hormigón armado resultan más efectivas para resistir la violencia de fenómenos meteorológicos.
Resulta un gasto innecesario y una pérdida de tiempo volver a construir viviendas con las mismas vulnerabilidades.
Cuba necesita construcciones más seguras con cubierta rígida reforzada con acero. El paso de huracanes por la isla, ha demostrado la ineficiencia de los techos de fibrocemento, tejas cerámicas, infinitas de cartón asfaltado o láminas metálicas, por su fragilidad e inadecuado anclaje a la estructura.
“El Gobierno regala a otros pueblos vende al pueblo suyo lo que otros le regalan. Damnificados o no, todos los cubanos sufren carencias de alimentos, medicinas y recursos materiales”, manifiesta Maité, una bayamesa afectada por Irma.
La capacidad de respuesta ante semejantes catástrofes se ve afectada por la deficiente infraestructura industrial, tecnológicamente obsoleta y deterioradas redes urbanas de drenaje. Todo lo que, sumado a la crisis económica actual, ralentiza la recuperación.
Jamás serán suficientes las acciones de la Defensa Civil, empresas y organismos estatales, mientras que no se adopten medidas preventivas a largo plazo y se reconozca los peligros que nos afectan y la vulnerabilidad que caracteriza las construcciones cubanas.
La mayoría de las viviendas afectadas por derrumbes parciales o totales carecían de cimentación y cerramiento reforzado con acero; en cambio las construcciones “de placa” de hormigón armado resultan más efectivas para resistir la violencia de fenómenos meteorológicos.
Resulta un gasto innecesario y una pérdida de tiempo volver a construir viviendas con las mismas vulnerabilidades.
Cuba necesita construcciones más seguras con cubierta rígida reforzada con acero. El paso de huracanes por la isla, ha demostrado la ineficiencia de los techos de fibrocemento, tejas cerámicas, infinitas de cartón asfaltado o láminas metálicas, por su fragilidad e inadecuado anclaje a la estructura.
ROBERTO RODRÍGUEZ CARDONA