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General: La única portada de la que Playboy se arrepiente-
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanet20  (Mensaje original) Enviado: 28/09/2017 17:36
EL FUNDADOR DEL IMPERIO PLAYBOY FALLECIÓ LA
MADRUGADA DEL JUEVES 21 DE SEPTIEMBRE 2017 A LOS 91 AÑOS DE EDAD
 Marzo de 1990:  Donald Trump protagoniza el número de la revista, y asegura que no quiere ser presidente de Los Estados Unidos.
 
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La única portada de la que Playboy se arrepiente
                   Por Paloma Rando - Vanity Fair
Ocurrió hace un mes. Una de las revistas más polémicas del mundo editorial reconocía estar avergonzada de la publicación de una portada. No se trataba de ninguna portada de alto contenido erótico ni que rebasara los límites de lo socialmente permitido, como sí les había ocurrido en otras ocasiones. Era otra cosa. Cooper Hefner, hijísimo y director creativo de Playboy Enterprises reconocía públicamente un error: la portada de Playboy que hace casi 30 años protagonizó Donald Trump. “No respetamos al tipo. Hay una vergüenza personal porque Trump es alguien que ha estado en nuestra portada”, reconoció para el Hollywood reporter, y ese plural es destacable porque aunque luego hizo declaraciones personales, habló en nombre de toda la compañía en la que su padre, Hugh Hefner, seguía ostentando un cargo honorario.
 
Era marzo de 1990. Trump era un empresario de éxito (había pasado la década de los 80 convirtiéndose en ello), la Trump tower llevaba ocho años formando parte del skyline neoyorquino y el horizonte de su emporio hotelero parecía inagotable. Y además empezaba a tomar partido en la vida pública de su ciudad. Cabe recordar que un año antes había pagado una página de publicidad para pedir que se restaurase la pena de muerte para los cinco menores acusados de haber violado a la corredora de Central Park(spoiler: se terminó demostrando la inocencia de los cinco).
 
Posar para Playboy se antoja un deseo de un tipo al que ahora sabemos obsesionado con la fama, las mujeres modelos y el dinero. Y precisamente en compañía de una modelo aparece en la portada. Compartieron portada, pero no la misma suerte de cara al futuro: Brandi Brant, que así se llama la famosa conejita, fue condenada en 2014 a pasar seis años en prisión por tráfico de drogas.
 
Si la portada es llamativa, no es nada en comparación a la entrevista, que podemos calificar de visionaria. A Trump le preguntan en ella si desearía ser presidente de Estados Unidos. ¿Su respuesta? “No quiero la presidencia. Quiero ayudar a un montón de gente con mi fundación”. Pero y si se presentara, ¿por qué partido lo haría? Agárrense: “Si alguna vez me presentara, lo haría mejor como demócrata que como republicano. Y esto no es porque yo sea más liberal, porque soy conservador. Sino porque el obrero me elegiría a mí. Le gusto. Cuando camino por la calle, los taxistas me gritan desde las ventanillas” (citado también por Politico) De hecho, el New York Times publicó este artículo comparando las declaraciones de Trump en esa entrevista con las que efectuó en 2016 en plena carrera electoral.
 
Del número también se habló recientemente en redes sociales gracias a una imagen involuntariamente divertida, la que subió el pastor evangélico Jerry Falwell a su Twitter, en la que compartía imagen con Trump en su despacho de cuya pared colgaba… sí, lo han adivinado, la portada de Playboy enmarcada.
 
La desvinculación del emporio de Hefner con Trump no solo es reciente, es sorprendente ya que Trump siempre ha estado vinculado de una u otra manera al club de las conejitas. En su 40 aniversario, en 1993, se le fotografió retratando a su vez a varias conejitas con una polaroid. Y en el 50 aniversario (en 2003) posó en su photocall junto a la conejita Victoria Silvstedt y a la desconocida modelo Melania Knauss. Desconocida en 2003: tan solo dos años después se casaría con ella y la acabaría convirtiendo en primera dama de los Estados Unidos.
 
 
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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 28/09/2017 17:40
La apasionante historia de Hugh Hefner, el Walt Disney del erotismo así forjó su imperio el hombre que sacó a Marilyn Monroe desnuda en una portada.
 
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Tras la muerte del creador de Playboy, recuperamos este reportaje de 2015.
          POR CLAUDIO M. DE PRADO
Recién cumplidos los 89 años, Hugh Hefner vive la vida que muchos varones heterosexuales soñarían tener a su edad: es millonario, no viste otra cosa que no sea un batín y una gorra de capitán de barco (el equivalente al chandal de los ricos), está casado con una mujer 60 años más joven que él llamada Crystal Harris y, lo mejor de todo, en su mansión californiana solo dejan entrar a mujeres ligeras de ropa, famosos con ganas de fiesta y, en contadas ocasiones, algún curioso dispuesto a pagar un dineral por conocer en directo la Disneylandia del erotismo.
  
Definitivamente, Hugh Hefner es ídolo que cumple todos los clichés del jubilado bonvivant. Todos excepto uno: sigue trabajando. Aunque no por necesidad, sino por principios.“Retirarme sería el primer paso hacia la tumba”, asegura siempre que alguien le ha preguntado por qué no se olvida de Playboy y se lanza a disfrutar de todos esos placeres por los que muchos matarían. No le culpe. ¿Acaso usted abandonaría a su suerte el imperio que convirtió a un licenciado en psicología en el Walt Disney del entretenimiento para adultos?
  
Porque del mismo modo que al padre del ratón Mickey le debemos mucho más que unos simpáticos dibujos animados, el padre del conejo más famoso del mundo (con permiso de Bugs Bunny) se merece un reconocimiento por mucho más que por sus desnudos femeninos rodeados de buen periodismo y por hacer de un logo de un conejo diseñado en 1954 un superventas. No se equivoquen: Hef, como le conocen sus amigos, es mucho más que un caballero obsesionado por las tetas bien puestas. Pasen y vean.
 
‏TODO SOBRE SU MADRE
‏Como cualquier ser humano, la llegada al mundo de Hugh Hefner no habría sido posible sin sus padres, Glenn Lucius y Grace Caroline Hefner, dos maestros conservadores y metodistas descendientes de suecos y alemanes asentados en Chicago.
 
Otra cosa es a quién de los dos debamos la existencia de Playboy, y en ese caso todas las flores son para su madre Grace, que fue la que le prestó 1.000 de los 8.000 dólares que Hugh, sin saber qué hacer tras trabajar como periodista para Squire y un diario militar durante la Segunda Guerra Mundial, necesitaba para fundar su propia revista. Una que acabara con la mojigatería imperante en la época. “No lo hizo porque creyera en el proyecto, sino porque creía en su hijo”, reconoció hace unos años el editor durante una entrevista. No es lo único que le debe. La buena de Grace murió en 1997 a la nada desdeñable edad de 101 años. Vamos, que hay Hugh Hefner para rato…
 
MARILYN MONROE NUNCA ESTUVO AQUÍ
Antes de convertirse en la estrella del cine más grande de la historia, Marilyn Monroe se llamaba Norma Jean y no tenía problemas en posar desnuda para varios calendarios. Con lo que no contaba ella es con que años despuésHefner compraría una fotografía inédita de aquellas sesiones por 500 dólares y la convertiría en el póster despegable del primer número de Playboy (nombre elegido tras descartar otros como Stag Party, Sir o Bachelor), publicado en diciembre de 1953. La revista salió sin ningún número que indicara su periodicidad porque el empresario no sabía cuánto tardaría en sacar la siguiente, pero aquella imagen de la actriz sin ropa sobre un fondo rojo de terciopelo logró que los 55.000 ejemplares de aquella primera tirada se agotaran en un santiamén. Al mes siguiente el número 2 ya estaba en los quioscos.
 
Curiosamente, Hefner y Monroe, que tenían la misma edad, nunca llegaron a conocerse. Eso sí, cuando llegue el momento descansarán para siempre el uno junto al otro. En 1992 el magnate compró por 75.000 dólares una tumba al lado de la de Marilyn para pasar a la eternidad al lado de su “icono sexual de juventud”.
 
CUESTIÓN DE FILOSOFÍA
¿Cuántos matrimonios se habrán salvado gracias a que después de que la mujer descubriera algún ejemplar de Playboy por ahí escondido aceptara la manida excusa de “La compro por los artículos, que son muy buenos”? Sobre todo porque bastaba abrir las páginas de la revista para finalizar la discusión. Realmente lo eran.
 
Qué multitud de cabeceras se hayan subido después al carro de erotismo con fundamento con más o menos acierto se lo debemos también a Hugh, que en un editorial publicado en aquel primer número describió lo que hoy se conoce como ‘filosofía Playboy’: no es una revista de sexo, sino una publicación sobre estilo de vida que dedica una atención especial al sexo porque el sexo es una parte importante de la vida’.
 
¿En que se tradujo esto? En que además de fotos subidas de tono de mujeres, cada número incluía relatos cortos de escritores como Vladimir Nabokov, Arthur C. Clarke, Truman Capote, Kerouac o Gabriel García Márquez.Es más, Ian Fleming usó la revista para publicar las primeras aventuras de James Bond (dónde mejor) y Ray Bradbury hizo lo propio con Fahrenheit 451, que apareció íntegra por entregas, algunas de ellas ilustradas por Picasso.
 
‏Pero el de la cultura no fue el único ámbito que supo ver un filón en Playboy para difundir sus ideas. Además de relatos, Hefner nunca olvidó sus orígenes como periodista y también se empeñó en hacer entrevistas en profundidad a grandes personalidades de la política como Fidel Castro, Jimmy Carter(que reconoció que había sido infiel de pensamiento alguna vez), Martin Luther King o incluso Malcom X, que concedió la suya semanas antes de ser asesinado. Ya sabe, si alguien le vuelve a decir alguna vez que el sexo es malo, recuérdele que hoy los políticos para acercarse al pueblo llaman a ‘Sálvame’ y cállele la boca.
 
¿PARA CUÁNDO UN PREMIO NOBEL?
El de la Paz, el de la Concordia o el que sea. Y no porque gracias a este hombre el sexo es hoy mucho más libre, sino porque además de vender revistas, Hugh se ha implicado siempre en la defensa de los derechos humanos. De hecho, él fue uno de los primeros en luchar por la causa negra en Estados Unidos, y no solo contratando a artistas negros para que actuaran en sus clubs, sino incluso retirando la licencia y cerrando a aquellos en los que no dejaban entrar a público afroamericano.
 
Por si tuviera poco, también se enfrentó en los tribunales contra políticos que querían censurar su revista por pornográfica, y cuando ganó esa guerra, se posicionó en contra de la Vietnam hasta tal punto que cuando terminó no dudó en mandar a aquel país su avión personal, el Big Bunny, que tenía impreso el famoso logo en la cola, para que alguna de sus conejitas llevaran regalos y víveres a los niños huérfanos por culpa del conflicto.
 
Incluso las campañas por la igualdad de los homosexuales han recibido fondos de Hefner, y eso que en sus primeros años, después de publicar un relato de ciencia ficción de Charles Beaumont llamado ‘The Crooked Man’ sobre un hombre heterosexual perseguido por una sociedad en la que todos eran gays, le acusaron de homofobia. ¿Su respuesta? “Si en una sociedad homosexual está mal perseguir a los heterosexuales, entonces al revés también lo está”.
 
UNA DEUDA CON HOLLYWOOD
Además de las personas, el patrimonio material de su país también se ha beneficiado de la filantropía del magnate. ¿Sabía que sin su ayuda el famoso letrero de Hollywood hoy no existiría? En 1970, cuando estaba ya instalado en Los Ángeles, la Cámara de Comercio de Hollywood decidió que las famosas letras necesitaban una restauración de 250.000 dólares o se verían obligados a quitarlas. Para evitarlo, Hefner organizó una fiesta para recaudar fondos en su Mansión donde cada letra fue subastada “simbólicamente” por 28.000 dólares.
 
No fue la única vez. En 2010, un grupo de inversores de Chicago anunció que vendería la propiedad en la que se levantan las letras a no ser que les pagaran 12.5 millones de dólares. En esa ocasión Hefner no organizó fiesta (bastante tenía él con vender entradas para salvar un imperio que cada año ingresa menos dinero), pero sí tuvo el detalle de poner 900.000 dólares para parar la venta. ¿Cómo se lo agradeció Hollywood? Pues ni con un Oscar por sus apariciones en películas como ‘La loca historia del mundo’ ni con algún Emmy por realities como ‘The Girl Next Door’, sino con una nominación al Razzie por hacer de sí mismo en la película ‘Miss marzo’. Ingratos.
 
UNA EXTRAÑA MALDICIÓN
La biografía de un personaje de este calibre da para mucho: libros, documentales, cómics o incluso una película que iba a estar protagonizada por Robert Downey Jr. de la que nunca más se supo –en eso le ganó Larry Flint, editor de Hustler, que sí vio su vida llevada al cine por Milos Forman–.
 
Se llegó en su día a hablar incluso de que se estaba preparando un musical sobre su vida para Broadway, aunque al final lo más cerca que ha estado Hugh Hefner de verse representado en un escenario fue en Anna Nicole, la ópera que la Royal Opera House de Londres puso en pie en 2011 para contar la malograda vida de Anna Nicole Smith, una de las más famosas conejitas de la casa.
 
Anna Nicole, que fue elegida Playmate del Año en 1993 y que llegó a ser toda una celebridad mundial, fue encontrada muerta por sobredosis en una habitación de hotel en 2007. No es la única conejita lanzada a la fama por Hugh que tuvo un final desgraciado. A lo largo de estas décadas, chicas como Bonnie Jo Halpin, primera playmate de Hefner; Elisa Rebecca Bridges o Tiffany Sloan también murieron por abusar de las drogas. Otras, como Jasmine Fiore o Star Stowe, fueron asesinadas. Son solo algunas de las componentes de una macabra lista de víctimas de la denominada maldición Playboy.
 
Aunque siendo tantas las agraciadas con el título de conejita, más bien se trata de pura estadística. Por haber ha habido hasta playmates españolas como Arancha Bonete, modelo valenciana que en 2004 representó a la casa en España y Sudamérica. Cuando su reinado terminó, Bonete probó suerte en televisión y acabó presentando un programa en La Sexta junto a Pocholo llamado ‘Pocholo SDF’. No es la misma clase de maldición que el de sus compañeras antes mencionadas, pero casi.
 
LA HISTORIA CONTADA POR SU PROTAGONISTA
En cualquier caso, nada mejor para conocer las luces y las sombras de este personaje que seguir su cuenta oficial de Instagram, en la que sube imágenes históricas de fiestas y viajes relacionados con Playboy. Eso sí, no le pida que le haga un follow porque solo sigue a cinco cuentas: la oficial de la revista, a su mujer y a sus hijos. Más desconcertante es la lista de personas a las que sigue en Twitter. 22a los que sigue se encuentran directores de cine, escritores, algún hotel que otro y, finalmente, Pitbull. ¿Es que este hombre tiene que estar en todas partes?
 
El icónico fundador del imperio Playboy falleció la madrugada del jueves a los 91 años en su vivienda, según ha informado su propia marca. El editor de la revista erótica masculina por antonomasia murió por causas naturales en la mansión más famosa de Los Angeles, escenario de fiestas multitudinarias y de todo tipo de rodajes.
 
"Mi padre vivió una vida excepcional e impactante como pionero mediático, y como líder de algunos de los movimientos culturales más significativos de nuestro tiempo", ha dicho su hijo Cooper en un comunicado de prensa. Con el mantra de "la vida es muy corta para vivir el sueño de otro", la revista que se convirtió en mucho más que una publicación, se ha despedido en Twitter del hombre que la fundó allá por 1953 con apenas 8.000 dólares en el bolsillo.
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 30/09/2017 18:53
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Fue el rostro público de Playboy y se mantuvo como su editor en jefe
Hugh Hefner, símbolo de la revolución sexual
     POR LAURA MANSNERUS
Hugh Hefner, el hombre que creó la revista Playboy y la convirtió en un emporio de los medios de comunicación y la industria del entretenimiento, murió el miércoles en la Mansión Playboy que está ubicada cerca de Beverly Hills, California. El célebre editor tenía 91 años.

La vida de Hefner y la historia de la marca Playboy fueron inseparables. Ambos eran considerados como emblemas de la revolución sexual, un escape ante la pacatería estadounidense y ejemplos de una tolerancia social más amplia. También fueron ridiculizados a lo largo de los años siendo calificados de ser vulgares como adolescentes, explotadores y finalmente anacrónicos.

Sin embargo, Hefner experimentó un éxito impresionante desde la aparición del primer número de Playboy en la década de 1950. Fue un pionero de su época y frecuentemente lo comparaban con personajes como Jay Gatsby, Charles Foster Kane o magnates reales como Walt Disney, pero Hefner siempre fue único en su estilo.

Convirtió su vida en una película romántica en la que encarnaba el papel de un hombre sofisticado, siempre embutido en pijamas de seda o esmóquines, que celebraba fiestas eternas y le gustaba rodearse de gente famosa y fascinante.

El primer ejemplar de Playboy fue publicado en 1953, cuando Hefner era un hombre casado de 27 años que recientemente se había convertido en padre. Solía decir que se casó con la primera mujer con la que tuvo sexo.

Hefner apenas se había mudado de la casa de sus padres y acababa de renunciar a su trabajo en una revista de actividades infantiles pero en el editorial de la primera Playboy, el joven editor mostró otro estilo de vida: “Disfrutamos de mezclar cocteles y bocadillos, poner un poco de música en el fonógrafo para ambientar e invitar a una mujer para tener una tranquila discusión sobre Picasso, Nietzsche, el jazz y el sexo”.

Esa edición fue financiada con 600 dólares de su bolsillo y varios miles más que pidió prestados, incluidos mil dólares de su madre. Pero su activo más grande fue una fotografía en la que Marilyn Monroe aparecía desnuda. Hefner compró los derechos de publicación por solo 500 dólares.

Cuando Playboy llegó a los puestos de revistas en diciembre de 1953, se agotó su tiraje de 51.000 ejemplares. El editor, instantáneamente convertido en celebridad, pronto se convertiría en millonario; cinco años después, las ganancias anuales de la revista eran de cuatro millones de dólares y el logo del conejo era reconocido en todo el mundo.

Hefner fue vilipendiado, primero por los guardianes del orden social de los años cincuenta y posteriormente por las feministas. No obstante, la circulación de Playboy alcanzó un millón de revistas para 1960 y llegó a su punto más alto con alrededor de siete millones en los años setenta.

Mucho tiempo después de que otras casas editoriales convirtieron a la modelo de las páginas centrales en algo más tierno que atrevido, Playboy se mantuvo como la revista para caballeros más exitosa del mundo. La compañía se extendió a la producción de películas, televisión por cable y contenido digital, vendía su propia línea de ropa, joyería y abrió clubes, centros vacacionales y casinos.

La marca comenzó a perder su encanto durante la década del 2000, y para 2015 su circulación había descendido a 800.000 ejemplares —aunque entre las revistas para caballeros solo era superada por Maxim, una publicación fundada en 1995—.

Hefner continuó como editor en jefe en 2015 después de aceptar la sorprendente decisión de la revista de dejar de publicar fotografías de desnudos. El año pasado, Hefner cedió el control creativo de Playboy a su hijo, Cooper y a principios de 2017 la revista volvió a publicar desnudos.

Hefner criticó fuertemente el puritanismo de los estadounidenses en una época en la que los doctores rechazaban los anticonceptivos para las mujeres solteras y el código de producción de Hollywood dictaba que se pusieran camas separadas para las parejas casadas que aparecían en la pantalla.

El editor guardaba un gran resentimiento contra las estrictas reglas sexuales de su época y afirmaba que eso lo había afectado en su juventud. Fue virgen hasta los 22 años y se casó con su novia de toda la vida.

En “la filosofía Playboy”, una mezcla de argumentos liberales y de libertinaje que Hefner escribió en 25 entregas en 1962, su mensaje era sencillo: la sociedad tiene la culpa. Sus causas —derecho de abortar, despenalización de la marihuana y, lo más importante, el rechazo a las leyes sexuales del siglo XIX— fueron atrevidas en esa época. Diez años después, eran algo normal.

“Hefner ganó”, dijo Todd Gitlin, un sociólogo de la Universidad de Columbia University y autor de The Sixties, en una entrevista en 2015. “Los valores que ahora prevalecen en Estados Unidos, a pesar de todo el contrataque conservador, son esencialmente liberales y esa era básicamente la filosofía Playboy”.

Hugh Marston Hefner nació el 9 de abril de 1926, fue hijo de una pareja de metodistas nacidos en Nebraska que se mudaron a Chicago. Décadas después, todavía decía en las entrevistas que creció con “mucha represión”.


Hefner dirigía la revista y el imperio desde su habitación, trabajaba desde una cama redonda que giraba y vibraba. Al principio, era solitario y frenético, se desvelaba hasta después del amanecer ingiriendo anfetaminas y litros de Pepsi.

Su imagen personal de playboy surgió después de que dejó a su esposa y a sus hijos, Christie y David, en 1959.

En las oficinas de Playboy, la vida era igual que la imagen. Hefner le dijo a un entrevistador que al principio “todos se acostaban con todos”, incluso él. Posteriormente, el editor calculó que había tenido sexo con más de 1000 mujeres.

El glamur también era parte de un nuevo negocio, el club Playboy, que fue inmensamente popular cuando se inauguró en Chicago en 1960. Las meseras, llamadas conejitas, vestían pequeños trajes satinados con colitas de algodón en la parte trasera.

Susan Brownmiller, una crítica feminista, afirmó durante un debate con Hefner en un programa de televisión: “El papel que ha elegido para la mujer es degradante porque decidió ver a las mujeres como objetos sexuales, no como seres humanos completos”.

Hefner dejó Chicago y se mudó a Los Ángeles, a una enorme casa de estilo supuestamente Tudor en Holmby Hills con una gruta y un zoológico (Hefner amaba a los animales), donde podría organizar el ingreso de la compañía a la industria de las películas.

Los años ochenta fueron una etapa difícil para Playboy. Hefner se apoyó más en su hija Christie, quien fue designada como presidenta de la compañía en 1982 y posteriormente se convirtió en la directora ejecutiva, un cargo que mantuvo hasta 2009. Hefner sufrió un infarto en 1985 pero se recuperó y continuó como editor en jefe, por lo que era el encargado de escoger a la modelo de las páginas centrales, escribir los pies de foto y se dedicaba a los detalles con tanta intensidad que su personal decía que era “el redactor más adinerado del mundo”.

En 1989, Hefner se volvió a casar. Su segunda esposa fue Kimberly Conrad, una modelo que era 38 años más joven que él. Se divorciaron en 2010.

En 2005, comenzó a aparecer en el programa de televisión The Girls Next Door. Cuando las tres rubias protagonistas decidieron dejar la producción, las remplazó con otras tres, también jóvenes y rubias. Poco después, se casó con Crystal Harris, una de ellas.

Además de su esposa, a Hefner le sobreviven sus hijos Christie, David, Marston y Cooper. Hefner será sepultado en Westwood Memorial Park en Los Ángeles y descansará junto a Marilyn Monroe porque compró el nicho que está justo al lado del de la diva de Hollywood.

Matthew Haag y Zach Johnk colaboraron en este reportaje.
  
 
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