La dinastia Castro se perpetúa
Alejandro Castro Espín, inútil o culpable
Editorial Diario de Cuba Más de una veintena de diplomáticos extranjeros y sus familiares (incluyendo varios niños) han sufrido en Cuba ataques acústicos que les han dejado secuelas. De haber sido solamente personal estadounidense, la propaganda oficial cubana se habría dedicado a hablar de maniobras imperialistas y otras excusas por el estilo. Pero entre los afectados existen diplomáticos de una nación con escaso historial de enfrentamiento al régimen de la Isla: Canadá.
El general Raúl Castro, el canciller Bruno Rodríguez y la diplomática Josefina Vidal han sostenido que La Habana no es responsable de estos ataques. Pero, puesto que canadienses y estadounidenses se encontraban en territorio nacional cubano cuando fueron afectados, no vale de nada una exculpación así. Por acción u omisión, el régimen cubano es responsable de esos ataques, y tocaría al coronel Alejandro Castro Espín dar explicaciones.
El único hijo varón del general Raúl Castro está a cargo del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, un organismo al que se subordinan todas las direcciones de inteligencia y contrainteligencia cubanos. Investigador en temas de seguridad nacional, Castro Espín encabezó entre 2013 y 2014 las conversaciones secretas previas al restablecimiento de relaciones diplomáticas con EEUU.
De manera que, a sus responsabilidades en materia de inteligencia y contrainteligencia, se suman para él las concernientes al cambio de tratamiento entre ambos países, que negociara con el enviado del presidente Obama.
Durante más de medio siglo, los mayores de su familia han diseñado una sociedad en la que ningún rubro ha terminado por ser efectivo, ni siquiera las tan publicitadas educación y sanidad. Era fama, sin embargo, que de este descrédito general se salvaban la vigilancia policial y el espionaje. La inteligencia y la contrainteligencia cubanas gozaban de una reputación internacional.
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