Arrendadores privados, preocupados por la advertencia de Washington a los viajeros de EEUU
Los negocios privados cubanos que apuestan a las visitas de turistas de Estados Unidos han sufrido un duro golpe en los últimos meses después de haber disfrutado un auge de dos años y medio, informa Reuters.
Primero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó en junio aplicar con mayor rigor las restricciones sobre los viajes a Cuba. Luego, el paso del huracán Irma dejó pérdidas y destrucción en todo el país y, este viernes, el Departamento de Estado recomendó a los estadounidenses no viajar a la Isla tras una serie de ataques de naturaleza desconocida que han causado problemas de salud a 21 diplomáticos destinados en La Habana.
Washington, que ha ordenado la salida de más de la mitad de su personal en Cuba, dijo que hasta que la causa de estos problemas no sea determinada no es posible garantizar la seguridad de ciudadanos estadounidenses en la Isla.
Las nuevas regulaciones aún no han sido publicadas, y la advertencia no significa que los estadounidenses no pueden viajar a Cuba, aunque podría tener un efecto disuasorio.
"Como mismo influyó positivamente cuando se restablecieron las relaciones, ahora va a ser muy negativo y va a incidir sin dudas", dijo José Enrique Montoto, que renta un apartamento, frecuentemente a visitantes de Estados Unidos, a través de Airbnb. "Están creando un ambiente de inseguridad a los que intentan viajar a Cuba".
Montoto, de 57 años, dijo que tres ciudadanos estadounidenses que iban a llegar a La Habana el sábado cancelaron sus reservaciones con él en el último minuto, sin ninguna explicación, y le preocupa que otros hagan lo mismo.
Menos del diez por ciento de los extranjeros que viajan a la Isla son estadounidenses, aunque el número de los viajeros de ese país se triplicó hasta alcanzar los 285.000 el año pasado, debido a la ampliación —por parte del Gobierno del expresidente Barack Obama— de las categorías bajo las cuales los ciudadanos de Estados Unidos pueden viajar a Cuba.
Trump no ha reducido esas categorías, aunque ha ordenado que se apliquen las normas que rigen los viajes.
De acuerdo con estadísticas de La Habana, los ingresos por estadías de estadounidenses son de unos 300 millones de dólares.
Cuba recibe principalmente turistas canadienses y europeos, y algunos dueños de negocios locales dijeron que los recientes eventos son más bien un duro recordatorio de que no hay que depender mucho de un solo mercado.
Con todo, otros dicen que los estadounidenses son particularmente buenos clientes, que pagan bien. También temen que la advertencia de viajes de Estados Unidos haga dudar más de la imagen de Cuba que vende el Gobierno, como un destino seguro e idílico, después de que el huracán Irma dejó destrozos en 13 provincias el mes pasado.
Una caída este año del turismo sería otro golpe para la economía cubana, ya afectada por una reducción de los envíos de petróleo barato de Venezuela, menores exportaciones y una crisis de liquidez.
"Estoy preocupada por el impacto que (la advertencia) tendrá en nuestro negocio en 2018 y 2019", dijo Andrea Holbrook, propietaria de Holbrook Travel, con sede en Florida, que organiza tours a más de 30 países.
"Cuba ciertamente ha sido un destino emergente", afirmó el sábado en una conferencia en La Habana organizada por una asociación estadounidense RESPECT, de 150 negocios y entidades sin fines de lucro que llevan estadounidenses a la Isla.
Los operadores estadounidenses de cruceros, como Royal Caribbean y Carnival Corp podrían salir ilesos, según los expertos, porque sus pasajeros pueden quedarse a bordo.
Los presuntos "ataques acústicos" contra diplomáticos de Estados Unidos y Canadá han ocurrido en sus residencias o en hoteles.
Los organizadores estadounidenses de tours dicen que los incidentes no han afectado a ningún turista de Estados Unidos y describen a Cuba como uno de los destinos más seguros posibles.
Los cubanos en el sector de alojamiento turístico afirman que en lugar de esperar que las relaciones mejoren con Trump, habrá que buscar nuevos mercados. "Él (Trump) está buscando cerrarnos cada vez más, pero siempre que se cierra alguna puerta se abren otras", dijo Aimée Santos, de 53 años, que renta su apartamento a turistas.