El celibato obligatorio sigue protagonizando debates tanto dentro como fuera de la Iglesia.. Los hijos de sacerdotes comparten una cosa; la sensación de que sus historias se han mantenido en la sombra durante demasiado tiempo, viven un estigma del que es difícil escapar y muchos crecen pensando que son un caso aislado.
Hay 400.000 curas católicos en todo el mundo El calvario que sufren los hijos de los curas
Por Miguel Sola - El ConfidencialEl sexo ha sido y sigue siendo un inmenso quebradero de cabeza para laIglesia católica. Nadie duda de que aquellos que optan por una vida religiosa lo hacen con libertad y plenamente conscientes de lo que ello conlleva y, sin embargo, el celibato obligatorio continúa originando escándalos y, por ende, debates tanto en el seno de la institución como fuera de ella. Al principio de su pontificado, el papa Francisco dejó la puerta abierta a que los curas se pudiesen casar, pero el rechazo fue tan grande que decidió posponer la medida que sin duda cambiaría uno de los pilares más representativos del sacerdocio.
El celibato no es, ni mucho menos, una norma creada por Jesucristo. De hecho, once de los doce apóstoles estaban casados y algunos tenían hijos. No obstante, con el paso de los siglos, cuestiones patrimoniales y de poder llevaron a la institución a prohibir el matrimonio. Dicha regla lleva casi 900 años en vigor, pero nunca se ha establecido un protocolo oficial sobre qué hacer cuando se rompe.
Como resultado, los hijos de sacerdotes viven un estigma del que es difícil escapar y muchos crecen pensando que están solos. Es el caso de Mary Bull, esposa y madre de tres hijos que ha descubierto que su padre biológico es en realidad un cura católico que conoció durante los años 40. Siempre había pensado que era adoptada y que aquel religioso era solo un amigo de la familia. En aquella confusión emocional sintió ira, dolor y sobre todo falta de comprensión.
"Una legión invisible" Pero ahora una investigación publicada por 'The Boston Globe' ha demostrado que no está sola. Cada una de las historias que presenta el periódico incide en un tema poco discutido, casi silenciado, dentro de la Iglesia: el destino y bienestar de los niños engendrados por sacerdotes que rompen su promesa de vivir sin sexo. Muchos crecen sin el apoyo de sus padres y a menudo son presionados para mantener dicha relación de parentesco en secreto. Otros, como Bull, ni siquiera saben quién es su padre biológico hasta que son adultos, si es que alguna vez algu'The Globe', que también reveló en 2002 que la Archidiócesis de Bostonencubrió abusos sexuales a niños y cuya investigación fue retratada en la película 'Spotlight', ha identificado al menos a 19 personas (que viven o tienen relación con la ciudad) con fuertes evidencias de que son hijos de sacerdotes. Algunos tienen certificados de nacimiento u otro tipo de documentación para apoyar sus afirmaciones, mientras que otros poseen testigos que lo corroboran. En todos los casos, sus padres biológicos ya han fallecido. Forman, según el autor de los reportajes, Michael Rezendes, “una legión invisible de secreto y negligencia” y prácticamente todos comparten una cosa: la sensación de que sus historias se han mantenido en la sombra durante demasiado tiempo.ien se lo confiesa.
“No se puede conocer su número exacto, pero con más de 400.000 sacerdotes en todo el mundo, muchos de ellos inconstantes en su promesa de celibato, el potencial para tener niños no planeados es vasto”, escribe Rezendes. Al respecto, el psicoanalista e hijo secreto Vincent Doyle, fundador de Coping Internacional -que ofrece recursos jurídicos y civiles para los hijos de los curas y sus familias-, señala que si solo el 1% de esos 400.000 tuviera uno, “habría como mínimo 4.000 hijos de sacerdotes que podrían necesitar ayuda emocional por parte de la Iglesia”.
“A muchos la cruda verdad les hizo añicos y sus sentimientos de desilusión y abandono pueden conducir a vidas marcadas por relaciones rotas, abuso de sustancias y pensamientos suicidas”, asegura el periodista. “Su fe en la Iglesia se rompe al reconocer que una institución considerada un faro de la verdad moral ha permitido, o ha dejado pasar, que los sacerdotes tuvieran hijos y rehuyeran sus responsabilidades como padres”. El fenómeno ha sido tan acallado que un libro de hace casi tres décadas, 'A Secret World' ('Un mundo secreto'), de A.W. Richard Sipe, se mantiene como el estudio principal sobre el celibato eclesiástico. Allí se señala que el 30% del clero católico mantiene relaciones sexuales u ocasionales con mujeres, mientras que alrededor del 50% cumple la promesa de mantenerse célibe.
Irlanda, pionera El reportaje advierte de que los casos no se reducen al área de influencia de Boston, pero también indica que cada vez son más visibles las señales de preocupación y voluntad en el mundo católico por atajar de una vez por todas este tema. Fue precisamente el empeño de Doyle, junto con la ayuda del arzobispo de Dublín, Diarmud Martin, quien consiguió que los obispos deIrlanda aprobaran una normativa pionera: “El bienestar del niño es primordial. El sacerdote debe asumir sus responsabilidades personales, legales, morales y financieras”.
“El hecho de que la Conferencia de Obispos Católicos de Irlanda haya aprobado esta política debería acelerar el proceso”, señaló al respecto el reverendo Gerald McGlone, director asociado para la protección de menores de la Conference of Major Superiors of Men de EEUU. “La mayoría de los superiores religiosos con los que he hablado me dicen que les parece lógico y razonable tratar el asunto”. Ellos ya ha enviado los principios aprobados por los irlandeses a más de 200 organizaciones religiosas, según confirma 'The Globe'.
Bull estuvo años intentando encontrar a alguien que no fuese de su familiaque creyera su historia. Incluso contactó con sacerdotes que pensaba que la entenderían, pero nunca recibió una respuesta significativa. Ahora, y pese a que el papa Francisco todavía no se ha pronunciado, la corriente sugiere que pronto la institución podría tomar una decisión al respecto, como hicieron este verano los obispos irlandeses. La hija secreta del sacerdote cree que los católicos están listos para aceptar el hecho de que no todos cumplen el celibato. También espera que haya curas que empiecen a romper su silencio.
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