ETERNAMENTE, ¡ROSITA!
ROSA FORNÉS DE CUBA LA MÁS GRANDE
Siempre insisto en la magia de La Habana, en su modo de regalarnos recuerdos y milagros; ciudad alucinante que se basta para guardar vidas y memorias y sorprendernos con regalos cada mañana, en cada rincón, como girasoles floreciendo entre palmas y ceibas.
Me levanto temprano, enciendo el televisor, la brisa de la mañana refresca y anuncia un nuevo dia en La Habana de todos. Mi ciudad se las ingenia para darme un regalo especial; Rosita en la tv cubana, un recuento de algunos de sus muchos y mejores momentos. Una pincelada de su vida y su hacer, de emociones y aplausos, exitos y flores.
Algunos kinescopios que aunque en blanco y negro, su arte y belleza le dan color y renuevan. Eternamente, Rosita.
Un desfile de canciones y arte que se me antoja un recorrer mi vida de la mano de Rosita, un desfile de la alegría, una cita inesperada, de repente en la mañana . Su sonrisa siempre ha tenido la magia de borrar años; hoy al influjo de su arte, revivos momentos guardados en la memoria como tesoros de la vida.
Magia de amor, Mentiroso y otros mas que me van llevando por su arte y mi infancia. Recuerdo noches con la familia reunida toda, frente a un viejo admiral. Mami fregando apurada para no perderse un minuto con Rosita, nosotros luchando por un mejor puesto, papi en su intocable butacon, piropeando a Rosita, extasiado en su belleza.
El recorrido por su extenso e intenso hacer, cierra con dos números cumbres en su hacer. El comediante en el Guzmán, con el teatro inmenso de la Habana de pie, aplaudiendola y aclamandola, como aclaman los pueblos a sus diosas. Siboney en el festival internacional de Varadero, Rosita de blanco, juvenil, bella y cubanisima recreando la canción y obligando a una enorme ovación. Aún recuerdo al dia siguiente, al llegar de la escuela, a mi hermana menor, con un grupo de amigos, comentaban emocionados la belleza y la actuación de Rosita. Asi ha sido siempre Rosita, vencedora del tiempo, sin final, ganándose el aplauso de nuevas generaciones, de todo un pueblo; ese es su misterio, su magia y hechizo.
El nombre de Rosita en la televisión, su arte y belleza se me antoja símbolo y emblema de nuestra cultura. Recuerdo sus recitales en el Amadeo Roldan, su La Fornes tridimensional, que durante semanas desbordo el teatro inmenso de La Habana, sus actuaciones en el Musical y en el Lorca. Su historia, es la historia de nuestros teatros, de nuestra televisión, de casi un siglo de nuestra cultura que Rosita prestigia e ilumina, es eternamente, ¡Rosita!