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General: Los perros tienen conciencia de sí mismo a través del olfato
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De: cubanet20  (Mensaje original) Enviado: 10/10/2017 17:23
Los perros, al parecer, reconocieron su propio olor en una prueba que involucró muestras de orina. ¿Equivale a reconocerse a uno mismo en el espejo? ... De lo que yo estoy seguro es que reconocen la voz de su dueño y  a las personas que los quieren, también son fieles hasta el día en que la muerte los separa de su dueño.
 
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La empatía de los perros
Los perros tienen conciencia de sí mismos a través del olfato, según un estudio
         James Gorman - Emilie Le Beau Lucchesi
Imagina una especie que ha vivido en un mundo de olores y no pone mucha atención a cómo se ven las cosas. ¿Qué usarían los miembros de esa especie como espejo?
 
¿Acaso querrían un espejo?
Por supuesto, estamos hablando de los perros, quienes por lo general no parecen entender los espejos que usamos los humanos. A veces los ignoran. A menudo ladran como si el perro que ven en el espejo fuera un extraño.

Los científicos usan espejos para descubrir si los animales se reconocen a sí mismos, para ver si tienen algún sentido del yo. A los chimpancés les va muy bien en la que se conoce como la prueba del espejo.

Un chimpancé se dará cuenta de que tiene una marca en el rostro y tal vez use el espejo para ayudarse a quitarla. Quizá use el espejo para examinar partes de su cuerpo que normalmente no puede ver, como el interior de la boca. Los investigadores han descubierto que los delfines, un elefante y una urraca también pasaron esta prueba.  Los perros no, y eso nos ha hecho preguntarnos si los canes podrían reconocerse si hay otro sentido en juego.

Alexandra Horowitz, psicóloga del Barnard College que estudia el comportamiento de los perros y ha escrito varios libros al respecto, decidió dar a los perros la posibilidad de demostrar que se reconocen a sí mismos a través del olfato. En un estudio reciente concluye que sí reconocen el olor de su propia orina.

Aunque a algunos investigadores el estudio les parece interesante, el primer científico en desarrollar la prueba de la marca en el espejo no cree que haya evidencias para sustentar la conclusión de la psicóloga. A pesar de ello, la sola idea de un espejo de olor nos hace reflexionar (¿u oler?).

“Siempre había jugado con la idea de que debería haber un espejo olfativo”, mencionó Horowitz, reconociendo que “podría ser espantoso para los humanos”.

Marc Bekoff, biólogo y especialista en comportamiento animal de la Universidad de Colorado, en Boulder, rompió el hielo —o más bien la nieve— con este tipo de investigación hace unos veinte años, con el que hoy se conoce como el estudio de la “nieve amarilla”.

Descubrió que su perro, Jethro, reconocía su propio aroma. La evidencia fue que Jethro se interesaba más por la nieve marcada con orina de otro perro que la marcada con la suya, incluso si alguien, el mismo Bekoff, la había movido a escondidas.

La investigación tenía su propio lado negativo. “La gente que me veía mover la nieve amarilla de un lado para otro pensó que era extraño, y alguien escribió una carta al editor del periódico local” en la que preguntaba qué estaba haciendo, comentó Bekoff en un correo electrónico.

Horowitz llevó el estudio un poco más allá, al agregar algo así como una marca en la cara de una chimpancé: colocó platos con distintos olores.

Usó la orina del perro, la orina de un perro desconocido y la orina del perro junto con otro aroma. Y, en algunas pruebas de control, no puso orina, solo el aroma añadido que resultaba extraño.

Puso a prueba a 36 perros mascota para ver cuánto tiempo pasaban en cada uno de los distintos olores. En muchas pruebas de comportamiento, el tiempo que se invierte en un olor o en ver algo se toma como evidencia del interés.

Como ella reportó en Behavioral Processes, los perros se vieron menos interesados en su propia orina, algo interesados en la orina de otro perro y muy interesados en su propia orina alternada.

Lo que esto significa, desde luego, está abierto a debate. En opinión de la autora del estudio esto demuestra que los perros reconocen su propio aroma y que les parece menos interesante salvo que se haya alterado.

“No me parece que es precisamente paralela a la prueba de la marca en el espejo”, explicó Horowitz. En una prueba de olor, no se puede “usar el espejo para componer la imagen de cómo crees que deberías verte”.

Sin embargo, dijo, su prueba y la prueba del espejo “demuestran en conjunto que hay esta investigación sensorial selectiva de algo que proviene de ti, pero que cambió”.

El científico que desarrolló la prueba de la marca en el espejo, Gordon Gallup, está en desacuerdo. “No me parece que los resultados sustenten las conclusiones”, dijo. Para él, la conciencia de uno mismo evaluada en la prueba de la marca en el espejo es “la capacidad de convertirse en objeto de nuestra atención”.

Si se presenta un olor familiar y una versión modificada de ese mismo olor, explicó, eso aumentará la atención del perro. Lo mismo ocurre cuando a un perro se le presenta el olor del propietario que vive en la misma casa.

Una prueba definitiva necesitaría tener un componente en el que el animal identifique la fuente y se remita a ella, tal como los chimpancés señalan la marca en sus propios rostros.

Gallup también pone en duda las pruebas en los delfines. Se retuercen para ver una marca en sus cuerpos, pero no pueden señalarla como los chimpancés, otros simios o los niños.

Laurie Santos, directora del Centro de Cognición Canina en Yale, opinó que el estudio era “una innovación realmente importante”. Dijo que, al usar la prueba del espejo basada en el olor, Horowitz “pudo observar las capacidades cognitivas que no sabíamos que tenían los perros”.

Dado que la prueba del espejo depende de la capacidad visual, muchos investigadores, incluido Gallup, se han interesado en extender la prueba a otros sentidos.

Frans de Waal, primatólogo de la Universidad Emory, dijo en un correo electrónico que “necesitamos ir más allá de la prueba de la marca en el espejo como única fuente de información. Mi opinión es que todos los animales tienen algún nivel de conciencia en sí mismos, que es necesario, y que la prueba de la marca en el espejo es un tipo especial, tal vez extraordinario, de prueba, pero necesitamos más formas de hacer pruebas”.

Horowitz planea hacer más pruebas, incluido el uso del aroma de perros conocidos y modificaciones de ese aroma. Las metodologías pueden variar, pero una cosa es probable: habrá orina.
  
La empatía de los perros
Durante mucho tiempo, los dueños de mascotas y los entrenadores han sido conscientes de la capacidad que tienen los perros para percibir las emociones de un ser humano. Ahora, en la última década, los investigadores también han comenzado a explorar más profundamente la red de emociones que pueden transmitirse entre las personas y los animales, tanto las positivas como las negativas.
  
Un ejemplo es Benjamin Stepp, un veterano de la guerra de Irak. Stepp sufrió una lesión cerebral traumática y múltiples cirugías en el tobillo, y la mayoría de los días sufre un dolor insoportable en las piernas y la espalda baja. Cuando se empieza a agitar en sus clases de posgrado, la primera en darse cuenta es Arleigh, su perra de servicio.
 
Arleigh, una mezcla entre labrador y perdiguero, percibe cuando la agitación y ansiedad de Stepp comienzan a aumentar y le envía señales para que empiece a controlar la respiración y otros ejercicios que ayudan a calmarlo.
 
La transmisión de emociones entre animales y personas y entre los mismos animales —lo que los investigadores llaman contagio emocional– es un campo de estudios emergente en la ciencia. Pero “todavía hay muchas preguntas sin respuesta que necesitamos abordar”, dijo Natalia Albuquerque, una etóloga que estudia los procesos cognitivos de los animales en la Universidad de São Paulo en Brasil y en la Universidad de Lincoln en Inglaterra.
 
Los estudios han demostrado, por ejemplo, que los cerdos parecen estresarse cuando ven y escuchan a otros cerdos que han sido enjaulados. Los caballos también parecen responder de manera diferente a las personas según sus expresiones faciales: ante un gesto de gruñido, se registra un aumento en su frecuencia cardiaca.
 
Otras investigaciones encontraron que los perros y las personas tenían una respuesta similar al escuchar el llanto de un bebé. En el estudio, los investigadores expusieron a 74 personas y 75 perros a uno de tres sonidos distintos: el llanto de un bebé, los balbuceos de un bebé y estática de radio. Cada sonido se reprodujo durante más de diez minutos, y luego los investigadores comprobaron los niveles de cortisol salival, un indicador de estrés.
 
Ni los humanos ni los perros mostraron una gran respuesta en los niveles de cortisol después de escuchar el sonido de los balbuceos de un bebé. La estática de radio tampoco alteró los niveles de cortisol; aunque los humanos la describieron como “desagradable” y el lenguaje corporal de los perros —cabizbajos o con las orejas aplastadas— sugirió que podría haber causado cierta angustia.
 
Pero el sonido del llanto de un bebé produjo una respuesta drástica. Los niveles de cortisol aumentaron tanto en las personas como en los perros. Estos últimos respondieron con comportamientos sumisos como meter la cola, una reacción descrita como “empatía de bajo nivel” por Ted Ruffman, uno de los autores del estudio y profesor de psicología en la Universidad de Otago en Nueva Zelanda.
 
“El contagio emocional es una forma primitiva de empatía”, dijo el doctor Ruffman. “Y es posible que, al comenzar a criar perros, los humanos eligieran cualidades que facilitaran los lazos emocionales entre los perros y los humanos”.
 
Los perros incluso pueden mostrar conductas similares a la empatía con otros canes, especialmente con los que conocen. En un estudio reciente, 16 pares de perros, cada uno de los cuales había vivido en el mismo hogar durante al menos un año, fueron llevados a un centro de pruebas en Viena. Un perro de cada par fue llevado a otra habitación. Al perro que había quedado solo le pasaron una grabación de otro perro que se quejaba, una señal de estrés canino. La grabación en algunos casos era de un perro desconocido que lloriqueaba y en otros de su compañero. Después los reunieron de inmediato.
 
Los perros mostraron un aumento de las señales de estrés, incluyendo un mayor nivel de cortisol, después de oír los gemidos o llantos de ambos perros, el compañero y el desconocido; pero los niveles de cortisol fueron mayores cuando oyeron el sonido de su compañero.
 
También se mostraron más emotivos al saludarlos una vez que se reunieron con él, en comparación con cuando habían oído un llanto no familiar. Los autores concluyeron que los perros habían demostrado un entendimiento del nivel de estrés de su compañero.
 
Esta capacidad que tienen los canes de sentir y responder a las emociones se ha aprovechado a favor de veteranos como Stepp, que sufren de trastorno de estrés postraumático. Después de llevar a Arleigh a su casa tras un programa de entrenamiento del grupo K9s For Warriors en 2015, el veterano contó que establecieron un vínculo rápidamente y que de inmediato ella comenzó a distraerlo cuando sentía que su enojo estaba fuera de control. “No es ira como si estuviera explotando”, dijo Stepp. “Es más interno, y mucha gente no lo ve”.
 
La distracción es un proceso. Arleigh, por ejemplo, podría percibir que Stepp está sufriendo y comienza a sentirse agitado, por lo que empezaría por ponerle la pata sobre el pie, una señal para que practique técnicas como la respirar hondo. Si no responde, dijo Stepp, le pone la cabeza sobre el regazo. Si todavía no responde, se levanta y le pone las patas sobre los hombros. Arleigh continúa interviniendo hasta que percibe que sus emociones negativas se han disipado.
 
Lograr una mejor comprensión de los intercambios emocionales entre los animales y sus dueños puede ayudar en el entrenamiento de perros de servicio, dijo Brad Hibbard, director de entrenamiento de la fundación de perros guías de Estados Unidos, Guide Dog Foundation for the Blind, y de America’s VetDogs, dos organizaciones que brindan perros de servicio y guías sin costo a los clientes que lo necesitan.
 
Los perros guía para personas ciegas y con discapacidades visuales deben tener confianza para poder guiar con éxito a su dueño, dijo Hibbard. Cuando un dueño está ansioso o molesto, el perro guía puede detectarlo y distraerse. “He visto cómo las emociones se transportan directamente del dueño al perro”, dijo Hibbard. Como parte del proceso de capacitación, ahora se asegura de que quienes utilizan perros guía aprendan maneras de ayudar a contener emociones fuertes, para que el animal no se distraiga peligrosamente.
 
Emilie Le Beau Lucchesi es la autora de "Ugly Prey: An Innocent Woman and the Death Sentence That Scandalized Jazz Age Chicago".
 
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Fuente The New York Times      


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