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General: El Halloween tardío de la Dinastia Castro
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 18/11/2016 21:10
Probablemente las maniobras militares
Cubanas sean el hazmerreír del momento a escala planetaria
  
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El Halloween tardío de los Castro
Por Miriam Celaya  | La Habana  |   Cubanet
Apenas pocas horas después de haberse cerrado los colegios electorales estadounidenses tras las elecciones del pasado 8 de noviembre, el Palacio de la Revolución en La Habana hacía sonar sus trompetas de guerra, convocando a otro de sus fachosos ejercicios “estratégico-militares” de nombres rimbombantes: Ejercicio Bastión 2016 y Días de la Defensa, que sucederán desde el 16 al 20 de este propio mes de noviembre.
 
Guerra de Todo el Pueblo, han dado en llamar en su conjunto a esta pantomima en la que se dilapidan los escasos recursos de la hacienda arruinada para demostrar cuán cohesionado
está el pueblo cubano con su revolución, cuán unidos somos y cuán capaces de desplegar nuestra disposición combativa para enfrentar “cualquier maniobra del enemigo” con nuestro poderoso armamento.
 
Es como un Halloween con disfraces y alboroto, pero sin caramelos. Los oficiales del Ejército visten sus chaquetas con charreteras y se enganchan todas las insignias y los atributos del ritual, resignados al fastidio de alejarse brevemente de la comodidad de sus bien servidas mesas y de sus oficinas climatizadas; los hambreados soldaditos del Servicio Militar Obligatorio son movilizados durante días, cargados con pertrechos y armas viejas para jugar el eterno simulacro guerrero contra un enemigo imaginario; mientras los tontos útiles de siempre se disfrazan de milicianos, enarbolando valientemente sus fusiles de palo. Guerreros y armas de mentiritas para una guerra de mentirita. Probablemente las maniobras militares cubanas sean el hazmerreír del momento a escala planetaria.
 
Porque nadie en su sano juicio ignora que en el impensable caso de que “el enemigo” decidiera realmente atacarnos, la guerra sería mucho más breve que este ridículo simulacro de los Castro, y que tendría como resultado inexorable la aplastante derrota de las huestes isleñas. Habría que ser muy mentecato para siquiera conjeturar un resultado diferente. Lastimero
 
Entonces, ¿qué sentido tendría librar una guerra que se sabe perdida de antemano?, ¿de qué se va todo este patético alarde de conflagración del Club Senil verde olivo? ¿A qué vienen los discursos y gestos retrógrados propios de la Guerra Fría en pleno siglo XXI?
 
La actitud del régimen castrista resulta aún más extemporánea si consideramos que durante los últimos cuatro años la Isla ha sido el escenario de los diálogos de Paz entre el gobierno colombiano y los narco-guerrilleros de las FARC, destinados a alcanzar un acuerdo consensuado después de medio siglo de guerra civil en ese país suramericano, meta aparentemente alcanzada apenas unos días atrás.
 
Recordemos también aquella Cumbre de la Celac, celebrada a todo trapo en La Habana, donde con bombos y platillos se declaró a América Latina como Zona de Paz.
 
Pero en realidad el aparente desorden bipolar de la gerontocracia verde olivo al simultanear actitudes tan opuestas —llamar a otros a la paz y a los cubanos a la guerra—, especialmente a menos de dos años del restablecimiento de relaciones entre los gobiernos de Cuba y EE UU, revela varias cuestiones de fondo.
 
Dejando a un lado el hecho palmario de que los señores del Palacio de la Revolución no tienen la menor idea de cómo o a dónde conducir a la nación, y que su interés único es mantenerse aferrados al Poder a perpetuidad —razones por las cuales se ven forzados a improvisar sobre la marcha, dando bandazos de náufragos en una colosal tormenta—, lo cierto es que el gobierno necesita desesperadamente conservar a su entrañable enemigo, aunque éste haga caso omiso de tan insignificante adversario.
 
La histeria oficial que se viene reflejando en la agresividad de los discursos, en el retorno al nacionalismo extremo, en la invocación a los viejos fantasmas del “diversionismo ideológico” y en la utilización del monopolio de prensa gubernamental como barricada de consignas y evocaciones del pasado, demuestra cuánto daño hace al régimen castrista la política de acercamiento y distensión iniciada por el presidente saliente de EE UU, Barack Obama.
 
Si bien en principio Obama apareció como una luz de esperanza en el sombrío horizonte que se anunciaba para el futuro del castrismo, ha resultado ser, en definitiva, una verdadera pesadilla para el General-Presidente y su clan. Castro II no ha logrado acceder a los anhelados capitales y, para mayores males, ha perdido el sustento esencial de su control ideológico sobre la sociedad.
 
Sucede que más de medio siglo cifrando la columna vertebral de la política de gobierno sobre la beligerancia y hostilidad del enemigo externo que nos amenaza, ha hecho de la confrontación la única estrategia del sistema. De hecho, ese conflicto sostenido resulta tan indispensable para la política castrista, tanto al exterior como al interior del país, que de no existir EE UU el régimen hubiese tenido que inventárselo.
 
Pero en estas extemporáneas ínfulas guerreristas también se están reflejando otros elementos, como por ejemplo la enajenación del sistema, sumido en una crisis irreversible, y la desconexión del Gobierno con la realidad actual, con el contexto político mundial y con los intereses de los (des)gobernados. Obviamente, el General-Presidente y su comparsa no entienden que ya en Cuba nadie se cree la vieja fábula del Pueblo-Caperucita asediado por el Imperialismo-Lobo, que solo puede ser protegido y salvado por el Gobierno Estado Partido Comunista-Leñador.
 
Hoy Cuba es otra, y los cubanos también. No en vano han transcurrido más de 50 años desde que un joven y enérgico Fidel Castro convocara la primera movilización militar masiva por la toma de posesión de un presidente estadounidense, y 36 desde que concibiera la “Guerra de Todo el Pueblo” como  estrategia para movilizar militarmente a millones de cubanos cada año de elecciones en EE UU. Los réditos políticos de azuzar el conflicto con el gigante del Norte fueron cuantiosos, pero la fábula de la Caperucita Tropical se ha desgastado y ya no surte efecto.
 
Los cubanos de hoy saben que la hostilidad castrista hacia EE UU es signo de debilidad, no de fuerza. Tampoco creen en la épica revolucionaria ni tienen compromiso alguno con un régimen que perciben como el mayor obstáculo a la libertad, a la prosperidad y a la realización personal. Nadie parece interesado en guerritas imaginarias, en particular si se trata de combatir contra el país que se ha convertido en destino y hogar de millones de compatriotas.
 
En los tiempos que corren, los cubanos que no emigran al territorio “enemigo” en pos de sus sueños cifran sus mejores esperanzas en el día en que finalmente caigan los bastiones del castrismo y la estrategia política del futuro gobierno elegido por ellos sea la Prosperidad de Todo el Pueblo. Sencillamente quieren vivir en paz, sin fábulas engañosas y sin guerras.
 
    ACERCA DEL AUTOR
Miriam Celaya (La Habana, Cuba 9 de octubre de 1959). Graduada de Historia del Arte, trabajó durante casi dos décadas en el Departamento de Arqueología de la Academia de Ciencias de Cuba. Además, ha sido profesora de literatura y español. Miriam Celaya, seudónimo: Eva, es una habanera de la Isla, perteneciente a una generación que ha vivido debatiéndose entre la desilusión y la esperanza y cuyos miembros alcanzaron la mayoría de edad en el controvertido año 1980. Ha publicado colaboraciones en el espacio Encuentro en la Red, para el cual creó el seudónimo. En julio de 2008, Eva asumió públicamente su verdadera identidad. Es autora del Blog Sin Evasión
  
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Fuente  Cubanet
  


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanodelmundo Enviado: 19/11/2016 19:05
Un crimen que sigan mandando a esos pobres viejecitos y viejecitas, con el
cuento de que el “imperialismo” amenaza, a jugar a la guerra con palitos como fusiles
 
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“Yo soy el Ejército, yo soy la Patria, yo soy la Revolución”
                   Félix Luis Viera  | Ciudad de México | Cuba Encuentro
Un cuadro de mando de la Revolución cubana publicó el pasado 14 de noviembre en el diario Granma (como toda la prensa autorizada en Cuba, en la nómina salarial del Gobierno) un artículo con el título que aparece arriba.
 
Como se dice en México, ta’ cabrón el texto. Melifluo. Cursi. Con escenitas traídas por el pelo para, finalmente, citar a Fidel Castro y Raúl Castro y sus luminosas alocuciones.
 
Una de las escenitas: Dice el cuadro autor del texto que debió explicarles a su “hija de 16 años, y su abuela, de 79”, quiénes le preguntaron “¿Hay una guerra?”, “¿estamos bajo una amenaza real?”, que “ni una cosa ni la otra”, solo que la mejor manera de evitar la guerra, según los líderes de la Cuba revolucionaria, es prepararse, hacerse fuerte militarmente.
 
Ah, olvidaba yo aclarar que el texto se refiere al Ejercicio Estratégico Bastión-2016, que se llevaría a cabo al día siguiente.
 
Menos mal que eso de la niña y la viejecita alarmadas al pensar que comenzaba una guerra, es mentira. Porque con los niños y los viejecitos —y más aún con las viejecitas— uno resulta muy sensible. Los pobres.
 
Mentiras, decía. Mentiras de periodistas para enlazar sus ideas.
 
Y mentiras de comunistas en este caso.
 
Como suele ocurrir con estos escribanos, no falta en el texto que nos ocupa una cita de José Martí: “La mejor disciplina es el empleo incesante contra el enemigo”.
 
¿Qué les parece? ¿Qué tal si la oposición cubana pudiese llevar a cabo esta máxima martiana, y no, digamos, en lo referido al “empleo” de la violencia física, sino oral y editada, solamente oral y editada? Ah...
 
Tampoco podría faltar en el artículo de marras una cita del alumno más aventajado de José Martí —sí, sépanlo: por ahí siguen diciendo que Fidel Castro lo es—: “Mientras exista el imperialismo, el Partido, el Estado y el pueblo les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención”.
 
De nuevo, como se dice en México, ta’ cabrón.
 
¿Alguien se imagina cuántas generaciones durante cuántos siglos tendrán que ponerle el extra a “la defensa” si consideramos, lo cual es elemental, que “el imperialismo” va de largo?
 
Un crimen.
 
Un crimen tener al Ejército cubano en tensión en espera de una guerra que, lo sabe hasta el bobo de la yuca, no llegará, no tiene sentido. ¿Por qué habría de interesarse Estados Unidos en una islita con 11 millones de habitantes donde, según las últimas noticias, lo que se está dando en buenas cantidades son los piojos y las ladillas…, donde ya no queda ni caña cristalina, ni sinsontes, mangas amarillas, pájaros carpinteros o miel de purga?
 
Un crimen.
 
Un crimen que sigan mandando a esos pobres viejecitos y viejecitas, con el cuento de que el “imperialismo” amenaza, a jugar a la guerra con palitos como fusiles los Domingos de la Defensa. Bajo el sol. Probablemente sin desayunar. Un crimen.
 
Y ahí tienen que de pronto, sorpresivamente, de improviso, cuando el lector menos lo espera, se lee en el artículo que nos ocupa: “Este no es un país de locos ni de improvisados como lo quieren pintar”.
 
¿Será?
 
El texto en cuestión tiene 990 palabras. Vacuas. Predecibles en extremo.
 
Así las cosas, una propuesta que creo positiva es dejar en la Isla un solo periódico. Si da lo mismo. Todos dicen lo mismo.
 
Hoy, entre diarios, semanarios y revistas suman más de 35. ¿Alguien se imagina cuánto se gasta en viáticos, salarios, tinta, transporte, equipos en general, depreciación de instalaciones... para decir lo mismo; o sea, lo que autoriza el Departamento de Orientación Revolucionaria del Comité Central del Partido?
 
Podemos estar completamente seguros de que, con lo que se despilfarra en estos medios papagayeros, podría el Gobierno adquirir cualquiera de los productos que hoy no se encuentran en la Isla. Las aspirinas, por ejemplo.
 
Bueno..., y termina el artículo cuyo título tomamos para estas líneas, precisamente con aquel llamado del Comandante en Jefe el 10 de octubre de 1991: “Cada hombre, cada revolucionario debe decir: ‘Yo soy el ejército, yo soy la patria, yo soy la Revolución’”.
 
Ya ven: la patria —nada más y nada menos que la patria—, el ejército y la Revolución (y el propio Comandante) en el mismo saco.
 
Por eso nos jodimos.
Referencia  granma.cu/cuba/2016
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 12/10/2017 18:27
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