“Salvo internet, en Cuba todo sigue igua que cuando yo estaba allí. El gobierno es el mismo, la gente sigue sin tener información y sin acceso a internet, por lo que no saben lo que pasa en el mundo. El resto sigue igual que cuando yo estaba allí”.
La actriz cubana Ana de Armas
Ana de Armas, la novia virtual del nuevo ‘Blade Runner’
Gabriel Lerman - Los Angeles
Algunos norteamericanos quizás acaban de descubrirla, pero la actriz cubana Ana de Armas ( Santa Cruz del Norte, 1988) lleva ya un tiempo probando suerte en Hollywood. Si el director Denis Villeneuve buscaba a una mujer ideal en su secuela de Blade runner , la ha encontrado en esta intérprete de 29 años que une a su capacidad emocional un físico perfecto. Pero el francocanadiense no fue el primero en descubrir su enorme potencial. Jonathan Jakubowicz la vio en España en El internado y la invitó al casting para encarnar a la esposa de Roberto Mano de Piedra Durán en Hands of stone, un filme que fracasó financieramente pero que le permitió trabajar junto a Edgar Ramírez y Robert De Niro. Ni las dos películas que hizo con Keanu Reeves ni la que rodó con Miles Teller o la que hizo con el hijo de Clint Eastwood han tenido el impacto de Blade runner, pero ayudaron a que Villeneuve le diera el principal papel femenino en su proyecto más ambicioso. Ya rueda una nueva película junto a Rosamund Pike y Joel Kinnaman.
¿Qué relación tiene con la Blade runner original?
Vi la película de niña, con nueve o diez años. Aún vivía en Cuba y no entendí nada. Ya de mayor la vi de nuevo. Cuando supe que formaría parte de la continuación de una película tan icónica, no me lo podía creer. Estaba muy entusiasmada, pero todo me resultó muy inesperado, porque no sabía de qué iba el guion ni cuál era mi personaje. Mantuvieron un secreto absoluto desde el inicio, por lo que el principal atractivo para mí era la gente con la que iba a trabajar y ser parte de la historia del cine. Muchos directores y productores han visto mi acento o mi origen como un problema, pero para Denis era una cualidad que aportaba algo especial al papel.
¿Alguna vez imaginó que trabajaría con Harrison Ford?
Claro que no. En Cuba creces pensando que lo que tienes es todo lo que necesitas y debes estar satisfecha con eso. Pero yo siempre fui muy curiosa y ¿por qué no decirlo? ambiciosa, y me cuestionaba qué más podía hacer. Y por supuesto también me pregunté a qué artistas iba a conocer y con quiénes iba a tener la oportunidad de trabajar. Pero nunca soñé con Harrison Ford porque me parecía totalmente imposible.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con él?
Él supo de mí cuando fue a visitar a Ryan Gosling, que hacía una escena en la que había un cartel gigantesco de Joi desnuda. Pero cuando le conocí personalmente yo estaba vestida. Y fue algo muy normal. Es un actor increíble, al que he estado viendo en películas desde que era muy pequeña y por eso trabajar con él fue bastante surrealista. En ocasiones me sentía un poco intimidada porque tenemos esa idea de que uno no se puede acercar a sus ídolos, pero Harrison fue muy amable conmigo, muy cálido y divertido. Tiene un sentido del humor muy especial y no para de hacer bromas.
¿Fue muy complicado conseguir el papel?
Fue un proceso en tres partes. Llevó una semana, pero yo lo viví como si fuera un mes. La primera audición no fue con el guión de la película, sino que tuve que leer una escena de Ex machina, lo que me resultó un poco confuso porque yo no sabía nada del papel y Joi es muy diferente a Ava en Ex machina. Por suerte, la directora de reparto, Francine Maisler, me explicó algunas cosas y creo que me salió bien. En la segunda audición hice dos escenas de la película, pero seguí sin tener ninguna información sobre quién era ella o qué relación tenía con Ryan. No sentí que cuestionaran mi capacidad de actuar, vi en Denis a un director que utiliza un proceso muy creativo para dar con la persona correcta para hacer el papel.
“Harrison Ford fue amable y cálido, tiene un sentido del humor muy especial y no para de hacer bromas
¿Ha sido difícil trabajar con Villeneuve?
Denis es un director muy agradecido. Nunca me había pasado que al terminar el rodaje el director viniera a decirme: “Muchas gracias por todo lo que has hecho”. Viniendo de él fue un gran cumplido. Y me ocurrió algo parecido en la audición, cuando nadie sabía si me iban a dar el papel o no. Por eso aún sin esa respuesta me fui a mi casa sintiendo que ya había trabajado con Denis.
¿Qué cree que le ayudó a conseguir el papel?
Creo que él buscaba una mujer real. Por la forma en que me tomo las cosas, por las experiencias que he tenido en la vida, tengo una mirada muy diferente y soy mucho más arriesgada y abierta a las emociones. Joi ha sido diseñada para satisfacer a la gente de una manera muy concreta pero esas no son las necesidades que tiene K. Él la usa de un modo muy diferente, en un sentido emocional. Ella tenía que ser la novia que uno quiere encontrar cuando vuelve a su casa, la que te espera en el sofá, que sabe como conversar, sabe qué piensas antes de que se lo digas y sabe lo que sientes.
¿Le hizo alguna petición especial?
En la tercera audición Denis pidió quedarse a solas conmigo. Cerró la puerta y me dijo que había dos cosas que necesitaba decirme antes de avanzar en el proceso. Me explicó que había escenas en las que tenía que estar desnuda, por lo que debía estar dispuesta a quitarme la ropa. Y luego me dijo que también iba a necesitar que me cortara el pelo, que me lo oscureciera y me dejara flequillo. Siempre tuvimos una relación muy íntima, en la que no hubo dramas ni problemas. Yo le dije que si me contrataba iba a ser la última persona de la que tendría que preocuparse.
¿Ha notado un cambio en la industria hacia usted a partir de esta última película?
Todavía no, tienen que verla. La gente tiene mucha curiosidad por Blade runner 2049 y a veces siento que es como si sólo hubiera hecho eso y mi carrera en España y en Cuba no tuviera demasiada trascendencia aquí. Desde que me mudé a Los Ángeles hace tres años y medio siento que he tenido que empezar de cero y presentarme a los productores y directores como si jamás hubiese actuado.
¿Cuándo fue la última vez que estuvo en Cuba?
El mes pasado. Voy muy a menudo. Hay años en los que sólo puedo ir una vez porque estoy trabajando. Este año ya he ido cuatro veces. En algunos ámbitos Cuba ha cambiado mucho, en otros, nada. Pero hay muchas cosas que están pasando, particularmente entre la juventud y quiero ser parte de eso. Me estoy perdiendo muchas cosas de mi familia y de mis amigos y no quiero que me siga pasando. Me gustaría volver y quedarme allí.
Se fue antes de que se restablecieran relaciones diplomáticas con Estados Unidos. ¿Qué ha cambiado con esa apertura?
No mucho. Creo que esta idea de que ha habido una apertura no es muy apropiada porque no es cierta. Que haya vuelos directos de Estados Unidos a Cuba no quiere decir que las cosas hayan cambiado. Para los cubanos todo sigue igual, particularmente para la clase trabajadora. El gobierno es el mismo. La gente sigue sin tener información y sin acceso a internet, por lo que no saben lo que pasa en el mundo. Pero es cierto que cuando yo me fui con 18 años, en la isla se sabía muy poco sobre el resto del mundo y ahora hay sitios donde los jóvenes pueden conectarse a internet, saben lo que es Instagram y pueden leer noticias y ver revistas. El resto sigue igual que cuando yo estaba allí.
¿Cómo logró irse a España?
Mis abuelos maternos eran españoles y yo tenía el pasaporte. Cuando crecí, no teníamos ningún pariente o amigo en Miami. España era mi única opción y allí me dirigí con 18 años. Era la única manera de salir de Cuba. Por suerte todo me salió muy bien y no paré de trabajar en los ocho años que pasé en España. Pero acabé yéndome por la misma razón que dejé Cuba. Quería algo más. Me interesaba estar en un lugar donde tuviera mas oportunidades. España estaba en plena crisis y las películas que se estaban haciendo allí no me motivaban. Por eso me fui a Hollywood.
¿Qué películas y series de televisión le inspiraron para decidirse a ser actriz?
Para ser sincera, en ningún momento me dije de forma consciente que quería ser actriz y tampoco había una estrella a la que yo quisiera emular. Pero me interesaba el medio. Si estaba mirando una película en la televisión y veía una escena que me gustaba, no me importaba que fuera hombre o mujer, corría hasta el espejo y la imitaba. Y luego me volvía al sofá a seguir mirando la película. Yo vengo de una familia muy humilde. No teníamos reproductor de vídeo o de DVD, pero un vecino tenía. Una vez estaba mirando una película, creo que era Matilda, y cuando me volví a casa repetí toda la película para mi hermano que no la había visto. Siempre estaba imitando las escenas más emotivas de las películas que me gustaban.