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De: cubanet201 (Mensaje original) |
Enviado: 23/10/2017 13:34 |
Los arquitectos gays del rock clásico
¿Quién creó a esa hermosa criatura del siglo XX, la estrella de rock? Prestemos atención a los creadores gays de las personalidades de la época, como Brian Epstein con The Beatles y Jann Wenner, cofundador de la revista Rolling Stone.
Los Beatles con su representante, Brian Epstein, a la derecha, en octubre de 1965
Por Jim Farber - The New York Times Una de las creaciones más poderosas del siglo XX fue la estrella de rock: el dios acicalado y erótico de la resistencia con guitarra en mano. Pero quienes encarnaron a ese personaje no salieron de la nada. Los representantes los pulieron y les dieron forma y, en la era del rock clásico, esos representantes a menudo eran hombres homosexuales.
Durante décadas, no se hablaba mucho de la relación cercana entre los representantes y los músicos predominantemente heterosexuales a los que asesoraron. Sin embargo, recientemente se han convertido en un motivo de orgullo y celebración.
The Fifth Beatle, una novela gráfica reciente que se enfoca en la vida personal del representante homosexual de los Fab Four, Brian Epstein, fue un éxito en ventas en la lista de The New York Times, y ahora está en etapa de desarrollo como una miniserie de seis partes, con la aprobación del patrimonio de The Beatles. Y el documental Lambert & Stamp dejó claro el importante papel que desempeñó Kit Lambert, el correpresentante homosexual de The Who, a la hora de darle forma a la identidad de la banda.
Otro creador de una imagen en la era clásica del rock, Jann Wenner, el cofundador de la revista Rolling Stone, es el tema principal de una nueva biografía de Joe Hagan: Sticky Fingers: The Life and Times of Jann Wenner and Rolling Stone Magazine, que enfatiza el papel que tuvo su sexualidad en la forma en que presentó a estrellas de rock masculinas a lo largo de la historia de la revista. (Wenner no salió del clóset ante la prensa sino hasta mediados de la década de los noventa).
“Ser homosexual me dio una apreciación más detallada de la sexualidad de estos artistas”, dice Wenner en el libro. “Podía entender eso de una manera que otros no lo hicieron”.
Ese entendimiento se hizo evidente en imágenes memorables de Rolling Stone como cuando David Cassidy mostró su torso desnudo hasta donde se asoma el vello púbico en una portada al estilo Playboy y el atractivo rostro de Jim Morrison al lado del encabezado “Él es guapo, él es sexy, él está muerto”.
Jock McLean, quien trabajó como asistente de George Harrison hace 50 años, se dio cuenta de la profundidad de la relación entre The Beatles y Epstein un día de agosto poco antes de la muerte del mánager. A McLean le encargaron recoger al cantautor Harry Nilsson, un prometedor artista nuevo en aquel entonces, y llevarlo en auto a una reunión con Harrison en la casa que estaba rentando en Blue Jay Way en Hollywood Hills, California.
Se habló de que Nilsson quizá se uniría a la empresa naciente de The Beatles. Ahí fue cuando las cosas se pusieron pesadas, dijo McLean.
“George estaba hablando de lo maravilloso que sería todo, intentando convencer a Harry de que se uniera a la empresa”, recordó McLean. “Todo fue estupendo hasta que Harry dijo: ‘Lo malo es que no creo que un hombre homosexual pueda representarme”. (Muchos miembros de la industria conocían la sexualidad de Epstein en ese entonces). Furioso, Harrison le hizo un gesto con la cabeza a su asistente.
“En un segundo, habían echado a Harry de la casa”, dijo McLean. “George, como todos los integrantes de The Beatles, apoyaba muchísimo a Brian. Para ellos, Brian era el más importante”. (Después de que murió Epstein, Nilsson se acercó a la banda y trabajó de cerca con John Lennon).
Roger Daltrey, el cantante principal de The Who, le tenía un respeto similar a Lambert, quien venía de la clase alta en una época en la que los de su nivel rara vez interactuaban con “rufianes” de la clase trabajadora como Daltrey.
“Kit fue el único tipo posh que no me hablaba con desprecio”, dijo Daltrey en Lambert & Stamp. “Kit era temerario”. En ese entonces, los hombres como Lambert debían ser así. Hasta 1967, ser homosexual era ilegal en el Reino Unido y, mucho después de que cambiara esa ley, los hombres gays seguían siendo blanco de las detenciones policiacas, el chantaje y las golpizas. A Epstein lo atacaron una vez y fue blanco de chantaje antes de morir en 1967 a causa de una sobredosis accidental de pastillas para dormir y alcohol.
Al mismo tiempo, muchos de estos hombres tuvieron mucho poder dentro de su círculo. Como representantes de algunas de las bandas británicas de rock más potentes de la época, estaban a la vanguardia de los sonidos, las sensibilidades y los estilos que demolerían y reconstruirían la cultura pop.
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Los representantes homosexuales de la época eran abiertos acerca de su sexualidad, aunque fuera solo entre amigos y colegas. Además de Epstein y Lambert, estaban Robert Stigwood (representante de Cream y los Bee Gees), Simon Napier-Bell (los Yardbirds, Marc Bolan), Billy Gaff (Rod Stewart), Ken Pitt (David Bowie), Barry Krost (Cat Stevens) y Larry Parnes (quien le dio forma a los rockeros británicos que llegaron antes que The Beatles, entre ellos Tommy Steele y Billy Fury).
Su orientación sexual se vio reflejada en estadounidenses como Nat Weiss (quien supervisó los intereses comerciales de The Beatles y más tarde representó a James Taylor), Danny Fields (quien representó a Iggy Pop and The Stooges y, más tarde, a los Ramones), así como magnates de la música como David Geffen y Clive Davis (quien se identifica como bisexual).
De acuerdo con Napier-Bell, parte de la razón por la que los hombres homosexuales de su era se dedicaron al negocio de la música fue que era una de las pocas áreas “donde podías salir del clóset. Era como un club privado”, dijo. “Era una vida muy buena. Ibas a la casa de Robert Stigwood y era como un bar gay”.
Jim Fouratt, quien ha trabajado en la industria de la música desde la década de los sesenta, cree que los hombres que estaban en el círculo de Napier-Bell trajeron consigo un entendimiento especial de la imagen al entorno emergente del rock. “Como hombres homosexuales debemos reinventarnos para sobrevivir”, dijo. “Eso empata perfectamente con la mascarada del rock ‘n roll, con la fantasía”.
Martin Aston, el autor de Breaking Down the Walls of Heartache: How Music Came Out, dijo que la conexión entre los representantes homosexuales del rock y la imagen se origina en el hecho de que “los hombres gays de ese entonces eran juzgados casi en su totalidad según su apariencia. No era como que hubiera muchos lugares lindos adonde ir para platicar a gusto. Todo se comunicaba a través del coqueteo”.
Como resultado, dijo Aston, los hombres homosexuales desarrollaron una comodidad con el arte de ser vistos, “a diferencia de los hombres heterosexuales, quienes, antes del fenómeno del ‘metrosexual’, se mostraban amenazados por la idea de que los vieran, de convertirse en objeto”.
Vivek Tiwary, la autora de The Fifth Beatle, argumenta que la orientación sexual de Epstein tuvo una fuerte influencia en la imagen pública de The Beatles. “La atracción que Brian Epstein sentía por todos los integrantes de The Beatles, particularmente por John, le permitió crear una imagen para la banda que no solo fuera atractiva para las chicas, sino también para los chicos”, dijo Tiwary. “Brian sabía cómo era ser un chico y también cómo atraerlos. Un representante heterosexual podría simplemente pensar: ‘Aquí hay un grupo de chicos lindos que a las chicas les encantarán’. Podría dirigirlos tanto hacia las chicas que parecerían demasiado débiles como para que les gusten a los chicos”.
Una de las decisiones cruciales de Epstein fue cambiar el atuendo de The Beatles, de mezclilla y cuero a trajes formales. Con los mejores sastres locales, le puso a la banda trajes de angora con saco americano de tres botones, solapas estrechas y pantalones muy ajustados, de acuerdo con Mark Lewisohn en su libro sobre la banda: Tune In.
Al crear esos atuendos, los representantes hicieron más que influenciar la presentación de los músicos. Presentaron la imagen de un nuevo tipo de hombre. Conforme progresó la década de los sesenta, la androginia se volvió fundamental en la imagen masculina, con el cabello largo, la ropa de colores brillantes y, en el caso de los “mod” de mediados de los sesenta, vistosos trajes a la medida.
“A los mod les encantaba que los vieran caminando por la calle, vestidos elegantemente con pantalones de lana peinada y maquillaje”, dijo James Cooper, el director de Lambert & Stamp. “Esos chicos rudos usaban delineador”.
Fouratt cree que gran parte del permiso para este desvanecimiento del género provino de la extensa cultura de las drogas, pues “les permitía a los hombres y chicos descubrir su belleza y su feminidad”, comentó. “La elegancia de las estrellas del rock es como ser un pavorreal: el macho es el hermoso, no la hembra. Eso se convirtió en el principal elemento del rock ‘n roll, una característica impulsada por los representantes gays”.
Se desplegó de manera más evidente en una estrella como Mick Jagger, quien adoptó un personaje exagerado y acicalado, afectaciones compartidas con el primer representante de The Rolling Stones, Andrew Loog Oldham. “Mick era atractivo por ese cuidado en su imagen”, dijo Oldham. “Muchos hombres podrían decirles a sus amigos: ‘Ah, ¡es marica!’. Así que no les importaba que sus esposas o sus novias lo disfrutaran”.
A las estrellas de rock heterosexuales también les pareció que la conciencia sensual de los hombres homosexuales daba como resultado oportunidades sexuales. “David Bowie tuvo que obligar a sus músicos —pertenecientes a la clase trabajadora- en la banda Spiders from Mars a que usaran esa ropa glam”, dijo Aston. “Pero en cuanto vieron el impacto que tenía en las mujeres, dijeron: ‘¡Pásenme el rubor!’”.
Aun así, dada la denigración de la homosexualidad en ese entonces, se habría esperado que los rockeros se sintieran algo incómodos con los hombres gay que los asesoraban. En el caso de The Who, Cooper cree que los miembros forjaron un vínculo con Lambert no a pesar de su identidad sexual, sino de alguna manera gracias a ella. La rareza, y el riesgo mutuo, de la conexión entre Lambert (un hombre gay y privilegiado de la clase alta) y su socio de gestión, Chris Stamp (un hombre heterosexual de la calle) los impresionó profundamente.
“El lazo incondicional que tenían sus representantes les dio un aura de invencibilidad”, dijo Cooper. “También les presentó un misterio: ¿quiénes eran esos tipos? Si ellos eran capaces de formar un vínculo, entonces serían capaces de cualquier cosa”.
Lambert enfatizó ese aspecto, atizó el naciente interés de The Who en la irrupción cultural y aconsejó al líder de la banda, Pete Townshend. “Kit le decía a la prensa que The Who era una nueva forma de crimen social”, dijo Cooper. “Le dijo a Pete: ‘Cuando des una entrevista, deja una herida. Ah, y, por cierto, también destroza tus instrumentos’”.
Napier-Bell considera que toda la idea de la rebelión del rock ‘n roll es una extensión de la “furia gay”. “Estábamos en contra de las élites, el gobierno y la ley, pues estaban en contra de nosotros”, dijo. “Era una actitud que sentían los representantes y se expresaba a través de sus bandas”.
Al mismo tiempo, muchos hombres homosexuales venían de contextos más refinados que los rockeros, una experiencia que transfirieron a sus representados. “Brian venía de un mundo de música clásica y jazz”, dijo Tiwary. “Tuvo la visión de que The Beatles serían como los grandes compositores clásicos y serían recordados mucho tiempo después de haber muerto”.
Lambert, cuyo padre fue un prominente compositor clásico, presionó a Townshend para escribir una ópera rock, que dio como resultado “Tommy”. “Kit me moldeó como compositor”, dijo Townshend en Lambert & Stamp.
Si los jóvenes rockeros se beneficiaban del gusto y la ambición de sus asesores; los representantes obtenían a su vez un sentido de conexión que de otra manera no habrían podido alcanzar. “No es como que un hombre gay en esa época pudiera casarse o disfrutar de una familia”, dijo Cooper. “Con una banda, hay una idea de una familia extendida. Podían criar y educar a los músicos, y poner todo lo complejo de su experiencia en algo de valor”.
Al mismo tiempo, los hombres homosexuales involucrados con las bandas encontraron una ruta hacia el poder. “¿Dónde más podrían sentirse importantes?”, dijo Cooper. “Era una manera de tener impacto y relevancia”.
Además, en una era en la que la expresión homosexual se reprimía brutalmente, los hombres podían expresarse a través de los símbolos sexuales más influyentes del momento, lo cual creaba una suerte de ventriloquia erótica.
“En una banda, podía plasmarse cualquier pensamiento, sentimiento y anhelo que tuvieran… frente a un estadio lleno de gente”, dijo Cooper.
En el caso de Epstein, Tiwary cree que el mensaje fue más allá del sexo: “Esa es la gran tragedia de que Brian Epstein muriera solo, sin haber tenido un novio nunca”, dijo Tiwary. “Creo que el hecho de que Brian no pudiera amar abiertamente lo hizo dedicarse a transmitir un mensaje de amor con The Beatles. A través de ellos, tuvo la oportunidad de extender ese amor por todo el mundo”.
JIM FARBER Fuente: The New York Times
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