PAPLO XIMÉNEZ DE SANTOVAL
Se acabaron los matices, la prudencia y los dobles sentidos. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió este martes el mayor ataque de su mandato por parte de un alto representante del partido por el que se presentó a las elecciones. Jeff Flake, senador republicano por Arizona, anunció en el pleno del Senado que no se presentará a la reelección en 2018 con un discurso en el que dijo: “Señor presidente, hoy me alzo para decir: basta”.
El senador Flake representa a una parte moderada del partido que ha perdido la paciencia con el presidente. Pero no todos están dispuestos a una inmolación política como la del senador por Arizona, que puede haber puesto fin a su carrera este martes después de un solo mandato en el Senado. “La permanencia sostenida en el puesto no es la razón para presentarse a un cargo. Y hay momentos en que debemos arriesgar nuestras carreras para defender nuestros principios”.
El discurso de Flake está lleno de frases que resonarán durante tiempo: “Lamento el estado de nuestra desunión, lamento el carácter destructivo de nuestra política, la indecencia de nuestro discurso, la vulgaridad de nuestro liderazgo, lamento que se ceda en nuestra autoridad moral”, ha dicho Flake, que ha denunciado también “nuestra complicidad en este alarmante y peligroso estado de cosas”, en referencia al Partido Republicano.
“Debemos dejar de hacer como si la degradación de nuestra política y las acciones de algunos en nuestro Ejecutivo fueran normales. No lo son. Cuando ese comportamiento emana desde lo más alto de nuestro Gobierno, es peligroso para nuestra democracia. Proyecta una corrupción del espíritu y debilidad. Los jóvenes están mirando. Qué haremos cuando nos pregunten ¿por qué no hicisteis nada? Yo hoy me alzo para decir: ya basta”.
“El comportamiento temerario, escandaloso e indigno se excusa y se matiza como ‘decir las cosas como son’, cuando en realidad es simplemente temerario, escandaloso e indigno”, ha continuado Flake. “Tengo hijos y nietos ante los que responder, señor presidente, y por tanto no seré cómplice”.
Flake, al igual que el otro senador por Arizona, John McCain, nunca estuvo cómodo con la candidatura de Trump por el Partido Republicano. Ambos son políticos tradicionales, que hablan en sus discursos de las virtudes de la política civilizada y los pactos. El enfrentamiento con Trump ha venido creciendo en los últimos meses y tuvo su culminación en el voto negativo con el que McCain hundió en el Senado la mejor oportunidad que han tenido los republicanos de revertir la reforma sanitaria de Barack Obama.
En el caso de Flake, ya se había pronunciado públicamente contra Trump nada menos que en un libro publicado este verano: La conciencia de un conservador, un rechazo de la política de la destrucción y una vuelta a los principios. En él, criticaba que el partido se hubiera echado en brazos de Trump tras las primarias. “Si este fue nuestro pacto faustiano, no mereció la pena. Si nuestros principios son tan maleables que al final ya no son principios, ¿para qué sirven las victorias políticas?”.
Trump, por su parte, también había perdido la paciencia con los dos senadores por Arizona. En un mitin de su campaña permanente en Phoenix el pasado 23 de agosto, cargó contra Flake y McCain delante de el público más trumpista del Estado. A uno lo atacó por su voto en la reforma sanitaria, al otro lo llamó “débil en temas de frontera”. No mencionó a ninguno por su nombre. Hay una corriente trumpista antisistema que se ha conjurado para presentar candidatos alternativos contra todos los senadores y congresistas que buscan la reelección en 2018 y que no comulguen al 100% con el presidente. Jeff Flake iba a ser uno de sus objetivos.
La retirada de Flake abre la carrera por el escaño de Arizona. El Estado no tiene un senador demócrata desde 1994. El gobernador es republicano y el partido tiene mayoría en las dos cámaras estatales. El principal periódico del Estado, The Arizona Republic, nunca había apoyado a un candidato demócrata en sus 126 años de historia. Lo hizo el pasado septiembre, cuando publicó para asombro de muchos que la única opción en las elecciones era Hillary Clinton. Trump ganó Arizona por apenas 90.000 votos (4%), una diferencia mínima para un Estado que no estaba en disputa y se consideraba tradicionalmente republicano.
Flake parecía ser consciente de que iba a tener difícil la pelea contra un candidato respaldado por la Casa Blanca. “Puede que no haya sitio para un republicano como yo en el actual clima republicano o en el actual Partido Republicano”, dijo en declaraciones al Arizona Republic. Según el senador, hay una mayoría de votantes que está a favor del presidente. Presentarse a las elecciones con garantías le obligaría a posicionarse en inmigración y comercio exterior al lado del presidente, cosas que no está dispuesto a hacer. “Este hechizo pasará, pero no el año que viene”.
Fuente El País