José Enrique Morales Besada, víctima de un ataque homófobo en junio, denuncia el cierre de su caso sin juicio y con una multa para los agresores. El golpe le hizo perder varios dientes, le destrozó parte de la encía y le provocó una seria fractura de la mandíbula por la que ha tenido que ser intervenido quirúrgicamente. El informe que le realizaron en el hospital, y que registraba las lesiones sufridas en la cara y la boca, se perdió “convenientemente”.
"Mis agresores están como si nada hubiera pasado"
LUZ ESCOBAR
Era una noche cálida de junio y José Enrique Morales Besada se conectaba a internet en una zona wifi de Morón, Ciego de Ávila. De regreso a casa, su vida dio un vuelco dramático cuando fue víctima de una ataque homófobo que le dejó con serias secuelas físicas y unas ansias de justicia que la actual legislación cubana no ha logrado satisfacer.
El pasado viernes, la Fiscalía decidió cerrar la vía penal para su caso y zanjarlo con la imposición de una multa a sus agresores. El interés del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), dirigido por Mariela Castro, por el suceso no ha sido suficiente para llevar a juicio a sus atacantes, aunque sí para agilizar la intervención policial.
Con solo 21 años, este joven ha pasado los últimos meses entre consultas médicas y citas policiales después de que dos hombres golpearan un costado de su cara con una botella tras haberlo insultado. José Enrique solo recuerda haber quedado tendido en el piso, con un amigo a su lado que gritaba pidiendo ayuda, cuenta vía telefónica a 14ymedio.
Morales Besada soñaba con convertirse en cantante profesional. Se presentaba en fiestas y en instalaciones turísticas con temas de pop, baladas, clásicos en inglés y música popular bailable, pero ahora apenas puede terminar una oración sin que las molestias lo hagan detenerse en mitad de las palabras.
"Cada vez que hablo tengo una sensación muy extraña, así no puedo cantar porque no logro modular bien la voz", lamenta. El golpe le hizo perder varios dientes, le destrozó parte de la encía y le provocó una seria fractura de la mandíbula por la que ha tenido que ser intervenido quirúrgicamente.
Cuatro años antes de la agresión, las calles de Morón se llenaron de colores, cuando la provincia se convirtió en la sede por la Jornada contra la Homofobia. La reivindicación anual no ha logrado desterrar los prejuicios que siguen fuertemente arraigados en esa región y en el resto del país.
Para Morales Besada, la comunidad LGBTI avileña vive en medio de un "un panorama oscuro" y sus miembros sufren constantes vejaciones en las calles además de un "trato denigrante". "Es muy difícil sentarse en un parque sin que pase alguien y lance un insulto o una lata de cerveza", denuncia.
La homofobia en Cuba cuenta, además, con la complicidad policial. "Cuando alguien va a denunciar algo así lo dan por loco", declara el joven, que, a pesar de presentarse con testigos ante las autoridades apenas logró que sus agresores permaneciesen 24 horas detenidos. "Salieron pagando una fianza de 1.000 CUP cada uno", añade.
El Código Penal cubano no incluye el concepto de "delitos de odio" en el caso de agresiones contra personas por origen étnico, religión, raza, género, orientación e identidad sexual. Estos últimos, precisamente, no están tipificados en la actual legislación y son tramitados por la policía y los tribunales como cualquier otro.
Pocos días después del ataque, el cantante escribió en su cuenta de Facebook un primer mensaje relatando lo sucedido reclamando justicia y pidiendo ayuda directamente a Mariela Castro.
En 2015, Castro había asegurado en un evento público que la institución que dirige trabajaba en colaboración con el Ministerio del Interior para seguir de cerca estas agresiones. "Se necesita un análisis exhaustivo y especializado para determinar el tipo de delito porque todas las situaciones donde son víctimas las personas LGBTI no tienen el odio como motivo", puntualizó la sexóloga.
El Cenesex comenzó a investigar lo ocurrido en Morón y envió una carta a la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) del municipio. Morales Besada reconoce que cuando los oficiales escucharon el nombre de la hija del gobernante cubano "empezaron a correr y quisieron hacer en un día lo que desde un principio tenían que haber hecho".
El pasado día 10 fue cuando Morales Besada supo que nunca habría juicio para sus agresores. La Fiscalía desestimó la apertura de juicio y ha saldado el caso con una multa contra ambos. Después de oír la conclusión por parte de la instructora, el joven salió llorando. No quiso ni siquiera firmar la comunicación oficial.
Morales Besada denuncia múltiples irregularidades en el procedimiento. "Nadie de la investigación ha ido a visitar a mi médico maxilofacial a preguntar cuál es mi estado actual de salud", se queja. Además, el informe que le realizaron en el hospital y que registraba las lesiones sufridas en la cara y la boca se perdió "convenientemente" y solo apareció, después de mucho buscar, uno con lesiones cervicales.
"No se celebró juicio y me engañaron porque hasta ese momento me habían dicho que los llevarían ante un tribunal".
Miembros de la comunidad LGBTI cubana cuentan cada vez con más datos de agresiones y crímenes de odio. Aunque las instituciones oficiales no publican estadísticas sobre los asesinatos o actos violentos contra lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales, las noticias ahora trascienden gracias a las redes sociales.
En mayo de 2015 este diario dio a conocer la muerte a pedradas de un transexual de 24 años de edad en la ciudad de Pinar del Río. Los medios oficiales nunca publicaron la noticia.
Morales Besada, que se siente decepcionado y se niega a que los agresores queden impunes "como si nada hubiera pasado", publicó el viernes pasado un mensaje Facebook que ha dado a conocer su caso a miles de internautas.
El joven asegura que ambos atacantes tienen un historial de violencia homofóbica. "Golpearon a otro muchacho que trabaja en el Cayo pero no los acusó porque tiene miedo".
"Esta agresión me ha dejado sin vida", expresa José Enrique. El daño físico puede dejarle una secuela permanente, pero lo que le añade ahora dolor es la impotencia que siente por la ausencia de justicia.
LUZ ESCOBAR