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من: CUBA ETERNA (الرسالة الأصلية) |
مبعوث: 19/11/2017 17:23 |
Un año sin Fidel
La dinastía morirá con la sucesión de Raúl Castro
Por Carlos Alberto Montaner
Hace un año que se anunció la muerte de Fidel. Parece un siglo. Durante más de una década, desde el 26 de julio del 2006 hasta el 25 de noviembre de 2016, vivió con un pie en la tumba. Esa agonía en cámara lenta le fue muy útil a su hermano Raúl. Le sirvió para atornillarse en la poltrona presidencial y para que los cubanos se adaptaran a su control, mientras él se afianzaba en el poder y situaba a gente de su confianza.
Raúl es el presidente porque así lo decidió Fidel. Le parecía una persona mediocre, sin lecturas y sin carisma, pero absolutamente leal, una virtud que los paranoicos valoran por encima de todas las demás, así que le fabricó la biografía para convertirlo en su escudero. Lo arrastró a la revolución. Lo hizo Comandante. Lo hizo Ministro de Defensa. Lo hizo vicepresidente y, por último, le dejó el poder en herencia iniciando la dinastía de los Castro.
Desde entonces Raúl gobierna con su entorno familiar. Con su hija Mariela, una inquieta y lenguaraz sexóloga. Con su hijo, el coronel Alejandro Castro Espín, formado en las escuelas de inteligencia del KGB. Con su nieto y guardaespaldas, Raúl Guillermo Rodríguez Castro (hijo de Déborah). Con su yerno o ex yerno (no se sabe si sigue casado con Déborah o se divorció), el general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, Jefe de GAESA, el principal holding de los militares cubanos.
Ésa es la gente que gobierna junto a Raúl, pero tienen tres problemas gravísimos. Él más importante es que en Cuba quedan muy pocos creyentes en el sistema. Sesenta años de desastre son demasiados para mantener la fe en ese disparate. El propio Raúl perdió la confianza en el sistema en los años ochenta del siglo pasado cuando despachó a muchos oficiales a centros europeos a aprender técnicas de gerencia y mercadeo.
¿Para que los militares cubanos debían dominar esas disciplinas? Para implementar el “Capitalismo Militar de Estado”, único y devastador aporte intelectual cubano al poscomunismo. El Estado se reserva las 2500 empresas medianas y grandes del aparato productivo (hoteles, bancos, fábricas de ron, cerveza, cementeras, siderúrgicas, puertos y aeropuertos etc.) dirigidas por militares o exmilitares de alto rango. Cuando no pueden explotarlos directamente por falta de capital o de conocimientos, se asocian a un empresario extranjero al que le ofrecen buenos beneficios y al que vigilan, eso sí, como al peor de los enemigos.
Simultáneamente, a los cubanitos de a pie se les prohíbe crear grandes empresas. Deben limitarse a pequeños lugares de servicio (restaurantes), elaborar pizzas, freír croquetas, o freírse ellos mismos como taxistas. Les está vedado acumular riquezas o invertir en nuevos negocios, porque el objetivo no es que los individuos emprendedores desplieguen su talento y reciban los beneficios, sino que absorban la mano de obra que el Estado no puede emplear. En Cuba, al contrario que en China, enriquecerse es delito. O sea, lo peor de los dos mundos: el estatismo controlado por militares y el microcapitalismo atado de pies y manos.
El segundo problema es que el Partido Comunista no significa nada para casi nadie en Cuba. En teoría, los partidos comunistas son segregados por una doctrina, el marxismo, que al perder toda significación convierte al PC en un asunto puramente ritual. Fue lo que sucedió en la URSS. Como nadie creía en el sistema, el PC fue liquidado por decreto y 20 millones de personas se retiraron a sus casas sin derramar una lágrima.
El tercero es que Raúl es un hombre muy viejo, con 86 años de edad, que ha prometido retirarse de la presidencia el próximo 24 de febrero, aunque probablemente permanezca agazapado en el Partido. En todo caso, ¿hasta cuándo vivirá? Fidel duró 90 años, pero basta leer sus escritos de los últimos años para comprender que había perdido muchas facultades. El mayor de los varones, Ramón, murió a los 91, pero llevaba varios años aquejado por demencia senil.
La suma de esos tres factores preludian un final violento para el castrismo, acaso a cargo de algún militar, salvo que el heredero de Raúl Castro (oficialmente Miguel Díaz Canel, primer vicepresidente, pero podría ser otro) opte por una verdadera apertura política y desmonte el sistema organizadamente para evitar que lo derriben y los escombros caigan sobre esa frágil estructura de poder. Para esos menesteres sirven los procesos electorales, pero ya los raulistas se encargaron de cerrarles el paso al centenar de opositores dispuestos a participar en los próximos comicios, mientras se niegan a admitir la consulta que propone Rosa María Payá, la hija de Oswaldo Payá, un dirigente asesinado por pedir lo mismo que hoy, valientemente, reitera la muchacha. O sea: Raúl le legará a su sucesor una terrible sacudida. La dinastía morirá con él.
ACERCA DEL AUTOR:
Carlos Alberto Montaner nació en La Habana, Cuba, en 1943. Reside en Madrid desde 1970. Ha sido profesor universitario en diversas instituciones de América Latina y Estados Unidos. Es escritor y periodista. Varias decenas de diarios de América Latina, España y Estados Unidos recogen desde hace más de treinta años su columna semanal. La revista Poder lo ha calificado como uno de los columnistas más influyentes en lengua española. Se calcula en seis millones de lectores semanales quienes tienen acceso a sus artículos en español, inglés y portugués. Montaner ha publicado una veintena de libros. Varios han sido traducidos al inglés, al portugués, el ruso y el italiano. Entre los mas conocidos y reeditados están Viaje al corazón de Cuba, Cómo y por qué desapareció el comunismo, Libertad: la clave de la prosperidad, y las novelas Perromundo y 1898: La Trama.
Fuente:
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El Caudillo nació el 13 de agosto de 1926 en La Habana
Supuestamente muere el 25 de noviembre del 2016, a las 10.29 horas de la noche
Al año de la muerte del dictador Fidel Castro Ruz
Al año de la muerte de Fidel Castro se observa un retroceso en los limitados intentos reformistas de su hermano heredero, al punto que se llegó a paralizar la entrega de licencia a privados y las cooperativas sufrieron ataques despiadados del Estado, que llegaron al cierre de varias de ellas.
Las relaciones con EEUU que venían deteriorándose desde las reflexiones "El hermano Obama" cuando la visita del presidente estadounidense a Cuba, bajaron a niveles inferiores a cuando existía una Oficina de Intereses, aunque se mantienen las embajadas, a consecuencia de los ataques acústicos a diplomáticos. EEUU no culpa al Gobierno cubano directamente de los ataques, pero lo responsabiliza de no haber garantizado la seguridad de los representantes estadounidenses.
El Gobierno del general Castro dice que no existen tales ataques y que todo es una justificación para echar atrás lo avanzado en las relaciones en la época de Obama, cuando en verdad fueron Fidel y su hermano los que dinamitaron tal avance, pues siempre estuvieron en contra de unas relaciones amplias con EEUU.
En verdad, solo pretendían que se abrieran el turismo de EEUU y las inversiones que interesaban a "la cartera de negocios" del Gobierno. La política pueblo a pueblo, el apoyo a los emprendedores y las simpatías conseguidas por el presidente Obama en el seno del pueblo cubano, los convenció de que habían ido demasiado lejos en el acercamiento al "Imperio". Su dinero sí, su calor no, que nos quema, pensaron.
Y aquellos vientos trajeron estas tempestades, pues de haber aprovechado aquella aproximación para un estrechamiento más efectivo, el tema de los ataques sónicos hubiera podido resolverse de otra manera.
Con el gran esfuerzo gubernamental por hacer presentes la figura y las ideas totalitarias del fallecido, el sistema ha continuado su desmoronamiento. El PCC y el llamado Poder Popular, han perdido el poco protagonismo que se le pretendió, no tienen ningún prestigio y la "dictadura del proletariado" la ejercen la Seguridad del Estado en lo político y las FAR en la economía, abiertamente o a través de sus oficiales y agentes convertidos en "funcionarios o empresarios".
La economía sigue deteriorándose, todas las generaciones están cansadas y la mayoría de los jóvenes no quiere saber nada del castrismo, simplemente porque nada ofrece como futuro. En las propias filas del oficialismo aumenta la disidencia. La gran burocracia está cada vez más aislada y el "enfrentamiento al imperialismo y la lucha contra el bloqueo" es la carta final que están jugando, pero ya está muy gastada. La visita de Obama le dio un golpe mortal que no ha podido revertir.
El cuento de la revolución socialista y antimperialista encuentra cada vez menos creyentes. La gente no ve por ningún lado a los trabajadores ejerciendo el poder económico y político, y el Gobierno clamando por el levantamiento del "bloqueo" se descarta así mismo "como enemigo del imperialismo yanqui" pues para todos queda muy claro que lo que buscan es pegarse aún más, vergonzosa y dependientemente, a la teta del vecino del Norte.
Crece la idea de que la causa del desastre es el bloqueo interno, cuyo levantamiento poco a poco se va convirtiendo en demanda más allá de la oposición y de la disidencia. La explotación descarnada de los trabajadores está al descubierto, especialmente la de los médicos "internacionalistas" y los trabajadores que producen divisas. La salud y la educación, que siguen hipócritamente calificando de gratuitas, han decaído en la calidad.
La demostración más clara de la debilidad del "sistema" está en la represión de la oposición y la disidencia, y especialmente a los periodistas independientes, a quienes meten presos, decomisan sus equipos de comunicación, los acusan de cualquier patraña, le imponen altas multas, hostigan a sus familias, tratan de crearles conflicto en la comunidad donde viven y, encima de eso, no los dejan salir del país.
Tratar de acallar al periodismo independiente se ha convertido en el principal propósito de la Seguridad del Estado, émula, por sus métodos, de la KGB, la Stasi y la Gestapo.
La muerte de Fidel dejó al castrismo huérfano del ícono y de ideas. Con su muerte comenzó el desmerengamiento final del capitalismo monopolista de Estado y su sistema político antidemocrático, que quisieron imponer al pueblo cubano en nombre de un socialismo que nunca existió.
AUTOR: PEDRO CAMPOS, DESDE LA HABANA
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CUMPLEMUERTE DE FIDEL CASTRO
Cuba en la encrucijada, un año después de la muerte de Fidel Castro
Carteles de “Fidel entre nosotros” y “Yo soy Fidel” abundan en las calles de
La Habana y en avisos televisivos, en la víspera del aniversario de su muerte a los 90 años
POR CARLOS BATISTA — LA HABANA
Cuba conmemora discretamente el sábado el aniversario de la muerte de Fidel Castro, enfocada en un proceso electoral que implicará un cambio presidencial, en una coyuntura de retroceso económico, hostilidad de Estados Unidos, y estancamiento en sus reformas.
La voluntad del líder de la revolución cubana, hecha ley por el Parlamento, se ha cumplido: ninguna calle, plaza o edificio, lleva su nombre ni existen estatuas o monumentos suyos en Cuba, pero Fidel Castro (1926-2016) es recordado constantemente en los medios y en la realidad de la isla.
En La Habana y Santiago de Cuba, la ciudad del oriente de la isla donde están sepultadas las cenizas del “Comandante en Jefe”, están previstas actividades, culturales y políticas, sin alterar la cotidianidad.
Jóvenes cubanos harán la noche del sábado una vigilia en la histórica escalinata de la Universidad de La Habana, mientras se espera que el gobernante Raúl Castro se traslade a Santiago de Cuba.
“Fidel siempre presente y Fidel siempre latente, sobre todo que el hizo mucho por la educación cubana”, dijo Gladys García, 63 años, directora de una escuela primaria.
En el año trascurrido desde su deceso, el 25 de noviembre de 2016, los cubanos vieron enfriarse varias de sus expectativas: las reformas de Raúl Castro “han terminado siendo demasiado graduales e irregulares”, según un informe del economista cubano Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Colombia, enviado a la AFP.
En agosto fue congelada la entrega de licencias para el trabajo privado en una veintena de actividades y fueron eliminadas otras.
Según el ex diplomático y académico Carlos Alzugaray, hay “retrasos” en tres metas trazadas: la descentralización estatal, mayor apertura al sector privado y la unificación monetaria, esta última largamente esperada.
En lo político, apunta, hay que superar aún “la vieja mentalidad” y actualizar el ordenamiento legal e institucional, “pues nadie podrá gobernar a Cuba como lo han hecho Fidel y Raúl”.
Este frenazo fue más dramático por el deterioro de la economía: la meta oficial de crecimiento anual cifrada en 2% en diciembre, fue ajustada a 1% en julio. La Cepal la calcula recientemente en 0,5% y algunos economistas prevén incluso una cifra negativa, como el -0,9% de 2016.
Eso sin contar los daños que dejó el huracán Irma, aún sin cuantificar, que afectó en septiembre a casi toda la isla, sobre todo las viviendas.
Paralelamente, el presidente Donald Trump endureció el embargo contra Cuba, limitó más las visitas de estadounidenses y regresó al lenguaje de la Guerra Fría, “un retroceso” en la política de su antecesor Barack Obama, según Raúl.
Un día después del aniversario de la muerte de Fidel, los cubanos votarán en los comicios municipales, un proceso que terminará en febrero con el primer relevo generacional en 60 años: un nuevo presidente sin el apellido Castro y que tampoco será una figura histórica de la revolución.
Todos los pronósticos coinciden que el actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años, ocupará la presidencia de Cuba, tras una lenta carrera política, pues recorrió paso a paso todos los escalones del poder.
Sin embargo, nada indica que Raúl Castro deje la jefatura del Partido Comunista (único), principal cargo político del país, al menos hasta su próximo Congreso en 2021.
“En ese escenario, en los próximos dos años, la agenda del gobierno y el estilo de operación probablemente no cambiarán mucho”, estima Michael Shifter, de Diálogo Interamericano, un centro de análisis de Washington.
Sin embargo, el académico cubano Arturo López-Levy, de la Universidad de Texas-Rio Grande Valley, opina que ese relevo “ofrece oportunidades de cambios de política acorde a la visión de la nueva generación que irá ocupando los puestos cimeros”.
Se trata del “cierre de una era política cubana”, agrega, aunque tenga una hoja ruta hasta el 2030 aprobada por el Partido.
Raúl Castro dejará pendientes una imprescindible reforma constitucional y otra electoral. También nuevas leyes de empresa, prensa y cine.
“Es posible que estas medidas pendientes serán un lastre, pero también podrían proporcionar una nueva agenda al presidente”, dice Shifter. “Puede llegar a ser la carta de presentación”, coincide López-Levy.
Y aunque se prevé un “aterrizaje suave” para el nuevo equipo de Díaz-Canel, según López-Levy, la adopción de esas medidas pendientes puede provocar un choque “entre la nueva y la vieja mentalidad” en el poder, que puede ser “mas o menos agudo”, opina Alzugaray.
LOS POCOS QUE PERDIERON EL MIEDO Y QUE RECHAZARON EL DUELO
Un año después de la muerte de Fidel Castro, aquel duelo de nueve días que el Gobierno impuso al pueblo todavía pesa sobre algunas familias. La represión del disenso, bajo insólitas figuras penales como "difamación a los mártires de la patria", "atentado", entre otras, sigue latente hoy, mientras el régimen se regodea en un profuso homenaje al dictador.
Algunos negados a mostrar dolores ajenos vuelven a estar en libertad, pero otros siguen tras las rejas. Diario de Cuba hace un recuento de los casos más representativos conocidos.
Eduardo Cardet Concepción
El coordinador nacional del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) fue arrestado de forma violenta frente a su casa en el municipio Velasco, Holguín, el 30 de noviembre del año pasado, cinco días después de la muerte de Fidel Castro.
Cardet había realizado previamente una visita a Estados Unidos y, en declaraciones a la prensa, criticó el legado de represión dejado por el dictador.
Fue condenado a prisión por un supuesto delito de "atentado" y el Tribunal Provincial de Holguín ratificó en mayo la sentencia de tres años de privación de libertad.
La familia del líder denunció el pasado mes de septiembre que a Cardet "deberían haberlo sacado para un centro abierto en correspondencia con su sentencia".
La organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) lo declaró "prisionero de conciencia". La Fundación Paz y Cooperación de España le confirió el Premio Anual a la Libertad de Conciencia, en reconocimiento por sus esfuerzos en la lucha por la democracia en la Isla.
Su esposa, Yaimaris Vecino, resumió a DDC este primer año de prisión del médico opositor:
"Ha sido demasiado largo, demasiado duro para toda la familia. Y todo ha sido peor porque es injusto, porque él es inocente, y porque tampoco se ha respetado lo que hubiera sido posible para otros prisioneros, según la ley".
"Todos los recursos que hemos presentado han sido denegados. En un principio, la fianza; después, la apelación y, por último, estamos en la revisión de causa, pero sigue demorando, no sabemos el resultado, ni si la van a aprobar. El abogado nos dice que si aprueban esa revisión hay una rebaja de condena".
Sin embargo, la esperanza de la familia se consume. "Ya no sé, hasta el momento todas las vías legales por las que hemos ido han sido inútiles. Se ha hecho todo cuanto se ha podido, pero no hemos visto resultado alguno", dice Vecino.
"Él tiene que ir para una granja (un centro abierto) y no han tomado (las autoridades) esa decisión. Pasamos un susto hace unos días porque nos dijeron que iba a ser trasladado para la prisión Cuba Sí (con un régimen de severidad mayor, en la propia provincia), pero luego aseguraron que se había tratado de un error".
"No sabemos todavía lo que va a suceder con él. Vivimos en una incertidumbre. El sábado 18 de noviembre tuvimos la última visita. Lo encontramos bastante fuerte. Él ya se estaba preparando para ese traslado con el que ha sido amenazado. Pero nosotros estamos desesperados, pensando en lo que pueda pasar con él en un lugar en el que está rodeado de prisioneros con penas largas, a los que no les importa seguir sumando años a sus condenas. Tememos por su seguridad".
Carlos Alberto González
En diciembre, Carlos Alberto González Rodríguez, un ingeniero de 48 años, fue condenado a dos años de privación de libertad después de colocar un cartel que decía "Abajo Fidel" en la localidad de Camajuaní, Santa Clara, el 26 de noviembre, un día después del fallecimiento del dictador.
Librado Linares, secretario general del Movimiento Cubano Reflexión, explicó a DDC que, en el contexto de los funerales de Castro, González Rodríguez "fue sorprendido en el bulevard de Camajuaní poniendo grafitis anticastristas. Fue arrestado muy aparatosamente. Pasaron por su casa y le hicieron un registro".
"Lo detuvieron en la unidad policial de Camajuaní. A las 72 horas le dijeron que le retiraban los cargos por los grafitis y que lo iban a encausar por 'peligrosidad social predelictiva'. En un plazo muy breve, lo que hace suponer que fue un proceso sumarísimo, fue enjuiciado y sancionado a dos años de privación de libertad".
"Cuando llegó a la prisión lo pusieron en el régimen severo, lo que no se corresponde con el tratamiento que se les da a las personas que son sancionadas por peligrosidad social. Todo ello quiere decir que fue una maniobra para darle el perfil político, producir un escarmiento con él y mantenerlo entre rejas", consideró Linares.
"Actualmente él está en la prisión El Pre, ubicada en la ciudad de Santa Clara. Mantiene vida de preso político, tiene buen estado de ánimo".
Darío Pérez Rodríguez
El holguinero Darío Pérez Rodríguez fue condenado en enero de 2017 a un año de privación de libertad por el delito de "difamación a los mártires de la patria", comprendido en al artículo 204 del Código Penal.
Pérez, de 49 años, fue detenido el pasado 2 de diciembre cuando se opuso a ver en su trabajo el programa televisivo del recorrido de las cenizas de Fidel Castro.
"Cuando lo convocaron a que viera el televisor, él dijo que no, que eso lo que le daba era hasta asco", declaró en aquel momento Déxter Pérez, activista de la UNPACU (Unión Patriótica de Cuba) y hermano de Darío Pérez.
Sus compañeros de trabajo y los jefes de la base de Transporte de Ómnibus Nacional (ASTRO) notificaron a las fuerzas del régimen su comportamiento y fue apresado. Pérez Rodríguez fue sancionado a un año de trabajo forzado con internamiento. Fue liberado en octubre.
Luis Andrés Domínguez Sardiñas
El activista del Frente de Acción Cívica Orlando Zapata Tamayo (FACOZT), Luis Andrés Domínguez Sardiñas, fue detenido el 27 de noviembre en su casa y "acusado de 'festejar' durante ese período impuesto de duelo", según condenó en aquel entonces el FACOZT en su página de Facebook.
Hugo Damián Prieto, líder del FACOZT, explicó a DDC que Domínguez Sardiñas "pasó ocho meses en la prisión Combinado del Este (en La Habana) por el delito de 'desacato a la figura del Comandante'. Fue arrestado en el marco de los funerales del dictador por manifestarse públicamente y decir que después de muerto Fidel había que ajusticiar a Raúl Castro".
"El juicio se lo celebraron el 24 de agosto y lo sancionaron a dos años. Actualmente está en libertad condicional, pero está expuesto a la prisión nuevamente", advirtió Hugo Damián Prieto.
Asimismo, el líder del FACOZT explicó que él mismo, junto a otros dos activistas, Ricardo Luna Rodríguez y Lázaro José Noval Usín, fueron detenidos el mismo día que murió Fidel Castro.
"Fuimos detenidos a raíz del luto y temiendo que tuviéramos alguna reacción. Nos tuvieron tres días detenidos en la séptima unidad de San Agustín, en La Lisa. Nos soltaron sin multa ni ningún cargo ni delito. Danilo Maldonado estuvo detenido con nosotros allí", concluyó.
El Sexto
El grafitero Danilo Maldonado (El Sexto) fue detenido tras pintar un grafiti que decía "Se fue" en una pared de los bajos del Hotel Habana Libre que da a la calle 23, horas después del anuncio de la muerte de Fidel Castro. La pintura fue visible durante unas tres horas, según confirmaron en aquel momento colaboradores de Diario de Cuba en La Habana. El Sexto cumplió casi dos meses de prisión sin juicio ni cargos.
Familia Leyva
La familia holguinera formada por los activistas Maydolis Leyva Portelles y sus hijos Fidel Batista Leyva, y las gemelas Adairis y Anairis Miranda Leyva, también sufrieron prisión tras la muerte de Fidel Castro.
Todos fueron procesados por el delito de "difamación a los mártires de la patria". La madre fue condenada a un año de prisión domiciliar y los hermanos a un año de trabajo correccional con internamiento, pero fueron liberados bajo licencia extrapenal después de prolongadas huelgas de hambre por las que estuvieron ingresados en hospitales bajo severa vigilancia.
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