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General: El centenario del fusilamiento de Mata Hari, la espía que lo perdió todo
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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: SOY LIBRE  (Mensaje original) Enviado: 15/10/2017 15:25
Espía, cortesana, bailarina, embustera... Todo eso fue una mujer atrapada entre el mito, la leyenda, la modernidad y el más vulgar de los lugares comunes. Hoy mismo se cumplen 100 años de la muerte por fusilamiento del prototipo de mujer fatal.
  
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Mata Hari, la espía que lo perdió todo
El Museo de Frisia recuerda a su famosa vecina en el centenario de su fusilamiento en Francia, durante la Primera Guerra Mundia
Por Isabel Ferrer
¿Cómo evitar el tópico al referirse a Mata Hari, la espía por excelencia y la mujer oscurecida por su fama de femme fatale? ¿Cómo hacer justicia a la joven holandesa de buena familia casada con un marido alcohólico que le contagio la sífilis, a ella y a los dos hijos de ambos, y le arrebató a la niña? En el centenario del fusilamiento en Francia de Margaretha Geertruida Zelle (1876-1917), su nombre real, una muestra en el Museo de Frisia, abierto en Leeuwarden, su ciudad natal, trata de devolver su rostro a una chica de provincias que arrasó en la Belle Époque con sus bailes exóticos, y fue encarnada en el cine por las actrices Greta Garbo, Marlene Dietrich, Jeanne Moreau o su compatriota Sylvia Kristel.

Quedan muy pocos objetos personales de Mata-Hari a los que acudir. Apenas un broche, sus tarjetas de visita, como bailarina oriental y como Margaretha MacLeod, el apellido de su marido, un militar destacado en la actual Indonesia, entonces colonia holandesa. También el álbum de recortes de su carrera y los sonajeros de sus hijos, Norman y Louise, apodada Non. El museo los ha dispuesto de forma casi teatral, acompañados de una mesa que semeja la del interrogatorio de su consejo de guerra por espionaje en Francia. Pero hay algo más valioso en la sala en Mata Hari, el mito y la muchacha y es su correspondencia personal y los informes del juicio. Un conjunto epistolar que es la guía desesperanzada de un ser humano que se había reinventado.

Llegó a París en 1903 con 27 años, divorciada y arruinada, y pasó de los salones privados a los teatros de moda: del Olympia al Folies-Bergère, interpretando a su manera las danzas de Java que había visto durante su matrimonio. “Su trayectoria guarda un paralelismo inesperado con el escándalo que rodea hoy al productor de Hollywood Harvey Weinstein. Ella tenía gran éxito entre los hombres y a los 15 años perdió un trabajo en una escuela local por acoso sexual. Luego fue maltratada por su marido y acabó prostituyéndose para sobrevivir”, dice Julie Wheelwright, autora de La amante desgraciada: Mata Hari y el mito de la mujer en el espionaje. La estudiosa despeja rauda las dudas sobre la vida de la holandesa. “Sí, se acostó con hombres por dinero, pero después de que su exmarido se negara a pagar la manutención de su hija, y ella perdiera la custodia. Fue reclutada -y luego traicionada- por los alemanes bajo el código H21, y trabajó también para los franceses. Uno de sus mensajes más valiosos fue descartado, pero resultó cierto. El uso de tinta invisible era muy importante durante la Primera Guerra Mundial, y le dijo a sus contactos en Francia que los germanos la llevaban en las uñas. No la creyeron”.

El problema es que Mata Hari, ojo del día en malayo, ya mantenía relaciones con militares de ambos bandos antes de la contienda y estaba endeudada. “Me gustan los oficiales. Prefiero ser la amante de uno pobre que la de un banquero rico”, dijo durante el proceso. Los servicios secretos germanos se aprovecharon de su situación, aunque también le dieron un adelanto de 20.000 francos (37.000 euros de hoy). Y ella, que jugó al exotismo y el desnudo en París, Montecarlo, Viena o Milán, no vio que ambos bandos la vigilaban. Con su pasaporte holandés, país neutral durante la guerra, cruzaba fronteras sin problemas, y no apreció a tiempo el cambio de mentalidad generado por la lucha. De golpe, desaparecieron los mismos varones que pagaron por verla entre 1905 y 1914.

Antes de acabar en la prisión parisina de Saint-Lazare, y luego frente a un pelotón de fusilamiento en Vincennes el 15 de octubre de 1917, Margaretha Zelle fue una niña cualquiera. Su progenitor tenía una buena tienda de sombreros, pero se arruinó. A los 18 años, ella contestó a un anuncio en busca de esposa firmado por el capitán Rudolph John MacLeod, 20 años mayor, bebedor y autoritario. Se casaron en 1895. Él le contagió la sífilis y sus dos hijos la heredaron. Norman, el niño, murió a los dos años intoxicado por el mercurio usado para tratarla. Non, falleció a los 21 por un aneurisma cerebral, “pero creemos que pudo ser por lo mismo”, dice Weelwright. Una tragedia con un fogonazo casi redentor al final. “Se enamoró del oficial ruso Vadim Masloff y quería empezar de nuevo”. Vadim nunca recibió las cartas que su amada le escribió desde la cárcel. Tampoco su hija, que murió sin volver a verla.
 
 
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FUENTE EL PAÍS


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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: SOY LIBRE Enviado: 15/10/2017 15:35
MATA HARI, LA ESPÍA QUE SURGIÓ DEL BURDEL
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MATA HARI
              DANIEL VÁZQUEZ SALLÉS - EL MUNDO
«Es una Mata Hari», solía decir mi abuelo de una mujer que se había ganado los galones de mujer fatal y se había convertido en carne de portada mediante unas dotes de seducción blindadas a la moralidad. El calificativo radiaba negatividad, pero manifestaba el impacto que tuvo la espía más famosa de la historia en las sucesivas generaciones del siglo XX. Mi abuelo nació en 1913, cuatro años antes de que Mata Hari fuera fusilada en la desaparecida prisión de Saint-Lazare, situada en el número 107 de la Rue du Faubourg-Saint-Denis.

Si Mata Hari fue más mito que leyenda, esto quedará, como todo, en manos de las ruinas de la memoria y de los documentos que poco a poco se irán desempolvando. Para saber quién fue Mata-Hari se necesitan tener dotes de arqueólogo. La personalidad de la espía, tan dada a buscar la notoriedad y convertir su vida en una ficción, fue la más tenaz de sus enemigos y, a la postre, de sus biógrafos.

El nombre real de la espía era el de Margaretha Geertruida Zelle y no había nacido en las Indias Occidentales, como ella contaba en los círculos que solía frecuentar. La futura Mata Hari nació en 1876 en la localidad holandesa de Leeuwarden, muy lejos de las tierras javanesas a la que llegó huyendo de su casa paterna del brazo de Rudolf MacLeod, oficial del ejército cuyas maneras caudillistas provocaron la tragedia familiar. El segundo hijo del matrimonio fue envenenado por un criado como venganza por el trato recibido por el marcial patriarca de la familia. Con el matrimonio roto por la desdicha y un baúl lleno de nuevas experiencias, Margaretha cortó con su marido al volver a Europa y se fue al París de principios de siglo dispuesta a reinventarse inventándose un vida. La Belle Époque era una hermosa ventana al mundo, y la javanesa Mata Hari estaba dispuesta a ser un faro exótico en la Ciudad de la Luz.

La belleza de Mata hari, -pelo oscuro, piel morena, ojos azabaches-, facilitaba hacer del engaño una realidad, y como demostración de su identidad oriental, empezó a tejer su fama bailando danzas malayas en salones y casinos. El espectáculo, su cuerpo semidesnudo deslizándose por las retinas de hombres enardecidos, no tardó en viajar de boca a oído por los distritos de París. Encontrar entradas para su espectáculos sólo estaba al alcance de los prohombres de la sociedad francesa.
La decadencia física de Mata Hari y la necesidad imperiosa de no perder un tren de vida al que se había acostumbrado, la obligó a cambiar de tercio profesional. De las bambalinas del music-hall pasó a las camas de los hoteles de lujo.

Son muchos los amantes con los que compartió sábanas y burbujas de Don Perignon. No tantos como cuenta la leyenda, -según dicen, entre sus amantes estuvo el compositor Giacomo Puccini o el Barón Henri de Rothschild-, pero los suficientes como para que se sintiera inmune a la barbarie humana. De haber vivido en el siglo XXI, Mata Hari habría sido un pequeño Nicolás, o, en grado menor, un personaje dispuesto a ser diseccionado en programas de la catadura moral de Sálvame Deluxe, pero en la Europa sometida a los desastres de la 1ª Guerra Mundial, -216.000 muertos en la batalla de Somme, 800.000 víctimas en la batalla de Verdún-, no había lugar para los fantoches. La temeridad de Mata Hari estaba acorde con su instinto de supervivencia. Su talón de Aquiles.

En pleno enfrentamiento bélico, todo hacía presagiar que en una Europa en Guerra, las virtudes amatorias de Mata Hari llamarían la atención de algunos mandos del estamento militar. El primero en adelantarse fue el estado mayor alemán. A través del cónsul germano en Holanda, Mata Hari fue reclutada como agente doble al servicio de la Triple Alianza a cambio de una gran suma de dinero. En pleno acto sexual, las mentes se ablandan y las confesiones se aligeran, y muchos militares y políticos de la Triple Entente estaban ansiosos por pasar por su alcoba.

Las aptitudes de Mata Hari como espía no estaban al mismo nivel que sus habilidades como cortesana de lujo. Los últimos años de Mata Hari, ya en su doble vertiente profesional, están llenos de claroscuros fomentados , básicamente, por la personalidad lenguaraz de una espía de tercera división. Dicen, cuentan, escriben algunos expertos que fueron los franceses, de la mano del Capitán Ladoux, quienes le tendieron una trampa ante las sospechas de su colaboración con las tropas enemigas. París, Berlín, Madrid, el tour profesional de Mata Hari era transfronterizo. El capitán Ladoux le ofreció entrar a formar parte del servicio secreto francés, y Mata Hari cayó en la trampa recibiendo contrainformación. Días más tarde, se la ve en el Hotel Palace de Madrid en compañía del mayor Von Kalle, agregado militar de la embajada alemana. Cuando vuelve a París y se dirige a Comptoir d'Escompte para recoger sus emolumentos, Mata Hari es detenida. Francia ya tiene en sus redes al agente H 21.

«¡Ramera si, traidora jamás», dijo Mata Hari durante el juicio sumarísimo. De nada le sirvió.
  
Margaretha Geertruida Zelle, murió con una serenidad inusitada el 15 de octubre de 1917, a los 41 años. Vestida y maquillada como para una gran ceremonia, no permitió que le taparan los ojos y miró sin rencor a los oficiales del pelotón de fusilamiento. Nadie reclamó su cadáver. Su cuerpo fue regalado a la Facultad de Medicina de París, y su cabeza, debidamente embalsamada, al Museo de Criminales de Francia. Un epílogo ejemplar.
Con la perspectiva de cien años. Mata Hari no se adaptaría a los cánones de belleza actuales, pero su fama, incluso entre los millennials, permanece intacta.
 
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FUENTE EL MUNDO

Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: cubanodelmundo Enviado: 18/10/2017 15:38
MATA HARI Y SU CONEXIÓN CON SARA MONTIEL
Cuando se cumplen 100 años del fusilamiento de la legendaria espía, recordamos su paso por España.  En Madrid se acusó a una famosa cantante de haberla denunciado.
 
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MATA HARI
        Por Diego Parrado 
Durante muchos años, en España se tuvo la idea de que a Mata Hari la habían fusilado por culpa de Raquel Meller. Un siglo después, los pormenores de su detención siguen siendo un misterio, pero sabemos que la acusación contra la cupletista es falsa.

También sabemos que el bulo fue propagado por el senador Emilio Junoy. Según declaró éste en la prensa española, el famoso escritor de Guatemala con el que se había casado Raquel Meller, Enrique Gómez Carrillo, se enamoró de la espía en la época en la que esta actuaba en Madrid. Eran los años de la Primera Guerra Mundial. Mata Hari rechazó al guatemalteco, pero la historia llegó de todos modos a oídos de Raquel Meller y esta juró vengarse de la belga.

Mata Hari, según Junoy, no planeaba regresar a Francia hasta que un amante que tenía en el ejército francés le telegrafiara con el mensaje de que el viaje era seguro. Pues bien: Raquel Meller, enterada de todo el asunto, le envío un telegrama firmado con el nombre del soldado, apremiándola para que regresara a París lo antes posible. Fue entonces cuando la bailarina fue apresada por la policía francesa y culpada de espionaje. Moriría en la ciudad de Vicennes hace hoy 100 años, de un tiro en el corazón. Cuando, en 1925, la cantante de La violeteraviajó a Roma y se entrevistó con el Papa Pío XI, en Madrid empezó a decirse que lo hizo para ser absuelta de la muerte de Mata Hari.

Al final el propio Gómez Carrillo tuvo que desmentir el rumor sobre la Meller. Ni se había visto nunca con Mata Hari en Madrid, ni cuadraban las fechas del invento de Emilio Junoy: la espía fue fusilada en 1917 y él no se casó con Raquel hasta 1919. Lo más extraño de todo es que el senador y el escritor eran amigos, y que siguieron siéndolo después de que Junoy propagara el bulo sobre la cupletista. También sorprende que Junoy fuese de verdad amante de Mata Hari y que, en 1923, Gómez Carrillo publicase un libro sobre la espía. Un año antes, se había divorciado de Raquel Meller. Huele a broma de los dos amigos a costa de la ex del escritor. O a montaje publicitario. La pareja había terminado como el rosario de la aurora.

Si caló tanto el bulo seguramente fuese por la mala leche que siempre se le conoció a la Meller. Dos años antes del fusilamiento de Mata Hari, la cupletista había llegado a las manos con La Argentinita, una artista conocida por sus imitaciones de estrellas como Pastora Imperio, Amalia Molina… o Raquel Meller. “A Raquel Meller le molestaba que la Argentinita hiciese su imitación”, leemos en el Heraldo de Madrid del 5 de noviembre de 1915. Por eso decidió presentarse una noche en el Teatro Romea de Barcelona y encararse con ella.

“En cuanto apareció la Argentinita en escena para parodiarla, Raquel Meller abandonó su asiento, descendió al primer pasillo y tuvo acceso en el escenario.  Se cerraba la cortina en aquel momento, y a punto de descorrerla de nuevo para que la Argentinita saludase al público, que la ovacionaba con entusiasmo, Raquel Meller llegó hasta ella, que no la vio y menos aún pudo evitar que descargase sobre su cara la diestra abierta”. La pelea se publicó hasta en un periódico de Nueva Zelanda.

A la que también hubiese fusilado Raquel Meller es a Sara Montiel. Cuando en 1957 se estrenó El último cuplé, la Meller se había retirado. Lo mismo que el personaje al que da vida en la película la manchega, María Luján, una cupletista olvidada. “Canta como un sereno”, diría Meller de la Montiel. En la película ésta interpreta uno de los cuplés más conocidos de Raquel,Relicario. Otra de sus canciones, La Violetera, inspiraría la siguiente película de Sara. Para colmo, en 1962, la de Campo de Criptana protagonizóLa reina del Chantecler, una historia de espías y cupletistas donde Mata Hari, interpretada por Greta Chi, es uno de los personajes secundarios. Qué duda cabe de que los guionistas de la película se inspiraron en los chisme de Emilio Junoy.

También fue coincidencia que la última actuación de Raquel Meller en Madrid tuviese lugar en el mismo teatro que Mata Hari había inaugurado en 1906. Hoy el Central Kursaal, frontón por el día, music-hall por las noches, es una tienda de informática y electrodomésticos, pero en tiempos mejores dio a los madrileños veladas gloriosas. Merece la pena reproducir la crónica del show de Mata Hari que escribió el periodista Francisco Serrano Anguita:

“Por fin, sobre el tabladillo portátil,  apareció Mata‐Hari, desnudos los pies y envuelto el cuerpo en amplias gasas de tono gris, que revoloteaban en los giros de una danza lenta y grave, con mucho estirar los brazos, y mucho empinarse en puntillas, y tender las manos hacia las bambalinas, y echar para atrás la cabeza, agitando la rizada melena. Y, en vista de que aquello se prolongaba, comenzó el bullicio: ‐¡Caray, qué tabarrón! ‐¡Párate un poco, matachinches! ‐¡Lo ha “tomao” con ganas! –¡Pronto unas medias, tú! ‐¡Tango! ¡Tangooo! Mata‐Hari, desconcertada, interrumpió la danza. Arreciaron los bastonazos, taconeos, denuestos y silbidos. Hasta que la bailarina quedóse inmóvil en el escenario. Con un gesto de rabia y de orgullo rasgó las gasas y se desprendió de ellas… ¡Entonces sí que tabletearon los aplausos!”.

Menos éxito tuvo Raquel Meller. A finales de los años 50, y animada por el resurgir del cuplé gracias a las películas de Sara Montiel, la estrella quiso volver a los escenarios y entró a formar parte del espectáculo de variedades Los Vieneses, de Artur Kaps. Cuentan que su actuación en el Gran Kursaal, entonces llamado Teatro Madrid, fue desastrosa. Con sus setenta años, la voz ya no le daba para entonar La violetera o Relicario. El público empezó a abandonar la sala. De haber podido, Raquel Meller los hubiese fusilado.
 

Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: cubanodelmundo Enviado: 18/10/2017 15:43
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SARA MONTIEL 

Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 26/11/2017 16:59

 
Prostituta, bailarina y al final una espía de juguete
Mata-Hari, «strip-tease» y agente de juguete, la inocente que jugó a ser espía
Su destino estaba escrito, sin embargo lucharía frente a las adversidades de su época para convertirse una leyenda que supo morir
Las injusticias sociales y el espíritu bondadosa de Mata-Hari dibujaron el final de su camino fulminada por doce balas. Detrás del mito erótico de la «belle époque» existió una mujer a la que le negaron su libertad, sin dejarle otra opción que reinventarse en una «femme fatal».

Prostituta, bailarina y al final una espía de juguete; no obstante se convertiría en la leyenda que enseñó a morir a los hombres, de amor y de pie.

«Hasta los árboles más grandes proceden de las semillas más pequeñas», Paulo Coelho recoge el proverbio de la madre de Mata-Hari en su libro «Espía». Ella se inspiraría en las sabias palabras que le susurraba su madre; las cuales llevaría tatuadas en las grandes esperanzas, esas que la vida le iría apagando poco a poco.

Ninguna leyenda se ha forjado en introspectivas y silenciosas peregrinaciones; si no en ese instinto natural de sobrevivir tanto en tiempos de paz como en las más injustas guerras. Y por ello, Mata-Hari se convirtió en una mártir real que abanderó la liberación femenina en un mundo salpicado de premisas masculinas.

Tal vez no dejaría ninguna doctrina escrita sobre la emancipación, pero nos heredó tanto a hombres como a mujeres el ejemplo: la resistencia de un ser humano que no dio su brazo a torcer.

Mata-Hari rechazó todas las convenciones sociales para hacer jirones su alma, y convertirse en el nido donde ahogarían sus secretos y tristezas los hombres más influyentes de la preguerra.

Hogar amargo hogar
De la cuna al altar, Margaretha Geertruida Zelle -también llamada Grietje- fue víctima de numerosas injusticias.

Acosada sexualmente por un maestro de la escuela, la gente la señalaría como culpable. Su padre no más hombre la refundió en un internado donde pasaría las noches recordando a su amada madre, de la que se divorció el señor Zelle y también dejó morir.

No obstante, a pesar de criarse en un hogar disfuncional, Grietje todavía creía en la familia, el respeto, el amor y la lealtad; como un todo que le permitiera escapar de la crueldad que vivía en el internado.

Mientras tanto, los caballeros solitarios anunciaban en los periódicos el deseo de encontrar una esposa gentil que se entregaran a la odisea del amor en tierras nuevas (las Indias orientales). Uno de esos comunicados captaría la atención de la joven. De esta manera, con la esperanza de ser liberada de la tristeza pondría toda su ilusión en aquella solicitud matrimonial.

Rudolf MacLeod (Rudy) tenía 20 años más y muy mal carácter, pero ese detalle no lo vería hasta instalarse al poco tiempo en la isla de Java. El nuevo horizonte prometía para algunos cumplir los grandes sueños coloniales, sin embargo Grietje solo se arrastraría sobre un sendero de espinas sin rosas.

Ella era joven, liviana, alegre, guapa y amorosa. Pero el vicio le superaba a su marido, a quien le encantaba llevar una vida alegre entre meretrices y licores. El mal camino de Rudy traería mucha desgracia y tristeza al hogar, amargo, hogar. El militar contrajo la sífilis, enfermedad que contagiaría a su mujer y a los dos retoños del matrimonio.

A la edad de dos años, el primogénito Norman John, moriría a causa de una intoxicación con Mercurio -remedio usado para tratar la dolencia- y aunque la pequeña Jeanne Louise sobreviviría, tiempo después el orgullo machista de su padre le privaría a la pequeña de sentir los brazos de su madre.

La danza, el reencuentro del espíritu
Tras la dolorosa pérdida, el aberrante Rudolf no solo la maltrataría psicológicamente, sino que también le propinaría golpes como a una mula. No obstante, ella aún albergaba la esperanza de que pronto floreciera el perdón en aquel hogar roto. Como aquella bendición nunca llegaba, se entregaría a un nuevo credo en la isla: la cultura javanesa y su exótica danza.

Se podría decir que esta actividad estimuló a la recuperación de su autoestima -pisoteada primero por su padre y luego por su marido-, gracias a la liberación que fluía apasionadamente a través de la técnica del movimiento brahmánico. Este ritual era una oda a la vida, la fertilidad y la mujer.

Marga había encontrado su salvación en la cultura folclórica de la isla, donde aprendió a expresar su espíritu a través de las sensuales coreografías y la belleza en la verdera naturaleza del amor. Gracias a este encuentro consigo misma, pudo rescatarse de aquel naufragio de vida.

La brutalidad de su marido rápidamente la calificaría como mujer de dudosa moralidad; siendo él quien la había empujado a encontrar un analgésico para todo ese dolor contenido en los horizontes lejanos.  ¡Basta!, en la danza brahmánica lograría resucitar la fuerza para aquella voz muerta.

Jirones de madre
El matrimonio regresaría a Holanda con la pequeña. Nada más llegar a tierra firme, Grietje le pidió el divorcio en 1902. Un año después, liberada de aquella cruz, se enfrentaría a un nuevo conflicto.

«¿Cuándo podré librarme de esta zorra sin que me quite a mis hijos?» se refirió Rudolf a su mujer, en una carta escrita a su hermana.

El señor MacLeod se negó a proporcionarles una pensión. Argumentaba que la niña no podía criarse con una una mujer de baja moral. Ya en París y sin ningún franco en el bolsillo, trabajaría sin mucha retribución económica y casi ningún momento para dedicarle a su amada Jeanne.

Ante la desesperación de no poder ofrecerle una vida digna a su hija, se tragaría su dolor para cederle la custodia a Rudolf. Desde el momento en que vio partir a su pequeña, quedarían de ella «jirones de madre» que harían enterrar a esa parte suya, a la que ningunearon y de la que abusó la maldad en los corazones de los hombres de su historia.

La ingenua Grietje vería su final cuando el capricho de Rudy le arrebató a la pequeña de sus brazos. Sin embargo, esa desolación le ayudaría a alumbrar a una nueva mujer; esa que tendría el poder de hablar y decidir por si misma: ella era Mata-Hari.

«Femme fatale», su cruel reinvención
Renacería gracias a su imaginación y al exotismo que evocaban los nuevos mundos, tan atractivos durante el Romanticismo. Mata-Hari, sería la «stripper» más famosa de Europa se entregaba danzante al arrastre de las culebras sobre su piel. Su mirada y sus movimientos causarían fervor en los grandes salones de París, Madrid y demás capitales. Mata-Hari no sólo conquistaría los telones también se convertiría en la musa de los grandes cartelistas de la época.

A pesar de ser una gran amante, instruida en las artes del «Kamasutra», su corazón parecía distante y de otro mundo. Ella se divertía pero jamás se enamoraba, porque sabía que el amor solo la conduciría a la perdición.

No podía sentir sin condenarse, de esta manera trató de negarse a sí misma, y privándose de su naturaleza amorosa con la que había sido bendecida se convirtió en la «femme fatale», su cruel reinvención.

Mata-Hari viviría con mucha soltura gracias a la furia en su belleza danzando semidesnuda sobre los grandes escenarios de Europa, y cada uno de los regalos que le hacían los leales amantes. No obstante, los años no perdonarían todo aquel sufrimiento contenido, y su verdad iría asomándose sobre su piel y una figura que empezaba a desdibujarse. Para el año 1915, su romance con las danzas javanesas llegaría a su fin para empezar a sobrevivir como cortesana.

«H21», una espía por accidente
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1916) el amor volvería a aflorar en aquel corazón. Sin embargo, con esta buena nueva firmaría su sentencia de muerte. Vadim Maslov -un militar del Ejército Ruso- le haría perder la cabeza. Quizás porque el chico de 23 años le recordaba a la juventud que nunca tuvo.

El soldado fue herido en combate y como el amor es ciego allá iría corriendo Mata-Hari al lugar de conflicto, solo para aliviar al tuerto. Para ello solicitaría un visado para poder entrar en zona de guerra. No obstante, el gran problema surgiría después.

Mientras se encontraba paralizada en Berlín, Karl Kraemer, el cónsul alemán en Amsterdam (uno de sus amantes), solicitaría información sobre los próximos movimientos del Ejército francés. Aceptaría sin mostrarse desencantada ante la idea, quizás porque en el fondo la «femme fatale» seguía siendo la ingenua de Margaretha. Jamás se imaginó que comprometería su vida a tal grado, pues confiaba en que sus viejos «affaires» la rescatarían en el peor de los casos.

Ella sólo quería regresar a París, donde esperaría a aquel novio tuerto, ese que nunca más a sus brazos volvió.
Quizás se arrepentiría toda su vida de salir al auxilio de quien en el juicio que tendría lugar en su contra, nunca aparecería por la puerta y además, tendría la osadía de referirse a ella como «mujer aventurera». Pero a veces a eso se le llama amor, aunque haga daño o no sea correspondido.

En 1999 se abririrían los archivos del servicio de espionaje británico MI5 en Londres, se aclararían muchas cosas acerca de esta arriesgada profesión. Entre todo el material se mostraban los diferentes códigos telegráficos y escritos con tinta invisible. Aunque no había evidencia de la actividad como agente de Mata-Hari, había textos de inteligencia bélica donde hacían alusión a su persona.

«La tez es del color del álamo. Más bien esbelta a la edad de entre 35 y 40 años. Una mujer más bien bonita. Siempre viste elegantemente. Viaja como viajan los ricos».

Christopher Andrew, un historiador, -especializado en este conflicto bélico- de la Universidad de Cambridge sostuvo en una entrevista que le hizo «The Times»: « Mata-Hari era una agente de fantasía, una mujer que se dejó seducir por el glamour de la idea de que era una espía».

Se buscaba «quien las pagara», no culpables
En medio de la tensión internacional y la angustia por un mejor desarrollo de estrategia militar en las vanguardias enemigas, el espionaje se convertiría en el punto de inflexión de todas las conspiraciones.

Estando en París contactó con Ladoux, el jefe del Servicio de Espionaje y Contraespionaje. En ese momento Francia comenzaría a sospechar -o eso justificaron durante el juicio- y, descubrirían que era una agente doble.

No obstante, la estrategia militar había sido un completo desastre y, consecuentemente habían perdido miles de vidas. El pueblo francés estaba hundido y le atribuyeron a Mata-Hari, la gran traición del siglo XX. Porque se buscaba «quien las pagara», no culpables.

Sin permitirle una defensa, se le atribuyó divulgar información secreta a los alemanes -como la espía «H21» -sobre los proximos movimientos de los franceses, que serían masacrados en las trincheras, pero ella no había dicho nada.

Para mermar la cruenta opinión pública sobre la carnicería en las trincheras, se buscaría al chivo expiatorio perfecto. «Matarían a dos pájaros de un tiro», amansaría el recelo de la muchedumbre -por su estilo de vida pomposo durante la guerra- y justificarían el desastre de la organización castrense.

Mata-Hari sería condenada a muerte en julio de 1917. Algunos autores como Lionel Dumarcet «El caso Mata-Hari» recogen el juicio detalladamente

Saber morir
La danza había salvado su alma. Sin embargo, no serían las 12 balas con las que abrieron fuego, sino el amor lo que realmente la mataría.

¡Parbleu!, ¡esta dama sabe morir!, exclamó uno de los chicos del pelotón, fascinados ante la valentía y el desafío que mostró a cada uno de ellos.

El 15 de octubre de 1917 se pintó para hacer gala de su muerte sin vergüenza ni lástima de sí misma. Se negó a vendarse los ojos y a ser atada, no mostraría resistencia -ni miedo ni pena- dejaría este mundo cruel como muchos grandes hombres de la Historia no supieron.

                FUENTE: ABC
  'EUGENIA MIRAS' - Nov 26 del 2017



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