El año que viene…
Esta voluntad política del pueblo se contextualiza en la tradición cubanísima
del año que viene, que puede rastrearse lo mismo en una telenovela que en la letra de una canción
Arnaldo M. Fernández
La historia de Cuba no podrá escribirse ya sin aludir al 9 de noviembre de 2017. Ese día, el actor político Antonio Rodiles dejó sentado ante la audiencia sumamente comprometida de la Universidad Stetson (DeLand, Florida): “We want a free Cuba, and we are completely sure that this is not far away (…) I hope that next year will be the year”.
Un régimen dictatorial cada vez más decrépito y una oposición democrática cada vez más pujante justifican el augurio, que delimita con ganancia en exactitud la convicción política del líder del país más poderoso del mundo. En conmovedor acto patriótico, el presidente Trump expresó el 16 de junio de este año: “Pronto se va a lograr una Cuba libre”.
Así confirmó la confianza con que el presidente Buschito había enviado su mensaje del 20 de mayo de 2005 a la Asamblea para Promover la Sociedad Civil montada por Martha Beatriz Roque y otros: “We are confident that Cuba será libre pronto”. Esta confianza ganó sólido fundamento en julio de 2013 con la declaración de uno de los líderes más poderosos —tanto por su entereza física como por la fuerza de su ejemplo— de la disidencia, oposición y resistencia. Al recoger su Premio Sajarov, Guillermo Fariñas sentenció: “Algún día Cuba será libre, pero no por los designios de los hermanos Castro, que gobiernan dictatorialmente la Isla, sino por la voluntad del pueblo cubano”.
Esta voluntad política del pueblo se contextualiza en la tradición cubanísima del año que viene, que puede rastrearse lo mismo en una telenovela de Héctor Quintero (El año que viene, 1993) dentro de la Isla que en una novela de Gustavo Pérez-Firmat (El año que viene estamos en Cuba, 1997) fuera de aquella, pero que ahora guarda mejor correspondencia con la letra de una canción de Isaac Delgado (El año que viene, 2014): “A lo mejor para el año que viene nos llega la buena”.
Desde enero de 2016 Rodiles fijó su compromiso político al ser entrevistado por Mary O’Grady: “No podemos permitir la transferencia de poder”. Y en esa misma línea propuso el viernes 1ro de diciembre de 2017 a Antonio Ledezma, líder antiMaduro en el exilio, que las oposiciones de Cuba y Venezuela unieran fuerzas. De este modo se reforzarían tradiciones combativas que datan al menos de 2014.
Ese mismo año se fundó en Miami la Alianza Democrática Internacional (IDEA) para la resistencia cívica y el respeto a los derechos humanos en Cuba, Venezuela, Ucrania, Irán y Siria, que tan buenos resultados viene arrojando. Y ese mismo año Antúnez suspendió su huelga de hambre para solidarizarse con los estudiantes venezolanos que marchaban contra Maduro. El ímpetu de la solidaridad opositora cubano-venezolana no ha dado respiro para reanudar la huelga.
Ya se aprieta el paso para evitar la impermisible transferencia de poder. Estado de Sats desmontó en video la farsa electoral castrista y en el predio universitario de Stetson Rodiles recortó a lo kubiche el tiempo en el arte de la política. Sobran ejemplos muy estimulantes en la militancia anti-Castro:
“Fidel Castro no durará ni tres meses” (Batista, 1956)
“Fidel Castro caerá en un plazo de noventa días” (Manuel Antonio de Varona, 1961)
“No creo que Raúl Castro llegue a muchas semanas en el poder” (Hubert Martos, 2006)
Ese arte político kubiche renovó hasta la cultura de los servicios de inteligencia de USA. Uno de sus jefes de turno, John Negroponte, declaró a The Washington Post el 16 de diciembre de 2006 que Fidel Castro “se mantendrá con vida durante unos meses, no años”.
Y como la dictadura se aboca a cambios, pero los cuadros del único partido no han tenido tiempo de leer el libro El cambio constitucional en Cuba (2017) para discutirlo en la sesión plenaria de marzo del Comité Central, el parlamento unido postergó hasta abril la transición pacífica de la jefatura de Estado y Gobierno a manos de un dictador sin apellido Castro. La excusa oficial incluyó hasta el paso del huracán Irma, pero todos sabemos que la razón es de alta política, digo: lectura [1].
Coda
Al arribar a USA en 2012, el finado Darsi Ferret reveló su visión de que “Cuba será libre porque cada vez más el pueblo cubano está determinado a esa libertad”. Sobre ese pueblo se empina hoy la alternativa al escenario que sugirió El Sexto el pasado 24 de octubre en entrevista para Diario las Américas: “¿Y el año que viene qué? Estaremos en lo mismo”.
Nota
[1] El 14 de febrero de 1996, uno de los coautores del libro largó durante ponencia intelectual en el Hotel Kohly: “Hay cambios políticos que están operando ya cambios de poder en las instituciones, que cuando se realicen darán lugar a nuevas relaciones de política y poder”. Para el 27 de marzo, Raúl Castro circundó con cinta amarilla el Centro de Estudios de América (CEA), al cual pertenecía el ponente, quien demostró así su pericia sociológica en atisbar cambios.