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General: Cuba, pan y circo. Guarachando por decreto
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 31/12/2017 17:17

 Guarachando por decreto                             
Una vez más, en Cuba se ha apelado a la alegría circense por decreto imperial. Como en Roma, pan y circo
 Por Francisco Almagro Domínguez
Mañana (primero de enero)se cumplirán 59 años del triunfo de la revolución cubana sobre la dictadura de Fulgencio Batista. Serán tres años más de lo que duró la Republica inaugurada en 1902, que duró solamente 56.
 
Después de la última guerra de independencia en Cuba no quedó una caña de azúcar en pie, ni una gallina para hacer sopa. Según los reportes de la época, la guerra, sobretodo intensa en el oriente cubano, había sido de tierra arrasada por ambos bandos. La criminal reconcentración de Weyler, un método que con éxito sería reeditado varias veces después, desoló campos y ciudades de la Isla.
 
Pero no solo había sido la devastación de una guerra que fue prolongada y sangrienta, todo lo contrario de lo que José Martí hubiera deseado. El atraso tecnológico respecto a las colonias británicas, y la infraestructura de las ciudades —pocas calles asfaltadas, ausencia de edificios, deficiente higienización—, más una sociedad todavía con mentalidad de colonia y no de democracia, hacía de la Isla un reto para sus nacionales, y para el Gobierno interventor norteamericano.
 
Así que en poco más de medio siglo de democracia imperfecta, y con una economía de mercado muy tropical —los amigos a veces más importantes que la plusvalía—, se construyó todo un país. Pueblos que eran caseríos se convirtieron en ciudades. Las pocas fábricas que poblaban la geografía insular se hicieron de modernos equipos. Quien desee saber qué y cómo fue la revolución industrial y social cubana en la primera mitad del siglo XX, debe visitar la Maqueta de la Habana: lo construido en la llamada —con insana intención— republica mediatizada triplica lo levantado por el régimen comunista en igual tiempo.
 
Pero si pudiéramos hacer un mapa-maqueta interactivo, el espanto recorrería las venas. No solo se ha hecho menos, para colmo mal hecho —estilo Alamar, podríamos llamarle—, sino que se ha dejado a la suerte del viento, el salitre y a la gente amontonada que terminen de hacer ruinas de lo que fue un famoso teatro, un cine, una bodega en una concurrida esquina, un caserón señorial. Ciertamente, si algo salvará al señor Eusebio Leal será su obra de rescate del patrimonio, no su verborrea adulatoria.
 
Dado que las ruinas materiales y espirituales de una nación están hoy más expuestas al público que nunca, e incluso la guía partisana pospone su retiro, quizás porque no hay acuerdo sobre quien asumirá las culpas o la exoneración, una vez más se ha apelado a la alegría circense, por decreto imperial. Al mejor talante de Roma, pan y circo, esta frase en el diario Granma lo dice todo: "Guarachando recibiremos los cubanos el 2018, año 60 de la Revolución. La cultura, 'espada y escudo de la nación', nos convoca".
 
Y también hacen sus delicias otros amanuenses cuyos correctores de estilo parecen estar de vacaciones: "A lo largo y ancho del archipiélago cubano se multiplican las razones para celebrar el primero de enero, no ya por el advenimiento de un nuevo año, sino por lo que ha representado la Revolución para el pueblo: una esperanza que nos cobija a todos y que, a la vez, construimos entre todos". Lo de menos es la horrorosa combinación de tiempos verbales; las razones para esperar el nuevo año es el pasado, no el futuro; la esperanza es una cobija hecha entre todos, aunque ahora proteja del frío a unos pocos y deje a la intemperie a demasiados.
 
La "guaracha" propuesta es colocar cual soldados de la cultura cubana actual —tan decadente como en el resto del mundo—, a varios músicos y sus bandas por toda la Isla. Un par de pipas de cerveza y ron peleón. Y a bailar y a "gozar", sin la Sinfónica Nacional. A olvidar que hay retrocesos en las tímidas reformas; hay deudas por pagar y no se sabe cómo; que el reloj camina, y los hombres no son eternos ni imprescindibles; que en "la otra orilla" no van a hacer nuevas concesiones sin nada a cambio; que Rusia queda ahora más lejos que cuando era Unión Soviética.
 
En tanto, la prensa sensata, o mejor, la que tiene la misión de persuadir sin ruidos y sin nueces, sin reguetón y sin cerveza acida, insiste —con mucha razón— en aumentar la ofensiva ideológica sobre la juventud. La democratización de las redes sociales, y el acceso libre a la información son contrarios demasiado fuertes para anularlos con borracheras y camisas sudadas en diciembre. Esos jóvenes a quienes pretenden obnubilar con frases soeces cantadas, alcoholes apurados en su destilación, tienen ya otros referentes culturales y sociales, quizás para bien o para mal de todo un país que como en 1902, tendrá que levantarse de las ruinas de una guerra aún más devastadora.
 
En tanto, la guaracha de un Ṅico Saquito redivivo, pudiera cantarse así en cualquier barrio cubano: "Miguelito me quiere gobernar/ y yo le sigo la corriente/ porque no quiero que diga la gente/ que Miguelito me quiere gobernar".    (Y si alguien le pregunta, diga que es Miguelito, el ratón de Disney.)

   Fuente: Diario de Cuba
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 02/01/2018 18:02
 
Al estilo de la revolución francesa en tiempos de Robespierre y la infalible guillotina, en Cuba se implantó la forzada decisión de darle nombre a los años. La nueva dirigencia no llegó al extremo de crear otro calendario aunque le hicieron algunos cambios al existente,vinculados a un nuevo ateísmo venido a menos al paso de 59 años.
 
¿Qué celebrarón los cubanos este primero de enero?
       Por Vicente Morín Aguado
Resulta que festejaremos el “Año 60 de la Revolución” pero, ¿Qué piensan realmente los cubanos?
 
En la esquina de un Bar varios amigos conversan vasos de ron por medio. ¿Están adelantándose al “31”?—último día del año viejo— pregunto; un flaco alto con gafas responde: “Periodista, aquí todos los días son iguales, nos queda esto —muestra el vaso— y a ver si la suerte me da un número de la “bolita”—termina el amigo su respuesta mientras empina el codo.
 
Ciertamente la lotería de Miami se juega dos veces al día, el llamado Parlé (premio gordo), da al afortunado hasta 1000 pesos por cada uno invertido de entre miles de posibles combinaciones cuya base está el 1 al 100. Le llaman no sin razón “la esperanza de los pobres”. Aunque está formalmente prohibida por la ley, esta lotería es apuesta generalizada de todos.
 
Buscando información, las tiendas recaudadoras de divisas (TRD), ofrecen interesantes detalles a la vista sagaz junto a alguna que otra declaración,pocas porque el cubano vive con el miedo hasta en los tuétanos.
 
Lo primero que nos depara el enorme conglomerado de Carlos III es una inusitada multitud en la esquina a la derecha de la entrada principal, justo al lado del Café Cubitas.
 
Aunque predomina el desorden entre cientos de personas, se perfilan dos colas, una es para cobrar remesas en las oficinas de Western Union, donde María y Magdalena, “vaya bíblica combinación”, acceden a comentar: “Vamos a celebrar que mi hermano nos mandó una tierrita —dinero— desde Nueva Jersey, si no, año nuevo en blanco a golpe de pizzas y refresco dispensado”.
 
La otra fila que va conformándose guarda relación con unas estibas de cerveza Cristal, de producción nacional, marca muy solicitada. La gente va desesperándose porque dos guardias de seguridad que cuidan el preciado cargamento, carecen de información acerca de la inminente venta del líquido espumoso. Finalmente se conoció que serían tres cajas por persona, de los tradicionales envases que contienen 12 latas cada uno.
 
En el parque WI FI de la avenida Carlos III esquina a Belascoaín se escuchan otras opiniones: Lazarito —unos 12 años— y su mamá conversan vía IMO con el padre del primero y esposo de la segunda: “Tenemos para celebrar, Lázaro, mi marido, que se la jugó miles de kilómetros desde Ecuador hasta Texas, puede venir aprovechando las últimas decisiones del gobierno cubano. ¡Ahora sí tendremos año nuevo!”
 
Sin embargo en el asunto migratorio las cosas se han complicado, la gente se lamenta porque Obama, al parecer puesto de acuerdo con Trump, ya en fase de traspaso de poderes, eliminó la regla “pies secos, pies mojados”, esencia de la aún vigente Ley de Ajuste Cubano. La tapa al pomo llegó con la suspensión de los trámites migratorios en territorio cubano por parte de Estados Unidos, un exaltado grita a la entrada de la iglesia gótica de la calle Reina:
 
“Ellos —los gobernantes— se la pasan acusándose mutuamente mientras nosotros, los de abajo, vamos de mal en peor. A que si Mariela Castro, que siempre anda de viaje, quiere ir a Nueva York, resuelve el problema facilito sin obligación de viajar ahora a México”.
 
Hay quiénes tienen motivos para celebrar pues la suerte les acompaña en los negocios sin mayores problemas con las autoridades, otros no, como Maydelín, que vende ropa y calzado en un mercado y se lamenta: “Yo celebraré los 1500 pesos de multa que me impusieron la semana pasada por el asunto de vender ropa importada. Figúrese, la hecha aquí no la compra nadie. Todo viene legal de otros países, pero le ganamos al estado en calidad y precios”.
 
La peña siempre “caliente” del parque Central permite algunas opiniones políticas, se discute de todo y esperando el 2018 el debate tiene al actual Presidente Raúl Castro como protagonista. Alguien pregunta, ¿Se irá de verdad, abandonará el poder? La mayoría coincide al decir que esta gente no suelta prenda, él será el poder detrás del trono, ya verán.
 
Una anciana que pide limosna, cierra el reportaje: “llevo 30 años con el mismo pedacito de pollo una vez al mes mientras el turismo, de cero, anda por los cinco millones. No se ve mejoría alguna. Yo no tengo nada que celebrar”.
 
             Vicente Morín Aguado
         Fuente:  Havana Times.org                  
 


 
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