TRUMP no permitirá que los JUECES GAYS trabajen en casos contra el colectivo LGBT
Las personas LGBT (lesbianas, gay, bisexuales y transgénero) enfrentan amenazas verdaderamente graves del régimen de Trump
Por Enric Zapatero
El equipo de Donald Trump se está cubriendo de gloria con las decisiones que están tomando en todos los aspectos. Nosotros nos centramos en los que nos afectan más directamente, sobre todo porque cada semana van unas cuantas. La de esta es para mear y no echar gota.
Donald Trump ha presentado a sus nominados judiciales y sus opiniones son para tirarse por una ventana: según ellos, los jueces abiertamente gays no pueden encargarse de casos de violencia contra el colectivo LGBT porque estarían condicionados a favor de las víctimas. Así de clarito, y no dudan ni un momento en decirlo.
Según ellos, un juez gay no hará bien su trabajo a la hora de juzgar el odio contra los gays porque al serlo, seguramente falle a favor de las víctimas. O dicho en otras palabras, el equipo de Trump quiere que el odio contra el colectivo LGBT sea totalmente legal y los jueces gays se interponen en su camino. Esto es grave, muy grave, y no se está hablando suficiente de ello.
Todo vino porque en 2010 un juez gay tomó un caso, Hollingsworth contra Perry, que terminó legalizando el matrimonio gay en California. Esperemos que Trump, al menos esta vez, no consiga salirse con la suya y hundir más los derechos LGBT en su país.
Con una carta y sin explicaciones, Trump despide al consejo asesor en materia de VIH/sida.
Ya seis miembros habían renunciado en junio denunciando la “falta de interés” del mandatario en la lucha contra el virus. Ahora los que quedaban también deberán retirarse. Activistas catalogan la acción como parte de una “purga”.
Reportes indican que a través de una carta enviada vía FedEx, el presidente Donald Trump despidió a los 16 miembros restantes del Consejo Asesor Presidencial en materia de VIH/sida (PACHA por sus siglas en inglés). En junio pasado ya otros seis habían renunciado en señal de protesta ante lo que consideraban una “falta de interés" por la lucha contra el virus.
Schott Schoettes, quien estaba entre ellos, aseguró vía Twitter que los despidos son parte de una “purga” que busca “eliminar a las pocas personas que se oponen a políticas perjudiciales como los programas enfocados exclusivamente en la abstinencia”.
Gabriel Maldonado, miembro del PACHA, confirmó a The Daily Beast lo ocurrido y atribuyó la decisión a un tema político. “Como cualquier otra administración quieren a su propia gente allí. Muchos de nosotros fuimos designados por Obama. Yo lo fui y mi gestión debía continuar hasta 2018”.
Más de un millón de personas padecen el virus de inmunodeficiencia humana en Estados Unidos y cada año hay 40,000 nuevos diagnósticos.
El comité conocido como PACHA fue creado en 1995 durante la presidencia de Bill Clinton, con miras a desarrollar una estrategia contra el VIH. Barack Obama se apoyó en él para reducir la tasa de infecciones y facilitar el acceso a los fármacos.
Las personas LGBT (lesbianas, gay, bisexuales y transgénero) enfrentan amenazas verdaderamente graves del régimen de Trump.
Trump no ha satanizado públicamente a las personas LGBT de la misma manera que lo ha hecho a los musulmanes y los inmigrantes. Pero el gobierno de Trump está comprometido a implementar la plataforma anti-gay del Partido Republicano, ¡y está lleno de fascistas cristianos! El vicepresidente electo Mike Pence cree que la ley bíblica debe guiar a Estados Unidos hoy; la hostilidad hacia los homosexuales ha sido su distintivo a lo largo de su carrera política. El senador Jeff Sessions, candidato de Trump al Procurador General (el que tendría la responsabilidad de proteger los derechos LGBT) se ha opuesto consecuentemente a un 100% a toda ley que proteja a las personas LGBT.
Éstos son algunos puntos de lo que están bajo riesgo en sus manos:
El matrimonio gay
Una decisión de la Corte Suprema de 2015 despenalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo a nivel nacional. En el enero pasado, Trump le dijo a Fox News que “consideraría seriamente” el nombramiento de jueces de la Corte Suprema que anularían esa decisión. Mike Pence le dijo al Congreso en 2006 que el matrimonio homosexual era una señal del “colapso social”. Jeff Sessions presentó una enmienda constitucional para prohibir el matrimonio gay. ¿Qué cree usted que hará este equipo al consolidar el poder?
Los derechos de adopción
La adopción es regulada por los estados. La adopción gay fue ilegal en muchos estados hasta hace poco. En 2013 se aprobó una ley federal que dictaminó que las agencias de adopción que recibían fondos federales no podían discriminar a los futuros padres homosexuales, y en aproximadamente una docena de estados hay leyes estatales que proporcionan cierto grado de protección a los homosexuales —y en muy pocos estados a la gente transgénero— que quieren adoptar. Pero en la gran mayoría de los estados, no hay protección, lo que significa que las agencias de adopción son libres de discriminar a las personas LGBT, siempre y cuando su agencia no reciba fondos federales. Y bajo el régimen de Trump (y el congreso republicano) esa ley se podría derogar, se podría adoptar excepciones religiosas (las que excluyen de la ley a los organismos religiosos, incluso si reciben fondos federales), o se podría recortar los fondos federales a las agencias de adopción (y, como resultado, esas agencias no serían restringidas por la ley contra la discriminación)... con el fin de hacer la adopción aún más difícil para las personas LGBT.
La “Terapia de Conversión”
La terapia de Conversión —basada en la idea de que no conformarse con los roles tradicionales de género e identidad es una enfermedad, aberración o ofensa contra dios— es la práctica de “desprogramar” a las personas LGBT, especialmente a los adolescentes, con métodos que incluyen el aislamiento, las descargas eléctricas y el “rezar para que abandonen sus tendencias homosexuales”. Es ilegal en California, y debería ser ilegal en todas partes.
Pero la Plataforma del Partido Republicano defiende esta práctica bárbara: “Apoyamos el derecho de los padres a determinar el tratamiento o terapia apropiada para sus hijos menores”. Y Pence argumentó que el gobierno federal debería combatir el VIH-SIDA por medio de canalizar sus recursos “hacia aquellas instituciones que prestan ayuda a aquellos que buscan cambiar su comportamiento sexual”. El candidato de Trump para dirigir el Departamento de Educación, Betsy DeVos, también está asociado con el apoyo a la “Terapia de Conversión”.
Las personas transgénero
Los derechos y la aprobación social de las personas transgénero están aún más frágiles que los derechos de los homosexuales en general. Los fascistas cristianos divulgaron el miedo y el odio hacia las personas trans, en particular por el derecho al acceso a los baños públicos, equiparando a mujeres transexuales en baños de mujeres con hombres que violan y abusan a niños.
Pence se opone abiertamente a toda ley que proteja a las personas transgénero. Como gobernador, Pence desafió recientemente una directiva federal que dictó que las escuelas permitieran que los jóvenes transgénero usaran el cuarto de baño del género con el que se identifican, y un número de distritos escolares locales en Indiana siguieron su ejemplo. La posición de Trump es que el gobierno federal debe permanecer fuera de este asunto y dejarlo a los estados, sabiendo muy bien que las fuerzas fascistas cristianas están profundamente afianzadas en muchos gobiernos estatales.
Los ataques violentos
Las personas LGBT ya son objetos de acoso, golpizas, hasta asesinatos, y el efecto de toda la campaña de Trump,ha sido de aumentar mucho los crímenes de odio contra personas LGBT, negros, mujeres, mexicanos y musulmanes. Esto se ha intensificado desde las elecciones y está destinado a intensificarse aún más después del primer año de Trump en su cargo, ya que los reaccionarios reciben una señal clara de los más altos puestos del país que está bien llevar a cabo estos ataques, y cuandolas leyes que penalizan estos crímenes sean bloqueadas o anuladas.
La protección legal contra la discriminación y los ataques violentos
El equipo de Trump se opone a cualquier ley que proteja a las personas LGBT. Pence se opone a “cualquier esfuerzo por reconocer a los homosexuales como una ‘minoría discreta e insular’ que tiene derecho a la protección de las leyes contra la discriminación”. El senador Sessions se opuso a una ley para clasificar los ataques violentos o asesinatos de homosexuales como “crímenes basados en el odio” y para darle protección a la gente gay.
Trump apoya el proyecto de ley federal, la Ley de Defensa de la Primera Enmienda, que protege el “derecho” de las personas a discriminar contra las personas LGBT, siempre y cuando tengan un motivo religioso. (El gobernador de Indiana, Mike Pence apoyó un proyecto de ley similar, la Ley para Restaurar la Libertad Religiosa). Hoy en día, eso significa que los propietarios pueden negarse legalmente a alquilar a los homosexuales, los empleadores pueden despedirlos, etc., con sólo afirmar que la homosexualidad viola sus creencias religiosas.
Pero también es importante señalar la lógica de la aplicación de la moral cristiana fascista a la sociedad moderna, tal como hacen estas leyes, y adónde conduce. En La verdad sobre la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta, Bob Avakian cita al líder fascista cristiano Pat Robertson quien describe “el modelo bíblico” que debe aplicarse hoy:
“En el antiguo Israel se creía que la sangre derramada en un homicidio manchaba la tierra y para restituirla había que derramar la sangre del asesino.
“Había un solo remedio para los que consideraban recalcitrantes, los que cometían actos indebidos que perjudicaban la relación entre Dios e Israel o destruían la trama de la sociedad: la pena de muerte. Por medio de ella, se eliminaba la ofensa y se purificaba la tierra”.
Avakian continúa, señalando que
Al principio del pasaje, Robertson menciona homicidio; de hecho, no menciona otro delito. Sin embargo, en el antiguo Israel —y Robertson obviamente lo sabe— muchos actos conllevaban la pena de muerte. El propio Robertson señala: “La misma ley de los diez mandamientos especificaba la pena de muerte para ciertas ofensas”; pero, muy a propósito, evita nombrar dichas ofensas precisamente porque abarcaban no solo el homicidio sino los presuntos delitos de homosexualidad, brujería y magia, venerar a ídolos o a dioses que no fueran el dios de Israel, adulterio y fornicación —que para la mujer significaba todas las relaciones sexuales fuera del matrimonio— y rebeldía o inclusive falta de respeto de los hijos hacia sus padres. Como demuestran esos ejemplos (y muchos más que se podrían mencionar), en el antiguo Israel se imponía la pena de muerte por muchas cosas que, según las normas de la sociedad burguesa, ni siquiera se consideran delitos, y mucho menos que merecen la pena de muerte.
Esto es lo que estas personas realmente creen, aunque entienden que en este momento no pueden poner en marcha su programa completo sin que la mayoría de la gente —incluso muchos de sus partidarios— los vea como lo que son, representantes crueles y monstruosos de un orden profundamente opresivo. Si se les permite consolidar su régimen fascista (que incluye la capacidad de aplastar violentamente cualquier oposición), esa “restricción” dejará de importar.
Los peligros... que no se puede permitir que sucedan
Todo esto constituye más que solamente el daño jurídico muy concreto a los derechos ganados con mucha lucha. Constituye resucitar y consagrar en la ley y la cultura la idea de que las personas LGBT no son personas, no son seres humanos, que no merecen amor, respeto o justicia, y que de hecho, siguiendo la lógica hasta su conclusión, representan un obstáculo para dios y el país que se debe de romper o eliminar forzosamente. Esto bien podría generar horrores que la gente de hoy no será capaz de imaginar. Es imprescindible que NO se permita que eso suceda.