El camino de Camila Cabello, de ‘Havana’ al estrellato
Camila Cabello solo ha estado enamorada una vez en su vida, aunque es toda una conocedora si se trata de las infatuaciones. La cantante y cantautora pop, antes integrante del grupo Fifth Harmony, ha llenado varias páginas en su aplicación de notas del iPhone con escritos sobre la avalancha de adrenalina que conllevan esos enamoramientos temporales y lo que pasa cuando se desvanecen; textos que luego son copiados por sus fanáticas y fanáticos para publicaciones en redes o que le gritan durante conciertos. Dos duetos afines –“I Know What You Did Last Summer”, con Shawn Mendes, y “Bad Things”, con Machine Gun Kelly– han sido escuchados más de 520 millones de veces, según datos de Nielsen Music. Y, junto con la canción extremadamente popular que lanzó el año pasado –”Havana”, que ha encabezado la lista de radio pop de Billboard más semanas que cualquier otra canción de una solista en los últimos cinco años– la han vuelto una suerte de representante de las jóvenes en la cúspide de alcanzar un terreno emocional más maduro.
Una tarde de diciembre en un barrio de Miami, Cabello, de 20 años, rememoró cómo empezó su vida romántica. Hace diez años en el jardín de mariposas de la primaria Pinecrest un joven Romeo la citó al lado de las rosas y le dio su primer beso, evento del que ha sacado la inspiración para toda una multitud de canciones de amor.
“Era el chico con el que había estado obsesionada toda mi vida en la primaria”, dijo sentada en el mismo jardín. “Me dio un beso en el cachete y salí corriendo; todavía hago eso cuando alguien quiere besarme”.
Cabello ha cambiado mucho desde ese día en el patio escolar. A los 15 años alcanzó las pantallas de millones de estadounidenses en The X-Factor, programa que la metió a un grupo de cinco chicas –inspirado en One Direction, que surgió con cinco chicos que compitieron en la versión británica– con el nombre de Fifth Harmony. En los siguientes cinco años, con dos álbumes y seis giras de por medio, Cabello se volvió sin duda la favorita de los fanáticos; con una gran destreza vocal y grandes ojos.
Y luego todo se desmoronó, como tiende a suceder con bandas de pop manufacturadas, en un divorcio que pareció ser muy repentino y muy sanguinario.
Eso fue hace poco más de un año. Desde entonces, Cabello ha intentado hacer las cosas por sí sola y tomar las riendas de su vida profesional por primera vez. Su nuevo álbum, Camila, lanzado este 12 de enero, pondrá a prueba sus esfuerzos.
Las principales estrellas que se volvieron solistas después de dejar una banda –como Michael Jackson, Justin Timberlake o Beyoncé– lo hicieron en una época en la que la industria de la música estaba en mejores momentos. Cabello ahora es solo una de muchas voces que quiere emerger en un ambiente de mayor competencia entre hits en YouTube o en plataformas de emisión en continuo.
Pero durante once días en diciembre, en el capullo de su hogar familiar, Cabello se tomó un descanso. Retomó los ritmos de la vida en familia e iba a recoger a su hermana pequeña, Sofía, a la escuela Pinecrest. Ataviada con overoles –uno de los botones de los tirantes desabrochado– de True Religion y tenis Converse negros, se veía a gusto y hacía que los que la rodeaban también se sintieran así. Una exprofesora le preguntó cuándo iba a salir de gira, a lo que respondió que no tenía prisa. “Por ahora”, dijo, “solo quiero ser niña”.
Cabello viene de una familia de luchadores. Nació en La Habana, hija de una madre cubana y un padre mexicano, y hasta los 6 se mudó varias veces de Cojímar a Ciudad de México y de regreso. Un día su madre, Sinuhe, le dijo que iban a ir a Disney World y juntas pasaron un mes de camión en camión camino a un centro migratorio en la frontera de México con Estados Unidos. Sinuhe era arquitecta en Cuba pero en Miami, donde vivieron con un amigo cercano de la familia hasta poder rentar un lugar propio, trabajó como asistente de ventas de zapatos en una tienda departamental.
Alejandro, el padre de Cabello, las alcanzó después; ayudaba a pagar las cuentas lavando autos en un centro comercial. Con el tiempo la pareja ahorró lo suficiente para establecer su propia empresa constructora.
“La historia de mis padres me ayuda a saber qué es lo que importa en la vida”, dijo Cabello. “Muchas veces puedes estar aquí y en Twitter, y crees que el mundo es el internet. Pero sé cómo son las cosas en los lugares de donde vienen mis padres y las batallas diarias que se viven ahí”.
Sorprendió mucho a Sinuhe y a Alejandro cuando, para su cumpleaños número 15 en el 2012, Cabello les pidió que la llevaran en el auto a una audición para la segunda temporada de The X-Factor.
“Era tan penosa, tan penosa”, dijo Sinuhe, quien ahora acompaña a su hija mayor de gira, al describir cómo cuando era niña rompía en llanto en las fiestas familiares si estaba rodeada de mucha gente y música a alto volumen. “Nunca pensamos que dedicarse a la música era una posibilidad para ella”.
En Fifth Harmony –junto con Ally Brooke, Dinah Jane, Lauren Jauregui y Normani Kordei— Cabello estaba viviendo sus sueños. El grupo tuvo dos actuaciones en la Casa Blanca y éxitos como “Worth It” y “Work From Home” que les ganaron varios admiradores fieles.
Pero los sueños cambian. En un comunicado publicado a la medianoche del 18 de diciembre de 2016, las otras cuatro integrantes del grupo indicaron que Cabello les había dado la espalda al decirles que quería dejar la banda “vía sus representantes”. Cabello después emitió un comunicado propio en el que dijo que había sido abierta respecto a sus deseos de tener una carrera solista pero que la tomaron por sorpresa con lo que considera una excomunión pública.
Ha sido reacia a discutir la situación a fondo pero durante una reunión en uno de los restaurantes favoritos de su familia en Miami –de comida cubana–, y en una entrevista subsecuente en Nueva York, acordó hablar de cómo fue que se desmoronaron las cosas.
Dijo que a finales de 2015 su colaboración con Mendes en “I Know What You Did Last Summer” —la primera vez que una integrante de Fifth Harmony lanzaba una canción con su propio nombre– generó mucha tensión; que estaba frustrada porque pidió ayudar a escribir las letras de las canciones del grupo y no se lo permitieron; y que ella pensaba quedarse en la banda y hacer a la par un disco solista, pero que las otras integrantes prefirieron expulsarla.
“Tenía curiosidad y quería aprender y vi a toda esta gente a mi alrededor haciendo música, escribiendo sus canciones y siendo libre”, dijo. “Solo quería hacer eso y no iba a funcionar así”.
Cabello dijo que la situación empeoró cuando empezó a acudir a sesiones de composición con productores como Diplo y Benny Blanco. Al final, dijo, le dieron un ultimátum.
Y tomó su decisión, con base en lo que llamó su convicción de que “si alguien quiere explorar su individualidad no es correcto que la gente te diga que no”. Desde el rompimiento, Cabello ha intentado avanzar, centrándose de lleno en Camila. Pero no siempre ha sido fácil.
Como los astros del pop que se lanzaron como solistas antes que ella, Cabello es alguien conocido pero también una página en blanco; en un limbo entre un pasado famoso y un futuro incierto. El primer sencillo que lanzó como solista es muestra de las dificultades que eso conlleva: “Crying in the Club” –una balada con ritmos dancehall que había sido escrita originalmente para la cantautora Sia– no tuvo buenos resultados comerciales y ahora ni siquiera aparece en Camila.
“La verdad es que esa canción no se siente ni suena como Camila”, dijo Roger Gold, representante de la artista y exabogado de Fifth Harmony. Dijo que Cabello tardó un tiempo en sentirse suficientemente cómoda, al venir de una banda en la que el control creativo estaba en manos de gerentes y estrategas, en mantenerse firme y hacer valer sus opiniones al colaborar con otras personas que tienen más experiencia en la industria. “El aprendizaje más importante en todo esto es que tenemos más éxito cuando Camilla confía en sus instintos”, señaló Gold.
Justamente así surgió la canción que se ha vuelto su mayor éxito. Frank Dukes, productor cuyo nombre de pila es Adam Feeny y que ha colaborado con Drake y Lorde, le tocó una melodía instrumental sencilla con un componente de piano con toques de música salsa. Le hizo recordar a su país natal y ahí mismo en un restaurante de sushi, Cabello escribió el coro de “Havana”.
“No hay otra artista en el mundo que podría haber hecho esa canción; ella es la que lo tiene”, dijo Feeney.
Muchas canciones de Camila, que produjo Feeny y que incluyen letras de Cabello, tienen referencias tonales o líricas a su herencia latinoamericana. Cabello dijo que la inspiró la música que escuchaba en su infancia y el trabajo de reguetoneros más experimentales como los integrantes de Calle 13 y J. Balvin. Luego ella mezcló esos sonidos con el pop de amigos suyos como Taylor Swift y Ed Sheeran en espera de encontrar algo que fuera propio.
“Siento que la mejor manera de encontrar algo nuevo y diferente es ser lo más tú que puedas ser”, dijo Cabello, que se preparaba para lanzar una gira, revisar una campaña en redes para promocionar su música y finalizar conceptos para sus videos musicales. “Si tomas algo de todas las partecitas que te componen, nadie puede replicarlo”.
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