El libro continúa sin ser publicado en la Isla
Medio siglo después, la TV cubana exhibe Doctor Zhivago por primera vez
Los rusos tuvieron que esperar 27 años, hasta 1992, para poder ver la película Doctor Zhivago, que realizó en 1965 el director británico David Lean basado en la novela homónima de Boris Pasternak, escrita en 1957 y cuya publicación en la Unión Soviética no fue permitida hasta 1988, Perestroika mediante.
Los cubanos tuvimos que esperar más del doble del tiempo que los rusos, casi 53 años, para que nos permitieran ver la famosa película. Y el libro nunca ha sido publicado en Cuba
Doctor Zhivago fue exhibida por Cuba Visión la noche del 22 de enero en el programa Historia del Cine, con un comentario-coletilla del comentarista cinematográfico Carlos Galiano para advertir de los problemas ideológicos de la película.
En su comentario, haciendo muequitas y pretendiendo dar una apariencia de objetividad, Galiano lamentó el tratamiento que hizo David Lean de lo que llamó “la Gran Revolución Socialista de Octubre”.
Galiano, comparando el trabajo de George Cameron para hacer Titanic con el de David Lean en Doctor Zhivago, aseguró que en cuanto al reflejo de cataclismos, Cameron estuvo mucho mejor preparado.
En su comentario, Galiano intentó restarle méritos artísticos a la película, protagonizada por Omar Shariff, Julie Christie, Geraldine Chaplin y Alec Guinnes, que ganó cinco Oscar, cinco Globos de Oro y es una de las más taquilleras de la historia.
Cariacontecido, se quejó Galiano de que los bolcheviques son mostrados en el film como extremistas, fanáticos y autómatas, del empleo de clichés antisoviéticos y anticomunistas propios de la Guerra Fría. Aunque reconoció los méritos literarios de Boris Pasternak, especialmente de su poesía, llegó a afirmar que la CIA, como parte de su guerra cultural contra la Unión Soviética, había pagado a la Academia Sueca para que le concedieran el Premio Nobel a Pasternak en 1959.
A propósito de ese Nobel, Galiano, con cara de estreñimiento, refirió que Boris Pasternak fue forzado por las autoridades soviéticas a rechazar el Nobel y sometido al ostracismo hasta su muerte en 1960.
Hubiese sido oportuno que acotara Galiano que el libro de Pasternak no había sido leído por Nikita Krushev y sus secuaces cuando ordenaron prohibirlo y castigar a su autor. Lo que les molestaba a los mandantes del Kremlin era que la novela hubiese sido sacada furtivamente del país y publicada en Occidente. Ni siquiera sirvió de atenuante que su editor, el italiano Giangiacomo Feltrinelli, fuera un ferviente comunista.
Daba pena Carlos Galiano con su coletilla, puesto a hablar boberías y a justificar lo injustificable. Él, un gran conocedor del cine y que debe lamentar todas las buenas películas que hicieron que nos perdiéramos. Pero tuvimos suerte de que fuese Galiano el encargado de la coletilla. Pudo ser alguien peor, un comisario que considerase nociva hasta La La Land. Como Abel Prieto, el inefable ministro de Cultura. ¿Se acuerdan cuando hace veintitantos años se encargó de escribir en el periódico Granma aquel comentario para prevenirnos, antes de que la exhibieran en la TV cubana, de los serios problemas ideológicos de Forrest Gump?
Luis Cino Álvarez desde La Habana - enero 2018