Hermanos al rescate, "un crimen que no puede quedar impune"
JESÚS HERNÁNDEZ
“Han sido 22 largos años de dolor por la pérdida y de lucha por llevar a los culpables a un tribunal de justicia”, declaró a Diario Las Américas la madre de Mario de la Peña, Miriam de la Peña, quien perdió la vida junto a Armando Alejandre, Carlos Costa y Pablo Morales el 24 de febrero de 1996, cuando patrullaban las aguas del Estrecho de la Florida en busca de refugiados cubanos y las avionetas Cessna en las que volaban fueron abatidas por aviones de guerra de Cuba en espacio aéreo internacional.
“No es venganza, es justicia. Es salvaguardar el sacrificio que les costó la vida a quienes trataban de salvar cubanos en alta mar que huían de la dictadura en la isla”, resaltó De la Peña, quien acudirá, junto a los familiares, amigos y simpatizantes de Mario, Armando Alejandre, Carlos Costa y Pablo Morales, a la vigilia de 15 minutos que se realizará alrededor de la fuente de agua del Graham Center, en Florida International University, el lunes 26, a las 3 p.m.
Antes de despegar del aeropuerto de Opa-Locka, en Miami, el día de los hechos, que coincidió con el aniversario 101 del inicio de la Guerra de Independencia de Cuba, los cuatro pilotos y activistas humanitarios, tres de ellos estadounidenses y uno cubano residente permanente en los Estados Unidos, notificaron a las autoridades aéreas de Miami y de La Habana la ruta de vuelo.
El límite de la travesía a seguir sería el llamado paralelo 24 norte, ubicado en aguas internacionales, al norte del límite de las 12 millas de mar territorial de Cuba.
Aun así, la acusación formal no ha encontrado eco en las altas cortes o instancias judiciales nacionales o internacionales.
Gestión humanitaria
Mario, al igual que Armando, Carlos y Pablo, entre otros, acostumbraban a volar la zona en busca de refugiados cubanos y el Gobierno de la isla no veía con buenos ojos la gestión humanitaria, que consideraba de “intromisión en los asuntos internos de Cuba”, exponiendo incluso que las avionetas “violaban el territorio marítimo” de la isla.
Sin embargo, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), adscrita a la ONU, investigó los hechos y falló las avionetas no violaron el territorio marítimo y que fueron abatidas en aguas internacionales.
Acorde al informe oficial de OACI, las avionetas se encontraban a 21 y 22 millas de la costa cubana, cuando dos aviones caza de la Fuerza Aérea cubana, un MiG-23 y un MiG-29, dispararon sus misiles contra ellas.
El ataque fue casualmente presenciado desde un buque crucero y un barco pesquero, así como desde la tercera avioneta de Hermanos al Rescate, que pilotaba José Basulto, presidente de la organización, que logró escapar.
Conforme a declaraciones recogidas dentro de la isla y las pruebas presentadas durante audiencias alegóricas, incluso durante el juicio al espía cubano Gerardo Hernández, cabecilla de la Red Avispa de espionaje en EEUU, la orden final del ataque habría sido ordenada por el general Rubén Martínez Puentes y ejecutada por los pilotos Lorenzo y Francisco Pérez Pérez, “que ya están imputados por la Justicia estadounidense”.
Voluntad política
“Ha faltado voluntad política”, señaló De la Peña, quien recordó que durante las pasadas administraciones en la Casa Blanca, desde Bill Clinton hasta Barack Obama “faltó interés” por llevar adelante un proceso judicial y una solicitud de extradición, “aunque fuera simbólica”.
“Creo que ahora tenemos más probabilidades de hacer justicia. Desafortunadamente, el Gobierno anterior (Obama) dio marcha atrás a lo poco que habíamos logrado”, expuso la madre de Mario, quien recordó además que “Obama perdonó al espía condenado, que se había infiltrado en Hermanos al Rescate y conspiró para derribar las avionetas”.
“Lo entregó en bandeja de plata a Raúl Castro, como parte del plan para restablecer relaciones diplomáticas”, apostilló.
De la Peña señaló además que “la única ventana de esperanza que tenemos es la voluntad para hacer algo” y mencionó que el presidente Donald Trump pidió al Departamento de Justicia examinar el caso y presentar un informe respecto.
“Queremos ver hechos y rápidos, pero al menos vemos hoy la voluntad de la Casa Blanca de tener en cuenta las probabilidades de hacer justicia”, apostilló.
Esperanzas
Los familiares de Mario, Armando, Carlos y Pablo también depositan sus esperanzas en la comisión internacional Justicia Cuba, presidida por el procurador y exsenador mexicano René Bolio, que examina y documenta crímenes de lesa humanidad cometidos por el castrismo durante sus casi 60 años en el poder.
“Han confeccionado un expediente muy bien documentado, que próximamente presentarán en una corte internacional”, anticipó De la Peña, quien expuso “es un crimen que no puede quedar impune y es mejor que sean juzgados ahora y no luego en Cuba, cuando termine la pesadilla de la dictadura, porque entonces podrían caer en manos de un pueblo enojado por tantos años de represión e injusticia”.
De hecho, De la Peña percibe la justicia como “el proceso judicial necesario que lleva a los criminales a pagar sus crímenes”.
Incluso plantea que los tres acusados principales, además de Fidel y Raúl Castro como los máximos jefes militares que decretaron la orden previa para derribar, “sean enjuiciados con todas las garantías establecidas por la justicia internacional”.
Y dijo más: “si son inocentes, que lo declare un juez o jurado, pero si son culpables, como indican las pruebas, que sean condenados”.
De la Peña recordó que lograron una condena al derribo de las avionetas en el seno de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, así como el veredicto de culpabilidad en un juicio civil contra el Gobierno de Cuba.
“Quisieron compensarnos con dinero del fondo para las familias víctimas del terrorismo, pero no lo aceptamos. No se trata de dinero, si fuera dinero tendría que venir del Gobierno de Cuba, no del contribuyente estadounidense”, comentó Maggie Alejandre Khuly, hermana de Armando Alejandre.
“Sabemos que la justicia tarda en llegar muchas veces y estamos seguros que la justicia llegará algún día”, concluyó De la Peña.