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General: Fallece Pedro Pablo Peña fundador del ballet cubano clásico de Miami
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De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 25/03/2018 22:15
PEDRO PABLO PEÑA
Su legado para la ciudad de Miami y para la cultura cubana en el exilio ha sido reconocido tanto por las autoridades políticas como culturales. Su espíritu siempre será la base del Ballet Clásico Cubano de Miami y del Centro Cultural Hispano de las Artes de Miami.   En 1993 fundó el Festival Internacional de Ballet de Miami y en 2006 creó el Ballet Clásico Cubano de Miami. Durante siete años fue coreógrafo del programa televisivo de Univisión Sábado Gigante Internacional. Fue el coreógrafo de la película de Warner Brothers The Specialist. Por su trabajo recibió múltiples premios y Miami lo honró con las Llaves de la Ciudad por su labor incansable promoviendo el teatro y el ballet en la comunidad.

Fallece Pedro Pablo Peña, director del Centro Cultural Hispano de las Artes de Miami
El sábado 24 de marzo falleció el fundador y director artístico Pedro Pablo Peña, tras una dura batalla contra el cáncer, rodeado de sus allegados del ballet.   Pedro Pablo Peña nos deja el Centro Cultural Hispano de las Artes de Miami (Miami Hispanic Cultural Arts Center), sede del Festival International de Ballet de Miami, el Ballet Clásico Cubano de Miami y el Centro de Creación Artística (Creation Art Center), organizaciones que ayudaron a crear el diverso ámbito cultural que es Miami en la actualidad.
 
Su legado para la ciudad de Miami y para la cultura cubana en el exilio ha sido reconocido tanto por las autoridades políticas como culturales. Su espíritu siempre será la base del Ballet Clásico Cubano de Miami y del Centro Cultural Hispano de las Artes de Miami.
 
Pedro Pablo Peña nació en La Habana, en 1944. Comenzó sus estudios de ballet clásico bajo la dirección de Anna Leontieva, Joaquín Banegas, José Parés y Azari Plisetsky. Y estudió danza moderna y experimental con Ramiro Guerra y Luis Trapaga, respectivamente. Fue bailarín y coreógrafo del Teatro Musical de La Habana y bailó en el Ballet Nacional de Cuba.
 
Salió de la isla durante el éxodo del Mariel y se estableció en Miami. Apenas dos años después de su llegada al exilio ya había creado su primera escuela y compañía: Creation Ballet. Además de a la enseñanza se dedicó a la coreografía para televisión, cine y teatro.
 
En 1993 fundó el Festival Internacional de Ballet de Miami y en 2006 creó el Ballet Clásico Cubano de Miami.

Trabajó arduamente para tener una sede honorable donde radicaran las organizaciones que dirigía. Así logró la adquisición de la "Casa Blanca del Ballet" (JW Warner House), un edificio histórico en el downtown, que hizo restaurar. Ahí radica el Miami Hispanic Cultural Arts Center, donde actualmente se mantiene una actividad artística integral abierta a la comunidad de Miami.
 
HISTORIA DE UNA VOCACIÓN
En el tiempo que comenzó Peña a estudiar ballet no existía la Escuela Cubana de Ballet, que después de 1959 ha llegado hasta a preparar niños de la Casa de Beneficencia de La Habana para integrarlos al Ballet Nacional de Cuba, porque había escasez de varones bailarines por las actitudes discriminatorias de los padres.
 
“Pregunté en el piso alto del Conservatorio Municipal dónde daban las clases de piano y de ballet y me dijeron: ‘Sí, damos becas a varones’. La directora era Josefina Elósegui”, contó Peña. “Entonces enseñaba Martha del Pino [la que después en 1964 fundó con Sonia Díaz Ballet Concerto], y Menia Martínez [el primer amor de Rudolf Nureyev], después amiga de Fidel Castro, y que llegó a ser primera bailarina del Ballet de Maurice Béjart en Bruselas.
 
Aunque le dieron enseguida la beca, por sus medidas perfectas para bailarín clásico, perdió el primer año, porque sus padres le escondieron la carta de aceptación. “Entonces me dio como una cosa, y decidí salirme de mi casa para siempre. Yo tenía 14 años, a los 15 ya me había ido, me volvieron a aceptar y empecé con varios maestros en Miramar”.
 
En la Escuela Cubana del Ballet en 19 y L, en El Vedado, comenzó después de 1961, a pesar de ser mayor que los estudiantes que entraban allí, pero lo aceptaron especialmente para bailar adagios con las jóvenes bailarinas. Entre sus maestros estuvo Azari Plisetsky, que veremos en la gala del Festival este año. “El era un maestro hecho y derecho”, comentó Peña. “Y la directora de la escuela, Ana Leontieva, me tenía mucho aprecio, mucha consideración. Después tomé clases privadas en un estudio en Miramar, y con la maestra que fue entrenadora de Fernando Bujones, Zeida Cecilia Méndez, la prima de Josefina Méndez”.
 
Mientras tanto, Peña vivía de trabajos muy humildes y en una casa de huéspedes en Pedraza e Infante, donde vivían otros bailarines. “Tenía que hacer muchas cosas, hasta limpiar escaleras, para pagar las clases de ballet. Tenía una dedicación absoluta, para mí no había nada más que el ballet en mi vida, era obsesivo compulsivo”, explicó.
 
Lo primero que hizo profesionalmente fue bailar en el Teatro Lírico, que incluía musicales y ópera. “Entro al Ballet de la Opera gracias al primer bailarín del Ballet Nacional de Cuba, Joaquín Banegas, mi mentor, a quien le debo mi carrera. Aún vive y tiene como 80 y pico de años”, dijo Peña.
 
Luego el Ballet de la Opera se reestructuró con el Ballet Nacional de Cuba, y cuando eso sucedió, aquellos bailarines “no formados bajo la ideología correcta”, fueron enviados al INIT, el Instituto Nacional de la Industria Turística y así pasó al Cabaret Tropicana como bailarín, lo que le sirvió de experiencia con el baile popular y comercial.
 
Luego fue integrado como coreógrafo, y viajó por Varadero y Camagüey, pero vino la época de la “parametración” en los años 70 contra personas de “conducta impropia”, que hizo que tuviera que trabajar en cualquier parte.
 
“Conmovido ante esa barbarie, el abogado Dávalos logró que nos repusieran a todos los 12 discriminados, y hasta Vicente Revuelta estaba entre ellos, era el exterminio total”, subrayó Peña. “Repusieron a todos los artistas, y les pagaron los tres años que les debían. Eso fue cerca del año 1980, y tuve el privilegio de que me llamara Héctor Quintero, a quien también le debo tanto, porque éramos como los apestados, y me llevó como director coreográfico del Teatro Musical de La Habana”.
 
A pesar de esa situación tan ventajosa, Peña había sufrido ya demasiado por la falta de libertad, especialmente cuando le otorgaban becas para salir fuera de Cuba y no lo dejaban.
 
“Estando en una posición privilegiada, me presenté en el Mariel escondido, como uno de esos tantos, y vine en un bote como un delincuente más”, confesó el director del Festival, “tuve la suerte de escabullirme y venir en un camaronero, gracias a ese Mariel, que aunque yo no sea del Partido Demócrata le agradezco al Presidente [Jimmy] Carter que nos acogió, y a ese bendito Dios omnipotente, y a Estados Unidos de América…”
 
Gracias a la Iglesia Católica después, y a un amigo de su hermano, el artista Umberto Peña, que era nada menos que el actor Evelio Taillacq, lo trajeron de Fort Chaffee, en Arkansas, adonde había ido a parar con otros refugiados del Mariel. Conoció entonces a Ruppert y Puma, que tenían una tienda de ropa de ballet, y le dieron trabajo.
 
“Allí le estaban cosiendo trajes de ballet para Susana Prieto, que tenía [y tiene] la escuela de Ballet Etudes en Hialeah”, dijo Peña, “y fui ‘ballet master’ de esa compañía, hasta que abrí mi estudio en Coral Way y la 22, con la ayuda de la doctora Alsina, que era sobrina del presidente Ramón Grau San Martín”. En ese estudio de ballet se hizo teatro también, con Mario Ernesto Sánchez, y el teatro Antonin Artaud que comenzó Taillacq. Allí se fundó Creation Ballet, luego Creation Arts Center.
 
Se trasladó después para la Avenida 27 y la Calle 10 del Southwest. “En ese estudio de danza por el día, se pusieron en esa sala las mejores obras, los viernes, sábados y domingos por la noche, con Rolando Moreno, Dumé y Alberto Sarraín, tres importantes directores de teatro”, recordó Peña. “Lo mejor del teatro de Miami, pasó por esa sala, allí se hacía teatro a las 12 de la noche, como Las criadas, dirigida por Dumé y actuada por dos hombres. Allí daba yo mis clases, y allí se hizo Miami Hispanic Ballet, dentro de lo que se crea el Festival Internacional de Ballet de Miami en 1996”.
 
Después pasaron a la Avenida 15 y la Calle Ocho y más tarde al Teatro Manuel Artime. Pero gracias al concejal Bruno Barreiro, y bajo la gerencia del alcalde del condado Carlos Giménez, se consiguieron los fondos para adquirir la nueva sede del Festival, La Casa Blanca del Ballet en el Warner Home, el Miami Cultural Arts Center, para todas las organizaciones que fundó Peña y allí se concentran.
 
La vida de Peña dedicada al ballet ha tenido frutos. Y ese es el premio mayor que recibe con su gran festival en su vigésimo aniversario, finalmente en el Ballet y Opera House, del Arsht Center, celebrando las fiestas en su digna sede y disfrutando los logros y galardones que ha recibido desde que se liberó en su salida por el Mariel.
 
En un documental dirigido por José Navas, Pedro Pablo Peña explica su misión y la de las organizaciones que fundó.
 
EN PAZ DESCANSE      
 



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