Cameron Doody, 27 de marzo de 2018
Registro, quizás histórico, en una diócesis de Estados Unidos. La policía realizó la semana pasada una redada en la catedral, en las oficinas de la diócesis de Saginaw (Michigan) y en la residencia particular del obispo local, por no colaborar con la justicia en el caso de un cura denunciado por abusos.
Unos hechos que, para el prelado, Joseph R. Cistone, han sido "angustiosos y descorazonadores para la comunidad y más especialmente para los fieles".
Según informa el CNS , la policía irrumpió en dependencias de la diócesis el pasado jueves, citando como razón para el registro la falta de cooperación de la Iglesia local con la investigación del caso del sacerdote Robert DeLand, que fue arrestado a finales del mes pasado por supuestos abusos a un hombre de 21 años y a otro de 17.
"En contra de las declaraciones del obispo de que colaborarían plenamente con las fuerzas policiales, no lo hicieron", dijo el fiscal asistente Mark Gaertner. "Por lo tanto, fue necesario que la policía usara otras herramientas de investigación, incluyendo órdenes de registros".
Según medios locales, desde el arresto de DeLand, la policía ha recibido "numerosas informaciones" de abusos supuestamente cometidos por clérigos de la diócesis de Saginaw, que se remontan en algunos casos a hace treinta años.
Aunque no ha sido imputado ni arrestado, la diócesis ha suspendido a un segundo sacerdote, el padre Ronald J. Dombrowski, después de que fuera acusado de abusar de un menor.
Pero la sospecha de la policía era que los miembros de la diócesis estuvisen destruyendo pruebas relativas al posible encubrimiento de los crímenes de DeLand y de otros sacerdotes, con lo que las fuerzas de seguridad han confiscado ordenadores, archivos y otros documentos en la redada.
En un comunicado, y además de reconocer que el episodio ha sido "angustioso y descorazonador" para la Iglesia local, el obispo Joseph R. Cistone sostuvo que "la diócesis ha hecho hasta aquí un esfuerzo sincero para cooperar con la justicia y lo seguirá haciendo en el futuro".
No es la primera vez que la sombra del encubrimiento ha descendido sobre Cistone, ya que el prelado, cuando era obispo auxiliar de Filadelfia, fue acusado en 2012 de haber consentido que se triturasen documentos que contenían los nombres de curas sospechosos de haber cometido abusos, si bien nunca fue imputado por dicho incidente.