ESE INNOMBRABLE LLAMADO MEME SOLÍS
Pocos han dejado una huella tan honda en la música cubana como él y no pocos han sufrido los años de silencio y de agonía como Meme Solís.
Compositor, intérprete, productor de espectáculo, pagó una pena larga, según algunos de 18 años, antes que le otorgaran el permiso de salida vigente en los años de su inxilio en la tierra que le vio nacer.
Todo comenzó cuando un día decidió que quería salir de Cuba luego de una temporada en que prácticamente se extendió una cortina de silencio en la radio y televisión nacionales, en un momento en que gozaba de la mayor popularidad entre los cuartetos cubanos… pero todo tiene un inicio.
Aunque nació en Mayajigua, antigua provincia de Las Villas, sus padres se mudaron a Santa Clara y a los seis años estudió música en el conservatorio Rita Chapú de esa localidad.
Parece que su primera confrontación con el público fue cuando con 14 años, ante la ausencia del pianista, le pidieron que acompañara a Olga Guillot y Fernando Albuerne que iban a cantar en la noche de la inauguración del cine teatro Cloris, situado en el centro de esa localidad, frente al Parque Vidal.
Santa Clara también fue testigo de la creación de su primer cuarteto, integrado solo por mujeres. Formaron parte Osiris Aguilar Valdés, Lila García, Bilín Cabrisas y Francis Domenech. Dirigidas y acompañadas al piano por Meme, actuaron en el aquel entonces famoso cabaret Venecia de esa localidad.
A La Habana me voy
Ante la situación de inseguridad que se vivía en el país, y de cierta manera en la región central, el grupo se disuelve.
Fernando Albuerne lo trae para la Habana, Gaspar Pumarejo, fundador de la televisión en Cuba, lo bautiza con el nombre artístico de Meme, como llamaban sus hermanas a este joven talento. Aquí llegó a grabar un disco de larga duración acompañando a Elena Burke titulado La Burke canta. Ya aquí enseña sus garras de compositor al incluir números como “Qué infelicidad”, “Para seguirte adorando” y “Es una verdad quererte”.
Acompaña a las figuras más sobresalientes de aquellos tiempos pero acostumbrado a no dormirse sobre el cómodo colchón del éxito, se lanza en lo que sería uno de los cuartetos más populares de todos los tiempos: El Cuarteto de Meme Solís.
No fue fácil y como muchas agrupaciones, tuvieron sus altas y bajas en cuanto al personal, en este caso sobre todo en sus inicios. Pero la creatividad de Solís hizo que las transformaciones no hicieran mella en la calidad de las interpretaciones.
Agudo en el montaje de voces, la línea del cuarteto siempre fue ascendente, desde sus primeros pasos cuando contaba con Moraima Secada, Horacio Riquelme y Ernesto Martín; luego Bobby Jiménez sustituyó a Riquelme y Raúl Acosta, a Martín; después Farah María sustituyó a Moraima Secada y Miguel Ángel Piña, a Bobby Jiménez y por último entró Héctor Tellez.
¿Cómo fue..?
Coterráneo de Meme, vine para La Habana en 1963, aunque no comencé a escribir sobre la farándula hasta 1965, sí era un admirador del cuarteto y de Meme en particular; a quien solía oír a las once de la noche en la radio, en unión de Elena Burke y Luis García, en el espacio A solas contigo, que duró una veintena de años en el aire.
Había hecho pocas incursiones en el mundo artístico pero cuando comencé a escribir, recuerdo que en el Festival Internacional de la Canción celebrado en 1967 en la playa de Varadero, mi colega Carlos Franco, Peroga; fotógrafo y el que suscribe, seleccionamos su cuarteto como uno de los tres artistas más populares de la representación cubana. Los otros dos fueron Elena Burke y Miriam Ramos.
No puedo precisar cuándo sobre el artista y su grupo se tendió un manto de silencio. Fue algo no escrito pero que todos sabíamos y acatamos con una disciplina digna de mejor causa.
En la borrosa memoria que extienden los años, creo que en esa época, el teatro de la Central de Trabajadores de Cuba, le abrió sus puertas para tres conciertos de fin de semana, que demás está decir que fueron a sala llena y muchos se quedaron sin entrar, a pesar de la poca publicidad.
Los seres humanos tenemos un límite y Meme lo vio en ese bloqueo personal que le impedía estar presente en los teatros, cabarets, radio y televisión, decidiendo entonces pedir permiso para salir de Cuba en 1969.
Como castigo por esa decisión personal, es enviado a trabajar como operario en una fábrica de cartón, hasta que le llegara el permiso de salida, que no le fue dado hasta 18 años después, respondiendo a una petición de Felipe González, entonces presidente del gobierno español.
Meme no se amilanó
Su música, ya no en los medios oficiales, pero en actividades de algunas empresas y organismos, se siguió oyendo.
Si bien es cierto que hubo compañeros de labor en el arte que dejaron de tratarlo, hubo otros que mantuvieron la amistad e incluso cantaron algunos de sus números, entre ellos Rosita Fornés y Elena Burke.
Después le sacaron de la fábrica y era una especie de asesor de los shows que se daban en las playas del Este, e incluso hasta formó el Cuarteto los Cuatro, que versionó gran parte de su repertorio e incluso cantó en pistas y teatros, pero la prensa radial, escrita y televisiva, no podía hacerse eco de esas presentaciones.
Fue en 1987 cuando sale de Cuba hacia España, después se radica en Nueva York y en sus más de cincuenta años de carrera ha grabado 15 discos y compuesto alrededor de 300 obras, entre ellas por solo citar algunas están “La distancia”, “Otro amanecer”, “Traigo mi voz”, “Ese hastío”, “Fue tu bendición”, “No mires para atrás”, “Y como sea”, “Estos días de lluvia”, “Destino de los dos”, “La Orquídea”, “Sin un reproche”, “Mañana habrá una vida” y “Tengo fe”
Como un boomerang para los que quisieron condenarlo al ostracismo, el 5 y 6 de enero del 2013, en el teatro América de esta capital, se hizo un espectáculo titulado Otro amanecer, con la música de Meme Solís y la dirección de Raúl de la Rosa, a teatro lleno, con personas de todas las edades durante las dos noches.
Lo que se hace huésped querido del corazón de los hombres nadie lo puede arrancar y de sus detractores hoy nadie se acuerda.