CUBA O EL LABERINTO DE LA PRENSA MUDA
A casi sesenta años del entierro de los medios privados de comunicación privados en Cuba y a pesar de la muerte de Fidel Castro, el artífice de la destrucción de uno de los más vigorosos sistemas de prensa en el continente, la situación de la nula libertad de prensa en Cuba poco ha variado. Raúl Castro no pasó del hipócrita exhortamiento público a los medios de comunicación para que sean más críticos, al mismo tiempo que mantuvo el estricto control ideológico sobre la prensa oficial e impidió el despegue de otros espacios alternativos.
Y sel sucesor, Miguel Díaz-Canel, que como vicepresidente primero estuvo a cargo de las estrategias y controles sobre la esfera ideológica, ha puesto igual empeño en ahogar lo que el régimen siempre ha considerado uno de las mayores amenazas al status quo que ha imperado en el país desde 1959.
El resultado es la existencia de sistema mediático en el que la propaganda política ha ahogado el intercambio de ideas y la opinión honesta y la tolerancia a la diversidad de criterio. Así, Cuba se mantiene como el país de América Latina con el peor índice en cuanto a la libertad de prensa, después de México y Venezuela, según la clasificación mundial de la libertad de prensa, divulgado la pasada semana por la organización no gubernamental Reporteros sin Fronteras (RSF).
Acaba de celebrarse el Día Mundial de la Libertad de Prensa, el 3 de mayo, y el reporte de RSF no puede ser más elocuente sobre el atasco de la comunicación en Cuba, donde la censura y la mudez de la prensa establecida se han convertido en un daño prolongado a la cultura y a la identidad de la nación.
La isla caribeña se encuentra en el puesto 172, de los 179 países examinados, y aunque mejoró un peldaño con respecto a la valoración hecha por RSF en 2017, la organización recuerda y destaca que Cuba “sigue siendo el país peor calificado del continente” americano.
Persecución obsesiva
El reporte, que se publica cada año desde 2002, explica que el “régimen castrista monopolizó casi por completo la información” y el ex presidente Raúl Castro “hizo callar a las voces disidentes sirviéndose de la policía y los servicios de inteligencia”.
RSF destaca cómo el gobierno persigue a los medios de comunicación alternativos no autorizados por la Constitución, y persigue a periodistas y blogueros, quienes se ven obligados a exiliarse.
El sistema político cubano, con su férreo control sobre los medios de comunicación y todo el engranaje institucional, somete a su ciudadanía a una especie de ceguera ideológica.
Con la incipiente y controlada entrada de internet a Cuba, los medios de comunicación alternativos ganan más espacio, y su discurso disgusta bastante al poder, que en el intento de socavar una genuina actividad periodística, acude a la manida y errónea estrategia de catalogarlos como “mercenarios”.
Y con la etiqueta vienen las detenciones para impedir la cobertura de eventos, las retenciones y decomisos de medios de trabajo de los periodistas, amenazas e intimidaciones, presiones psicológicas, citaciones para interrogatorios…
Diaz-Canel, ¿señal de un cambio?
No son pocos en Cuba y fuera de la isla quienes albergan la esperanza de que el nuevo jefe del régimen cubano rompa el inmovilismo que ha caracterizado a la politica, la economia y a la prensa cubana por tantos años, y de que trabaje en función de moderar el ala más ortodoxa del Partido Comunista.
Sin embargo, Miguel Díaz-Canel ha dado señales de que podría convertirse en otro depredador de la libertad de prensa en Cuba.
Antes de convertirse en presidente, ya había hecho pública su intolerancia a los medios alternativos e independientes que tratan de emerger en la isla, en medio de amenazas y persecuciones. Los medios de comunicación internacionales, las redes de Wifi, también estaban en su lista de “enemigos” del régimen cubano.
Todos están en la mirilla de la Seguridad del Estado, con cuyos jefes Díaz-Canel se reúne a menudo para discutir estrategias para ahogar el nacimiento de medios de comunicación alternativos y la disidencia política.
Incluso periodistas oficiales que encontraban en medios internacionales o alternativos un respiro al sofoco economico e ideologico que les impone el oficialismo, han tenido que enfrentar presiones del Departamento Ideológico del Partido Comunista. Estos profesionales, al mismo tiempo que trabajaban para los medios del gobierno, colaboraban con los internacionales o alternativos, animados por la oportunidad de decir lo que en los oficiales está prohibido, al mismo tiempo que paliar el mísero salario de $25 dólares al mes que les paga el gobierno.
Esta dualidad es para el régimen una herejía. Por tanto, después de la cacería de brujas llevada a cabo en algunos medios contra estos reporteros, algunos han tenido que renunciar a esta oportunidad, otros optan por proteger su identidad a través del uso de seudónimos.
Los excesos autoritarios de Maduro
Mientras, Venezuela experimentó la peor caida del continente al perder seis posiciones con respecto al año 2017.
Entre las razones que ubican a Venezuela tan mal parada en esta clasificación mundial, RSF menciona los excesos autoritarios del presidente Nicolás Maduro.
Al igual que sucede en Cuba, la prensa independiente y la de oposición “son constantemente el blanco de la policía y de los servicios de inteligencia”.
Igual suerte corren los corresponsales de los medios de comunicación extranjeros acreditados en la nación sudamericana. Muchos de ellos han sido expulsados del país, una práctica que se repite cada vez con más frecuencia.
Los periodistas sufren cada vez más agresiones, detenciones arbitrarias -durante las cuales pueden sufrir agresivos interrogatorios- así como la destrucción de sus equipos, menciona el reporte de RSF.
Asimismo, la ONG denuncia el aumento de la censura directa del Estado. En este sentido, explica como la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) privó de frecuencia a numerosas estaciones de radio y televisiones críticas al gobierno.
“Al impedir la labor de los periodistas, el gobierno trata de que no se conozca la magnitud de la grave crisis política y económica que sacude al país”, valora RSF.
En Bolivia (escaño 110 en la lista) el gobierno de Evo Morales “hace callar a los medios de comunicación críticos y los funcionarios no dudan en atacar en público a los periodistas de oposición o en emprender procesos judiciales para amordazarlos”.
Violencia ingobernable en Centroamérica
En Centroamérica, la violencia y la impunidad siguen haciendo que reinen el miedo y la autocensura. México (en el escaño 147 de la lista de RSF, y donde fueron asesinados once periodistas), se convirtió en 2017 en el segundo país más mortífero del mundo para los reporteros, después de Siria.
Al igual que en México, los periodistas que investigan temas relacionados con el crimen organizado y la corrupción en El Salvador, Guatemala y Honduras, se enfrentan sistemáticamente a intimidaciones, amenazas y violencia fisica.
“Como en años anteriores, los gobiernos de estos países –gangrenados por el tráfico de armas y de droga– mostraron su impotencia para poner freno a esta ola de violencia”, apuntó RSF.
Un panorama de sombras para el periodismo en un continente que merece renovarse y avanzar exaltando la libre expresión y la comunicación plena de sus ciudadanos.