¿PUEDE EL FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO FRENAR EL MATRIMONIO IGUALITARIO? Susana Hernández | elTOQUE
En Cuba a nadie se le ocurriría exigir, al menos en espacios públicos, que las mujeres ganaran menos dinero que los hombres por el mismo trabajo o que los bares se reservaran el derecho de admisión según el color de la piel de los clientes, a pesar de que persisten cotidianas expresiones de machismo y racismo.
La razón es sencilla: desde el triunfo de la Revolución de 1959, en el archipiélago es políticamente incorrecto discriminar por género o raza. Por lo tanto, a pesar de que existe una legislación deficiente para castigar la violencia por estos motivos, en el imaginario popular está clara al menos la idea de que son actos reprobables y censurados en los espacios de socialización colectiva. Sin embargo, pareciera que la misma regla no se aplica en todos los escenarios.
La reciente Declaración Oficial de cinco denominaciones religiosas cubanas, que públicamente condenan el derecho de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales, queer y otras, a contraer matrimonio, demuestra que opinar desde la discriminación todavía es aceptable para un grupo de personas; aunque desde hace 11 años el gobierno y el Partido Comunista de Cuba han respaldado el trabajo del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) en favor de plenos derechos de la comunidad LGBT+.
A la carta, publicada en el perfil de Facebook de la Iglesia Metodista en Cuba y que desde hace varios días genera reacciones diversas en las redes sociales, le siguió una convocatoria a marchar en favor de los valores tradicionales de la familia, por la misma calle 23 por la que durante años se ha bailado conga contra la discriminación hacia las personas con sexualidades no heteronormativas.
Ambas acciones aparecen en un momento crucial, en el que una de las principales incertidumbres en torno a la reforma constitucional es, a falta de más y mejor información, si por fin incluirán el matrimonio igualitario en la propuesta.
Esta no es la primera vez que las iglesias con posiciones más conservadoras se pronuncian sobre el asunto.
En el año 2008, con motivo de las nacientes Jornadas Cubanas Contra la Homofobia y la Transfobia organizadas por el CENESEX, la propia Iglesia Metodista en Cuba así como la Iglesia de Dios del Evangelio Completo y las convenciones bautistas Oriental y Occidental, emitieron tres documentos en los que defendían el concepto del matrimonio bíblico conformado por un hombre y una mujer, y su interés por que se mantuviera de esa forma en el Artículo 36 de la Constitución de la República de Cuba.
Esta sí es, por el contrario, la primera vez que se unen varias denominaciones en un mismo frente de activismo religioso, lo que demuestra que el movimiento fundamentalista, que muchas personas creían disperso, ha sido capaz de agruparse y manifestarse ante una coyuntura en la que considera amenazado uno de los pilares esenciales de su credo.
La oposición de las iglesias al reconocimiento de los derechos de los colectivos LGBT+ es tan antigua como las instituciones religiosas, y si en Cuba no se ha manifestado con más fuerza se debe, entre otros factores, y en criterio de quien escribe, al papel más bien discreto y secundario que han tenido las organizaciones basadas en la fe en la vida pública y mediática de un país laico como el nuestro, junto al carácter del movimiento por los derechos sexuales en el país, nucleado por una entidad estatal y con un tono moderado y avances muchas veces ambiguos.
En los últimos años también el contexto religioso cubano ha experimentado cambios importantes con la aparición de posiciones cada vez más progresistas, como lo evidencia el nacimiento en el año 2015 de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba (ICM), que según su pastora Elaine Saralegui Caraballo, practica un ministerio radicalmente inclusivo hacia las personas LGBT+ y defiende el derecho que tienen a vivir su sexualidad sin el estigma con que la tradición cristiana los ha cubierto.
La propia ICM ha reunido a pastores y pastoras de diferentes iglesias que comparten su lectura desprejuiciada de la Biblia durante las Jornadas socio-teológicas “Género y sexualidades no heteronormativas” que celebra desde 2014 en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas.
Para activistas a favor y en contra del matrimonio igualitario, la declaración de las iglesias protestantes plantea un conflicto evidente: según la actual Constitución cubana, el Estado reconoce y garantiza la libertad religiosa y la libertad de expresión (esta última conforme a los fines de la sociedad socialista) pero ¿qué sucede cuando en nombre de esas libertades una institución desafía lo que el propio Estado ha decretado como justo y necesario para sus ciudadanos y ciudadanas? ¿Puede una organización exhortar públicamente a la violación de los derechos humanos que el Estado tiene la máxima responsabilidad de proteger?
Aun cuando no sabemos si la propuesta de reforma constitucional contemplará por fin el matrimonio igualitario –escenario en el que las iglesias signatarias de la carta parecen tener una fe que nadie agradece tanto como los y las activistas– hasta la fecha todo indica que se han dado pasos irreversibles en el camino de la inclusión social plena de las personas LGBT+.
En lo adelante, tendrán que materializarse las transformaciones necesarias para lograrlo y garantizar, de paso, que quien quiera hablar sobre el tema desde el odio o la violencia tenga que hacerlo donde nadie lo escuche.
SOMOS ICM EN CUBA
Declaración Oficial de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en CubaAnte la declaración emitida el 28 de junio de 2018 por La Iglesia Evangélica Pentecostal, Asamblea de Dios, La convención Bautista Occidental y Oriental, La Liga Evangélica de Cuba y La Iglesia Metodista de Cuba; La Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba (ICM en Cuba) expone su posicionamiento.
Para analizar el posicionamiento público (también político) de algunas Iglesias protestantes ante la diversidad sexual en Cuba, comenzaremos en el año 2008, cuando, a partir de la realización de la Jornada cubana contra la homofobia y la transfobia, de la proyección en la televisión cubana, por esa misma fecha y como parte de esa actividad, de la película estadounidense Brokeback Mountain, de la propuesta de la resolución 126 del Ministerio de Salud Pública que pretende “disciplinar todos los procedimientos que impliquen la atención integral a personas transexuales” y la propuesta de trasformación del Código de Familia para la inclusión de la unión de personas homosexuales con igualdad de derechos; la Iglesia de Dios del Evangelio Completo, La Convención Bautista de Cuba Oriental, la Convención Bautista de Cuba Occidental y la Junta Consultiva de la Iglesia Metodista en Cuba; emitieron declaraciones dirigidas a los organismos del gobierno y al pueblo de Cuba, expresando su inconformidad con el tratamiento de las demandas de las personas LGBT como un asunto de interés social y estatal, de orden público.
Ahora dos nuevas denominaciones, la Iglesia Evangélica Pentecostal y la Asamblea de Dios, se han unido a la Iglesia Metodista de Cuba y a las Convenciones Bautistas Occidental y Oriental, en un documento único. Esta acción denota cierta organización en las agendas de lo que llamamos fundamentalismo cristiano, donde algunos de sus basamentos son la infalibilidad de la Biblia y su historicidad, el literalismo bíblico, la bibliolatría, el rechazo a los aportes científicos, la independencia de la Iglesia y el Estado, etc. Todo esto hace, entre otras cosas, que se promueva el odio y las exclusiones, mediante burdos mecanismos de control social, a través de la “voz de Dios”.
Las denominadas iglesias fundamentalistas ejercen un rechazo a las personas LGTB+ basado en versiones, comentarios, y diccionarios bíblicos, que proclaman que la Biblia prohíbe y condena las relaciones homoeróticas. Las personas “no transformadas, degeneradas o no regeneradas”, las LGTB, deben dedicarse a la ardua oración, fingir su orientación sexual u identidad de género, entregarse a Cristo para recibir la “transformación y la regeneración”, someterse a cultos de sanación y a terapias de conversión, dar testimonio público de su arrepentimiento y “nueva vida en Cristo”. Se envuelven esas exigencias en un halo del amor y la Gracia de Dios, como si no fueran una agresión a la integridad espiritual y psicológica de seres humanos concretos; cuyo único fin es el de mantener el status quo de privilegios patriarcales y machistas.
Según la Rev. Mona West, de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, en su artículo La Biblia y la homosexualidad:
Cuando se manejen asuntos de interpretación bíblica, es necesario tener en mente el papel de la autoridad de la Biblia en materia de fe y de práctica. Si bien la Biblia es un importante testigo de la relación entre Dios y la humanidad, no es la máxima revelación de Dios, porque Cristo Jesús, el Verbo hecho carne, sí lo es. Debemos cuidarnos de hacer de la Bíblia un ídolo. Una forma de cuidarnos de la bibliolatría es percatarnos de que si bien la Biblia debe estar en el centro de la fe, también debe estar en diálogo con la tradición, experiencia y razón. Estas cuatro fuentes de fe se conocen como el cuadrilátero de Wesley, por el apellido de John Wesley, de quien se originaron, y fundador de la herencia Metodista.
En Génesis, 1 y 2 se promueve la procreación ante la necesidad de mantener la especie y esto ha sido el paradigma de lo que se considera “natural”, pautando un modelo de sexualidad entre hombre y mujer. Siguiendo esta lógica es inaceptable el sexo solo por placer; sino solamente con el fin de la procreación, por lo que toda relación sexual que no tenga este fin es incoherente. A este método de acercarse a las escrituras extrayendo solamente lo que conviene para presentarlo como ley de Dios, se le denomina literalismo selectivo, y ha resultado un mecanismo efectivo para validar y mantener los privilegios de unos seres humanos sobre otros.
El uso de Génesis 1, 27 y 28 no sostiene un posicionamiento en contra del matrimonio igualitario, pues el mandato de Dios es unirse para tener descendencia y en ningún momento se habla de matrimonio, a menos que se sostenga que el matrimonio es solo un encuentro copulativo para no extinguir la especie. En caso de que lo último sea el posicionamiento, sería entendible que dentro de la institución del matrimonio encontremos violencia, abuso, abandono, incomprensiones. Por otro lado, el comportamiento incestuoso de las hijas de Lot (con su padre) para garantizar la procreación, sería un paradigama ético importante en nuestros días.
Si la tesis es mantener la especie humana desde el matrimonio, muchas parejas del mismo sexo manifiestan su deseo de tener descendencia y exigen se les garantice el acceso a los avances tecnológicos como una de las opciones para lograrlo y que se les reconozca sus vínculos eróticos-afectivos ante la ley.
La Biblia no puede ser tomada como código de ética y conducta, puesto que en ella encontramos muchos pasajes de violencia y discriminación, incluso contradictorios. Los pasajes bíblicos fueron escritos desde diferentes tradiciones, no es uniforme. Es una biblioteca de libros escrita para recoger la experiencia de fe del pueblo de Dios con su divinidad, en un período de 1000 años aproximadamente. Es importante destacar también que en cuanto a la vida familiar y sexual, en otros textos de la Biblia se presentan variedades de comportamientos, poligamia, celibato, las relaciones sexuales por placer, matrimonios sin descendencia, solteros, solteras, hijos concebidos fuera del matrimonio, incesto, violaciones…
Existen autores que se pudieran consultar para tratar este texto desde un análisis exegético-hermeneútico liberador, como Renato Ling, Tom Hank, Justin R. Cannon, Virginia Ramey Mollenkott, Seow Choon- Leong, Mona West, entre otros. Aquí nos hemos acercado simplemente al texto, de la misma manera en que fue utilizado para rebatir el matrimonio igualitario.
La iglesias más abiertas han acogido en sus comunidades personas gay, lesbianas y bisexuales, aunque todavía manteniendo las premisas teológicas que hasta ahora han sustentado la exclusión a las personas LGTB. En muchas de estas congregaciones se ha predicado sobre el tema en términos de discernimiento, en estudios bíblicos se han analizado los textos que condenan la homosexualidad desde una perspectiva no condenatoria, las personas con diferente orientación sexual forman parte del Cuerpo de Cristo, pues son bautizadas, tienen cargos directivos dentro de las comunidades de fe, incluso han tenido acceso al Ministerio ordenado. Con estos pasos muchas veces se piensa que ya se ha resuelto la situación y se pueden autodenominar una comunidad inclusiva, pero no es suficiente.
La cuestión radica en el dualismo que se establece entre vida pública y vida privada de las personas con diferente orientación sexual. Se pretende reducir la sexualidad a lo que acontece en el dormitorio, condenando sus expresiones en el espacio el público, sin embargo, es en este lugar donde se establecen y norman las comprensiones que se hacen de la sexualidad. Con esta distinción se pretende evitar controversias entre los feligreses, considerándose este tema como uno de los que podría crear divisiones dentro de la comunidad de fe. Este pretexto, la carga peyorativa que se le ha dado tradicionalmente a los asuntos relacionados con la sexualidad, el desconocimiento en materia de sexualidad y las teologías que abordan de manera positiva el asunto, las estructuras heteronormativas y patriarcales desde donde se establece la cultura, pueden citarse como algunas de las causas por las cuales estas iglesias más abiertas no están siendo explícitamente inclusivas con la diversidad sexual y de género. Importante destacar que las personas trans no tienen acceso a la iglesia, a menos que nieguen su identidad de género.
Las Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba siguiendo el ejemplo de Jesús y con el poder del Espíritu, quiere ser una comunidad transformadora que exige, proclama y hace justicia en el mundo, desarrollando estrategias de acciones que promuevan el respeto, la igualdad, el amor y la dignidad del ser humano y en especial la de las personas más vulnerables, considerando que la diversidad en cuanto a género, razas, credos, religión, cultura, orientación sexual e identidad de género y la libertad de expresarla es un don divino y un derecho humano fundamental.
Así mismo practicamos un Ministerio radicalmente inclusivo entendido como la inclusión de las personas LGTB+, a través del bautismo como parte del Cuerpo de Cristo, la comunidad cristiana y el liderazgo, sin prejuicio alguno. Legitimar la vida de las personas LGBT, sus valores, sus historias de vida y su problemáticas. Validar el principio de igualdad que tienen todos los seres humanos como parte de la sociedad. Acoger a las familias homoparentales y otras asociaciones que están teniendo las personas con diferente orientación sexual e identidad de género. Respetar el derecho a la libertad sexual y el disfrute de la afectividad y el amor. Acceder al Ministerio Pastoral y a otros ministerios, incluso las personas transgéneros. Experimentar sexualidad/espiritualidad de manera positiva e inseparable. Recibir la bendición de amor, sin cuestionar la orientación sexual o la identidad de género. Tratar los textos de terror (textos bíblicos usados para condenar a las personas LGTB) sin prejuicios dominantes y apoyados por métodos exegéticos y la crítica textual. Encontrar en las Escrituras las historias de vida, sexualidad y espiritualidad de todas las personas, incluyendo las personas LGTB. Propiciar una comunidad segura, sin que las personas LGBT tengan que despojarse de su sexualidad o identidad. Reconocer todas las experiencias, con Dios, con la Biblia, con la iglesia, con la sexualidad y el cuerpo, como una fuente de revelación y con ellas la orientación hacia lo Divino.
Pedimos a algunas iglesias, a centros ecuménicos y de inspiración cristianas, a los movimientos que comparten una visión y ética humanista y emancipadora, que se posicionen, profeticen, testifiquen, validen el Evangelio Liberador de Jesucristo: Fraternidad de Iglesias Bautistas de Cuba, a la Iglesia Episcopal (Anglicana), Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, Iglesia de los Amigos (Cuáqueros), al Consejo de Iglesias de Cuba, al Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, a la Conferencia Cristiana por la Paz, Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Movimiento Estudiantil Cristiano y al Centro Oscar Arnulfo Romero.
Nuestro país está viviendo momentos coyunturales importantes, estamos realizando revoluciones, dentro de la Revolución. Es hora de dejar atrás el miedo y ser consecuentes y coherentes con el Evangelio liberador de Jesucristo. No podemos dejar de atender las necesidades y reclamos de la personas con identidades no-heteronormativas, los ciegos, leprosos, mujeres, esclavos, los excluidos y excluidas de nuestros tiempos.
Queremos dialogar con las iglesias signatarias de la carta que ha suscitado nuestro comunicado, y con las instituciones que promueven el ecumenismo en el país. Necesitamos tener un diálogo de paz, donde se incluya a quienes estamos directamente afectados y afectadas. Aspiramos a que hablen con las personas LGBT y no sobre las personas LGBT, a que no se nos excluya de sus diálogos, que se convierten en monólogos cuando no estamos representados y representadas. Invitamos a que se escuchen nuestras historias de vida, que se escuchen nuestras posturas. Existimos y no dejaremos de hacerlo, siempre hemos estado y siempre estaremos con la Gracia de nuestro maestro Jesucristo.
A nuestros hermanas, hermanos con identidades sexuales y de género no heteronormativas, gays, lesbianas, bisexuales, transgéneros, transexuales, queer, a las personas heterosexuales que defienden estas causas, a las familias diversas, a quienes han perdido la fe por causa de teologías medievales, queremos decirles: ¡Dios existe y les ama! Es poliamoroso y radicalmente inclusivo. Se complace cuando hacemos el amor y no la guerra. Su Gracia es para todos y todas tal cual somos. A pesar de que la Biblia ha sufrido violencia en sus diferentes traducciones e interpretaciones a lo largo de la historia y que haya sido escrita en un contexto patriarcal, el mensaje del amor incondicional de Cristo es nuestra fuente de Salvación divina.
La Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba seguirá acompañando La Jornada cubana contra la homofobia y la transfobia convocada por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), y toda política pública dirigida a las emancipaciones del ser humano. Seguirá del lado de la comunidad LGTB+. Seguirá convocando al diálogo y celebrando la mesa abierta de Cristo para todas y todos.
Cristianos LGBT en Cuba: 'Dios es poliamoroso y radicalmente inclusivo'La Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba (ICM), conformada en buena parte por gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGBT), emitió una declaración en la que rechaza los postulados homofóbicos esgrimidos por varias denominaciones cristianas de la Isla que recientemente se opusieron al matrimonio entre personas del mismo sexo.
"La Biblia no puede ser tomada como código de ética y conducta, puesto que en ella encontramos muchos pasajes de violencia y discriminación, incluso contradictorios", señalan en un extenso comunicado en el cual sustentan sus argumentos.
"¡Dios existe y les ama! Es poliamoroso y radicalmente inclusivo. Se complace cuando hacemos el amor y no la guerra. Su Gracia es para todos y todas tal cual somos", expone.
"A pesar de que la Biblia ha sufrido violencia en sus diferentes traducciones e interpretaciones a lo largo de la historia y que haya sido escrita en un contexto patriarcal, el mensaje del amor incondicional de Cristo es nuestra fuente de Salvación divina", declara esta organización que pese a que no ha recibido reconocimiento oficial es tolerada por el centro que dirige la hija de Raúl Castro, Mariela Castro Espín.
"La Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba seguirá acompañando La Jornada cubana contra la homofobia y la transfobia convocada por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), y toda política pública dirigida a las emancipaciones del ser humano. Seguirá del lado de la comunidad LGTB+. Seguirá convocando al diálogo y celebrando la mesa abierta de Cristo para todas y todos", sostiene.
La semana pasada, la Iglesia Evangélica Pentecostal Asambleas de Dios, las Convenciones Bautistas Occidental y Oriental, la Liga Evangélica de Cuba y la Iglesia Metodista en Cuba se pronunciaron contra el matrimonio entre parejas del mismo sexo en una declaración en la que apelaron a "los líderes históricos de la Revolución" y a la "ideología comunista".
"Aspiramos a que hablen con las personas LGBT y no sobre las personas LGBT, a que no se nos excluya de sus diálogos, que se convierten en monólogos cuando no estamos representados y representadas", declaró ICM.
"Practicamos un Ministerio radicalmente inclusivo entendido como la inclusión de las personas LGTB, a través del bautismo como parte del Cuerpo de Cristo, la comunidad cristiana y el liderazgo, sin prejuicio alguno. Legitimar la vida de las personas LGBT+, sus valores, sus historias de vida y su problemáticas. Validar el principio de igualdad que tienen todos los seres humanos como parte de la sociedad", señaló.
Igualmente los cristianos LGBT abogaron por "acoger a las familias homoparentales y otras asociaciones que están teniendo las personas con diferente orientación sexual e identidad de género" y por "respetar el derecho a la libertad sexual y el disfrute de la afectividad y el amor".
En la Isla el tema del matrimonio homosexual es un asunto pendiente. Mariela Castro declaró que tiene preparado un proyecto de ley que modificaría el Código de Familia vigente. Se espera que la actual reforma incluya tales cambios, pero no se sabe en concreto de qué se trata.
Algunos de los reclamos de la comunidad LGBT al Gobierno cubano son precisamente el reconocimiento legal del matrimonio igualitario, así como de las familias que formen, y la adopción de niños por parte de parejas gay.
SUSANA HERNÁNDEZ MARTÍN, DESDE CUBA
|