LOS CUBANOS SIN CAMBIOS A LA VISTA
TRAS LOS CIEN PRIMEROS DÍAS DE GOBIERNO DE DÍAZ-CANEL
JORGE ENRIQUE RODRÍGUEZ | ABC
Amanece el viernes y, aunque es festivo en Cuba, para Ismael Patricio Ferrer es otra jornada de trabajo. En su filosofía personal, «los humildes no tienen días de descanso en su calendario». Mientras pregona media docena de variedades de flores por la barriada Los Sitios, intenta responder qué cambios percibe en los cien primeros días de gobierno del ingeniero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, jefe de Estado desde el 19 de abril: «Cambios habrá cuando yo deje de empujar este carretón y el dinero de mi jubilación alcance para llevar de paseo a mis nietos como Dios manda», afirma. Después de 35 años como tornero en una azucarera, Ferrer, de 77 años, recibe 250 pesos de pensión, unos 10 dólares.
En opinión de Yurima Valdivia, licenciada en Química Industrial, «evaluar cien días de gobierno es algo surrealista» en «un país que durante 60 años fue dirigido por una sola familia y por un solo partido. Se suponía que este país no sería el mismo que Fidel [Castro] le dejó a Raúl [Castro], y que ahora dejaron a Díaz-Canel. Ni siquiera las reformas constitucionales reflejaron cambios sustanciales en cómo sobrevive diariamente el pueblo», abunda.
«Sin penas ni glorias»
Julia Emilia Castellanos, exdirectora de una escuela de Secundaria, cree «injusto» evaluar el mandato de Díaz-Canel «por apenas poco más de tres meses». «Toda la infraestructura del país tiene que ser restaurada desde cero. Lo que debería cuestionarse es su manera de gobernar, mucho más cercana a ese populismo que reinó durante los primeros 20 años de Revolución, pero en su caso sin penas ni glorias», acota.
Los gobiernos en la isla, empoderados desde enero de 1959 –Manuel Urrutia (1959), Osvaldo Dorticós (1959-1976), Fidel Castro (1976-2008), Raúl Castro (2008-2018)–, se destacaron más por las promesas hechas que por sus logros.
Con este criterio coincide Lino Alberto Cañizares, trabajador portuario, que dice haber nacido el mismo año que triunfó la Revolución, y considera que Díaz-Canel no será la excepción de la regla. «Muchas fueron promesas incumplidas, como aquella de que en este pueblo de hoy y en un mañana muy próximo cada ciudadano vivirá fundamentalmente de su trabajo y fundamentalmente de sus pensiones», cita Cañizares las palabras de Fidel Castro en 2005 en el aula magna de la Universidad de La Habana.
«Además, cómo vamos a pesar la gestión de Díaz-Canel si él mismo afirmó que las decisiones trascendentales del gobierno las tomará Raúl. Acaso no resulta contradictorio preguntar entonces qué ha hecho o qué hará en los próximos cien días», agrega su esposa, Gladys Arguelles, mientras se despide para ir a su guardia en un policlínico del municipio Cerro.
El salario promedio no supera los treinta dólares mensuales y un 50,6% de los ciudadanos percibe ingresos salariales por debajo de ese estándar. Solo en La Habana el déficit habitacional roza el medio millón de viviendas y casi un 60% de los cubanos vive en condiciones catalogadas mundialmente de hacinamiento.
Para muchos cubanos que conviven bajo estas circunstancias socioeconómicas, como Adalberto Noa, técnico medio en Metrología que ejerce como administrador de un gimnasio privado en La Lisa, la esperanza se impone como única moneda de cambio ante la realidad. «En cien días el actual gobierno no dio muestras de implementar cambios que podrían considerarse como simples: arreglar e higienizar las calles, minimizar la violencia social, equilibrar los precios de alimentos y abastecer las farmacias», enumera Noa.
Con el anterior criterio también coincide la doctora Laura Torres. «En cien días no es posible solucionar cosas complejas como la dualidad monetaria o la restructuración de las políticas salariales de los trabajadores, pero sí al menos instaurar medidas serias contra la corrupción institucional, el incremento del pandillerismo y la violencia de género, fenómenos que la prensa estatal no refleja ni de lejos».
Más allá de las reformas introducidas en la Constitución, los primeros cien días no representan, entre los habaneros, variaciones: «No alcanzarán para valorar los cambios por el gobierno de Díaz-Canel, pero sí para saber los cambios que nunca sucederán bajo su mandato», concluye la doctora Torres.
Sin tiempo para la política en medio de la miseria
En las barriadas habaneras, las conversaciones de sus habitantes –a veces disimuladas o en ocasiones a gritos– no dan indicio de que viven un cambio de gobierno.
Para estos cubanos, que llevan el peso del tedio y la sobrevida grabada en sus rostros, los vertederos de basura que adornan las esquinas, el pésimo estado de avenidas y calzadas, el depauperado alumbrado público o la escasez de medicamentos los tienen ocupados. La política ya no centra sus preocupaciones cotidianas. A ninguno le da tiempo a medir un mandato de cien días. Aunque sí perciben que los precios de frutas y verduras continúan inamovibles desde el 19 de abril. Que a pesar de la recién estrenada Resolución 54/2018 –sobre protección al consumidor– siguen lloviendo los maltratos y la corrupción en establecimientos estatales, aunque en estos cien días los efectivos anticorrupción del régimen han recaído, sobre todo, contra cooperativas y el sector privado.
En las paradas de ómnibus la frecuencia de rutas se ha extendido y, sin explicaciones, los boteros acortan aún más los tramos, mientras la radio de un anciano, que vende cigarrillos al menudeo, anuncia como celebración de los cien primeros días de mandato de Díaz-Canel una ola de calor.
El proceso de referéndum para la presunta aprobación ciudadana del anteproyecto de la Constitución se prevé entre el 13 de agosto y el 15 de noviembre. Pero el 83% de los cubanos no sabe a quién enviar su propuesta.
OCDH: Continuismo y represión marcan primeros 100 días del gobierno de Díaz-Canel
El nuevo gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, no ha mostrado "la más mínima voluntad de rectificación" en la conducta represiva del régimen en sus primeros 100 días en el poder, señaló este sábado el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).
Según el OCDH, "esta etapa inicial, donde debió comenzar a implementarse un programa de gestión del gobierno, ha estado marcada por un continuismo obediente", que en materia de derechos humanos y libertades civiles "ha significado un retroceso en el que se han profundizado los métodos represivos y otras formas de acoso y hostigamiento contra la sociedad civil".
La organización defensora de los derechos humanos subraya que a pesar de que el "índice de detenciones arbitrarias se ha reducido, se aprecia una mutación hacia lo que llamó una "represión de diseño".
"La represión personalizada se estructura a partir de la confección de perfiles psicológicos, del estudio del entorno familiar y laboral, las relaciones personales, los vínculos afectivos de cada individuo, incluidas sus preferencias sexuales, vínculos con la comunidad y red de amigos o personas relacionadas", detalló el OCDH en un comunicado.
La organización destacó que la Seguridad del Estado (policía política) mantiene "un riguroso escrutinio sobre las organizaciones pacíficas más activas en el reclamo del respeto a los Derechos Humanos, como son las Damas de Blanco y la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU)".
Doce nuevos encarcelamientos por motivos políticos
En su informe, la OCDH detalla que en estos 100 días de gobierno de Díaz-Canel, el régimen cubano "ha prohibido salir del país a más de veinte personas (contando solo a UNPACU y Damas de Blanco); se ha incrementado el número de presos políticos en 12 nuevos encarcelados", tres Damas de Blanco y nueve miembros de (UNPACU).
La organización cita el caso del científico Ariel Ruiz Urquiola como "un claro ejemplo" de que el gobierno cubano mantiene la política de mano dura conr especto a sus oponentes.
"El régimen se encargó de dejar claro que su excarcelación no es una libertad incondicional, sino una licencia extrapenal. Esto significa que la causa sigue abierta y el señor Ruiz Urquiola puede regresar a prisión en el momento que el gobierno estime conveniente", apuntó la OCDH.
El OCDH en la mira de la policía política
El Observatorio, con sede en Madrid, España, dijo que durante el mes de julio la Seguridad del Estado acosó a varios de sus activistas en La Habana que habían sido invitados a participar en talleres de formación sobre derechos humanos en instituciones españolas.
Los talleres "tienen por objetivo el fortalecimiento de la sociedad civil, tal cual se entiende en Europa", agregó el comunicado.
El OCDH señaló que con estas "acciones de prevención o profilaxis, las autoridades presionaron e intimidaron a los invitados, hasta hacer desistir a algunos". Según la organización, los activistas "fueron puestos en la disyuntiva de que, para poder viajar, deberían informar a su regreso a la Seguridad del Estado de todas sus actividades y contactos durante su estancia en Madrid".
El Observatorio concluyó que el gobierno de Díaz-Canel "mantiene intacta la estructura represiva que heredó de su tutor", por lo que la situación de derechos humanos en Cuba no ha mejorado desde que llegó al poder.