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De: cubanet201 (Mensaje original) |
Enviado: 19/08/2018 00:59 |
DOY GRACIAS A DIOS POR SER GAY
José Montero ha fallecido a los 55 años después de varios días hospitalizado. Fue portada de la revista en 'Zero' en 2002 vestido de sacerdote y dando "gracias a Dios por ser gay".
DESCANSA EN PAZ
MUERE JOSÉ MONTERO, EL SACERDOTE QUE CON SU SALIDA
DEL ARMARIO MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS EN LA VISIBILIDAD LGTB EN ESPAÑA
Ha fallecido José Mantero, el sacerdote de Valverde del Camino (Huelva) que con su aparición en el número 36 de la revista ZERO marco un antes y un después en la historia de la visibilidad LGTB en España. «Doy gracias a Dios por ser gay», rezaba aquella inolvidable portada. Suspendido a divinis de su actividad sacerdotal, Mantero nunca dejó de ser un referente, no solo para las personas LGTB cristianas, sino para todos aquellos que hemos admirado su valentía.
José Mantero ha fallecido en el Hospital Comarcal de Riotinto. Según el diario El Mundo, su muerte ha sido consecuencia del agravamiento de una pericarditis por la que llevaba varios días hospitalizado. En cualquier caso, la noticia ha causado sorpresa. Ayer mismo, 17 de agosto, Mantero rendía homenaje a la ciudad de Barcelona en su cuenta de Twitter con motivo del aniversario del atentado de Las Ramblas, sin abandonar el tono mordaz que caracterizaba muchos de sus mensajes.
Su salida del armario fue histórica, aunque con el paso de los años su recuerdo se tornó agridulce. «Han pasado algo más que los años. Lo más importante, la libertad personal y el propio crecimiento espiritual, interior, humano, humanista si lo prefieres. En aquel momento de mi salida del armario, hubo muchas sonrisas y buenas caras, que más tarde se revelaron como lo que en verdad eran, o son… y bueno, guardo muy buenos recuerdos de aquel tiempo, aunque no de todas las personas», nos contaba en 2015 en una entrevista a la sección La pluma en el armario, al preguntarle sobre aquel momento.
El paso de los años agudizó su escepticismo sobre la posibilidad de que la Iglesia católica cambie desde dentro, a pesar de los gestos del papa Francisco. «Pienso que es un tipo hábil, sí, pero falso. Una cáscara de huevo que rascas y no hay nada. Dime si no en qué ha cambiado el pensamiento católico sobre, por ejemplo, las personas LGTB. En nada, cero. Eso sí, en el avión y siempre ante periodistas, micros y cámaras, Bergoglio dice que quién es él para juzgar a los gais. Pero de hecho les está juzgando, pues mantiene la misma línea discursiva teológico─moral de sus predecesores. Para él seguimos siendo desórdenes morales subjetivos. Oye, chico, ¡y tan a gustito! Me encanta el desorden», añadía en la entrevista.
«La Iglesia es el reino y reinado de la doble moral, de la falsedad y la hipocresía. Se basan en un axioma para ellos sagrado: no es pecado mientras no se sepa», nos había contado semanas antes, en referencia al caso de un hombre trans y católico al que la Iglesia negó la posibilidad de ser el padrino del bautizo de su sobrino. «Jesús les llamó ‘camada de víboras, sepulcros blanqueados, tumbas sin señal’ en el santo Evangelio. Hemos de recuperar el discurso de la indignación, que es un discurso crístico y cristiano».
Mantero no echaba de menos su actividad sacerdotal. «Desconozco si ella me echa de menos a mí. El trabajo ‘pastoral’ fue muy importante en mi vida, pero ahora estoy, digamos, en otra longitud de onda», nos comentó en la ya mencionada entrevista. A pesar de todo, Mantero había mantenido de alguna forma viva su antigua vocación. «Ya no mantengo correspondencia tan habitualmente con curas gais. En parte porque he pasado página de mi vida anterior y, en parte, porque ellos se habrán cansado. Me refiero al mundo católico. Con anglicanos y presbiterianos sí que mantengo. Incluso he oficiado bendiciones nupciales de clérigos de la comunión anglicana chico-chico», nos revelaba.
«Lo que llamas purismo sexual no es más que un invento de cuatro maricas amargadas y un par de docenas de monjas neoyorkinas psicoanalizadas», nos respondía, en otro momento de la entrevista. «Precisamente, el acierto de la sexualidad es la contaminación y yo soy más del ‘contamíname’ que del ‘por-favor-manténme-puro», añadía, sin pelos en la lengua. Como vivió su vida.
El cuerpo de José Montero se encuentra en el tanatorio de Valverde del Camino, donde decenas de vecinos arropan a la familia desde que se ha conocido la noticia del fallecimiento.
Descansa en paz
José Mantero
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SEXO NUESTRO, QUE ESTÁS EN LOS CIELO
JOSE MONTERO No encuentro gentes más obsesionadas por el sexo, con el sexo, para el sexo que los diversos profesionales de las diversas religiones. Todos. Todas. La generalidad de ellos, en su calenturienta obsesión, pretende reconducir algo natural, deseable y divino –el placer- a algo eventual –la procreación. Su arma, a la que le hacen el juego incluso quienes están inmersos en el gay way of life, es la artificial ecuación sexo-amor. El sexo sin amor, así, sería malo, pecaminoso, perverso. El sexo con amor –para ellos, único verdadero- solo sería legítimo si está animado por la voluntad de procrear, de “participar del poder creador de Dios”, nos dicen. Y se quedan tan anchos, al menos de cara a la galería; porque, después, la procesión va por dentro. Con perdón.
Y, por descontado, hablan siempre del sexo en plan heteronormativo. Y a esta heteronormatividad tan eficazmente impuesta y consuetudinariamente asimilada hacen el juego demasiadas personas gays (LGBT etc les gusta ser llamados), también en páginas de contactos, de tomateo, cancaneo y putiferio en las que, bajo una sugerente foto de un maravilloso ojete peludo y tragoncete, o de una turgente, pimpante y tonante verga, aparecen pies de este tenor: “no busco sexo por sexo”, o “abstenerse quienes solo buscan un polvo”, o “busco amistad”. ¡Los cojones!
Hipócritas, unos y otros. Enfermos.Habláis de obsesión por el sexo desde vuestra puta obsesión por el sexo. Desde el papa Francisco, actualmente reinante, hasta el dalai lama –océano de homofobia-, todos quieren controlar el tema. ¿Por qué? Porque son perfectamente conscientes –Wilde dixit- de que quien controla el placer controla la totalidad de la persona.
Al final es cuestión de control. Y el control conduce al miedo, el miedo a las ansias de salvarse, y las ansias de salvarse a pagar por la salvación. La pela es la pela. Al final, pues, todo es cuestión no de dioses ni diosas, ni Cristo que lo fundó, sino de dinero. Mientras menos folléis, más dinero pagaréis, mancha de descerebrados y descerebradas.
Continuad, seguid haciéndoles el juego a estos avispados barra depravados, si podéis pagároslo.
Pagad, pagad, malditos.Por el contrario, nada hay más liberador, nada más emancipador que un polvo. Ante su inocente pujanza se ven abatidas, reducidas a arena, las murallas de Jericó de la imposición religiosa de los profesionales de todas las clerecías. Vuestro polvo es su puta ruina. Así pues, ¡a qué puñetas esperáis!
¡Fornicad!
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