Home  |  Contact  

Email:

Password:

Sign Up Now!

Forgot your password?

Cuba Eterna
 
What’s New
  Join Now
  Message Board 
  Image Gallery 
 Files and Documents 
 Polls and Test 
  Member List
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Tools
 
General: YO ME DEDICO A ESO, PROSTITUTO POR DIVERSIÓN
Choose another message board
Previous subject  Next subject
Reply  Message 1 of 1 on the subject 
From: cubanolibre  (Original message) Sent: 20/08/2018 19:04
 CUBA
Fue en un cuarto de alquiler en el Vedado. Frente a él esperaba un canadiense que conoció en el malecón. Cuando lo vio desnudo, se dijo a sí mismo que aquel hombre era apetecible. Un rubio hermoso de dos metros estaba dispuesto a pagarle una suma igual de apetecible que él. Una ganga: ¿disfrutar y recibir dinero además? El negocio perfecto, pensaba.
 
 PROSTITUTO POR DIVERSIÓN
       LUIS ORLANDO LEÓN |  elTOQUE
La primera vez que le ofrecieron tener sexo por dinero, Andy Portales tenía 21 años y empezaba el segundo curso de su licenciatura, en Santa Clara. En unas vacaciones se había trasladado de Placetas a La Habana con unos amigos que le iban a enseñar la vida de la capital profunda, cuando la noche se mezcla con el día, sin remordimientos.
 
Fue en un cuarto en el Vedado. Un alquiler. Frente a él esperaba un canadiense que conoció en el malecón. Cuando lo vio desnudo, se dijo a sí mismo que aquel hombre era apetecible. Un rubio hermoso de dos metros estaba dispuesto a pagarle una suma igual de apetecible que él. Una ganga: ¿disfrutar y recibir dinero además? El negocio perfecto, pensaba.
 
“Yo no me dedico a eso”, es la frase que a manera de ardid entremezcla en sus relatos, en franco recurso no para convencer a los demás, sino para convencerse a sí mismo.
 
Andy no responde a los clichés de la prostitución masculina. Ni tiene pectorales como piedras incrustadas en el pecho ni un cuerpo que destila testosterona. En cambio, al hablar, manotea delicadamente. Su homosexualidad es visible. Tiene los rasgos de un intelectual amanerado pero en determinados contextos puede pasar inadvertido, engañar si quiere aparentar lo contrario. Su carácter es flemático, lento. Su inteligencia, innata. El mundo de la moda lo seduce y se le nota al vestir.
 
“En la Habana existen lugares gays para este asunto. La esquina de 23 y malecón es la más famosa. Pero es más bajito de clase y yo iba a lugares más altos, de más estándar: El Café Cantante, el King Bar, y otros más… Todo esto lo hacía cuando iba allá tres o cuatro veces al año, de vacaciones“.
 
“El proceso es simple: Salía un fin de semana con mis amigos a hacer las calles, que es como se le llama en nuestro argot a buscar extranjeros que paguen. Íbamos a discotecas y centros nocturnos que sabemos son para eso. Se establece un acuerdo tácito entre extranjeros y nosotros. Ellos saben de qué van esos lugares. Muchos hasta se promocionan por internet como espacios de turismo sexual”.
 
—¿Cuánto tú has pedido por sexo?
 
—Depende. Al principio me daba pena y pedía unos 50 (CUC), pero después saqué las espuelas y no bajaba de 80, porque los yumas son de p… también. La tarifa viene con lo que te pida hacer, o si es activo o pasivo, o si quiere ambas cosas. Yo casi siempre hacía el trabajo completo, si hay precios más específicos no sé.
 
“Muchas veces había que ponerse fuerte porque si hacías el trabajo primero después no querían pagar. Y uno ahí se pone a formar tremendo espectáculo de que si voy a llamar a la policía, que a gritar, que me violaron, pa´ que se asusten y paguen. A mí me pasó, con un brasileño. Pero todo depende, mijo, estar con dos a la vez se monta en más de 100, y yo una vez lo hice con dos que me gustaron, y no les cobré”.
 
“En La Habana muchos chicos lo hacen porque el nivel de vida es muy alto y la gente no se puede dar esos lujos. Aquí en Santa Clara igual, pero según he oído, se cobra menos. Otros sí se dedican a eso, es su trabajo, mantienen a la familia. Muchos hasta tienen una vida heterosexual que intercalan con la gay por la cuestión económica”.
 
— ¿Con quién ibas tú a “hacer las calles”?
 
—Casi siempre solo, es mejor hacerlo solo.
 
—¿Y no te daba miedo?
 
—A veces para más seguridad compartía el trabajo con un amigo mío peluquero. A él no le hacía falta, porque hacía bastante dinero en su peluquería, pero decía que en La Habana siempre hace falta el dinero, y cuando se presentaba una oportunidad, nos íbamos pa´ la calle.
 
—¿Eso quiere decir que hay gente que lo hace por necesidad, y otras por diversión?
 
—Puede ser, pero no todo el mundo lo asume así, si no lo hiciera una pila de gente. Depende del pensamiento de cada cual. Además, esto no es muy fácil, porque cuando te toca uno atractivo todo es lindo, a uno le gusta lo que hace. ¿Pero cuando no? Eso es lo que más me ha frenado a mí… no me gustan los viejos, y eso que pagan más.
 
“Nosotros lo hacíamos mayormente pa’ coger fiestas, irnos a Mi Cayito, restaurantes buenos, hoteles… a lugares que normalmente no podíamos permitirnos. Éramos como guías de turismo. Nos declarábamos así. Llevábamos a los extranjeros a darles tour por la ciudad, ellos nos pagaban todo y al final sucedía lo que tenía que suceder”.
 
“Pero yo no me dedico a eso”, repite de nuevo para dejar claro, quizás, que su pecado es menor. Y lo enfatiza ahora que no visita La Habana profunda hace más de una año, cuando intenta encontrar un lugar digno donde hacer su servicio social. “Yo no me dedico a eso”, reitera, y desde el fondo de sus ojos flemáticos, creo percibir un ápice de sinceridad.

LUIS ORLANDO LEÓN - 2016-2018     
 

Fuente: elTOQUE


First  Previous  Without answer  Next   Last  

 
©2025 - Gabitos - All rights reserved