Los perdedores de la guerra comercial de Trump
La política unilateral de Trump contra China y Rusia revive escenarios de la ‘guerra fría’
El gobierno de Donald Trump impondrá aranceles sobre 200.000 millones de dólares en importaciones chinas a partir de la próxima semana. Pero, como la profesora de economía Mary E. Lovely escribió, gran parte de los ingresos generados por las tarifas de Trump provienen de los bolsillos de los consumidores estadounidenses, no de las empresas chinas.
La política de sanciones contra China y Rusia que aplica y defiende sin cesar el presidente estadounidense, Donald Trump, no hace más que aislar Estados Unidos en el mundo mientras empuja a Pekín y Moscú a seguir estrechando sus lazos frente a un rival común. El último castigo estadounidense al gigante asiático por la compra de armamento ruso contribuirá al fortalecimiento del bloque del este. Una alianza que el Kremlin exhibió con todo su poderío la semana pasada en las mayores maniobras militares desde la caída de la Unión Soviética en 1991, que contaron con la participación de más de 3.000 efectivos del Ejército Popular chino, un hecho sin precedentes en las relaciones entre ambos países.
Las maniobras de Vostok enviaron “una señal a Washington, diciendo que si Estados Unidos continúa su curso actual de presiones a Rusia e impone más sanciones, Moscú caerá aún más en el abrazo firme de China, el único competidor estratégico de Estados Unidos en el siglo XXI”, asegura a la agencia Associated Press el analista Alexander Gabuev, que sigue las relaciones entre Rusia y China para el Instituto Carnegie en Moscú.
La política de sanciones contra China y Rusia que aplica y defiende sin cesar el presidente estadounidense, Donald Trump, no hace más que aislar Estados Unidos en el mundo mientras empuja a Pekín y Moscú a seguir estrechando sus lazos frente a un rival común. El último castigo estadounidense al gigante asiático por la compra de armamento ruso contribuirá al fortalecimiento del bloque del este. Una alianza que el Kremlin exhibió con todo su poderío la semana pasada en las mayores maniobras militares desde la caída de la Unión Soviética en 1991, que contaron con la participación de más de 3.000 efectivos del Ejército Popular chino, un hecho sin precedentes en las relaciones entre ambos países.
Las maniobras de Vostok enviaron “una señal a Washington, diciendo que si Estados Unidos continúa su curso actual de presiones a Rusia e impone más sanciones, Moscú caerá aún más en el abrazo firme de China, el único competidor estratégico de Estados Unidos en el siglo XXI”, asegura a la agencia Associated Press el analista Alexander Gabuev, que sigue las relaciones entre Rusia y China para el Instituto Carnegie en Moscú.
“Si Estados Unidos continúa su curso actual de presiones a Rusia e impone más sanciones, Moscú caerá aún más en el abrazo firme de China”.
El Departamento de Estado de EE.UU. anunció esta semana una nueva tanda de sanciones a personas y empresas vinculadas con el Kremlin, entre ellos la compañía militar china EDD y su director, Li Shangfu, por haber adquirido aviones de combate a la exportadora de armas rusa Rosoboronexport, sancionada anteriormente por Washington.
China y Rusia no han tardado en denunciar la medida del Gobierno de Donald Trump, que consideran una violación de las normas básicas de las relaciones internacionales, y han amenazado con “consecuencias”.
Si bien las sanciones se amparan en la ley CAATSA , aprobada en el Congreso de EE.UU. en 2017 con el objetivo de castigar Moscú por su injerencia en la campaña de las elecciones presidenciales de 2016, en realidad, dicen los expertos, no es más que un pretexto para ejercer más presión sobre Pekín en un momento de gran tensión comercial entre ambos países.
A partir del próximo lunes 24 de septiembre, Estados Unidos y China se impondrán todavía más aranceles mutuamente hasta el punto de que afectará a casi la mitad de su intercambio de bienes, que supera los 635.000 millones de dólares anuales. Es un nuevo episodio de la guerra comercial iniciada por Trump a principios de 2017 y agravada con las tarifas al acero y aluminio en marzo tras acusar a China de mantener un excesivo superávit comercial con EE.UU.
Ni Trump ni el presidente chino, Xi Jinping, dan muestras de querer ceder. El líder chino debe permanecer firme ante los golpes financieros de su homólogo estadounidense a sus exportaciones para demostrar que China es también una superpotencia en el escenario internacional. Analistas chinos advierten que la escalada de reprimendas puede enquistar el conflicto económico y convertirlo en un enfrentamiento crónico. Y si la escalada llega algún día a cubrir todos los productos que Estados Unidos importa de China, como ha amenazado Donald Trump, podría socavar la expansión global y revertir las cadenas de suministro de muchas compañías multinacionales.
Que una delegación china que tenía previsto viajar a Washington para buscar una salida a la guerra comercial haya anulado su viaje, según informó este sábado el diario South China Morning Post, es sintomático de que las relaciones entre ambos países pasan por muy malos momentos. La delegación anuló la visita porque, a su juicio, EE.UU. necesita “corregir sus errores” tras anunciar los aranceles que se impondrán la semana que viene. También hoy el Gobierno chino convocó al embajador estadounidense en Pekín para presentar una queja formal por la represalia a la compra de armamento ruso.
Existe un consenso cada vez mayor en Pekín de que un diálogo sustantivo con Washington solo será posibles con la administración Trump una vez hayan pasado las elecciones legislativas de mitad de mandato de Estados Unidos en noviembre.
Acercamiento en todos los ámbitos
La alianza entre Rusia y China se extiende a varios campos: el turístico – “Rusia es la primera opción para los turistas chinos en estos días”, comentaba a la agencia AP un empresario de Vladivostok, donde se llevó a cabo el Foro Económico Oriental hace unos días y en el que los líderes chino y ruso exhibieron sintonía –, el militar y el comercial. Para las empresas rusas, China ofrece inversiones con mucho menos riesgo de verse afectadas por las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que las empresas chinas ven a Rusia un proveedor que no estará sujeto a ningún nuevo arancel un día sí y otro también.
China convoca al embajador de EE UU
La tensión entre las dos grandes potencias económicas mundiales continúa creciendo. El Gobierno chino ha convocado este sábado al embajador de Estados Unidos en Pekín, Terry Branstad, y ha presentado una queja formal por las sanciones que impuso Washington el jueves al Ejército chino, según ha informado el diario oficial Global Times, que no ha ofrecido más detalles sobre el encuentro. Dichas sanciones se deben a la compra de armamento a Rusia, algo que viola una ley estadounidense que busca represaliar a Rusia por su injerencia en la política de EE UU.
El pasado jueves, Estados Unidos anunció la imposición de sanciones al órgano del Ministerio de Defensa responsable de las armas y el equipo del Ejército chino, Equipment Development Department (EDD), y a su director, Li Shangfu, por haber comprado armas a la empresa estatal Rosoboronexport, la mayor exportadora rusa de armamento.
El Gobierno chino ya había advertido a Washington de que esas sanciones tendrían consecuencias, y exigió su retirada inmediata, ya que las considera una violación del derecho internacional. El Gobierno estadounidense considera que la compra de aviones caza y sistemas de misiles tierra-aire, este año y el pasado, constituye una "transacción significativa" y viola una ley que entró en vigor el año pasado para penalizar al Gobierno de Vladímir Putin por su presunta injerencia en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, entre otras ofensas.
Dicha norma, llamada Ley para Contrarrestar a Adversarios de Estados Unidos mediante Sanciones (CAATSA, por sus siglas en inglés), extiende las represalias a cualquiera que haga negocios con contratistas militares rusos. Las sanciones impuestas al EDD incluyen la prohibición de exportar productos a territorio estadounidense, el embargo de propiedades que pueda tener en ese país y el veto a desarrollar transacciones financieras allí. Washington, sin embargo, asegura que el objetivo final de estas sanciones es Rusia.
Las sanciones se imponen para "seguir imponiendo costes al Gobierno ruso en respuesta por sus actividades malignas", dijo, en un comunicado, Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado. Nauert advirtió de que Estados Unidos "seguirá urgiendo a todos los países a restringir sus relaciones con los sectores militar y de inteligencia rusos, los cuales están vinculados", subrayó, "con actividades malignas por todo el mundo".
La medida desató la respuesta airada de los Gobiernos chino y ruso, que siguen en una senda de acercamiento estratégico frente a EE UU. Este mismo sábado mismo, informa el Wall Street Journal, China ha cancelado las negociaciones comerciales que tiene programadas con Estados Unidos y no enviará a su vice primer ministro, Liu He. También se habría cancelado, según el diario estadounidense, el viaje de una delegación de nivel medio a Washington que iba a preceder a la visita de Liu.
Las negociaciones pretendían encontrar una salida a la guerra comercial en la que se encuentran metidas ambas potencias. A principios de esta semana, China anunció nuevos aranceles a productos estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares, en respuesta a los gravámenes impuestos anteriormente por Washington a productos chinos por valor de 200.000 millones.
GINA TOSAS, BARCELONA- ESPAÑA
PABLO GUIMÓN, WASHINGTON- ESTADOS UNIDOS
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