“CLÓSET O ALMARIO GAY”
La expresión “salir del clóset” tuvo su primera aparición en la literatura gay hasta 1960, ya que antiguamente la “salida” de un hombre se refería únicamente a su presentación oficial en grandes manifestaciones colectivas. Así es, aunque no lo creas antes de que llegara la expresión “salir del clóset” no existían alusiones al secreto de la homosexualidad.
DE DONDE VIENE LA EXPRESIÓN "SALIR DEL CLOSET"
La expresión “salir del clóset” es ampliamente utilizada en el colectivo LGBT para referirse a la confesión social que hace una persona cuando reconoce que su preferencia sexual no se apega a los valores tradicionales.
Una de las teorías dice que la expresión “salir del clóset” proviene de la traducción anglosajona “coming out of the clóset”, que a su vez hace referencia a “to have a skeleton in the closet” (tener un cadáver en el clóset), lo que hace referencia a estar ocultando algo por temor a que todos se enteren. Justo como una persona homosexual cuando se da cuenta de sus verdaderos gustos pero le apena confesarlo públicamente.
La expresión tuvo su primera aparición en la literatura gay hasta 1960, ya que antiguamente la “salida” de un hombre se refería únicamente a su presentación oficial en grandes manifestaciones colectivas. Así es, aunque no lo creas antes de que llegara la expresión “salir del clóset” no existían alusiones al secreto de la homosexualidad.
Según el médico psicoterapeuta José Ignacio Díaz, especialista en desarrollo psicosocial homosexual, actualmente es difícil concebir una sociedad sin armarios, y así lo explica: “El armario no es solo consecuencia de la homofobia, que también. El armario significa autoaceptación. Y para cualquier joven es difícil aceptar que es diferente, porque los heteros siguen siendo predominantes. La mayoría de los padres son heterosexuales, y un crío siempre quiere imitar a sus padres. Aceptar la diferencia nunca es fácil para un chico o una chica: necesitarán tiempo para asimilar lo que son. Y ese armario estará ahí siempre. Pero podemos conseguir que sean estancias más breves y menos dolorosas”.
Incluso existe “El día para salir del armario” cuyo objetivo es impulsar a las y los jóvenes a revelar su verdadera identidad sexual sin prejuicios. Se celebra el 11 de octubre. El símbolo que utilizan es un triángulo rosa con la letra griega lambda.
Una de las “salidas del clóset” más controversiales fue la de Ellen DeGeneres, quien aprovechó que en ese entonces se encontraba interpretando a un personaje gay en la televisión.
Independientemente de la controversia que ha desatado esta expresión a lo largo del tiempo, es importante que a ninguna persona se le obligue a dar ese paso tan importante en su vida, y estas son las razones.
Historia de la transformación de un falso mueble que durante años ha aislado a los gays
La expresión “salir del armario” no aparece en la literatura homosexual hasta 1960, y lo hace como evolución de la palabra “salir” (de connotaciones muy diferentes). “La ‘salida’ de un hombre gay originalmente se refería a su presentación oficial en grandes manifestaciones colectivas, bailes de drag queens que se celebraban en Estados Unidos, a imagen y semejanza de los grandes bailes de máscaras que se organizaban en Nueva York, Chicago, Nueva Orleans o Baltimore en el periodo de preguerra”, escribe el profesor de Historia de la Universidad de Yale George Chauncey en su obra Gay New York. Por tanto, no había ‘armarios’ en estas ‘salidas’ iniciales, ni alusiones al secreto de la homosexualidad. El mueble vino después, como símbolo del aislamiento, ocultación y miedo al rechazo.
Si desaparecerán o no los armarios es una pregunta aún por contestar, pero lo que sí queda claro es que hemos entrado en una fase de reciclaje, donde los muebles que antes eran celdas ahora son procesos de autoafirmación. El siguiente nivel, por supuesto, reside en su eliminación. "Es una lucha que se va a conseguir. Hay que educar en la diversidad, en la aceptación de uno mismo y de los demás. Se deberían trabajar los derechos humanos en el currículum escolar. Los profesionales de la enseñanza deben ser educadores, no transmisores del conocimiento”, opina al respecto Jesús Generelo, secretario general de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales.
Armando Recio (nombre ficticio) lo dispuso todo al modo que aconsejan los especialistas: preparó previamente el terreno con sugerencias sutiles, eligió un momento relajado para todos y en el que él se sentía concienciado y contó con el apoyo de un aliado (en este caso, su hermano mayor). Pero cuando espetó a su familia que esa chica con la que siempre salía de copas no era su novia sino su mejor amiga y que ese chico al que todos daban por colega era, por el contrario, su pareja, el shock fue “monumental”. Los padres de Armando no habían hecho sus deberes: dejar de dar por hecho que los hijos son, casi por ley, heterosexuales. No habían reciclado el armario en el que su vástago se escondió durante años. Porque la normalización es siempre el punto de partida.
“Las familias deben crear un clima de protección y respeto, y nunca presuponer que sus hijos son heterosexuales, dejando siempre un espacio para la comunicación en el que el niño pueda sentirse libre de hablar. Si los padres sospechan que su hijo puede ser gay, deben ir dándoles pistas, de forma que el niño entienda que ese cariño no se va a ver mermado”, aclara Jesús Generelo. Un dato: los jóvenes definen su orientación sexual en la pubertad o adolescencia temprana (de los 10 a los 14 años).
La conciencia de lo natural
Para el médico psicoterapeuta José Ignacio Díaz, especialista en desarrollo psicosocial homosexual, es difícil aspirar a una sociedad sin armarios. Lo explica: “El armario no es solo consecuencia de la homofobia, que también. El armario significa autoaceptación. Y para cualquier joven es difícil aceptar que es diferente, porque los heteros siguen siendo predominantes. La mayoría de los padres son heterosexuales, y un crío siempre quiere imitar a sus padres. Aceptar la diferencia nunca es fácil para un chico o una chica: necesitarán tiempo para asimilar lo que son. Y ese armario estará ahí siempre. Pero podemos conseguir que sean estancias más breves y menos dolorosas”. De nuevo, el reciclaje, la transformación: convertir el dichoso mueble en una liviana experiencia de crecimiento, en consonancia con una nueva conciencia que naturaliza y no señala.
Manifestaciones como las de el Orgullo Gay (y en esto coindicen ambos especialistas) ayudan a la causa. Generelo rememora aquella vez en que un chaval muy jovencito, tras la manifestación del Orgullo Gay de 2013, se abrazó a la presidenta de FELGTB y, llorando, le dio las gracias por todo. “Después, llamó a su madre para decirle cómo era”, recuerda. Y José Ignacio Díaz incide en que es clave el papel de los progenitores: “Hay que hacer un esfuerzo por hablar a los hijos desde la diversidad. Porque no solo les estarás brindando protección en caso de que sean homosexuales, sino que también alimentarás su tolerancia”. Así suceden escenas como la de su propio hijo, de 11 años, que el otro día le decía a un amigo, en presencia de su padre: “Si el día de mañana me gustan los chicos”.
Collin Martin fútbolista profesional estadounidense de la MLS, salió del cóset un 29 de junio del 2018,
escribiendo en Twitter: Es el mes del Orgullo, y yo estoy orgulloso de estar jugando por el Orgullo y de estar jugando como un hombre gay".
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