Home  |  Contact  

Email:

Password:

Sign Up Now!

Forgot your password?

Cuba Eterna
 
What’s New
  Join Now
  Message Board 
  Image Gallery 
 Files and Documents 
 Polls and Test 
  Member List
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Tools
 
General: La historia de las primeras operaciones de cambio de sexo
Choose another message board
Previous subject  Next subject
Reply  Message 1 of 2 on the subject 
From: administrador2  (Original message) Sent: 28/01/2019 18:35
La primera operación de cambio de sexo qué se realizó en la URSS, tuvo lugar en 1974
Cuando la transexualidad es cada vez menos noticia en el mundo, a veces se nos olvida conocer los orígenes de las primeras operaciones de cambio de sexo. Todo empezó en 1968, cuando una mujer rubia impresionante acudió a ver a un cirujano en Riga, Víctor Kalnberz. Lo que le dijo fue muy claro, no se sentía una mujer, se sentia hombre y la naturaleza había cometido un error.  El cirujano era especialista en reconstrucciones de pene e impotencia, pero nunca había realizado una operación de cambio de sexo, básicamente porque no existían hasta la fecha. 

 LILI ELBE, LA DANESA NACIDA HOMBRE
LA FASCINANTE VIDA DE LILI ELBE, LA PRIMERA TRANSEXUAL DE LA HISTORIA,
NO PUDO DESCRIBIR CON PALABRAS LO QUE SENTÍA, NO EXISTÍA AÚN UNA DEFINICIÓN 
Ese día la modelo no se presentó. Gerda Wegener, la joven ilustradora que se había hecho un hueco con sus estilizados retratos femeninos, quería acabar su esbozo y, a sugerencia de una amiga actriz que pasaba por allí, le pidió a su marido, Einar Mogens, quien siempre había sido delgado y esbelto, que se pusiese el vestido con falda plisada, los tacones y las medias. Un rato de posado sería suficiente.
 
Es imposible adivinar si Gerda, quien de tonta tenía poco y conocía y amaba a Einar como nadie, sabía dónde se estaban metiendo ambos cuando le pidió a su marido que se vistiese de mujer aquella tarde, en el apartamento que compartían en Copenhague. Pero para ninguno de los dos la vida volvería a ser la misma. Einar nunca se había sentido tan auténtico como cuando se puso esos tacones y, gradualmente, empezó a vestirse de mujer. No de una mujer cualquiera, sino de Lili, la persona que inventó y que cada vez fue pasando más tiempo con Gerda, quien la paseaba por los cafés y la presentaba como su hermana. Tras viajar por Italia y Francia, ambas acabarían instalándose en París en 1912, donde Lili vivía y vestía como una fémina, y Gerda tenía relaciones con otras mujeres.
 
Unos años más tarde, Lili se convertiría legalmente en Lili Elbe, la primera persona transexual, o por lo menos la primera registrada, en pasar por un procedimiento de reasignación de género. Primero se sometió a una castración quirúrgica bajo la supervisión de Magnus Hirchsfeld, el famoso doctor alemán que fundó la primera asociación de defensa de homosexuales y transexuales, y después pasó por varias operaciones a manos de Kurt Warnekros, el cirujano de Dresde al que Elbe se refería como su creador y salvador. En 1933, Warnekros planeaba completar el proceso implantando a Elbe un útero y creándole una vagina artificial, pero la pintora (que ya casi no lo era: Elbe pensaba que el arte pertenecía a Einar, a su pasado) no pudo superar la operación y murió días antes de cumplir los 50.
 
UNA LUCHA EN SOLEDAD
A pesar de su relevancia histórica, la historia de Lili, quien escogió para su apellido de mujer el nombre del río que pasa por la ciudad en la que volvió a nacer, el Elbe, tan solo era conocida entre académicos y activistas de la comunidad LGBT hasta que cayó en manos de David Ebershoff hace 18 años. Ebershoff, entonces editor en Random House, la noveló en lo que sería para él su debut literario, La chica danesa (Anagrama). Tras dar muchas vueltas por los despachos de Hollywood –durante un tiempo, Nicole Kidman estuvo asociada al proyecto– el libro ha llegado por fin al cine de la mano de Tom Hooper y con Eddie Redmayne y Alicia Vikander en los papeles de Lili y Gerda. Se estrenará el 15 de enero. El autor se siente orgulloso: «En septiembre, visité la tumba de Lili en Dresde y el director del cementerio me dijo que cada mes unas 10 personas acuden a presentar sus respetos. Le dejan flores y velas o pasan tiempo con ella. Imagino que el número ha crecido en los últimos años y que con el filme se entenderá todavía más quién fue y qué consiguió. Es por eso que necesitamos más historias y es por eso que el público ha escuchado y aceptado las de Caitlyn Jenner, Laverne Cox, Chaz Bono, Renée Richards y muchos otros. Cada vez que una persona transgénero cuenta su experiencia, nuestra comprensión colectiva crece».
 
Cuando Ebershoff habla de una «pionera» el término adquiere connotaciones heroicas, pero ser el primero, la primera en este caso, en llegar a cualquier sitio implica hacerlo en la más absoluta soledad. Por no tener, Elbe no tenía ni una palabra para referirse a lo suyo. El doctor Hirchsfeld, que trató durante toda su vida de honrar la investigación sobre sexualidad y género en una disciplina médica tan respetable como cualquier otra, hacía poco que había acuñado el término «transexualismus» para referirse a aquellos que querían convertirse en, y no solo parecerse al sexo opuesto. Nadie se la dijo a Einar. Los doctores a los que visitó durante su juventud en Dinamarca lo calificaron de histérico o pervertido. «Una de las cosas que encuentro más significativas sobre Lili Elbe es que ella no tuvo ejemplos o modelos, ningún mentor a quien admirar, ningún recurso, ningún medio que reflejara su vida y prácticamente ninguna información médica. No solo transitó por un camino inhóspito, sino que ella tuvo que ir poniendo los cimientos de ese camino. Estaba sola excepto por su esposa», dice Ebershoff.
 
CHRISTINE JORGENSEN, LA RUBIA TRANSGÉNERO DE ESTADOS UNIDOS
Christine Jorgensen, primera estadonudense en tener una operación de reasignación de sexo. Hace 67 años este hombre fue noticia, pero, como mujer: Christine Jorgensen, incorrectamente fue presentada como la primera persona sometida a una operación de reasignación de sexo, cuándo ya lo había sido la artista danesa Lili Elbe en 1930, unos  22 años antes que Christine Jorgensen..
 
El primero de diciembre de 1952 en Estados Unidos, el diario New York Daily News informa acerca de Christine Jorgensen, el primer caso de cirugía de reasignación de sexo.
 
Christine Jorgensen (George William Jorgensen, Jr.) nacida el 30 de mayo de 1926 en The Bronx, Nueva York, muerta el 3 de mayo de 1989) fue la primera persona conocida por someterse a una cirugía de reconstrucción genital para adecuar su físico a su identidad de género. Anteriormente, Lili Elbe (a quien pusieron el nombre de Einar Mogens al nacer) fue la primera que intentó esta cirugía pero murió al pretender incluir un trasplante de ovarios, si bien Lili fue una persona intersexual, por lo que se sigue considerando a Christine como la primera mujer trans operada.
 
Christine Jorgensen tuvo una infancia infeliz en Bronx, y más tarde se describió a sí misma como que había sido “un chico frágil, con dos caras e introvertido que huía de las peleas de puños y de los juegos rudos”. Jorgensen se graduó en el Christopher Columbus High School en 1945 y fue admitida en el Servicio Militar. Cuando regresó a Nueva York, al acabar el servicio, fue cuando oyó hablar de la “reasignación de sexo” y decidió informarse. Tenía intención de ir a Suecia, que era el único lugar donde se llevaban a cabo esta clase de cirugías en aquella época. En una escala en Copenhague para visitar a unos parientes, fue conducida hacia el doctor Christian Hamburger. Acabó quedándose en Dinamarca, fue aceptada su petición de comenzar una terapia de reemplazo hormonal y más tarde se llevaron a cabo varias intervenciones quirúrgicas.
 
Este tipo de cirugía había sido realizado ya por doctores alemanes en los años 20 y principios de los 30. La artista danesa Lili Elbe y Dorchen, fueron pacientes del  doctor Magnus Hirschfeld en el Instituto de ciencia sexual de Berlín, donde se conocen que hubo cobayas para tales operaciones entre 1930 y 1931. Lo que era diferente en esta época a la de Jorgensen, era que las hormonas no eran naturales sino artificiales. Cuando Jorgensen regresó a Nueva York en Febrero de 1953 se convirtió en toda una celebridad.
 
Esta historia no sólo destacó por ser la primera persona en hacerse una operación de cambio de sexo en USA. George era un ex soldado norteamericano que participó durante dos años en la Segunda Guerra Mundial y en 1946 fue dado de baja con honores. Al terminar la guerra, y en uno de sus últimos viajes a Europa, conoció in situ las operaciones de cambio de sexo. Finalmente en 1951 participó de una serie de estudios en Dinamarca que culminaron en seis operaciones para cambiar su sexo. Más tarde, él mismo enviaría una carta a sus padres explicándoles la situación: “Yo sigo siendo el mismo de siempre, pero la naturaleza cometió un error que había que corregir, y ahora soy su hija.”
 
A pesar de la conmoción que causó el caso en una época donde los transgéneros eran tabú, Christine logró tener una vida normal. Fue actriz y trabajó en un nightclub en Manhattan Upper East Side, el sector más acomodado de Nueva York. Además, años después publicó su biografía y una cinta llamada La historia de Christine Jorgensen. Muchos tomaron su vida como un ejemplo a seguir y la trasformaron en un ícono del mundo gay y trans.
 
En 1980 se retiró de la industria del entretenimiento y se fue a vivir a California. Siete años después fue diagnosticada de cáncer y en 1989 falleció con tan sólo 62 años. Su última y unas de sus más recordadas frases fue “di a la revolución sexual una real patada en el trasero.”
 
Jorgensen llegó a ser la portavoz del colectivo transexual y transgénero. Debe hacerse notar que Jorgensen se operó de orquiectomía, la vaginoplastia vendría muchos años después, cuando el proceso se pudo llevar a cabo en USA.
 
EL HOMBRE VIVIÓ FELIZMENTE UNOS 70 AÑOS Y SE CASÓ DOS VECES
LA PRIMERA OPERACIÓN DE CAMBIO DE SEXO QUÉ SE REALIZO EN LA URSS 
La decisión de hacer la operación la tomaron médicos especialistas, psiquiatras y dirigentes del país y tuvo lugar en 1974. Antes los cirujanos no se adentraban en este campo. 

En el invierno de 1968 entró en la consulta del cirujano de Riga, Víctor Kalnberz una impresionante rubia. "Sé que va a intentar hacerme cambiar de opinión. No se esfuerce. Estoy convencida, la naturaleza se ha equivocado haciéndome mujer. Le suplico  que subsane este error".
 
En noviembre de 1972 la paciente abandonó la clínica, ya con un nuevo cuerpo de hombre y con la documentación que lo acreditaba. Era la primera operación de cambio de sexo que se realizaba. No solo en la Unión Soviética, sino en el mundo. Pero en lugar de obtener reconocimiento Víctor por poco pierde su trabajo y estuvo a punto de ir a la cárcel. La operación de cambio de sexo no fue el único ámbito íntimo de la medicina en el que el académico Kalnberz destacó. Inventó una tecnología única de faloendoprotesis.  Durante muchos años ayudó a los hombres soviéticos con problemas de impotencia. Pero la cura de la impotencia no entraba en la ideología del país.
 
Víctor Kalnberz dice que no sabe nada de la vida posterior de su paciente y que no sabe su nuevo nombre. Al nacer fue bautizada como Inna. "Tenía mucho miedo de que se divulgara. Por eso cuando al registrarse le dieron los documentos pedí que no me comunicaran ni su apellido ni su dirección. Ni siquiera sé su número de teléfono. Lo único que pedí es que me llamara de vez en cuando y me dijera cómo se encontraba. La última vez que escuché su voz fue hace más de cinco años. En aquella época andaba por los 70", dice el cirujano.
 
Cuando Inna cruzó por primera vez el umbral del despacho del director del Instituto de investigación de traumatología y ortopedia  de Letonia,Víctor Kalnberz, tenía algo menos de 30 años.  Era una ingeniera con talento y futuro, hija única y una mujer bastante guapa.
 
OPERACIÓN SUICIDIO
Fragmento de una carta de Inna a Víctor Kalnberz:  desde mi más tierna infancia sabía muy dentro de mí que era un chico. Desarrollaba aficiones y aspiraciones puramente masculinas que poco a poco me fueron separando de la gente, me privaron de la posibilidad de tener amigos, familia... Con 12 años sentí por primera vez el amor, pero hacia una mujer. Este sentimiento me hizo ver por primera vez con claridad el poco futuro que tenía mi situación.  No tengo ni puedo tener esperanza alguna de que nadie me libere de la obligación de ir siempre disfrazado, de llevar una ropa que me da asco, de ocultarme incluso en el círculo familiar más cercano. Ahora tengo 30 años e incluso si por algún milagro consiguiera obligarme a mí mismo a sentir atracción por los hombres, me resultaría completamente imposible comenzar a rehacer mi vida a los 40 años, aprender las costumbres y tareas de una mujer de las que no tengo más que una lejana noción. Si me veo obligado a hacer esas cosas, es mejor colgarme..."
 
"En ese momento mi programa de ayuda a los hombres que habían perdido la potencia sexual como resultado de una lesión, adquiría cada vez más fama. En principio las operaciones de este tipo no eran ninguna novedad", dice el médico.
 
La dama que se presentó había intentado suicidarse tres veces, una de ellas por un amor inconfesable a una mujer.
 
Sin embargo pasó mucho tiempo antes de que consiguiera llegar a la mesa de operaciones. "Me compadecí de Inna, pero la decisión sobre su destino no dependía solo de mí. Se convocó un consejo médico con la participación de un endocrino, un sexólogo, un ginecólogo y un psiquiatra. Todos llegamos a la conclusión de que los métodos conservadores no ayudarían en este caso. La última palabra la tenía el ministro de salud de la República Socialista Soviética de Letonia. Accedió pero no firmó ningún tipo de papel", recuerda el cirujano.
 
Mientras se llegaba a un acuerdo Kalnberz intentaba recabar información sobre operaciones parecidas en otros países. Resulta  que tan solo se habían realizado cuatro. La última había sido en Checoslovaquia. Pero desde el punto de vista médico ninguna de ellas se había terminado. Los pacientes habían quedado como hombres y mujeres.
 
El médico dice que tenía miedo de hacer la operación porque tenía que cambiar lo que había hecho la naturaleza.
 
Pasaron dos años hasta que se consiguió la aprobación. El 17 de septiembre de 1970 Inna pasó por primera vez por la mesa de operaciones. La conversión en un hombre se produjo en varias etapas. Hoy en día la microcirugía permite hacer la operación de una vez. Según el especialista era muy complicado mantener el experimento en secreto.
 
El nuevo hombre quería recalcar su apariencia masculina, diferenciarse con un comportamiento masculino, gracias a un tratamiento hormonal su voz se hizo más ronca. "Iba en pantalones, solía pasar por las cocheras, se hizo amigo de los conductores del hospital. Le gustaba soltar tacos, fumar y beber con otros hombres", recuerda el doctor.
 
Este hombre trabajó el resto de su vida como ingeniero, se casó dos veces. Las cicatrices de la operación las explicaba diciendo que había tenido un accidente.
 
El doctor pasó por la inspección de diferentes comisiones, lo que podía haber influido de forma negativa sobre su carrera y su vida, pero tan solo recibió una amonestación grave. Lo sucedido fue silenciado durante 20 años. Víctor trabajó hasta los 80 años. Las llamadas operaciones íntimas no eran más que una parte de su actividad.
 
Participó en la recuperación de la salud de los astronautas, alargó la pierna de un paciente 60 centímetros. Pero en todas las enciclopedias después de sus títulos y condecoraciones se recuerda sin falta esa primera y única operación.
 
El cirujano está convencido de que actualmente el cambio de sexo se toma demasiado a la ligera. "Esta situación me asusta, la falta de límites, de control, cuando una persona nada más sentir una atracción hacia alguien de su mismo sexo se va corriendo al cirujano. Y estos por dinero están dispuestos a ello. Pero hay gente que sin esta operación no puede vivir. Me refiero, por ejemplo, a los transexuales. En mi carrera realicé cinco operaciones de este tipo. Y estoy convencido de que para esta gente era una necesidad vital", concluye el especialista.
 
Hoy en día vivimos, la mayoría, con normalidad la transexualidad. No deja de ser una situación difícil para aquellas personas que nacen en el cuerpo equivocado, con toda una serie de procesos físicos y mentales que llevarían al límite a cualquiera. Quizá por eso las personas transgénero nos parecen verdaderos héroes de la comunidad LGBT. Recordemos que, aunque muchas veces se quiera esconder, los disturbios de Stonewall, que empezaron el verdadero movimiento LGBT, contaron con transexuales y travestis como líderes 
 
 
Christine Jorgensen


First  Previous  2 to 2 of 2  Next   Last  
Reply  Message 2 of 2 on the subject 
From: administrador2 Sent: 28/01/2019 18:39
 



 
©2025 - Gabitos - All rights reserved