Pagina principale  |  Contatto  

Indirizzo e-mail

Password

Registrati ora!

Hai dimenticato la password?

Cuba Eterna
 
Novità
  Partecipa ora
  Bacheche di messaggi 
  Galleria di immagini 
 File e documenti 
 Sondaggi e test 
  Lista dei Partecipanti
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Strumenti
 
General: LGTB: RECUERDO Y OLVIDO
Scegli un’altra bacheca
Argomento precedente  Argomento successivo
Rispondi  Messaggio 1 di 1 di questo argomento 
Da: BuscandoLibertad  (Messaggio originale) Inviato: 31/01/2019 15:39
CRISTIANOS GAYS POR EL MUNDO 2019
La primera posibilidad es el olvido, siguiendo el consejo de Isaías: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a la memoria las cosas antiguas. He aquí yo hago cosa nueva; pronto saldrá a la luz, ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la tierra estéril”. 

Brokeback Mountain 
RECUERDO Y OLVIDO
POR CARLOS OSMA
Es difícil para las personas LGTB tenérnoslas que ver con el recuerdo y el olvido de las experiencias opresivas que un día sufrimos, sobre todo en nuestro entorno más cercano, cuando sentíamos que no había otra forma de sobrevivir que comportarnos como heterosexuales. O también todo aquel rechazo del que fuimos objeto por parte de personas a las que queríamos, y a las que siempre habíamos estado dispuestos a apoyar, cuando les dijimos que éramos LGTB. Pero es difícil hablar de todo esto generalizando, pensando que todas y todos hemos pasado por los mismos lugares, y que hay una única manera de sobrevivir al daño que la heteronormatividad nos ha infringido. Por eso esta reflexión, aunque creo que puede ser compartida por otras personas LGTB, es ante todo una reflexión personal sobre la dicotomía entre recordar y olvidar, a la que he tenido que enfrentarme para poder vivir libremente como un hombre gay.
 
La primera posibilidad es el olvido, siguiendo el consejo de Isaías: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a la memoria las cosas antiguas. He aquí yo hago cosa nueva; pronto saldrá a la luz, ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la tierra estéril”. Escapar del infierno evitando por todos los medios mirar hacia atrás, tratar de impedir que todo aquello nos limite, que nos haga plantear nuestra existencia simplemente como una reacción a la opresión, sin liberación real, sin vida nueva. Se trataría de abandonar lo aprendido, las instituciones y los entornos que nos harían estar dando vueltas constantemente sobre lo mismo, impidiéndonos avanzar. Se trataría de romper la dinámica de la repetición, y salir en busca de algo nuevo… Rechazando instituciones como la familia o la religión, y buscando nuevos lugares y nuevas instituciones como la amistad, el asociacionismo, los grupos de autoayuda o espiritualidades alternativas para llenar nuestra vida de algo completamente distinto. Si pudiéramos olvidarlo todo, si fuéramos capaces de no actuar meramente de forma reactiva, si todo fuera nuevo, también nosotras y nosotros… Si pudiéramos padecer una amnesia selectiva, lograríamos ser quien realmente somos, y no lo que tanta opresión ha querido hacer con nosotras.
 
En el otro extremo nos encontramos con el recuerdo, haciendo lo que el Deuteronomio aconsejó al pueblo israelita: “te acordarás de que fuiste esclavo en Egipto y que de allí te rescató el Señor, tu Dios”. Tener siempre presente de donde salimos es la mejor manera de saber dónde no queremos volver a estar, es la vacuna infalible para que la nostalgia no nos juegue una mala pasada. El recuerdo puede ser una denuncia de las estructuras opresoras, una exigencia para implicarse en la realidad y transformarla. Nos ayuda a poner las cosas en su sitio, nombrando las acciones que tantas personas a las que queríamos quieren negar. El recuerdo es el espejo que ponemos delante de nuestra familia, iglesia y sociedad; para que vean reflejada su verdadera naturaleza homófoba. Pero es también un intento de dar coherencia a nuestra vida, sin renunciar a nada, otorgándonos un relato de continuidad, y evidenciando que somos unos supervivientes, que logramos escapar de la opresión que, en algún momento gracias a Dios y a nuestra determinación por vivir en libertad, vencimos. Y si vencimos una vez, eso significa que la heteronormatividad no es todopoderosa, que tiene pies de barro, y que la podremos volver vencer si intenta otra vez someternos.
 
La línea que va del recuerdo al olvido es larga, y cada persona transita entre ambos extremos. El olvido total es imposible, por mucho que lo pretendamos no podemos huir de nosotros mismos, porque somos en parte lo que anteriormente hemos sido. Hay tantas veces que saltan como resortes experiencias que pensábamos ya superadas, que no podemos negar las huellas que nos ha dejado la heteronormatividad y que siguen latentes debajo de nuestra piel, de nuestras emociones y comportamientos. Pero, por otro lado, sobre todo cuando hablamos con personas que actualmente están pasando por experiencias que nosotros hemos superado, nos percatamos de que el recuerdo tiene sus límites. Es difícil volver a tener el mismo miedo, la misma sensación de estar atrapado, que cuando vivíamos oprimidos por la heteronormatividad. El tiempo nos ha ayudado a olvidar parte de aquel infierno, y aunque las heridas pueden no haber cicatrizado del todo, es evidente que ya no están abiertas como antes. Huir de la opresión, solo es posible con la colaboración del olvido. Nuestra psicología es sabia, no podemos negarlo.
 
Cada cual podrá situarse hoy en un punto entre el olvido y el recuerdo, y mañana probablemente estará en otro. Sin embargo, me gustaría hacer dos breves observaciones sobre la manera de conjugar ambas dimensiones, teniendo en cuenta los dos textos bíblicos que he citado anteriormente. En el texto de Isaías sobre el olvido, en realidad está implícito el recuerdo; puesto que lo que el profeta quiere decir es que la liberación de las personas cautivas de Babilonia será mucho mayor que la que conocían por el relato de la salida de Egipto. Dicho de otra forma, no se debían limitar a lo ya vivido, a lo que habían recibido por tradición, porque siempre es posible una liberación mayor que no somos capaces de imaginar. El olvido por tanto en este texto, no es tanto la negación o el abandono del pasado, sino la denuncia de que ese pasado puede ser limitante. Es la llamada a la apertura, a la esperanza que siempre supera todo lo que anteriormente hemos vivido, al abandono de cualquier límite. Por otro lado, el texto del Deuteronomio habla del recuerdo poniéndolo en relación directa con el prójimo. Lo que pretende es un comportamiento ético justo hacia otras personas desfavorecidas como los extranjeros, huérfanos y viudas. No se trata de recordar para autoflagelarse, para vengarse, para victimizarse; sino que se hace una sociedad mejor cuando quienes hemos vivido oprimidos, al liberarnos, somos sensibles a otras opresiones con las que quizás estamos colaborando.
 
No olvidar el pasado, pero sin dejarse atrapar por él. No recordar lo vivido sin ponerlo en conexión con el presente, y con quienes tenemos cerca. Olvido y recuerdo tienen un difícil equilibrio para las personas LGTB, pero estamos abocados a intentar encontrarlo. Siempre está latente la tentación de decantarse por uno u otro, pero es una tentación engañosa, no es posible tal cosa. La única posibilidad real es compatibilizarlos, y lo más inteligente, es hacerlo de manera que siempre estemos abiertos a nuevas liberaciones personales, pero también colectivas. Olvidar y recordar; en realidad tratar de ser felices y hacer felices a quienes tenemos cerca.
 
ACERCA DEL AUTOR:
Carlos Osma es licenciado en Ciencias Matemáticas y profesor de un instituto de secundaria en la provincia de Barcelona. Es miembro de la Església Protestant Barcelona-Centre (Església Evangèlica de Catalunya-IEE).
 
Fuente: Homoprotestantes                 


Primo  Precedente  Senza risposta  Successivo   Ultimo  

 
©2025 - Gabitos - Tutti i diritti riservati